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Comentarios
Me gusta Kant, de lo poco que he leído de él, el super hombre, la cosa en sí, algún estudio docente... El problema de la filosofía es cuando va ligada al Estado y a sus instituciones, dentro de ellas, la mayor parte de medios de comunicación oficialistas al servicio del poder. Cuando citas a Kant y su disyuntiva final acerca de los dos conceptos de moralidad y su objeto en sí, estoy muy de acuerdo, lógicamente son antagónicos el uno del otro. Con Weber, también cuando expresa la idea de políticos embaucadores. O con Voltaire, cuando señala el uso que se hace de la moral. Mi opinión es que la ética y la política no son buenos amigos de viaje. Un político del arco parlamentario que diga una cosa, haga otra muy distinta cuando previamente ha prometido que cumplirá con su programa, mejor o peor ideológicamente, para luego esperar prebendas, no actúa desde los principios. Como la filosofía determina una toma de posición y un punto de vista de las cosas, también hay que saber si desde las corrientes qué apoyaban ciertos filósofos, si a la monarquía clasista, al Estado griego de las polis que separaba a los ciudadanos ricos de los esclavos, por ejemplo, etc, hay que estudiar la naturaleza de lo que se dice, quién lo dice y para qué. Por eso, me gusta que hagas esas distinciones entre filósofos y gobiernos, que en la actualidad actúan en connivencia como un agravio comparativo con la justeza de los principios. Otra cosa también interesante que mencionas es el tema de los principios, precisamente, porque entiendo que quieres decir que éstos no son negociables y por la regla de tres contraria en política, respecto de esto último, por lo general, ocurre de forma oportunista, un hecho reiterado: abunda la difusión de la digifilosofía y en los Mass Media, abunda la figura del politólogo, ambos viven de la política de una u otra forma. Ahora bien, si defendieran ideas hacibles para que en los hechos y de forma materialista se transformara la sociedad en beneficio de la mayoria, entonces sí podríamos establecer una analogía con la ética o la moral, en tanto en cuanto, son elementos subjetivos, de todos modos. Por tanto, para que lo que digan los políticos sea creíble, deben hacer cumplir de verdad lo que prometen y no publicitar lo que dicen como algo probable o inasumible o asumible teóricamente, en función del barco que les lleve, o de la corriente menos turbia. Como siempre, me haces reflexionar, este tema es clave y lo podemos observar en la actualidad candente y en la presente coyuntura. Me ha gustado mucho el post. Y disculpa la extensión del comentario. Un abrazo