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- DECÁLOGO DE CM PUNK -

Para entender a CM Punk se necesita un croquis. En su regreso a WWE agradece al aficionado, que estuvo ahí apoyándole cuando ni siquiera él creía en sí mismo. En ese limbo se sitúa un carácter especial y muy distinto al resto. Acompáñame a descifrarlo.

¿QUIÉN ES AHORA?

CM Punk es un predicador que perdió la fe. Es un mártir de la mala praxis, es un líder de la oposición. Es un hombre con altavoz y megáfono que está harto de los convencionalismos, del status quo, del establishment y del nepotismo del wrestling. Es un luchador que buscó una alternativa cuando no la necesitaba, que encontró un oasis que acabó siendo un espejismo. Ya no es la voz de los que no tienen voz. Ya no es el que suelta verdades como puños. Ya no es el renegado, el outsider. Ahora es la estrella. Se convirtió en lo que juró destruir. Y, con todo, orgullo tragado incluido, sigue siendo el maldito CM Punk.

¿DE DÓNDE VIENE?

Viene del subsuelo. De caer a lo más bajo. De demostrar que su inestabilidad era demasiado para AEW. "Estoy rodeado de niños", dijo. Intentó imponer su visión, su leitmotiv. No lo consiguió. Sus métodos, más que ayudar, provocaron una brecha considerable entre sus aliados y sus detractores. Se llegó a colocar un programa televisivo de por medio, para que no se viesen las caras. Aquél estado de las cosas era diferente a sus etapas previas, pero él era el mismo: condenaba frontalmente lo que creía que no estaba bien. Eso no le exime de culpa, sin embargo. Si crees que estás rodeado de niños no puedes rebajarte a su mismo nivel. La infame rueda de prensa de All Out, la pelea con The Elite, los encontronazos con Hangman Page y Jungle Boy, las amenazas a Tony Khan. No son solo muescas en el revólver. No son solo heridas de guerra. Son momentos que definen también tu carrera.

¿QUÉ BUSCA?

Ahora tiene una (pen)última oportunidad. Para engordar su ego, para resarcirse, para conseguir lo que nunca pudo. El 'main event' de WrestleMania es lo que se le resistió a un tipo que no se le resistía nada. Se lo achacó a los poderes fácticos, a una conspiración judeomasónica. Quizás tenía razón. En este instante, más que nunca, lo ve cerca. Si no es ahora ya no será nunca. CM Punk tiene que hacer 'check' a esa casilla y WWE debe ofrecérselo. Títulos ya tuvo. Le falta el broche.

¿QUÉ SUPONE PARA WWE?

WWE no necesitaba a CM Punk tanto como CM Punk a WWE. La empresa hipoteca otras historias y las supedita a su figura. Tomaron una decisión, una controvertida, y ahora tienen que capitalizar. No pueden quedarse a medias. Si tienen que defenestrar a los Drew McIntyre, a los Randy Orton, a los Seth Rollins, al Judgment Day... que así sea. Son funambulistas en plena actuación. Ya no puedes dar marcha atrás. WWE ya escogió. Prefirió el debate, la polémica y los números al plan establecido. Es lícito. CM Punk ha explotado todos los registros en redes de la empresa, ha llevado a gente que hacía años que no veía el producto a interesarse. Cuando compras la marca CM Punk compras todo ello. También la volatilidad, las dudas, las reticencias. Compras el pack completo. Para WWE es poner sobre la mesa una cuestión, sea verdad o no: tienen el poder para hacer lo que les plazca. Lo firman porque pueden. No les hacía falta, pero les apetece. No era indispensable, pero quieren mandar un mensaje. Es una declaración de intenciones. Un intento de recordar quién manda. Quieren decirle a la gente que lo que no acabó de funcionar en AEW puede hacerlo allí.
¿DÓNDE QUEDA AEW?

En el mismo sitio. No se ha movido un ápice. Es AEW la que echa a CM Punk y no al revés. No lo querían. Era una situación insostenible y también tuvieron que decidir: mantenemos el aliciente para AEW Collision, mantenemos la historia del campeonato real de AEW o lo tiramos todo por la borda. No quiero imaginar cómo lo vieron de oscuro para tomar la determinación de despedirle. CM Punk se había peleado con todo y con todos. Lo que construía en el ring lo deconstruía fuera. Se creía que sería un genio dadivoso, pero acabó con la crisis de los cuarenta. Se le notaba frustrado por las lesiones y por lo que tenía alrededor. Sin Punk, que fue un lastre en su última etapa en AEW, la empresa tiene ahora una dicotomía que atajar: el hueco que deja en el cuadrilátero y el que deja en lo económico-empresarial. El primero lo ha solventado sin muchos aspavientos. El segundo lo descubriremos en la renovación de contratos televisivos con Warner Bros. Discovery.

¿CÓMO SE LE RECORDARÁ?

Como a un ídolo. Como a una leyenda. El tiempo lo edulcora todo. La nostalgia apretará y lo reconoceremos como a un luchador que cambió el juego, que propuso nuevas normas y que nos pegó muchos días a la pantalla. Hablaremos de CM Punk y citaremos sus títulos mundiales, su carrera en ROH, el verano de 2011 en WWE y los siete años que el público se pasó coreando su nombre hasta que lo vieron de vuelta. Sí, se hablará de su actitud irreverente, de sus polémicas, de sus peleas, de sus ideales. Pero siempre como alguien que lo modificaba todo a su paso.

CM Punk es el mito de la caverna de Platón. Nunca sabes si lo que ves es el mundo real. No sabes si lo que ves de CM Punk te ciega. No sabes si vas a poder enseñarle al resto lo que viste tu. Quizás creen que, como a Sócrates, el viaje te ha dañado. O quizás confían en ti. Es un salto de fe, siempre, con CM Punk. El indudablemente eterno y polarizante CM Punk.