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Fuente:http://www.mundoconmisojos.es/?p=3709
importante mensaje al final del texto, en ver detalles también....
LAS 7 HERMANAS, EL CLUB BILDERBERG Y EL COMITÉ DE LOS 300.
El G300:
Los Dueños del Mundo son los creadores del Tratado de Kyoto
El más gigantesco saqueo de recursos naturales en la historia de la humanidad
Por Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
Fundación Argentina de Ecología Científica
Este trabajo es una recopilación de datos que son de dominio público, aunque su difusión es muy limitada. Se han extractado grandes partes de libros y artículos publicados a lo largo de los años, cuyas referencias se dan al pie de cada capítulo. Sin embargo, la obra básica sobre el tema, en lengua Española, es el libro de Santiago Roque Alonso, “Cómo Funciona Realmente el Mundo”, publicado en Argentina por la Editorial Segunda Independencia ©, en junio de 2000. Aconsejo y aliento a los lectores a adquirir esta obra extraordinaria en librerías, o pedir informes a editorialsi@patriaargentina.org, o a editorialsi@uolsinectis.com.ar.
Primera Parte:
-Introducción
-Ordenando las piezas
-Las Siete Hermanas
-Complots y conspiraciones
-Guerras y Dinero-Mandrake
-Dinastías de Banqueros
Segunda Parte:
-El Club de los 1001
-La Familia Bronfman y la ADL
-Terrorismo Internacional
-El Círculo de la Droga
-Hong Kong, Gran Bretaña, y China Comunista
Tercera Parte:
-El Informe “Iron Mountain”
-El Movimiento Ecologista
-Hay Que “Podar” la Población
-El Genocidio de Ruanda
-Los Parques Nacionales – Vedados al Hombre
-El memorando NSSM-200
-Maurice Strong y el Fin del Mundo
-Conclusiones
Introducción
Como se demostrará en el informe, el Grupo de los 300, o G300 (así llamado por mí a falta de un nombre oficial más apropiado), es un grupo compuesto por alrededor de 300 a 400 personas que se conocen entre ellas personalmente, y determinan mediante su enorme poder económico y financiero, sus influencias políticas a través de funcionarios/empleados y agentes ubicados en posiciones clave, de los más importantes gobiernos del mundo, cuáles serán las políticas económicas, financieras y sociales que se implementarán cada año en el mundo.
Su poder alcanza a infiltrar todos los servicios secretos y agencias de seguridad del planeta, y los gobiernos o personajes que resultan molestos o inconvenientes a sus planes son eliminados de la manera más eficiente. Este grupo es el responsable del uso del movimiento ecologista como herramienta geopolítica para consolidar el nuevo status colonial al que han sometido a los países menos desarrollados. Su esquema básico de operaciones es la conformación de un cártel de bancos, entre los que se incluyen a diversos bancos Centrales del mundo. No hay poder económico o financiero que se les pueda oponer. Este grupo tiene la facultad de “crear dinero de la nada” (o el llamado dinero “Mandrake”) y corromper a cualquier persona que sea necesario.
Dado que sus miembros están imbuidos de la eugenésica y racista filosofía maltusiana, el principal enemigo que reconocen es la población en crecimiento en los países del Tercer Mundo. Entre sus acciones más notables para eliminar a este enemigo, se cuentan las campañas y subsiguientes prohibiciones de productos que eran “demasiado útiles a la humanidad” y facilitaban su crecimiento, como el DDT, los CFC, diversas sustancias químicas fundamentales para el desarrollo industrial y la salubridad pública y finalmente el diseño y puesta en práctica del Protocolo de Kyoto tendiente a la reducción de la actividad industrial y comercial mundial.
Ordenando las piezas
Walter Rathenau, Canciller de la República de Weimar, escribió un artículo publicado el 24 de diciembre de 1921 en el Wiener Press, donde realizaba un sorprendente e indiscreto comentario que terminaría costándole la vida seis meses más tarde: “Solamente 300 hombres, cada uno de los cuales conoce personalmente a los otros, gobiernan Europa de facto. Ellos eligen a sus sucesores entre los miembros de su propio entorno. Esos hombres tienen en sus manos el poder para impedir o terminar con cualquier estado de cosas que consideren irracional.” [[1]]
En abril de 1922 Rathenau firmó el Tratado de Rapallo, por el cual Rusia perdonaba a Alemania los pagos de reparación de guerra a cambio de tecnología industrial. Inglaterra protestó airadamente porque el tratado había sido elaborado a sus espaldas y preveía el desarrollo de los campos petrolíferos de Bakú, sin intervención Británica, lo que favorecería enormemente a Alemania y perjudicaría de manera especial al grupo de 300 hombres que Rathenau denunciaba, y que otros analistas conocen como el “Comité de los 300”.
Walter Rathenau fue asesinado misteriosamente en junio de 1922, dos meses después de firmado el tratado con Rusia y seis meses después de haber osado mencionar públicamente la existencia del misterioso grupo. Los asesinos de Rathenau fueron arrestados de inmediato pero, de manera significativa, la policía anunció más tarde que se habían “suicidado”, de modo que los móviles del asesinato y sus instigadores permanecerán para siempre en el misterio. A partir de este suceso se perdió toda posibilidad de recuperación económica para Alemania y se inició de inmediato el declinar del valor del Marco alemán: en diciembre de 1922 el marco cotizaba 7592 por Dólar, y en enero de 1923 Alemania declaró en cesación de pago. Para noviembre de 1923, el Dólar cotizaba a 50 millones de Marcos. El G300 había desencadenado la mayor hiperinflación de la historia.
La semejanza de este asesinato con otros asesinatos políticos famosos es impactante. John Kennedy, Indira Ghandi, Olof Palme, cuyos autores intelectuales permanecen en el anonimato, indica que no es necesario tener una imaginación afiebrada para relacionarlos con un poder oculto en las sombras, al que se puede identificar genéricamente como el G300. Las personas molestas, que hacen declaraciones inoportunas, proponen políticas inconvenientes para el grupo, son peligrosas y deben ser eliminadas. La eliminación de estas personas son “medidas profilácticas” necesarias para la supervivencia de un especial modo de vida de unas pocas personas que se han apoderado virtualmente del mundo.
Las Siete Hermanas
En esa línea de eliminación de personas peligrosas se recuerdan otros casos resonantes como los misteriosos “accidentes” de aviación del presidente de Panamá, General Omar Torrijos, el del presidente de la entonces petrolera estatal Argentina YPF (hoy finalmente en manos privadas europeas), Estenssoro, cuando se negociaban arreglos comerciales que dejaban afuera del negocio a las famosas “Siete Hermanas” del petróleo, el cartel petrolero que hasta hoy maneja los precios y las políticas petroleras del mundo, por más que la OPEC pretenda ignorarlo.
Son estas Siete Hermanas quienes parecen estar ligadas a la muerte “accidental” (en otro avión) de Enrico Mattei, presidente de AGIP italiana, quien había negociado exitosamente un tratado petrolero y gasífero con Irán, demasiado favorable para la recuperación económica de Italia y altamente desfavorable para el cartel de las Siete Hermanas. Su fin era previsible después de negociar con Rusia la provisión de petróleo de la región de Bakú, pagadero con tubos de acero italianos que permitirían a los soviéticos construir el gasoducto hasta Europa Central y amenazar el monopolio de las Siete Hermanas en la región. Para ello se construyó una acería en el norte de Italia, pero en 1962, un mes después de entrar la fábrica en servicio, Enrico Mattei murió en un accidente de aviación sospechoso por demás, cuando planeaba reunirse con John Kennedy para llevar adelante negocios relativos al petróleo de los Estados Unidos –el que las Siete Hermanas consideran de su propiedad exclusiva.
¿Quiénes son las Siete Hermanas? Terminada la Primera Guerra Mundial, las compañías petroleras americanas de Rockefeller y las inglesas forcejeaban para apoderarse del control del negocio del petróleo mundial. En poco tiempo se dieron cuenta de lo poco conveniente que era luchar entre sí y se decidieron a facilitarse las cosas. Enviaron representantes a una reunión que se realizó en Achnacarry, Escocia, para formar un cartel petrolero en beneficio mutuo. En 1928 se llega al secreto “Convenio Achnacarry“que dejaba delimitado el reparto del mercado y las regiones de poder de cada uno de los integrantes del cartel. Las siete principales compañías integrantes del cartel, conocidas como las Siete Hermanas, eran la Esso (Standard Oil de New Jersey), Mobil (Standard Oil de New York), Gulf Oil, Texaco, Chevron (Standard Oil de California), y las dos compañías inglesas Royal Dutch Shell y la Anglo Iranian Oil Co., (más tarde la British Petroleum, o BP).
Pecaríamos de ingenuos si atribuyésemos estos (y otros) accidentes de aviación a la fatalidad o a un pobre mantenimiento mecánico. Tampoco es aventurado pensar que el “Resumen para Hacedores de Políticas”[*] del IPCC está redactado para consumo de los 300 personajes que se han apropiado del mundo. No para orientarles y permitirles tomar decisiones, sino como un mero placer visual al contemplar cómo sus planes van tomando forma, lentamente al principio, y más aceleradamente hacia el final. Después de todo, lo que hace y dice el IPCC no es nada más que seguir las instrucciones sumamente precisas del G300, a través de la muy aceitada cadena de mando que ha establecido a lo largo de los años.
Muchos se preguntarán si en realidad existe este grupo de gente que actúa muy discretamente desde las sombras, con total libertad y sobre todo con absoluta impunidad, o si esta no es más que “otra de las tantas historias” de complots y conspiraciones que pertenecen más al mundo de la ficción literaria de Ian Fleming o John LeCarré que a la vida real. De un rápido repaso de la historia del mundo se puede comprobar de manera fehaciente e incontrovertible que la única manera en que el mundo ha sido conducido hasta hoy ha sido a través de conspiraciones, complots y asociaciones ilícitas de toda clase y calaña, desde pequeñas sectas religiosas a las masónicas más renombradas, desde sociedades teosóficas, filosóficas, eugenésicas, esotéricas, astrológicas, satánicas; grupos filosófico-políticos como los Venecianos, Illuminatti, Hobbistas, Fabianos, etc.
Complots y Conspiraciones
El complot, la conspiración ha sido desde siempre el más eficaz método de acceder al poder y mantenerse en él, enriquecerse y crear más poder todavía para acumular más riquezas, en un círculo vicioso en donde las Revoluciones más famosas apenas si han sido cuartelazos donde sólo han cambiado los funcionarios. La riqueza y el Poder siempre se han mantenido fuera del alcance de las clases menos favorecidas, es decir, la clase media y la proletaria.
Hay quienes creen aún que la Democracia tiene los mecanismos y las instituciones apropiadas para defenderse y evitar ser copada por grupos sin escrúpulos como el G300, y tienen la tendencia a creer que los gobiernos pueden, como “representantes” del pueblo, controlar los precios y los salarios por medio de decretos y leyes; creen que las medidas de “corto plazo” pueden tener éxito para contribuir a la salud económica de una nación y que los gobiernos “democráticos” tienen la capacidad y habilidad de manejar los parámetros de las economías nacionales y, en armonía con otros gobiernos, los parámetros de las economías del mundo entero. En esta tónica, esta gente un tanto ingenua, también parece creer que las previsiones y artículos del Tratado de Kyoto pueden llegar a tener algún efecto sobre las emisiones de dióxido de carbono y los niveles de este gas en la atmósfera para detener un “no-problema” conocido como “calentamiento global” y el “catastrófico cambio climático”. Todo parece indicar que esta gente tiene una fuerte tendencia a creer en los Reyes Magos.
Guerras y Dinero Mandrake
Sigamos ordenando las piezas del rompecabezas. Los miembros del G300 son dueños de cientos de fundaciones “filantrópicas” y “sin ánimo de lucro”, que en realidad son una muy elegante manera de evitar pagar impuestos al gobierno y contribuir con ese dinero a financiar organizaciones que sigan sus precisas instrucciones para aumentar y consolidar su absoluto dominio de la economía mundial. También es el G300 el controlador del Cártel de Banqueros que controla las finanzas mundiales y dicta las políticas monetarias de los Bancos Centrales de cada nación del planeta, con excepción de algunos pequeños países fuera del sistema como Cuba, Laos, o que carecen de importancia en el concierto mundial.
Se le ha dado llamar “Dinero Mandrake” al dinero que los banqueros, usando la magia del mago Mandrake, crean a partir de la nada. Esto va en contra de cualquiera de las leyes de la termodinámica, o de la naturaleza, en cuanto a que “nada se crea, todo se transforma”, por lo cual sería imposible crear riqueza de la nada. Pero los bancos sí pueden. El mecanismo es muy sencillo, pero si lo hace la gente común dará con sus huesos en prisión. Hace siglos los prestamistas comenzaron a guardar el oro, las joyas y monedas de los ricos en bóvedas a prueba de asaltos, y a cambio de ese servicio se les recompensaba con un cierto “interés”. Como la antigua religión Cristiana prohibía a los fieles prestar dinero a interés, ningún católico sentía deseos de prestar dinero y arriesgarse a que no se lo devolviesen y que su “amor al prójimo” les llevase a la ruina. Los cristianos no prestaban dinero, cosa que si hacían los judíos ya que no tenían esa restricción en su religión. Ellos podían practicar la usura sin límites mientras no fuese con otro judío, con lo que demostraban ser más prácticos y más inteligentes que los cristianos. De allí que las dinastías banqueras tengan un reconocido origen judío.
Los banqueros también se dieron cuenta de que sus clientes les pedían en devolución un pro-medio del 10% de las monedas de oro entregadas en depósito, de modo que comenzaron a prestar el 90% del capital entregado en custodia sin conocimiento de sus patrocinadores. De esa forma, por ejemplo, prestaban esas 90 monedas de oro, sabiendo (o esperando) que se las devolverían en tiempo y forma, con un suculento interés que compensaba la angustia de correr el riesgo de que sus depositantes supiesen del juego y fuesen hasta su banco para exigir la devolución de las monedas.
Para minimizar el riesgo de no contar con las monedas suficientes para devolver en caso de un reclamo inesperado, rara vez hacían los préstamos en metálico, es decir las monedas de oro en sí, sino que lo hacían en forma de “promesas de pago” escritas sobre un papel vistoso, lo que hoy se conoce como “pagaré”, “cheque”, “billetes de banco” o más comúnmente “papel moneda”. Todas esas formas financieras de pago no son sino “promesas de pagar una cierta cantidad de oro cuando sea reclamada”. Con ese mecanismo, los banqueros podían multiplicar su capital de manera virtual hasta el infinito porque esas 90 monedas de oro servían para “garantizar” innumerables operaciones de 90 monedas, de las cuales sólo se les reclamarían 10, de vez en cuando, de acuerdo a la experiencia comprobada.
Así era frecuente que de las originales 100 monedas de oro, el banquero hubiese realizado préstamos por un valor de 1.000 o 10.000 o un millón de monedas. Lo importante era que el deudor pagase en el plazo su préstamo para no correr el riesgo de no poder entregar el 10% del dinero reclamable por los depositantes. Se comprueba con claridad que en pocos años de “honesta” actividad bancaria un capital inicial de 100 monedas de oro se podía convertir en un capital nominal de un millón de monedas de las cuales 999.990 habían sido creadas de la nada, pero hechas realidad por los que habían pagado sus préstamos en tiempo y forma.
Es fácil imaginar que todo el sistema financiero es tan frágil como una pompa de jabón donde está encerrada esa cosa tan volátil que se llama Confianza, vigilada muy de cerca por esos hermanos que se llaman Miedo y Pánico. Normalmente, confianza mantiene a los hermanos “Miedo y Pánico” a prudente distancia, pero si alguna noticia permite que “Miedo y Pánico” salten sobre “Confianza”, entonces el sistema financiero mundial, esa pompa de jabón que flota en una selva de alfileres, se desvanecerá en el aire dejando una hecatombe social en pleno desarrollo. El sistema bancario, se vendrá abajo como un castillo de naipes.
Las técnicas financieras fueron variando y perfeccionándose hasta nuestros días, en que los banqueros hacen que sus pérdidas sean afrontadas por los gobiernos. Los banqueros tienen “simpatizantes” en los Congresos de todas partes del mundo que se ocuparon ya en el pasado de emitir leyes que “protegerían” a los depositantes de los desaciertos de los banqueros, haciendo que el Estado garantizara los fondos depositados en los bancos. Claro que para eso usan el dinero de los depositantes, que son quienes forman el Estado. Los banqueros jamás pierden. Se cobran del dinero de la gente. Toda la nación Argentina lo pudo comprobar como consecuencia de la crisis financiera de diciembre del 2001. Los bancos, avisados de antemano, se apoderaron de los depósitos de sus ingenuos clientes y los enviaron al exterior en efectivo. Contenedores enteros de dólares en billetes. Cientos de toneladas de billetes. Millones de sueños argentinos perdidos para siempre. Cuando los jueces hicieron abrir las bóvedas de los bancos para embargar dinero en efectivo, no hallaron ni siquiera el queso para los ratones. Quienes tienen la mala suerte de ser asiduos concurrentes a los casinos lo tienen muy claro: ¡la Banca jamás pierde!
Dinastías de banqueros
Todo comienza con la fundación de las dinastías de banqueros en Europa, en especial las dinastías Rothschild, Baring, Warburg, Lazard, Selignam, Schroder, Speyer, Morgan, etc. También forma parte de la historia del cartel de banqueros la creación del Banco de Inglaterra, que necesitaba canalizar las ganancias logradas por la Revolución Industrial y su incipiente Imperio Colonial, hacia actividades que consolidaran el Imperio y la dominación de mercados a escala mundial. El Banco de Inglaterra se creó para financiar las guerras coloniales de conquista de territorios, y más tarde para las guerras entre estados europeos, como las Napoleónicas, la Franco-Prusiana de 1870 y la I y II Guerra Mundial.
Los banqueros, reunidos en cártel financiero, decidían a quienes apoyar con sus préstamos y a quienes hundir negándoles su ayuda. Se recuerda que la viuda de Meyer Amschel Rothschild, el fundador de la dinastía Rothschild, escribió en 1847: “No se preocupe; no habrá guerra en Europa. Mis hijos no prestarán el dinero para ello.”
El historiador y analista W. Cleon Skousen describe en su libro “El Capitalista Desnudo” [[2]], el desarrollo de las dinastías financieras de J. P. Morgan y los Rockefeller en los Estados Unidos y la manera en que consiguen crear el sistema de la Reserva Federal de los EE.UU., y usarlo en su propio beneficio. Se pregunta el autor “¿Quién controla la Reserva Federal?, ¿Cuáles son las metas de la Reserva Federal y de los demás bancos centrales? ¿Cuáles son las metas de las familias de banqueros internacionales que controlan a los bancos centrales?” Inquietantes preguntas, por cierto, pero mucho más lo son las respuestas. En cuanto a “quien controla a la Reserva Federal”, Skousen prefiere explicar primero quien no la controla: el gobierno de los EE.UU., y lo explica: “Según lo hemos señalado antes, en Inglaterra las dinastías de las ‘familias de banqueros’ establecieron su control monopólico sobre las finanzas cuando fundaron al Banco de Inglaterra como una institución privada con la apariencia de una institución gubernamental oficial. Se habían creado centros de control financiero similares en Francia, Alemania, Italia y Suiza.”
Más tarde nos explica que el sistema de la Reserva Federal está compuesto de doce “Bancos Nacionales” aunque el único que tiene alguna importancia es el de la ciudad de Nueva York. Según Skousen, “este banco fue siempre administrado por alguien que congeniara por entero con los intereses de los bancos internacionales”. Se refiere al primer presidente de la Reserva Federal de Nueva York, Benjamín Strong diciendo: “Strong debía su carrera a los favores del Banco Morgan… en 1914 fue designado presidente del banco Reserva Federal de Nueva York, nombrado conjuntamente por Morgan y por Kuhn, Loeb y Compañía. Dos años más tarde Strong conoció a Montagu Norman y en esa ocasión acordaron inmediatamente colaborar bajo prácticas financieras que ambos reverenciaban.” [[3]]
Montagu Norman era entonces el presidente del Banco de Inglaterra, y el mentor de J.P. Morgan, quien le reverenciaba por haber sido el promotor de su carrera como banquero. Pero lo inquietante eran las “prácticas financieras reverenciadas” por la Reserva Federal y los demás bancos centrales. Los banqueros internacionales querían usar el poder financiero de Estados Unidos e Inglaterra para forzar a todos los otros países importantes a operar “a través de bancos centrales libres de todo control político, con capacidad para resolver todas las cuestiones financieras internacionales mediante mutuos convenios, sin interferencia alguna por parte de los gobiernos”. [[4]] Quigley describe las metas de más alto nivel de las dinastías de banqueros de la siguiente forma: “… nada menos que crear un sistema mundial de control financiero en manos privadas capaz de dominar al SISTEMA POLÍTICO de cada país y la ECONOMÍA DEL MUNDO, entendido como un todo. Este sistema debía controlarse a la manera feudal, con los bancos centrales del mundo actuando en forma concertada mediante convenios secretos fijados a partir de reuniones y conferencias frecuentes y privadas”.
El eje del sistema sería el Banco de Pagos Internacionales (BIS) con sede en Basilea, Suiza, conformado por un banco privado propiedad de los bancos centrales del mundo y controlado por ellos, los que a su vez constituían sociedades privadas. En manos de hombres del calibre de Montagu Norman del Banco de Inglaterra, Benjamín Strong de la Reserva Federal de Nueva York, Charles Rist del Banco de Francia, y Hjalmar Schacht del Reichsbank, cada banco central buscaba dominar a su gobierno mediante su habilidad de controlar los préstamos al Tesoro, manipular divisas, influir en el nivel de la actividad económica del país y actuar sobre los políticos dispuestos a colaborar por medio de recompensas en el mundo de los negocios”. [[5]]
También se pregunta Skousen sobre las metas propias de las familias dinásticas de banqueros que han conformado el poderoso cartel de banqueros mundial que se ha adueñado de la economía del planeta. Nos asegura Skousen algo que eriza los cabellos de la nuca a cualquiera que creía vivir en un mundo donde “el pueblo elige sus representantes y es soberano en sus decisiones”: “Existe un creciente volumen de pruebas que corroboran que los altos centros de poder político y económico han estado forzando a toda la humanidad hacia una sociedad global, socialista, de orientación dictatorial. Lo más incomprensible es el hecho de que este desplazamiento hacia la dictadura, con su inevitable destrucción de mil años de luchas para lograr la libertad, está siendo tramada, promovida e implementada por los líderes y los súper millonarios de las naciones libres, cuyas posiciones de influencia los hacen aparecer como los principales beneficiarios de una sociedad de libre empresa, orientada hacia la propiedad, una sociedad abierta en la que se ha logrado tanto progreso. Sobre todo, ellos deberían saber que, para que este sistema sobreviva, deben preservarse la libertad de acción y la integridad del derecho de propiedad. ¿Por que, entonces, los supercapitalistas intentan destruir estos derechos?”
El Dr. Quigley, como iniciado y colaborador del G300 da una respuesta tan asombrosa que parece, a primera vista, virtualmente inconcebible. La lógica se hace evidente después que se reúnen y se integran todas las referencias dispersas que existen sobre el tema, es decir, cuando se comienza a distinguir la imagen siniestra que muestra el rompecabezas a medio armar: “Que la jerarquía mundial de la dinastía de banqueros y los súper millonarios tiene como meta es apoderarse de todo el planeta y que lo haría mediante una legislación socialista si viene al caso, pero sin rehuir tampoco recurrir a una revolución comunista si fuera necesario.”
El Sr. Skousen dedica una gran porción de su libro a describir la manera precisa en que las elites bancarias y financieras prepararon el terreno y llevaron al poder y luego consolidaron a Stalin y Lenin, en Rusia, a Hitler en Alemania y a Mao Tse Tung en China, ¿Qué podemos esperar de estas personas que llevaron al poder a los tres más sanguinarios tiranos del Siglo XX y los hicieron confrontar entre ellos para beneficio de sus negocios y su poder universal. Hay que reconocer la razón que tenía Víctor Hugo cuando exclamaba en el Siglo XIX: “Pobre gente! Creen que mueren por la Patria, cuando en realidad mueren por unos pocos industriales.” Que forman parte del G300, por supuesto.
Grupos de Influencia
Nos proporciona W. Cleon Skousen una descripción de un grupo de influencia conocido como el Grupo Bilderberg, según la información que se tenía en 1970. Nos cuenta que: “…sus conferencias se realizan todos los años con carácter de cónclave maestro de planificación internacional. Son secretas y la asistencia se limita a los huéspedes especialmente invitados. Estos resultan ser unas 100 personas del círculo interno más alto, que representan las cuatro principales dimensiones del poder, o sea: las dinastías internacionales de banqueros, sus sociedades involucradas en grandes emprendimientos internacionales, las fundaciones norteamericanas exentas de impuestos, y los representantes del establishment que han obtenido altos cargos de gobierno, especialmente en el de los EE.UU”.
Estas conferencias están siempre presididas por el Príncipe Bernardo de Holanda quien, junto con su familia, goza de una enorme fortuna en la Royal Dutch Shell Oil Corporation. Cerca de él se verá siempre a David Rockefeller, que representa a su familia y especialmente a la Standard Oil de Nueva Jersey, una de las más importantes estructuras societarias que existen. Resulta interesante y significativo observar que en las últimas tres décadas, mientras ha habido revoluciones políticas en distintas partes del mundo, estas dos compañías terminan casi siempre recibiendo todas las concesiones de petróleo y gas natural. Esto vale especialmente para África, Oriente Medio, América del Sur y el Lejano Oriente. Además parece que las instalaciones de estas compañías figuran virtualmente fuera de los límites de los bombarderos de ambas partes de cualquiera de las guerras recientes. Mencionamos esto porque el Dr. Quigley parece estar en lo cierto cuando alega que: “las fuerzas políticas y económicas de la Tierra se están tejiendo para formar un gigantesco y monolítico poder global total”. [[6]]
II Parte
El Club 1001
Existe una sociedad muy real llamada el Club de los 1001, destinada a coordinar las acciones de los grupos ecologistas del mundo, fundado en 1971 por el príncipe Bernardo de Holanda, consorte de la Reina Juliana, de la Casa de Orange. El número de miembros está restringido a 1001 y sólo se ingresa por invitación. Todos los miembros pagan una inscripción de 10.000 dólares, los que se invierten en el fondo de $10 millones y sirve para financiar las operaciones de la agrupación ultra-ecologista multinacional Worldwide Fund for Nature, fondo Mundial para la Vida Silvestre, cuyas famosas siglas son WWF.[[7]]
El Club 1001 donó un edificio de oficinas en Gland, Suiza, donde actualmente tiene su sede el WWF y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Los miembros fundadores del club fueron seleccionados por el príncipe Bernardo y su primo hermano, el Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo, consorte de la Reina Isabel II de Inglaterra. Entre los miembros se encuentran representantes de las casas reales de Europa, ejecutivos de corporaciones y bancos de la corona británica, etc. En el club, como no podía ser de otra forma, figuran también importantes personalidades del crimen organizado. La lista que sigue es apenas una pequeña muestra de los miembros más notorios:
- Príncipe Bernardo de Holanda (fallecido): Nacido en Alemania el 29 de junio de 1911, como Bernhard von Lippe Biesterfeld, es el primo político de la princesa Victoria de Hoehenzollern, hermana del emperador Guillermo. En 1933, Bernardo se afilió al NSDAP, el Partido Nazi de Adolfo Hitler, con ficha de ingreso número 02383009 [*] y fecha 1º de mayo de 1933, renunciando con fecha del partido el 8 de enero de 1937, para contraer matrimonio con la entonces Princesa Juliana de Holanda. Su renuncia fue acompañada con una carta de despedida al Führer Adolfo donde estampa su firma después de escribir “Heil Hitler”. Fue reclutado por la inteligencia del III Reich e integrado en las famosas tropas de asalto SS, para posteriormente ser enviado a trabajar en la compañía química alemana IG Farben, la productora del gas Zyklon-B de las cámaras de exterminio y que siguió manteniendo negocios con la compañía química inglesa ICI, Imperial Chemical Industries, durante la II Guerra Mundial.
En 1953, Bernardo fundó la Sociedad Bilderberg (ya citada), que auspicia reuniones secretas de las élites unimundistas americanas y europeas. En 1961 fue cofundador del WWF [**] y nombrado primer presidente, ya que la figura del príncipe Felipe se hubiese visto “demasiado colonial” para quienes tendrían que sufrir la imposición de parques nacionales que pusieran a salvo (para la corona británica) los recursos naturales de la mayoría de los países de África.
En 1976 Bernardo fue sorprendido cobrando un soborno de $1.100.000 [***] dólares de la compañía de aviación Lockheed por sus “gestiones” para la compra de los cazas F104 de la Real Fuerza Holandesa. Renunció a la presidencia de la Sociedad Bilderberg y al WWF y al Club 1001, pero siguió cumpliendo funciones importantes tras bambalinas. Visto su “currículum”, suena algo hipócrita que se le prohibiese al padre de Máxima Zorreguieta asistir a la boda con el nieto de Bernardo y heredero al trono, por haber sido Ministro de Agricultura del gobierno de facto del General Jorge R. Videla, en la década de los 70.
Príncipe Henrik, Presidente del WWF Dinamarca.
Príncipe Sadruddin Aga Khan: Isabel II le dio el título en 1957, cuando dirigía París Review, publicación cofundada por John Train, ex Administrador de la Agencia de Protección del Ambiente (EPA) de los Estados Unidos.
- Príncipe Johannes von Thurn und Taxis (fallecido) – se llamaba así mismo “jefe de la inteligencia veneciana” y heredero de una de las familias principescas más poderosas del Sacro Imperio Romano. La familia tiene grandes extensiones de tierra en Baviera, Portugal, Italia y Brasil. Gracias a su papel de administrador de correos del imperio Habsburgo. Su padre Max fundó las nefastas Allgemeines SS de Hitler y las hospedó en el castillo de la familia en Baviera.
- Bertolt Beitz: Director de la Fundación Alfred Krupp von Bolen und Halbach; en 1953 se apoderó de las Industrias Krupp.
- Conrad Black: Presidente de la Corporación Hollinger, conglomerado de periódicos en Gran Bretaña, Canadá, los Estados Unidos, Israel y Australia. Después que se reestructuró el grupo de inteligencia británica War Supplies, Ltd., se le puso el nombre de Corporación Argus y más tarde se le cambió el nombre a Corporación Hollinger. La corporación es el portavoz de la Casa de Windsor y fue la que encabezó la campaña de ataques y calumnias en la prensa contra el presidente Bill Clinton.
- Barón Aubrey Buxton de Alsa: Vicepresidente del Worldwide Fund for Nature de Gran Bretaña. La familia Buxton ha dirigido el Barclays Bank.
- Peter Cadbury: Presidente de Preston Publications Ltd., presidente de George Cadbury Trust, la chocolatera que domina las economías del oriente de África.
- Dr. Luc Hoffman: Vicepresidente del WWF Internacional, y de la IUCN (1966-1969); director de Hoffman-LaRoche, la farmacéutica suiza.
- Alexander King: Cofundador del Club de Roma, en 1968 junto con Aurelio Peccei. Responsable del libro “Los límites del Crecimiento,” que revivió el argumento maltusiano de reducir drásticamente la población mundial.
- Jonkheer John H. Loudon: Caballero de la familia real británica y holandesa. Bernardo lo eligió su sucesor en 1971 para la presidencia en el WWF. Fue director ejecutivo del Royal Duch Shell Group; presidente de Shell Oil Co. hasta 1976.
- Sir Peter Scott: Caballero del Imperio Británico (fallecido). Presidente del WWF Internacional desde 1961, cuando se fundó; presidente de la Survival Service Commission de la IUCN desde 1963; fundador del Wildfowl Trust en Slimbridge, Gloucestershire en 1964.
- Maurice Strong: Vicepresidente del WWF Internacional hasta 1975. Primer director ejecutivo del Programa Ambiental de las Naciones Unidas hasta 1975; anteriormente fue secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Ambiente Humano, por dos años. Presidente del buró de la UICN. Subsecretario General de las Naciones Unidas de 1985 a 1987. El secretario general de la ONU le encargó dirigir la Cumbre de la Tierra, la famosa conferencia ecologista organizada por la ONU y celebrada en Río de Janeiro en junio de 1992. El gobierno Canadiense lo nombró presidente de Petro-Canadá (1976-78); en 1994 era presidente de Ontario Hydro, la compañía generadora de electricidad canadiense dueña de varios reactores nucleares.
- Gustavo Cisneros: venezolano multimillonario, arrimado a la familia Rockefeller y ligado a los círculos internacionales del lavado de dinero del narcotráfico. A principios de 1994 el banco de la familia Cisneros, el Banco Latino fue intervenido por el gobierno de Venezuela. Su hermano Ricardo, uno de los directores del Banco Latino, estuvo prófugo de la justicia durante mucho tiempo. La familia también manejaba BIOMA, un grupo ecologista venezolano, clausurado después de armar un escándalo ficticio contra pescadores venezolanos porque supuestamente mataban delfines.
- D. K. Ludwig: (fallecido) – empresario que hizo su fortuna depredando los bosques tropicales del Amazonas. Posteriormente ayudó al gangster Meyer Lansky, jefe de la mafia judía de Nueva York, a establecer su imperio de lavado de dinero de las drogas en las Bahamas.
- Fred Meuser: El agente que le dio $1.100.000 dólares al príncipe Bernardo de la Lockheed Corporation.
- Tibor Rosenbaum: (fallecido) – Primer jefe de logística de la agencia de inteligencia israelí Mossad. Su Banque de Credit International, con sede en Ginebra, fue identificado por la revista Life en 1967 como el centro de lavado de dinero de Meyer Lansky. Junto con el mayor Louis Mortimer Bloomfield (fallecido y miembro del Club 1001), la red de Rosenbaum financió Permidex, la corporación que el fiscal Jim Garrison acusó de ser el vehículo encargado del asesinato de John F. Kennedy. La inteligencia francesa señaló que Permindex lavó 200.000 dólares en el BCI de Rosenbaum para financiar varios intentos de asesinato contra el general Charles de Gaulle.
- Robert Vesco: Fugitivo internacional; se dice que él es “la conexión estadounidense” del Cartel de Medellín. Comenzó bajo los auspicios de la rama suiza de la familia Rothschild para apoderarse del Investors Overseas Service (IOS) de Meyer Lansky. La última vez que se supo donde vivía fue en La Habana, Cuba, protegido por Fidel Castro.
- Antón Rupert: Cofundador del Club 1001 y presidente del WWF en Sudáfrica. Rupert es propietario de la compañía tabacalera Rembrandt y protegió a Sir Stewart Menzies, jefe del MI-6 británico durante la Segunda Guerra Mundial.
- Sir Kenneth Kleinwort: propietario de Kleinwort Benson, uno de los bancos británicos más antiguos.
- Henry Keswick: Presidente de Jardine Matheson, la compañía comercial británica que creó Lord Palmerston para encargarse del tráfico de opio al lejano Oriente en el Siglo XIX, Su hermano John es presidente de Hambros Bank, otra fuente de financiamiento del WWF, y uno de los directores del Banco de Inglaterra.
- Edmonf Safra: Presidente de Safra Bank, la anterior propietaria del American Express Bank; fue investigado por las autoridades estadounidenses y suizas por lavado de dinero del narcotráfico.
- Sir Francis de Guingand: Ex jefe de la inteligencia militar británica; ahora vive en Sudáfrica.
Lista de los miembros del Club 1001 de 1987 detallaba los miembros por países de origen:
Estados Unidos de Norte America
156 Miembros
Gran Bretaña
129 Miembros
Holanda
101 Miembros
Canadá
64 Miembros
Suiza
61 Miembros
Sudáfrica
59 Miembros
Alemania
53 Miembros
Francia
34 Miembros
Otros (42 Países)
344 Miembros
En los años 90, el WWF y una de las empresas que más lo financian, las Cervezas Heineken, de Holanda, realizaron una serie de estudios que proponen la desintegración de los Estados nacionales de Europa, como también cuadruplicar el número de reservas naturales, parques de fauna y flora y zonas protegidas en el territorio de la Europa continental. A. H. Heineken, presidente de la junta directiva de la empresa cervecera, es un viejo colaborador de los esfuerzos del WWF y la UNICN. Durante muchos años también figuró entre los directivos de la Heineken John Loudon, ex presidente de la Royal Dutch Shell, presidente del WWF de 1977 a 1981, y miembro del Club 1001.
El estudio preparado por Heineken propone redividir al mapa de Europa en 75 mini-estados con población de no más de 10 millones cada uno. Cada mini-estado sería gobernado por un integrante de alguna de las casas reales que existen en Europa. El plan recibió el apoyo de “Ecoropa”, una de las filiales más importantes del WWF en Europa, fundado por el declarado “fascista universal”, el finado Dennis de Rougemont, junto con Teddy Goldsmith, fundador de la revista The Ecologist.
En 1994 el WWF y la UICN hicieron un estudio llamado “parques para la vida” que propone cuadruplicar la extensión de zonas protegidas en Europa. El plan eliminaría totalmente los actuales proyectos de construcción de ferrocarriles, sistemas hídricos y demás obras vitales de infraestructura para el desarrollo Este-Oeste, porque todos serían interrumpidos por parques naturales. Este plan encaja con el plan Heineken, y llama a sustituir el sistema de Estados nacionales con una nueva geografía política basada en “biorregiones”.
Para garantizar el éxito de este esquema, miembros del Club 1001, y los patrocinadores más ricos del WWF han estado comprando grandes extensiones de tierras en las regiones identificadas para futuros parques y zonas protegidas. Si acaso hallaran resistencia a sus planes, el Club 1001 y el WWF cuentan con un creciente movimiento de partidos verdes por todo el continente, que pueden soltar contra sus opositores. El movimiento verde Europeo fue creado precisamente como un proyecto conjunto del WWF y las viejas policías secretas del bloque soviético, en especial la Stasi de la Alemania Oriental.
La Familia Bronfman y la Liga Anti-Difamación (ADL)
La familia Bronfman llegó a Canadá en 1889 proveniente de Rumania [[8]], encabezada por Yechiel Bronfman. Sus primeros negocios fueron el comercio de la madera, los caballos y finalmente la administración de hoteles (y la prostitución). Ya millonarios, durante la prohibición Canadiense, los ingleses los eligieron para importar y distribuir bebidas alcohólicas de contrabando y luego exportarlas a los EEUU cuando al poco tiempo se promulgó la Prohibición, o Ley Seca. La operación de contrabando hacia EEUU estuvo organizada por Arnold Rothstein, quien se había conseguido instalar en el Sindicato del Crimen Organizado. Cuando Rothstein fue asesinado en 1928, pasó a ser conducido por John Torrio, hombre de los Bronfman, en la mafia italiana. A Torrio le sucedieron Lucky Luciano y finalmente Meyer Lansky, quien quizá haya sido el mayor lavandero de narcodólares en la historia, hasta hoy.
Los Bronfman habían elegido para distribuir y contrabandear alcohol a los EEUU al mismo sistema y la misma red que se usaba para distribuir el opio proveniente del Lejano Oriente. Los Bronfman eran una de las muchas piezas de la organización, cuyo cuartel general estaba en Inglaterra. Los Bronfman estaban endeudados con las elites inglesas que los financiaban, les proveían de protección política y de alcohol y opio para su distribución en los Estados Unidos.
Con el tiempo, la familia Bronfman se apoderó mediante una estratagema del paquete accionarial y el control de la compañía química DuPont de Nemours, los fabricantes de, entre muchos otros productos químicos, los Freones, o cloro-fluoro carbonos usados mundialmente en la industria de la refrigeración. Hasta la toma hostil de los Bronfman, la DuPont defendía a capa y espada la inocencia de los freones en el fraude de la disminución de la capa de ozono –como la historia demostró más tarde, ellos tenían la razón – pero una vez en manos de los Bronfman, la DuPont se volvió “verde” y prestó todo su apoyo a la campaña que impulsaba al Tratado de Montreal de reducción y eliminación de tan útiles gases.
La figura más importante dentro del clan Bronfman es Edgar Bronfman, quien además es vicepresidente honorario de la ADL, o Liga Anti-Difamación. La ADL es una organización sionista que ha tenido varios de sus miembros acusados y condenados por la Justicia de EEUU por secuestro, asesinato y otras actividades ilegales, y que se caracteriza por prestar apoyo a miembros relacionados con la mafia y el narcotráfico sosteniendo que la persecución de la Justicia contra ellos se debe a prejuicios antisemitas.
El famoso pensador norteamericano de izquierda, Noam Chomski, lingüista del MIT, relata sus experiencias con la ADL de la siguiente manera: “En los Estados Unidos se ha desarrollado un sistema bastante efectivo de intimidación para silenciar la crítica… Es una organización realmente consagrada a tratar de difamar, intimidar y silenciar a las personas que critican las actuales políticas del Estado de Israel, cualquiera que sea. Por ejemplo, mi propio caso, fue posible obtener una copia del legajo que confeccionaron con relación a mi persona a través de una filtración de información originada en una oficina de la Liga de Anti Difamación en Nueva Inglaterra. Contiene 150 páginas, similar a un archivo del FBI, con memorandos cursados entre distintas oficinas avisando mi llegada aquí y allá, vigilancia de conferencias que he impartido y comentarios y transcripciones de otras supuestas conferencias que yo no he dado.
Este material ha estado circulando y era enviado a los grupos locales para extraer material difamatorio, que a su vez se difundía normalmente en panfletos sin firmas responsables, fuera de los lugares donde yo hablaba. Si hay algún comentario en la prensa que consideren poco subordinado a la opinión de la organización, habrá un diluvio de cartas, delegaciones, protestas, amenazas de retiros de compra, etc. Los políticos, por supuesto, están sujetos a estas maniobras y también a importantes recortes financieros si no continúan en la línea trazada por la ADL.
Esta presión aplastante ante la cual se está indefenso, es un sistema muy efectivo de calumnias, mentiras, difamación y de uso de los fondos en el sistema político… ha creado una aproximación sumamente prejuiciosa a la totalidad de la situación.” [[9]]
Edgar Bronfman es además presidente del Congreso Mundial Judío. Los holdings de los Bronfman están constituidos por su dominio sobre DuPont y la compañía Canadiense de licores Seagram. Los vínculos con la Unión Soviética – en plena Guerra Fría fueron muy activos – Edgar Bronfman y su amigo Dwayne Andreas, presidente de la empresa de cereales Archer Daniels Midland, tuvieron estrechas relaciones con el entonces dictador de Alemania Oriental Honecker y con Mikhail Gorbachov, cuando en 1985 se hizo con el poder en Moscú con la ayuda del G300.
Los objetivos eran “mejorar la coordinación de la ADL con la KGB para manejar la propaganda pro-Gorbachov dentro de los Estados Unidos,” e ingresar a los nuevos y lucrativos mercados de naciones liberadas de la Europa Central en nombre del crimen organizado. Se afirma que los vínculos de la ADL con los soviéticos se remontan a mediados de los años ‘30 e involucran a las redes de espionaje que operaban durante la II Guerra Mundial.
Terrorismo Internacional
La ADL estuvo involucrada en el desarrollo del narcotráfico en Sudamérica, a través de varias eminentes figuras de la organización como Carl Gershman, director de la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy), que era la agencia del gobierno de EEUU para financiar a los “contras”; el rabino Morton M. Rosenthal, concluyó un estudio con fondos del NED en el que sostenía que los sandinistas eran antisemitas, para lograr el apoyo de la comunidad judía a los “contras”; Kenneth Bialkin, abogado del millonario y traficante de armas internacional Adnan Khashoggi, usó el dinero de éste para comprar armas para Irán mediante los buenos oficios del Coronel Oliver North. Como se recordará, esto fue parte de las estrategia “armas por rehenes” en Teherán. Como se recordará, Oliver North fue absuelto de culpa y cargo y se postuló más tarde a Senador de los Estados Unidos llegando a ocupar un escaño en el Congreso, por Obra y Gracia del G300
Dentro de los Estados Unidos, la ADL de Bronfman y del G300 operaban como ‘agent provocateur’ dentro de los grupos comprometidos con los derechos humanos contra el Ku Klux Klan, los nazis y la ultraderecha paramilitar.
Entre las actividades internacionales están registradas los preparativos antes y después de atentados y asesinatos políticos de la primera ministra Indira Gandhi y el primer ministro Sueco Olof Palme. Indira Gandhi fue asesinada en octubre de 1984. Meses antes del atentado, un grupo “extremista” Sijh la había amenazado de muerte y había constituido la Organización Mundial Sijh. Esta organización recibió ayuda de la ADL y se ha mantenido en contacto con ella. Surghí Singh, presidente del grupo Sijh es amigo personal de Kenneth Bial-Kin, presidente honorario de la ADL.
En febrero de 1986, el primer ministro de Suecia, Olof Palme fue asesinado por un “extremista” desconocido que lo apuñaló en plena calle. Aparentemente todo indica que se trató de una ejecución destinada a impedir que Palme pusiera al descubierto el masivo tráfico de armas y drogas que estarían realizando los servicios secretos de los EEUU, británicos, israelíes y soviéticos. Esto había llegado a conocimiento de Palme como consecuencia de una redada a un traficante de armas, ordenada por él mismo y que le había provisto de una importante cantidad de documentos. Palmer quería poner fin al flujo de armas de la industria Sueca al Golfo Pérsico, pero fue convenientemente asesinado. La policía Sueca tenía las pruebas de que la KGB estuvo al tanto del atentado con anterioridad al asesinato.
Se repite el esquema de las muertes acontecidas en momentos claves de la historia, como la del canciller Rathenau, John Kennedy, Enrico Mattei, Omar Torrijos, Indira Gandhi, para mencionar sólo a los personajes de importancia a nivel mundial, sin entrar a mencionar a los cientos de personajes menores cuya desaparición de la escena pública ha sido atribuida a accidentes o enfermedades repentinas.
El Círculo de la Droga
Toda la estrecha relación que existe ente el tráfico de droga, la ADL y sus protectores políticos en los EEUU e Inglaterra está muy bien descrita en el libro que publicó la organización EIR, Executive Intelligence Review, Dope, Inc, (Narcotráfico S.A.) que revela con entera claridad y abundancia de datos, nombres, lugares y fechas, la relación que existe entre las dinastías de las familias de banqueros y la conspiración combinada de los servicios de inteligencia de varias naciones, junto a los círculos del crimen organizado. El tráfico de droga es troncal en lo que respecta a las actividades del G300, así como el uso de organizaciones ecologistas como herramienta de utilidad invalorable para mantener el estado de dependencia que es necesario para que este comercio pueda prosperar. Por ello, un somero relato de la historia del inicio del “Imperio de la Droga”, o lo que es lo mismo, el Imperio Británico, arrojará bastante luz sobre este aspecto oscurecido de la historia. Esta luz será muy útil para iluminar el camino hacia la Verdad.
De acuerdo a los historiadores que se han especializado en el tema, el asunto del comercio de la droga a nivel masivo se remonta al siglo XV, cuando Portugueses y Holandeses realizaban el transporte de opio desde India, donde se fabricaba, hasta China y otros lugares del sudeste Asiático, donde era consumido. De acuerdo con EIR: “…para 1659, el comercio de opio seguía en importancia al de las especias, que servía a su vez como canje para el opio. Ya en 1750 los Holandeses transportaban más de 100 toneladas anuales de opio a Indonesia”.El opio era usado principalmente con un objetivo: quebrar la resistencia y voluntad de los consumidores, que así eran sujetos al trabajo esclavo en la explotación de recursos naturales que eran enviados a la Metrópoli a precio muy bajos“.
El objetivo ha sido siempre el control de los recursos naturales de los países pobres. Entonces, y ahora, las políticas no han variado sino para ser perfeccionadas. Los ejércitos de ocupación coloniales han sido reemplazados por embajadores, funcionarios de las Naciones Unidas, del Banco Mundial, del FMI, del GATT y ahora del IPCC, que trabajan de manera mancomunada y perfectamente coordinada con una pléyade de ONG ecologistas y de los “derechos humanos”, como el WWF, la IUNC, Greenpeace, el NRDC, el EDF, el Sierra Club, Amnesty International, Human Rights Watch y en general con todas las organizaciones con “Watch” como sufijo.
La Compañía Británica de la Indias Orientales (BEIC – British East India Co.) comenzó su participación en el narcotráfico abriendo una oficina en Cantón, China. Cuando Inglaterra convirtió la región de India conocida como Bengala, hoy Bangladesh, en una más de sus colonias, el negocio del opio producido allí comenzó a inundar China a través de la oficina de Cantón. La BEIC no había producido muchas ganancias para la Corona hasta que en 1783 Lord Shelbourne la tomó a su cargo junto con Inglaterra y consiguió que funcionaran como una sola unidad de explotación del negocio de la droga, produciendo ingentes recursos para la Corona.
Lord Shelbourne concretó alianzas con banqueros, entre ellos con el anglo-holandés Francis Baring, de la banca Baring, la firma que le prestó una fortuna al tirano de Juan M. de Rosas, y que al no poder devolverla intentó pagarles con las islas Malvinas, propuesta que los Ingleses declinaron gentilmente aduciendo que las “Falklands” ya eran suyas. Una vez que contó con el ingreso del comercio del opio y el apoyo de la monarquía británica, Lord Shelbourne “compró en 1873 al Parlamento Inglés íntegro” y consolidó un poder político y económico pocas veces visto en el mundo.
De acuerdo con EIR, para que Inglaterra recuperase su antigua grandeza, Lord Shelbourne propuso “ampliar el comercio de opio y subvertir a los Estados Unidos bajo la bandera del libre comercio. El primer objetivo tuvo un éxito sin par en la Guerra del Opio en China; el segundo no triunfó hasta el Siglo XX.” El tráfico de opio fue la política oficial de la Corona Británica, siendo la compañía Jardine Matheson la principal encargada del comercio. Como anécdota curiosa se hace notar que la corona Británica fundó el Hong Kong and Shanghai Bank of Commerce, HSBC, para canalizar las ganancias de opio hacia Inglaterra. El banco cuyas siglas mantiene hasta el día de hoy, ha mantenido también su espíritu lavador de dinero proveniente del narcotráfico.
El emperador de China intentó resistirse a los ingleses, pero Inglaterra le declaró una guerra que ganó de inmediato y le obligó a firmar un tratado de paz por el cual Inglaterra se quedaba con el control del puerto “libre” de Hong Kong, que a partir de ese momento nunca dejó de ser la capital del tráfico de drogas de Gran Bretaña. La política oficial de Inglaterra de usar la droga con poder destructivo de la inteligencia y la voluntad para mejorar su comercio, fue idea de Lord Palmerston, quien la introdujo en 1841 en un memorando al Gobernador de la India: “…debemos intentar sin pausa, encontrar en otras partes del mundo nuevas aperturas para nuestra industria (opio) … Si nuestra expedición China tiene éxito, Abisinia, Arabia, los países hindúes y los nuevos mercados de China permitirán en un futuro no muy lejano la ampliación de nuestro comercio exterior”.
En la Segunda Guerra del Opio se repitió el proceso y en octubre de 1860 ingleses y franceses sitiaron a Pekín. Una vez ganada esa guerra, los bancos mercantiles y las compañías inglesas establecieron el HSBC, que hasta el día de hoy funciona como cámara de compensación para todas las transacciones económicas del lejano oriente, vinculadas con el mercado negro del opio y de su derivado, la heroína. Los ingleses lograron así controlar así los 7/8 del comercio de opio en China, cantidad que duplicaron nuevamente hacia 1880, transformando en adicta a la población elegida “para debilitar la salud de la nación”.
Cuando era necesario utilizaban un ejército de su propiedad para instalar y proteger el comercio de droga. Y después utilizaban las ganancias para financiar infraestructuras criminales que permitiese llevar adelante el comercio.
Los banqueros ingleses crearon rápidamente vínculos con los banqueros norteamericanos (cuyo ejército les había ayudado en la última guerra contra los nacionalistas chinos, los Boxers, junto con portugueses, alemanes, franceses, italianos y japoneses). El plan inglés de introducir la droga en Estados Unidos como medio de subvertir a su antigua colonia comenzó hacia la década de 1840 con la introducción en la costa oeste de coolies chinos transportados por las mismas compañías inglesas que comerciaban con esclavos desde África. Sólo en 1846 ingresaron a EE.UU 117.000 coolíes, en su gran mayoría adictos al opio. Aunque ya en 1862 Lincoln había prohibido el tráfico de coolies, la práctica continuó hasta bien entrado el siglo XX. Para 1875, en Estados Unidos había 120.000 norteamericanos adictos al opio, además de los cientos de miles de coolíes chinos.
Cuando los países de occidente se dieron cuenta de que el problema del opio se había convertido en algo inmanejable y de tremenda gravedad para la sociedad, se intentó poner fin, o limitar, el comercio de opio, algo a lo que Inglaterra se opuso con vehemencia. En 1905 se había firmado en La Haya una convención (que los ingleses evadieron con facilidad) y en 1923 se presento a la Comisión del Opio de la Liga de las Naciones una propuesta destinada a lograr una reducción a nivel global del 10% del valor del opio, ya fuese de producción y de consumo. En 1927 las estadísticas oficiales de Inglaterra mostraban que el 20% del ingreso de sus colonias en el Lejano Oriente provenían del tráfico del opio. La salud de la economía Británica dependía de la adicción de millones de personas al opio.
La Prohibición del Alcohol
En 1920, aunque el transporte de las enormes cargas de opio de China e India hacia Canadá y los Estados Unidos no presentaba problemas, su distribución si era más compleja. Se hacía necesaria una infraestructura criminal que distribuyera la droga en las calles de Estados Unidos. Comenzó entonces una campaña en Canadá y los Estados Unidos para prohibir las bebidas alcohólicas. La campaña fue iniciada y financiada por las nobles familias norteamericanas que habían sido atraídas a las redes británicas del tráfico de drogas: los Astor, Vanderbilt, Rockefeller, Warburg, etc, financiaron a la Unión Cristiana Femenina de la Templanza (WCTU), y lo mismo hicieron muchas fundaciones “filantrópicas” de Estados Unidos.
En Canadá la prohibición duró desde 1915 hasta 1919. En ese lapso, la infraestructura criminal Canadiense de la distribución del alcohol traído de Inglaterra y Escocia, estaba primariamente en manos de la familia Bronfman, quienes habían hecho los contactos necesarios con la Comisión Real de Bebidas Alcohólicas de Londres. Todo anduvo sobre rieles y muy pronto la red de traficantes de alcohol estuvo establecida en Estados Unidos, siendo Meyer Lansky una de las figuras clave del proceso. La prohibición del alcohol terminó en 1933, pero el tráfico y la provisión de droga continuaron intactos e ilegales.
A pesar de la inmensa cantidad de dinero que movía la actividad, el narcotráfico se volvió un negocio espectacular después de la II Guerra Mundial, cuando se perfeccionaron los mecanismos e instrumentos bancarios y financieros necesarios para manejar la avalancha de dinero en efectivo ilícito, y se creó el clima cultural para estimular la adicción a las drogas. Los ingleses se habían mantenido en las sombras de estas operaciones ilegales de alcohol y drogas, ya que la heroína que vendieron a Rothstein y Lansky en la década de los 20 había sido una operación legal. Lo que los compradores de droga inglesa hicieran con ella no era asunto de los ingleses. También fueron legales la venta del alcohol a los Bronfman y a Joe Kennedy (padre de John F. Kennedy), ya que el destino que los compradores dieran al alcohol era un asunto que se encuadraba dentro de la “libre empresa en acción”.
La cantidad de dinero que maneja el tráfico de drogas es descomunal. La pregunta que a todo el mundo se le ocurría era: “¿Cómo es posible que $500 mil millones de dólares ilegales puedan mantenerse fuera del control de la Ley?” No hay en el mundo un banco lo bastante grande como para manejar tal cantidad de dinero. De acuerdo a la profunda investigación de EIR “se ha creado un conglomerado bancario y de operaciones financieras internacionales con el único objeto de manejar al dinero sucio”. La otra pregunta es ¿quién tiene la capacidad para crear semejante red internacional bancaria y financiera? Nuevamente EIR aclara las dudas: “La red bancarias británica es la única capaz de manejar el volumen requerido del tráfico ilegal de cualquier cosa”. Resulta claro que más de 300 años dedicados al comercio de la droga le había dado a la banca británica la experiencia para hacerse cargo de cualquier operación. Simplemente es una ampliación de su antiguo negocio en China.
Las razones que expone EIR para el éxito inglés son:
- Haber manejado el negocio durante más de 300 años.
- Ejercer el control de la jurisdicción política de los principales mercados offshore, cuyos datos contables están vedados a los gobiernos que les dan albergue.
- Ejercer el control del comercio mundial de oro y diamantes (utilizado para ocultar las rutas de los flujos ilícitos de efectivo).
- Las sólidas vinculaciones con el crimen organizado y con los funcionarios encargados de controlar el cumplimiento de la ley.
- Sus fluidas relaciones con todos los servicios de inteligencia de todo el mundo.
Como es público y notorio, la actividad bancaria offshore se lleva cabo principalmente en las islas de las antiguas colonias británicas (hoy miembros de la Commonwealth), como Bahamas y las Islas Caimán que, bajo muy contadas excepciones, están bajo el control de las familias oligárquicas inglesas. El dinero obtenido ilícitamente en los EE.UU se lava mediante depósitos en efectivo en dichos “paraísos financieros”. El lavado lo realiza gente que manejan enormes cantidades de efectivo, como los casinos, los hipódromos, clubes deportivos (baseball, basketball, fútbol), cadenas de restaurantes, e incluso grandes supermercados y shoppings.
Una vez que el dinero es depositado se hace la transferencia electrónica a un banco en el extranjero, donde se le pierde la pista en un laberinto de transferencias prácticamente imposibles de localizar, aunque los investigadores pudiesen tener acceso a los registros de los bancos, cosa que no ocurre.
Un ejemplo que ilustra claramente en nivel de corrupción e implicación en el negocio de gente considerada intachable u honorable lo proporciona el informe de EIR: “Una pequeña línea aérea, que tiene contratos con la Reserva Federal y a la que le permite entregar cheques con clearing bancario, era sospechosa de entregar estupefacientes a distintos centros urbanos del crimen, Debe recordarse que la Reserva Federal de New York no es una organización del gobierno de los Estados Unidos, sino que es una organización privada y controlada por el G300 a través de sus testaferros. Este asunto nos hace recordar al affaire de la línea aérea Southernwinds, de Argentina, que transportó a Madrid valijas con 40 kilos de cocaína y que está actualmente en plena investigación. ¿Conseguirá el G300 tapar el asunto? Hay mucho dinero de por medio y sobre todo, estructuras y equipos de gente que proteger. Por otro lado, la línea aérea norteamericana, era en parte propiedad de Airborne Freight, de Seattle, controlada por un banco de New York llamado Allen & Co. Allen era el apellido del banquero inversor de Meyer Lansky, Charles Allen. Otro individuo, James H. Carey, Vicepresidente Ejecutivo del Chase Manhattan Bank, formaba parte del directorio del Airborne Freight. Anteriormente, Carey había trabajado con Richard Hambro, presidente del Hambro Bank, principal banco mercantil de Inglaterra, y en seguida se convirtió en director ejecutivo del First Empire Bank, organización en sociedad entre Hambro y la gran tienda Macy’s. El First Empire fue el respaldo bancario de los hermanos Jacob, quienes manejaban una rama del lavado de dinero de Meyer Lansky. Los patrocinantes de Carey en el Hambro Bank, estaban entre los mejor conectados de la elite inglesa: el ya fallecido Sir Charles Hambro, tío de Richard Hambro, encabezó el Special Operations Efective (SOE) durante la Segunda Guerra Mundial.”
Hong Kong, Gran Bretaña y la China Comunista
El centro financiero, el cuello de botella del dinero sucio se encontraba en Hong Kong, donde el gigantesco volumen de dinero sucio comprimía la actividad económica legítima. EIR estima que el dinero que fluyó por Hong Kong en 1978 suma $10 billones de dólares. Lo que representa casi el doble del total disponible en esa ciudad. El centro operativo es, como se dijo antes, el HSBC que crearon los ingleses después de la II Guerra China del Opio. Según los informes, era el “banco central” semioficial de la Colonia Británica de Hong Kong, y “regula las condiciones generales del mercado, guardando el exceso de depósitos de los miles de bancos menores, provee servicios de redescuentos, etc. El HSBC es el monstruo económico que unifica la producción, el transporte y la distribución del opio en Asia.”
Una de las tareas del banco es financiar anualmente el cultivo de cada nueva cosecha y su adquisición. Cubre, no sólo el valor de la semilla de amapola, sino también el transporte con extensas caravanas de mulas (camellos en Afganistán) productos químicos precursores para la elaboración de la heroína, contrabando hasta los puertos de embarque, fuerzas de seguridad privadas y sobornos a funcionarios según se requiera a cada paso del trayecto. Los cultivadores reciben $100 la libra, monto que en la frontera tailandesa se ha elevado a $200 la libra; cuando sale del laboratorio, la heroína ya vale $2000 la libra y finalmente, en las calles de San Francisco o Nueva York llega a alrededor de $2 millones la libra. El HSBC debe asegurarse de que los fondos para pagar cada nueva provisión anual de heroína estén disponibles en cada lugar antes de que el producto llegue a los mercados de distribución.
La República Popular China
Aunque la RPC no forma parte de los G300 (no todavía) ha sido una competidora de los ingleses en el comercio del opio, desde la asunción de Mao al poder. China nunca dejó de cultivar y distribuir opio, a pesar de haber prohibido su uso interno, pero puso la producción y distribución bajo el control del estado. El periódico de Hong Kong, Liberation Monthly, informaba en 1989 que “la RPC provee del 80% de la heroína de alta calidad del mercado internacional”. Hacia 1992, se informaba que China era la mayor productora de opio del mundo, con 800 toneladas anuales.
Margareth Thatcher, cuando era Primer Ministro de Inglaterra, visitó en septiembre de 1982 al ministro Chino Deng Xiaoping, para consultar sobre el futuro de la colonia de Hong Kong. Luego voló a Shanghai para entrevistarse con Sir Y.K. Pao, chino expatriado y caballero del Imperio Británico, miembro del directorio del HSBC y el Chase Manhattan Bank, que dirige además la compañía naviera Hong Kong’s World Wide Shipping, la flota mercante más grande del mundo. En su visita a un astillero de Shanghai, Thatcher bautizó un nuevo buque de la flota de Pao, el World Goodwill. En su discurso dijo: “Esta nave simboliza la estrecha relación entre China, Gran Bretaña y Hong Kong”.
Ya desde fines de los ‘50 China había integrado deliberadamente sus asuntos económicos externos con las firmas narcotraficantes británicas más importantes de Hong Kong y Macao y con las redes chinas de d
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Comentarios
La mayor parte de estas ratas son judias, que curioso...
¡increible!
Maravillosa aportación. Gracias por contribuir a nuestro despertar de borregos a seres humanos.
"Todo el sistema financiero es tan fragil como una pompa de jabon" el hombre individualmente es inteligente pero la masa que soporta esta injusticia es estupida.