A finales del año de 1886 Dolores Correa Zapata publicó la composición por la que quizá sea más reconocida a la fecha "La mujer científica". Este poema fue bien recibido por la prensa, recordando que su objeto principal era demostrar que la ciencia es un atributo que no debe negarse a la mujer del siglo XIX.
El poema en dos cantos tiene varias referencias que aluden al estándar de igualdad en el que se deberían encontrar los hombres y las mujeres para el acceso a una educación científica como una forma autónoma de pensamiento y decisión. Aquí el primer canto:
¿Quién ha dicho que al hombre solo es dado
cruzar la senda de la ciencia vasta,
para regar después en su camino
la luz fulgente que la ciencia mana?
¿Por qué no tiene la mujer derecho
de abarcar con la luz de su mirada
los misterios que al sabio se revelan
y al ignorante la creación le guarda?
¿No dijo Dios también: yo doy al hombre
otro ser de su ser, alma de su alma,
de su misma costilla la he formado.
¿Compañera le doy, y no vasalla?
ENTORNO FAMILIAR
Dolores Correa Zapata nació el 23 de febrero de 1853, en Teapa, Tabasco. Fue profesora, escritora, poetisa y defensora de los derechos de la mujer. Sus padres fueron el político liberal y educador yucateco Juan Correa Torres y la educadora tabasqueña María de Jesús Zapata Roig.
Fue la tercera de al menos ocho hijos del matrimonio Correa Zapata, que incluyeron al educador y funcionario Alberto Correa Zapata, el escritor Juan Correa Zapata, el abogado Armando Correa Zapata y la novelista Teutila Correa de Carter.
PRIMEROS AÑOS
Dolores Correa Zapata vivió su infancia y parte de la adolescencia en la ciudad de Mérida, donde su padre llegó a desempeñar el cargo de jefe Político en el año 1863. Para 1867, la familia Correa Zapata regresa a Tabasco, esta vez a la ciudad de San Juan Bautista (ahora Villahermosa). En esta ciudad sus padres fundarían dos colegios: el "Instituto Ocampo" para varones, dirigido por su padre, y junto a él, el Colegio María, para señoritas, dirigido por Dolores y su madre, primeros y únicos establecimientos particulares de aquella época en que la instrucción era solamente laica.
En aquellos primeros años de docencia es que Dolores comienza a pulir sus habilidades como escritora, colaborando en "El Recreo del Hogar", periódico fundado por Cristina Farfán.
VIDA PROFESIONAL
Para poder presentar el examen profesional y ser profesora titulada, Dolores se mudó a la Ciudad de México en el año 1884. Poco después, el 19 de junio del mismo año presentó su examen profesional en el Antiguo Colegio de la Encarnación donde "fue replicada en geografía, cosmografía, aritmética y sistema métrico decimal, español y pedagogía". El célebre geógrafo mexicano Antonio García Cubas fue uno de sus sinodales.
En 1889 comenzó a trabajar en la Normal de Profesoras como bibliotecaria y en 1890 como subdirectora de la Escuela de Instrucción Primaria anexa a la Normal. En la última década del siglo XIX publicó el libro "Nociones de instrucción cívica, de derecho usual y de economía política", que se volvería texto oficial para las primarias de niñas. El 27 de noviembre de 1896 fue nombrada maestra titular de la clase de Economía Doméstica en la Normal de Profesoras, y en el mismo año publicó su segundo libro de texto "La mujer en el hogar".
OBRA LITERARIA
Al mismo tiempo que realizaba sus funciones del magisterio, la maestra Correa Zapata se dedicó a cultivar la poesía publicando en 1886 su primer libro de versos dedicado a su madre, titulado "Estelas y bosquejos". Su obra mostraba una gran inquietud social, como puede verse reflejado en “Tipos sociales" donde reunió títulos como: "El poeta", "El esclavo", "La mujer cristiana" y "El ángel del hogar". En 1917 sale a la luz su segundo libro de versos titulado "Mis Liras".
También fue frecuente colaboradora de la revista "Violetas de Anáhuac", donde publicaría composiciones literarias que reflejan las inquietudes de las mujeres ilustradas de la época. Más de cincuenta poemas y ensayos se publicaron en sus páginas, se mencionan algunos:
A Tabasco (1887), La Suicida (1888), La Loca del Cementerio (1888), El Ángel del Hogar (1888), Recuerdos de Puyacatengo (1888), La Mujer Científica (1888), El Poeta (1888), Al Grijalva, en la inundación de 1870 (1888), Estelas y bosquejos (1888), Un mendigo (1888)
FEMINISMO
El segundo canto de "La mujer científica"(1888), relata los pesares de una mujer de la época que decide perseguir el conocimiento científico, señalando las incongruencias de los hombres de la época que avanzan las ideas del progreso sólo para ellos, sometiendo a la mujer a un estándar doble de luz moral del hogar y la sociedad, pero también mercancía de uso y descarte. Seguramente para Dolores, como para sus compañeras, fue muy difícil navegar las expectativas de hombres y mujeres de la época sobre lo que era apropiado, dejando entrever sus propios pesares a través de los personajes presentados.
¡Ay, señor! Yo no sabia
que ese don precioso y bello,
de Dios divino destello
que llaman sabiduría;
don de preciosa valía
que es del hombre el mejor don
fuera en la mujer baldón,
como un estigma maldito
que deja pronto marchito
su sensible corazón.
¡Pobre de mí! generosa,
brindé mi sangre, mi vida,
y como ofrenda ofrecida
en mi vía dolorosa,
me hice a los hombres odiosa,
de las mujeres odiada,
y fui tal vez envidiada
por ceñirme esa corona,
que ni el hombre me perdona
ni es por ellas perdonada.
la condición de este siglo
que de las luces se nombra,
y deja a la oscura sombra
condenada a la mujer,
dando esos tristes ejemplos
que palpamos en el dia:
que es la mujer mercancía
y el hombre su mercader.
En la introducción de su libro "La mujer en el hogar", Correa Zapata refrenda sus posturas haciendo una defensa del feminismo:
“Hay todavía quienes ignoren lo que significa feminismo y hay también quienes vean o finjan ver en él, una ridiculez, un disparate, suponiendo que el feminismo consiste en la necia pretensión de que las mujeres cambian su papel, por el de los hombres, obligando a éstos a que hagan papeles de mujer. No obstante, entre la gente seria, el feminismo es el grito de la razón y de la conciencia, proclamando justicia, porque el feminismo consiste en levantar a la mujer al nivel de su especie, al de la especie humana. Y esto sólo puede lograrse proporcionándole los medios de llenar sus necesidades físicas, intelectuales y morales, para lo cual es indispensable concederle el derecho de ejercitar su actividad, el derecho de trabajar, el de ser útil en proporción a sus facultades”.
En 1904 formó parte de la primera asociación feminista de México que tuvo sus orígenes en la Escuela Normal de Profesoras. Esta red de mujeres conocida como "La Sociedad Protectora de la Mujer" reunió a una generación de mujeres escritoras, maestras y mujeres desiguales para los roles que la sociedad de su época exigía.
La maestra Lolita, como le decían cariñosamente, fundó ese mismo año el periódico "La mujer mexicana", enseguida se convirtió en el órgano informativo de la sociedad que influyó en las siguientes generaciones de feministas que defendían los derechos sexuales de las mujeres, pedían una reforma al Código Civil para que tuviera un carácter más equitativo para las mujeres. Por este medio publicaron las expresiones más francas de sus emociones, seguramente una de las pocas vías con que las mexicanas del siglo XIX-XX contaban para dar rienda suelta a sus sentimientos más íntimos. Un ejemplo de ello es el siguiente escrito:
De naturaleza delicada, porque fuerte y robusta parece un tipo vulgar; de carácter humilde, dulce y débil, para que no impere en el hogar más voluntad que la del esposo, y sobre todo, que no sea sabionda, porque la ciencia vuelve a la mujer orgullosa y la descompone, lo que más importa es que sepa las labores propias de su sexo, da gusto verla con la cabeza inclinada y los ojos bajos; cuando habla es para decirle a su marido: "Como tú quieras, lo que tú mandes". Y qué sencilla en su conversación; sólo se le oye hablar de su canario, de su gatito y de sus flores. Pero, sobre todo, qué manos tan primorosas, ¡esa criatura es un hada! Todo esto significa que la niña está flaca y pálida, porque está anémica por indolencia, o quién sabe si es indolente por anémica. Que aprueba todas las ideas de su marido porque no tiene ideas propias; que no hace su propia voluntad porque es incapaz de tenerla. Que habla del canario y del gato, porque si no fuera eso, no podría hablar de otra cosa. Y que, en vez de desarrollar su inteligencia, le hicieron perder el tiempo miserablemente haciéndole aprender a pespuntar camisas; y que sabe hacer tejidos de crochet, randitas y deshilados... cuántas veces el marido protesta amargamente contra la mujer, cuya educación la constituye en el mueble más inservible de la casa.
SU LUZ SE APAGA
Dolores Correa Zapata, una mujer con convicción firme por educar y formar, cumplía 71 años de edad, su cuerpo cansado pedía reposo, con nostalgia evocaba a su Tabasco amado, a los paisajes de su Teapa querido; finalmente los ojos de la ilustre tabasqueña se cerraron para siempre el 24 de mayo de 1924, en la Ciudad de México.
Hoy día, varias escuelas y calles llevan su nombre, pero realmente ¿alguien la recuerda?, ¿saben quién fue?, ¿leen sus escritos? Tal vez solo quedó huella en aquellas mujeres que defienden su derecho a la educación, al trato digno y respetuoso Ojalá las nuevas generaciones femeninas escudriñaran su obra, seguramente una luz cristalina abriría sus mentes para reencontrar sus valores.
Referencias:
«Historia Feminista Mexicana». PUEG-UNAM.
http://www.scielo.org.mx/scielo.
«Efemérides del periodismo mexicano: Dolores Correa y Zapata».
https://es.wikipedia.org/wiki/Dolores_Correa_y_Zapata
Créditos del audio
Guion: área creativa del CECOM (Centro de Comunicación)
Locución: Maira Salmerón, Rosa Isela Rosales. Juan Manuel Guzmán
Corrección de estilo: Xchel Aurora P. Palafox. Aurora Palafox León,
Logística en redes y apoyo técnico: Jairo León Pérez Palafox.
Realización: Juan Manuel Pérez Guzmán para radio UJAT 107.3 F. M. de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
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