GENESIS II: Los Dioses del valle del Indo
De Corrado Malanga
PDF en: https://protocoloedc.blogspot.com/
Introducción
En el articulo anterior con el titulo “Génesis” tomábamos en consideración, como el
panteón de los alienígenas, el bestiario que nos han descrito durante centenares de
sesiones de hipnosis regresivas que hicimos a nuestros abducidos, era prácticamente
calcado a la descripción de los Dioses, tanto del panteón hebraico que del egipcio.
La Cábala hebrea como representación del universo, se adapta totalmente a la descripción
de nuestros abducidos y no nos escapó el hecho de que este panteón derivase de una
cultura pre-hebrea, o sea, egipcia y babilónica.
Antes de seguir en este escursus, retrocediendo en el tiempo, debemos detenernos una
vez más en algunas cuestiones. La primera está relacionada con el falso monoteísmo
hebraico-israelita. Los hebreos, de hecho, no son un pueblo monoteísta, sino monolatra.
Es decir, de todos los Dioses que tienen, reconocen solo a uno de ellos como superior a
los demás y adoran aquel que es el fundador, según las tradiciones de su pueblo, Israel;
un verdadero ejemplo de estado-iglesia, como el Vaticano o como el Tibet por ejemplo,
donde como iglesia-estado, se entiende aquel estado, en el cual, el jefe del gobierno es la
divinidad fundadora.
De algún modo, también el antiguo Egipto era la representación de un estado-iglesia,
donde la casta de los sacerdotes era en realidad aquella, a la cual, de hecho, era
entregado el poder y donde el Faraón era una manifestación de Dios en la tierra: un poco
como el Papa o el Dalai Lama hoy. Por ejemplo, cuando la figura de Moisés, (figura, como
hemos dicho, en realidad ligada al faraón monoteísta Tuthmoses tercero), encuentra Dios
en el desierto, éste se le presenta así:-
“Yo soy el Dios de Abraham… ¿quieres que sea también el tuyo?”
Thutmoses, el hijo de Thut, acepta: y desde aquel momento, el Dios JHWH será aquel
elegido entre todos los demás.
Ya habíamos señalado cómo los hebreos se habían efectivamente apropiado el panteón
de los dioses egipcios, donde JHWH “parece” actuar (usurpando: -N.d.A.) el papel del Dios
de la primera generación, es decir, del “no nacido”, o sea, Amón, mientras que la figura de
Jesús es reconocida como RA, el Dios del sol.
Aunque los egipcios, de hecho, habían robado esos dioses a la cultura babilónica, hay que
remarcar también, que si por un lado es verdad que retrocediendo en el tiempo los
recuerdos y las leyendas se van “difuminando”, también tenemos que decir que, (como en
el juego del teléfono sin cables), a medida que se llega a la fuente del mito, éste se vincula
más con la realidad que describe.
Por lo tanto, si volvemos atrás en el tiempo, necesariamente debemos remplazar a Jesús
con Cristo, o sea, Krishna.
¿Pero, quién es en realidad Krishna? y ¿en qué modo está relacionado con la descripción
del panteón de las deidades-diablos-alienígenas, que hemos construido en el trabajo
anterior, llamado Génesis?
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El retorno a las raíces
En el trabajo anterior (Génesis), nos referíamos a los simbolismos ligados a la creación,
así como nos los describían los abducidos, es decir, partiendo desde la Conciencia que
creaba a dos creadores y así sucesivamente.
Pudimos demostrar con facilidad, cómo todo estaba perfectamente descrito en la Cábala
hebrea.
(Corona, Inteligencia, Sabiduría,
Conocimiento, Fuerza, Amor, Belleza,
Esplendor, Eternidad, Fundamento,
Reino).
(Conciencia, segundo Creador, primer Creador,
Alma del segundo Creador, Adán Kadmon (HP),
hombre con Alma, alienígena incorpóreo,
alienígena corpóreo, hombre sin Alma, Golem.)
En ese momento estábamos listos para dar otro paso atrás, a la búsqueda de los Dioses
del Valle del Indo, es decir, de los extraterrestres descritos por los habitantes de este
planeta, desde hace más de 12.000 años.
En el mito está todo escrito, por lo tanto, siguiendo el mito y sus leyendas descubriremos
una increíble superposición de puntos de vista que va más allá de cualquier espacio y
cualquier tiempo, para demostrar, una vez más, por si hubiera dudas, que el mito está
dentro del hombre porque no existe pasado, presente, ni futuro, sino que todo sucede
ahora y por tanto, el mito representa la descripción de la realidad atemporal con todas sus
deidades y sus leyendas, que eran, son y serán. Lo único que cambia es la interpretación
que nuestra mente tiende a hacer, debido a los diferentes condicionamientos que figuran
en cada uno de nosotros.
El mito de Oannes, el hombre pez
Lo que nos puso en el camino de regreso hacia los orígenes, fue la figura de una divinidad
antropomorfa con forma de pez, propia de las civilizaciones africanas y babilónicas,
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cuyo mito, obviamente, se ha reciclado hasta nuestros días. Esta divinidad había atraído
nuestra atención porque durante la descripción del bestiario alienígenas, por parte de
nuestros abducidos, (alienígenas, además a menudo antropomorfos), asistíamos a
descripciones de serpientes, anfibios, insectos, volátiles, mamíferos, pero extrañamente
faltaba un personaje, que en cambio deberíamos haber esperado: el pez.
Faltaba el alienígena pez. ¿Tal vez faltaba el Dios
pez? Incluso en la reconstrucción ficticia de los
alienígenas de Star Treck, (la afortunada serie
televisiva que trata de los americanos a la
conquista del espacio), existían las entidades
peces, los Galamitas.
Pero, curiosamente, estas entidades no salieron
en nuestros trabajos con la hipnosis regresiva.
Decía que se llamaba Oannes. Según la mitología
de Oriente, vino desde el Mar Eritreo y era un
animal dotado de raciocinio; todo su cuerpo era
como el de un pez; debajo de la cabeza de pez
había otra cabeza, tenía pies humanos añadidos a
una cola de pez. También su voz y su lenguaje
eran humanos y articulados. Oannes permaneció
entre los hombres, sin comer, les enseñó las
letras, las ciencias, las artes y las artes técnicas, incluida la agricultura, ya que eran
todavía muy primitivos. Cada noche volvía al mar y se mantenía en el agua, por ser
anfibio; también escribió un libro sobre el origen de las cosas y sobre la manera civilizada
de vivir. Después de él aparecieron otros seres semejantes a él, llamados APKALLUS.
Sobre el nombre Oannes se hicieron muchas hipótesis: lo relacionaban con el Dios marino
Ea (Ea-khan = Ea el Pez), o incluso con Joannes, Juan el Bautista, o Joanas, Jonás.
¿Quién o qué fue realmente el misterioso
ser? Una criatura fantástica y leyendaria,
a la que atribuir la súbita evolución de la
sociedad humana, o como afirman muchos
investigadores de ovnis, un visitante del
espacio en una misión en la Tierra?
Esta última idea, la tiene el erudito alemán
Ulrich Dopatka, al cual no cuesta en ver en
el “cuerpo de pez” el recuerdo deformado
de un traje espacial anfibio. “Oannes”, dice
Dopatka, es un nombre que en el idioma
antiguo sirio significa “El extranjero”. El
primero a hablar de Oannes es el patriarca
bíblico Enoch, “…raptado hacia el cielo por
un viento impetuoso y llevado a una Gran
Casa de cristal, en presencia de los Hijos
de los Santos”, los Osannes u Osannini (u
Osanneses -n.d.t.).
Así es como se describe aquel extraordinario encuentro antediluviano, en la versión etiope
del “Libro de Enoch” (Siglo II-I a.C.). “Sus trajes eran blancos y sus rostros trasparentes
como el cristal”, escribe Enoch.
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