La bestia en la cueva - H. P. Lovecraft

La luna deslumbrante asuman entre los árboles lo oscuridad de la noche lo inunda todo y una tenue niebla comienza a aparecer adentrarse en el bosque busca el árbol viejo siéntate a su lado ponte cómodo si eran los ojos y escucha a la historia que traen hasta las criaturas de la noche bienvenidos estos son los cuentos del bosque oscuro la bestia el juego de gol félix locura lo horrible conclusión creció había ido abriendo paso en mi espíritu pero ahora una terrible seguridad estaba perdido perdidos y no espero avanzó en el amplio recinto de la caverna del mambo miro hacia donde miras no podía encontrar ningún objeto de referencia para alcanzarlos salido no podía mi razón albergar lo más ligera espero onza devolver jamás a contemplar la bendita luz del día ni de paseo por los valles y las colinas agradables del mundo exterior espero se había fumado sin embargo educado por una vida de estudios filosófico obtuve una satisfacción no pequeña de mi conducta de esa pasión nada porque aunque había leído con frecuencia sobre el salvaje frenesí en el que caían las víctimas del situaciones similares no o experimente nada de esto sino que permanece tranquilo tan pronto como comprendí que estaba perdido tampoco me hizo perder la compostura la idea de que era probable que hubiese pagado hasta más allá de los límites en los que se buscaría si había que morir reflexione ya caverna terrible pero un majestuoso sería un sepulcro mejor que el que pudiera ofrecerme cualquier cementerio había en esta concepción una dosis mayor de tranquilidad que de desesperación mi destino sería perecer de hambre estaba seguro de ello sabía que algunos sabían enloquecido en circunstancias como ésta pero yo no nada del causante de mi desgracia me había separado del grupo de visitantes sin que el guía lo advirtiera y después de pagar durante una hora por las galerías prohibidas de la caverna me encontré incapaz de volver atrás por los mismos senderos tortuosos mi antorcha comenzaba a expirar pronto estaría envuelto en la negrura total mientras me encontraba bajo la luz débil y eva decente medite sobre las circunstancias exactas en los que se produciría mi próximo fin recorder los relatos que había escuchado sobre la colonia de tuberculosis los que establecieron su residencia en estas frutas tratando de encontrar la salud en el aire sano al parecer del mundo subterráneo cuya temperatura era uniforme