Los Elementales
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http://www.jorgeolguin.org/enigmas/los_elementales.htm
"Me ha asombrado saber que hay personas que nunca han visto un gnomo. No puedo dejar de sentir pena por ellos.
Estoy seguro de que deben tener algún defecto en la vista".
Axel Munthe
Aunque son temas diferentes, así como hay testigos que han visualizado OVNIs, también hay gente que ha visto distintos tipos de elementales. Generalmente vieron hadas, gnomos y duendes.
Personalmente conocí a una señora que dijo haber escuchado un zumbido estando semidormida y, al abrir los ojos, encontrarse con un hadita minúscula que le tiraba un polvito dorado en el brazo. Como estaba cerca, me llegué hasta su casa y le pedí que me facilite una lupa para que le mire el brazo. Grande fue mi sorpresa al notar un brillo dorado sobre su piel, similar al del maquillaje. Al observar los detalles en la lupa, pude apreciar que las partículas eran como lingotes de oro en miniatura. Instantes más tarde, al tratar de ver los lingotitos de nuevo vi que se habían evanescido, como si nunca hubieran estado en el plano físico.
En otra oportunidad, un paciente me acercó una foto que se sacó en un lugar campestre y a un costado se podía apreciar la figura de un pequeño duende, pero la imagen no estaba muy nítida.
Quiero dejar en claro que el mundo de los elementales de la naturaleza es tan real como el de los ángeles y los espíritus. Sucede que en el primer caso, la mitología y la tradición de cada pueblo en particular, fue desvirtuando el tema, haciéndolo más fantasioso que verídico.
Los elementales son seres conceptuales suprafísicos y, a diferencia de los espíritus, no encarnan. Pero pueden hacer 'foco energético' para mostrarse con variadas formas físicas. Los más comunes son los duendes, los gnomos y las hadas, pero NO SON seres físicos, aunque a veces se dejen visualizar.
Las sirenas, tritones, nereidas, orcos, djin, trolls, sátiros, faunos, ninfas y korred no pertenecen al mundo suprafísico de los elementales. Por supuesto, tampoco los demonios. Sencillamente fueron agregados a esta página como ilustración.
De todas maneras voy a dar un pequeño repaso al detalle de cada uno de estos interesantes seres, sin el ánimo de pretender que este modesto compendio se transforme en una enciclopedia mitológica.
Jorge Raúl Olguín.
Historia:
Aunque estos seres muy poco se dejan ver, ya en su libro Sobre la Naturaleza, decía Anaxágora, el filósofo griego del siglo V aC., que había habitantes inteligentes similares a nosotros, moradores de mundos paralelos al que conocemos pero con las mismas características: ríos, viviendas, comidas, ciudades completas, etc. Y no solo se citan en este libro, son muchos los textos antiguos donde se menciona de una u otra forma a estos pequeños seres.
La Cábala, habla del geniecillo que vive bajo tierra y ayuda al rey Salomón en la construcción del Templo de Jerusalén. Pero de una forma más decidida, es el Talmud, “una compilación de comentarios sobre la ley mosaica” en el cual se lee que tanto animales como plantas están habitados por estas diminutas criaturas. Por 1040-1105 el ilustre comentador de la Biblia y el Talmud, Rabí Shlomo ben Yitzjak mejor conocido por su nombre abreviado Rashi, le dio al conocido gnomo Shamir la forma similar a la culebra.
Okuninushi, uno de las deidades del Shinto japonés, tras muchas peripecias en su vida, describe a un dios que montado sobre la corteza de árbol navega sobre la cresta de una ola y viene en su ayuda. Es un enano llamado Sukuna-bikona, el cual cabe en la palma de su mano, cuyo poder es tal, que entre ambos deciden construir el mundo para bien de la humanidad, dedicándose primordialmente a erradicar las enfermedades.
En la mitología del Sudán, los kurumba hablan de del “genio del agua” y del “genio de la tierra”, semejante a Domfé, nomo de los dogones.
Nativos de las costas de Guinea, y como parte integrante de la cultura yoruba, aparecen los duendes güijes.
Las mil y una noches, los cuentos de hadas, Blanca Nieves y los siete enanitos, relatos que nos muestran invisibles seres feéricos, o gente minúscula.
Y así, bajo innumerables nomenclaturas, relatos y anotaciones mitológicas, aparece un contexto que se maneja en dimensiones diferentes a la que fácilmente el hombre puede notar. Realidades de existencias diferentes, pero no menos ciertas a veces explicadas como espejismos. Inaccesibles por invisibles mas jamás irreales: ¡nos acompañan siempre!
Intangibles a nuestros ojos tridimensionales, las hadas también forman también parte de la gente menuda. Diferentes a la que imaginariamente se ha creado, conservan su forma promovidas por el visionario Walt Disney, quien evito que cayeran en el olvido. Amantes de los arroyos, etéricas, voladoras e idílicas, ostentan capacidades extraordinarias, se deslizan por el viento creando pequeños remolinos. Con el transcurrir de los tiempos cada grupo de estos seres se dedicó a diversas actividades: unas cuidan los ríos, otras protegen las plantas, y se dice que algunas minimizan los efectos de los terremotos.
Relativamente moderno, ya que data del siglo XVI, y además tan sólo abarca a unos pocos seres de la naturaleza, el término gnomo refiere aquellos que la gente suele confundir con duendes. Pero fue el alquimista Paracelso, quien a mediados del siglo XVI creó en su Tratado sobre los elementales la palabra gnomo, dándole forma al concepto que señala a estos seres. Son muchas las variedades de ellos, pero a casi todos se les reconoce por ser representados como minúsculos ancianos de luengas barbas.
Los Elementales:
Los Espíritus de la Naturaleza tienen por cuerpos formas de energía y no son estrictamente físicos o materiales en la versión común del término, aunque la energía es también una forma de materia y viceversa, y a diario nos muestra sus efectos en el plano más denso de acción.
El hecho de que la llamada "electricidad" sea energía y normalmente invisible, no quita que al correr por la superficie de un cable metálico produzca fenómenos materiales traducidos en movimiento de pesadas piezas de una máquina, que a la vez mueve o traslada toneladas de materia. Y todos conocemos los fenómenos meteorológicos que se traducen en rayos y relámpagos, centellas y "luces de San Telmo". Por otra parte, la existencia de estados vibratorios intermedios entre la energía invisible y la materia visible, hace que según se rebasan estas fronteras, de "arriba" a "abajo", la posibilidad de observación humana de los elementales se potencie, aún sin proponérselo. Pero normalmente los Elementales tienen su parte más densa o "cuerpo" en el Plano Energético, pudiendo en condiciones favorables ya citadas, reflejarse hasta cierta corporeidad en las zonas etéricas que son mezcla y enlace entre lo que podemos llamar energía - cuya característica es la carencia de forma perceptible por nuestros sentidos - y la materia - cuyas características nos son evidentes y fácilmente registrables. De ello podemos colegir que los Elementales tienen como propiedad una vibración mucho más "veloz" que la nuestra, siendo sus formas más inestables y dinámicas. Cuando esas formas se lentifican es cuando se corporizan y su visión se vuelve más fácil, bien por factores naturales que mencionamos anteriormente, o bien porque la persona haga "foco", dejando su vista neutra y así pueda verlos. Si dejamos la mente "abierta", pueden percibir cualquier síntoma de agresividad y eso produce en ellos cierta inestabilidad en el plano físico y los ahuyenta hacia sus "refugios" energéticos y a los juegos ópticos propios de su extraordinario poder para disimularse en los mismos elementos en que habitan.
Los Demonios.
En los comienzos de esta creación, Dios se ocupó de enviar al principal protagonista de esta escuela de superación interior. Su nombre era Luzbel, un ángel que irradiaba tanta bondad que la Luz de su amor llenaba de éxtasis a sus hermanos. Dios lo envió a tentar a los hombres y él no pudo negarse al mandato divino. Trajo a una legión de 72 ángeles, a los cuales se les borró la memoria para que pudieran llevar a cabo su misión sin titubeos. Así fue como se transformaron en Demonios, habitando los ciclos de la Oscuridad (son ciclos que interfieren en todos los planos de vibración).
Estos demonios, en forma de tentaciones, dominan el cuerpo de deseos del ser humano y también actúan acrecentando el ego en los espíritus del error.
(Fragmento del libro "El Cielo responde")
Los Demonios en la mitología.
Existen algunos seres que aún se ocultan entre las sombras, esperando el momento adecuado para salir, cuando el mundo se olvide de ellos...
Cuando nadie los recuerde ellos volverán a infundir el terror en las almas de todos los que se hacen llamar humanos... Volverán para dejar salir todo el odio y resentimiento que han guardado durante su larga espera, y cuando estén aquí, nadie podrá detenerlos...
La Demonología es el estudio de las cualidades y naturaleza de todos los demonios, aunque muchos han llegado a creer que tiene algo que ver con el satanismo, esto se produce por la escasa información que se tiene acerca de este tema.
Los demonios son entidades de bajo nivel, que interactúan con el mundo físico. Se cree universalmente que los demonios existen en variedades numerosas y que pueden ser enteramente malos o capaces de ayudar en determinados casos.
También se dice que los demonios pueden ser convocados y controlados por adeptos calificados, como sacerdotes, magos, hechiceros o chamanes.
Demonio significa "lleno de sabiduría" y se deriva del griego daimon que se traduce como "poder divino", "destino" o "dios". Para los griegos, los daimons eran espíritus mediadores, incluyendo aquellos de héroes deificados entre la humanidad y los dioses. Un daimon actuaba como un espíritu asesor.
Los demonios han sido clasificados en varios sistemas en la religión y la cultura occidental, desde por lo menos el año 100 al 400 de nuestra era. El Testamento de Salomón, que data de este período, describe el anillo mágico de Salomón que servía para comandar a los demonios llamados Djinn y ofrece los nombres y funciones de varios demonios hebreos, griegos, asirios, babilónicos, egipcios y quizás persas. Durante los siglos XVI y XVII, los cristianos expertos en estudios de demonología los catalogaron en varias jerarquías en el infierno y les asignaban atributos y deberes, incluyendo los de embajadas en diversas naciones terrestres.
La jerarquía más compleja fue diseñada por Johann Weyer, quien calculó que había 7.405.926 demonios menores, sirviendo a 72 demonios principales que, a su vez, colaboraban con Lúcifer.
Mucha de la sabiduría popular acerca de los demonios tiene que ver con las relaciones sexuales entre demonios y seres humanos. Los demonios con tales apetitos se encuentran en las demonologías de los antiguos hebreos, egipcios, griegos, romanos, asirios, persas y de otras culturas.
La demonología judaica es compleja y se deriva de fuentes hebreas, cristianas, árabes, germánicas y eslavas. Las obras kabbalísticas contienen concepciones contradictorias. El Zohar sigue una leyenda talmúdica del origen de ciertos demonios como el producto de relaciones sexuales entre humanos y fuerzas demoníacas: cada polución de semen resultaba en demonios. Otros demonios, como Lilith, fueron creados como espíritus sin cuerpo, durante los seis días de la Creación, especialmente en el ocaso de la víspera del sábado; también se decía que copulaban con humanos. Otros escritos kabbalísticos hablan de demonios creados del fuego y el aire. Hay demonios que, junto a los ángeles, están a cargo de las horas nocturnas y de la interpretación de enfermedades, y existen algunos que poseen sellos que deben ser usados para conjurarlos. En el cristianismo, el concepto de los demonios se asocia sólo con el mal. Incluye a los ángeles que echaron su suerte con Lucifer y que con él fueron arrojados fuera del cielo, así como a los dioses paganos, convertidos en demonios por la Iglesia.
Como agentes del mal, los demonios se dedican a conducir a los seres humanos por el mal camino, a atormentarlos, a atacarlos sexualmente, y en algunos casos, a poseerlos. Antes del siglo XII, no se consideraba posible el acto sexual con los demonios, pero la creencia se convirtió en dogma en el siglo XIV. Se decía que había demonios en forma de hombres (íncubos) que acosaban a las mujeres, mientras que otros en forma de mujeres (súcubos) acosaban a los hombres. Durante la Inquisición, los herejes que eventualmente incluyeron a las brujas fueron acusados de mantener orgías sexuales con los demonios. Se representaba el acto sexual como desagradable y doloroso, aunque según la Iglesia (que tenía un concepto bajo de la mujer, como ser débil y con inclinaciones inmorales) algunas mujeres disfrutaban de la cópula con demonios.
Los Djin o Yinn.
Al entrar en el tema debemos vencer antes que nada un prejuicio racionalista o materialista. De algún modo el mundo actual está acostumbrado al materialismo y aún cuando la persona no lo sostenga dogmáticamente, el materialismo surge instintivamente al intentar abordar sin prejuicios un tema de la naturaleza de los Elementales. Los prejuicios consisten en el estrechamiento del mundo que en la actualidad experimentamos, es un mundo escépticamente humano, es decir, sólo para humanos. No se cree que exista ningún otro ser racional, voluntario, además del humano. Cabe agregar que no siempre fue así, aunque lo parezca. De alguna manera en la historia de todos los pueblos de la humanidad, siempre se creyó que había un amplio espectro de seres que convivían con los hombres.
En la actualidad se ha borrado una dimensión de la naturaleza, una dimensión cósmica, que constituye un mundo paralelo al mundo humano, muy parecido a este. Tenemos una imagen humanista del cosmos. Si pensamos en otros mundos, los pensamos bajo la especie humana; podemos imaginar algunos seres distintos, poniéndoles cuernos o pelos, pero en definitiva son seres como los humanos los que imaginamos en otros mundos espaciales. Es decir, este es un concepto cerradamente humanista.
Los pueblos primitivos, cuanto más atrás vamos en la historia, dan testimonio de lo contrario. O sea, de que hay una variedad de seres que conviven con el hombre en su mundo. Dice un autor árabe: “La existencia de los Yinn o Djin (genios) está apoyada en la Tradición de los Profetas".
La mitología primitiva, todos los pueblos han creído en otros seres vivientes, más o menos racionales como nosotros, de características similares a los humanos, con conciencia, voluntad, etc. Por otra parte, podemos encontrar en cualquier diccionario términos como “genio”, definidos como “seres concebidos por diversos pueblos que no mantenían relaciones entre sí, como vinculados a los elementos y a las fuerzas de la naturaleza”. Inclusive se han llamado “genios” o “espíritus” a los ángeles. Sabemos también que muchos pueblos sin vínculos entre sí, concibieron que además hay “ogros” (del latín “orfus”, “dios del infierno”), que concebían, sobre todo en Europa y en Medio Oriente, como un gigante que comía carne humana. Sabemos que otros pueblos han creído en gnomos (que deriva del griego “conocer” o “conocedores”) y que, según los cabalistas, son “genios de la tierra”, idea que se ha transformado a través del tiempo, en otros pueblos, en “enanos guardianes de las minas de piedras preciosas o de metales preciosos”. Sabemos que algunos pueblos han concebido que hay silfos (del latín “silfios”), que significa “genios” entre los galos, o “espíritus elementales” que viven en el aire, según los cabalistas.
También se han mencionado a las hadas, seres fantásticos en forma de mujer a los cuales se atribuían poderes mágicos y de adivinación. En Europa recibieron el conocimiento de las hadas a través de los árabes en España, que lo trajeron de los persas; y se conocen varios personajes a los que se mencionan como “hadas” en la tradición europea, como Viviana, Melusina, la dama blanca, Morgana, etc.. También se creía en seres que se conocen como “duendes” o “trasgos”, espíritus que popularmente se cree que causan travesuras en las casas, hacen ruidos extraños, provocan caídas de cosas, estruendos, etc. En la tradición griega encontramos a los cíclopes (palabra que viene de “círculo” y “ojo”, “ojo circular”) que fueron concebidos por la mitología griega como gigantes monstruosos que tenían un solo ojo en el medio de la frente, y fabricaban rayos para Júpiter en las fraguas de Vulcano, que estaba bajo el monte Etna, y que se los concebía como hijos del Cielo y de la Tierra. Recordemos a los titanes que son aquellos seres extraordinarios, gigantescos, que se rebelan contra Zeus, según la fábula, y trataron de tomar el Cielo por asalto. El sátiro, semi-hombre y semi-cabra, monstruo o semidiós adorado por cultos satánicos, y que aparece en un medio selvático. Recordemos por último a Lilith, de origen babilónico, que aparece en el Antiguo Testamento, y es creencia constante entre los abrahámicos, sobre todo entre los judíos. Es un monstruo femenino nocturno que habita en los desiertos y ruinas, y tiene que ver con la palabra árabe, aramea y hebrea “laila”, es decir “noche”.
Encontramos también que el Antiguo Testamento documenta la mención de demonios obedientes a El Shaytán, en hebreo “shidim”, o, según Isaías, “shi’irim, que quiere decir “oscuros”. Encontramos en dicho texto a machos cabríos, y a la misma Lilith que mencionamos antes. Por lo general el Antiguo Testamento menciona a los demonios, genios o seres fantásticos, etc., como destructores y promotores de la peste, la enfermedad, y como medios del castigo divino. En el Deuteronomio 32:17 dice que los pecadores “sacrifican a los demonios”. En los Salmos 15:37 dice que los pecadores o impíos sacrifican a sus hijos y a sus hijas a demonios. En Isaías 13:21, después de la destrucción de Babilonia, dice “los sátiros brindarán allí”, sobre las ruinas de Babilonia, y en el mismo Isaías 34:12 a 14, al profetizar contra Edom dice: “Y los sátiros habitarán en ella, y un sátiro llamará a otro, y también allí reposará Lilit”.
Otras de las cuestiones (si es que nosotros optamos por confirmar la existencia de los genios, o al menos la posibilidad de estos seres) es que hay unanimidad de que no son vistos por los medios habituales, por la visión directa, es decir, no están dentro del campo de nuestros sentidos. Respecto de la sutilidad de sus cuerpos dice un autor antiguo que los Yinn no pueden ser percibidos “por lo fino y sutil de sus cuerpos, y debido a la incidencia de los rayos de luz en ellos”. Es decir, los rayos de luz que ellos pueden reflejar, no están dentro de la frecuencia que nosotros captamos con la visión. Y refiriéndose a autores más antiguos que él agrega: “Hay quienes sostuvieron que no se ven porque no poseen color” . entonces, tenemos dos datos interesantes: por un lado, son de una “sustancia” muy sutil; por el otro, según algunos, no reflejan el color (que es lo mismo que decir que los rayos de luz al reflejarse en ellos, no están dentro de la frecuencia de nuestra visión).
Se les ha dado en el Islam el nombre árabe de Yinn, que proviene del verbo yann, que quiere decir “cubrir”, “oscurecer”, u “ocultar”, etc. Se dice “yanna al-lail”, “se ensombreció u ocultó en la noche”.
En cuanto a su naturaleza corporal tienen varias características. Se pueden presentar ante los seres humanos con un aspecto aterrador y así lo hacen generalmente. Pero en realidad son sutiles, como ya hemos dicho, de una materia o sustancia mucho más fina que la materia y la sustancia que nosotros podemos captar con nuestros sentidos. Para dar una idea de cómo son ellos, podemos considerar los vientos. Nosotros no vemos el viento ni lo podemos palpar, pero lo sentimos cuando sopla, y sólo lo podemos ver cuando el viento levanta una polvareda. Entonces podemos observar hasta la “forma” del viento, para dónde sopla, qué intensidad tiene, etc. Esto nos sugiere también que los Yinn o genios se pueden materializar. Y así como al viento lo observamos cuando levanta polvo, así también vemos a los Yinn cuando se materializan.
Habíamos mencionado también su incoloridad, o comportamiento incoloro, porque posiblemente los perjudica el color. Si ustedes recuerdan cómo se describen los fantasmas, de un tipo grisáceo, apagado, etc., se van a dar cuenta de lo que se trata.
Ya hemos mencionado la imperceptibilidad de nuestra parte y la percepción que ellos tienen de nosotros, pero no hemos mencionado la percepción de ellos entre sí. Lógicamente, los Yinn tienen capacidad para percibir su mundo y percibir a los demás seres parecidos a ellos.
La conclusión es que son seres como nosotros, que viven en una dimensión especial desde la cual nos perciben sin que nosotros los podamos percibir, y que pueden materializarse en nuestra dimensión. Hay entre ellos categorías, como las hay entre nosotros, de diferentes tipos o especies, “razas” si se quiere: así como nosotros tenemos el blanco, el negro y el amarillo, ellos tienen sus diferencias. Y también hay diferencias espirituales: hay seres entre ellos que se dedican al bien. Tenemos en occidente narraciones de hadas a las que se les atribuye siempre el bien; como narraciones de gnomos buenos, por ejemplo en “Blancanieves y los siete enanitos”, siete gnomos buenos. Y tenemos narraciones de ogros, de titanes, de cíclopes que son malignos; si el cíclope se alía al hombre, no es para el bien de éste. Tenemos narraciones de duendes que molestan en las casas, que hacen ruidos, etc.
No todos los genios por lo tanto entran en un mismo molde. Nosotros no hablamos solamente de los demonios, hablamos en general de todo tipo de seres que más allá de nuestra sensibilidad influyen en este mundo, pero cuya influencia puede ser neutralizada por el hombre que conoce cómo manejarse espiritualmente, y puede ser transformada para el bien, tanto de ellos como de nosotros. O el ser humano puede, por el contrario, buscando hacer el mal, el daño, etc., utilizar la influencia de esos seres sutiles para lograr un objetivo maligno, que tanto perjudican a ellos como al mismo ser humano que lo realiza. Vimos que hay seres que tienen a su servicio determinados genios y hubo en la historia de la Humanidad muchos magos, seres que realizaban determinados fenómenos, que utilizaban un genio y le daban un nombre determinado. Recuerden que Sócrates en los diálogos de Platón habla de su “Daimón”, demonio, que era un ser benigno, además de profundamente sabio, porque le comunicaba un saber extraordinarios.
Como comentario agrego que en Grecia se acabará produciendo una progresiva evolución del concepto del daimón primitivo. Tal evolución llevará a identificar tal daimón con el genio que cada persona, a nivel individual, parece poseer. En este contexto, uno puede hablar de mi daimón como sinónimo de mi carácter propio y distinto del de los demás. El Daimón comienza, por lo tanto, a identificarse con el genio que cada uno de nosotros lleva dentro. El carácter es el daimón del hombre, señalaba Heráclito, y como tal, puede ser bueno o malo. Según Demócrito, el alma es la residencia del genio, del destino, bien feliz o bien infeliz. Platón, en el Timeo, siguiendo esta misma línea, afirmaba que el daimón, que habita dentro de cada uno, es la facultad suprema y directiva de su ánimo.
Gnomos: Denominación extraída del griego, genomos, o "el que vive dentro de la tierra". La variedad de estos Espíritus elementales es, como en todos los demás, tan grande que abarca desde ciertos seres con aspecto atemorizante hasta los pequeños enanos que refleja el folklore de todos los pueblos. De los primeros podemos decir que están en continuo movimiento, en expansión y retracción, pudiendo alcanzar grandes tamaños. Los segundos, de aspecto humanoide, no suelen levantar del suelo más de un par de palmos.
Estos últimos son los más conocidos: enanos u hombrecillos, bondadosos y crueles como los niños. Carecen de toda conciencia ética y no podríamos decir de ellos que sean "buenos" o "malos".
Traviesos por naturaleza, gustan burlarse de quienes los buscan torpemente y son, en cambio, sumisos servidores de los verdaderos Magos. El aspecto suele aparentar una edad madura, aunque no representan lo que nosotros llamamos "edad", pues los espíritus de la naturaleza viven hasta su fusión con el Creador, cuando se colapse el Universo. Sus apariencias son siempre las mismas.
Salvo la cabeza, grande en relación al cuerpo como en el caso de los enanos humanos, son bien proporcionados.
Al corporizarse van siempre vestidos y parece ser que, sobre un "patrón" de ropa a la manera campesina, copian las modas humanas que les son contemporáneas en el siglo que habiten. Aunque algunos visten prendas de siglos anteriores y no existe apariencia de desgaste en dichas ropas, aunque no dan la sensación de ser nuevas sino arrugadas y ajadas como si fuesen muy viejas, pero indestructibles.
Siendo para ellos la tierra sólida el ámbito en el que se mueven, como para los humanos lo es el aire, no encuentran resistencia en las más duras rocas, pues se vuelven sutiles al atravesar objetos sólidos. Aun en los mayores grados de materialización, obtenidos tan sólo en condiciones especiales y en lugares no frecuentados por los humanos, no emiten sonidos.
Huyen de la claridad del día y se refugian en la oscuridad de la noche.
Los hay no mayores que la altura de un puño, no más altos que un pulgar, como dicen los cuentos para niños. Estos son muy difíciles de percibir por los adultos, aunque ellos han de creer todo lo contrario, pues en presencia o cercanía de los humanos, se "esconden" tras las cosas, en los rincones menos iluminados o, aprovechando su poder de pasar a través de la materia, en los cajones de los muebles que no han sido abiertos en mucho tiempo. Gustan de la cercanía de los niños y les sugieren lugares y posiciones para sus juguetes, bailes y cantos, rondas y juegos de escondrijos. Traviesos, hacen encantamientos psíquicos que evitan a los adultos el hallar pequeñas cosas como ser lapiceros, gafas, agujas, clavos. Retirado el "velo", se divierten viendo cómo se encuentran las cosas perdidas, a veces en lugares distintos a los que estaban, lo que presupone en ellos una cierta posibilidad de traslación, aunque es mucho más corriente que sus propios encantamientos, unidos a los desconciertos, angustias y apuros que provocan sus travesuras en los humanos, hagan que sean las mismas personas las que lleven el objeto en la mano y lo coloquen en otras partes sin ser concientes de ello.
La tradición cuenta que tienen algo en su anatomía diferente a la de los humanos: las puntas de las orejas, lo que los emparenta con otro tipo de elementales de los bosques que luego fueron llamados Silvanos. El típico gorro de Hermes servía para ocultar esta anormalidad, que muchas veces fue relacionada con el Mito del Rey con orejas de burro y dotado de poderes parapsicológicos, como Midas.
Los Gnomos u hombrecillos pueden, si lo desean, trasladarse con enorme velocidad y estar casi instantáneamente donde quieren estar.
Poseen mediana inteligencia. Al igual que los espíritus, son "trazos" de luz. Cuando se dejan ver por los seres encarnados, reitero que muestran apariencia de viejos enanitos y son muy graciosos. Con un método de transustanciación, pueden llegar a materializarse, pero el tiempo que pasan en este plano lo hacen alejados del ser humano, ya que no les resulta fácil adaptarse a la frecuencia de sonidos que nosotros manejamos. Estando en el plano físico son vulnerables a los ruidos de las ciudades y por eso habitan en los bosques. Son muy similares en conductas a las criaturas humanas, ya que suelen ser muy traviesos.
Elfos: Habitan la zona de bosques y montañas. Son un poco egocéntricos, pues cuando se corporizan se deslumbran con su porte y modelan sus propios cuerpos de acuerdo al poder energético adquirido, y es un orgullo para ellos el grado de hermosura que creen haber logrado, ya que esto lo consideran un producto de su trabajo en el plano físico.
Su mismo egocentrismo los puede transformar en seres tristes, con baja estima. Pueden ser dominados por su ego y convertirse en vengativos o bromistas, dependiendo de las circunstancias. Por eso también se los considera polifacéticos, como la propia Naturaleza. En el plano físico pueden tomar multitud de formas, apareciendo como bellezas iridiscentes o como ancianos deformados, con expresiones ensoñadoras o de rostro cruel.
GENERALIDADES DE LOS ELFOS
Todos estos seres son muy antiguos, algunos son pequeños y horribles. Cuando están de pie sus brazos llegan más abajo de las rodillas. Son de abundantes y enmarañadas cabelleras. Poseen un talento especial para la maldad, aunque también existen Elfos bienhechores. Les encantan las raíces de los alerces. No aman la lluvia, pero sí la tempestad. Sus orejas son puntiagudas y sus piernas como de alambre.
CLASES DE ELFOS
Los Elfos son grandes seres mágicos y se dividen en dos grandes categorías:
Los Ljsalfar, o Elfos de la luz
Los Dopkalfar, o Elfos de la oscuridad
ELFOS DE LA LUZ
La mitología dice que dominan el cambio de apariencia, poseen una belleza etérea, constituyen unos de los Elfos de mejor disposición. Son de imagen transparente y con tonalidades de azules. Existen otros Elfos de la luz que poseen la habilidad de desplazarse sobre el fuego o por el interior de la madera y la piedra, son los llamados Ellefolk. Se comenta que poseen el don de ver el porvenir, además del don de cantar y componer una música fascinante y embriagante.
ELFOS DE LA OSCURIDAD
Al igual que las langostas construyen sus hogares en la tierra, muchas veces se los encuentra en las casas, donde prefieren los rincones oscuros y solo aparecen de noche. Los hay de color gris, pardo, rojo y negro. Si en una casa hay cerraduras sin llave o pequeñas grietas en la madera los Elfos entraran, por esos pequeños resquicios. Tiene muchos nombres, como Cauchemar, Qaalruter, Nachtmannle.
ELFOS DE LA PENUMBRA
Son los más numerosos se los encuentra en los árboles, plantas, en los arroyos o estanques. Son muy precavidos y se protegen de las ingerencias de los extraños.
Hay Elfos Oscuros, como los Moros, Mouros, Mairuk, Lamiñak... seres de tez negra constructores de dólmenes y habitantes de cuevas. O los Minairons o Mainarons, duendes de las minas para algunos, o los Follets de las Cuevas, o los Gnomos del Moncayo. O tantos y tantos seres sin nombre, agrupados bajo los genéricos de enanos, que abundan en todas las tradiciones populares y cuentos españoles.
Duendes: Duende es un término con un contenido tan amplio que parece imposible definir claramente a qué seres se refiere. En español, la palabra adquiere una polisemia similar al término inglés "fairie". Es posible que el ámbito que ambos vocablos describen sea el mismo: el mundo habitado por seres de todo tipo surgidos de la fantasía, protagonistas de cuentos y tradiciones populares, personajes traviesos, buenos y malos, que intervienen en la vida de los humanos con sus pesadas bromas, sus presencias misteriosas. La mitología los hace conocedores de tesoros ocultos y de encantamientos mágicos.
Quizá el único carácter común a todos ellos sea el pertenecer al género masculino, por contraposición a las hadas. La palabra duende sirve tanto para describir a un elfo o un gnomo habitante del interior de las cuevas, cavador y oscuro, como a un diablillo familiar, minúsculo y volador, pero dotado de grandes poderes.
Normalmente, los duendes en el mundo hispano se caracterizan por su afición a convivir con los humanos. Ahora bien, eso sólo sucede -o más bien sucedía- en lugares rústicos y algo aislados, en pequeñas aldeas y pueblos, granjas y cabañas. Los duendes que han pasado a la historia por aparecer en relatos de tradición oral, en cuentos e "historias de viejas", eligen vivir en rincones escondidos de las casas, normalmente las bodegas, las cuadras o el desván.
En el Pirineo aragonés, por ejemplo, todos los duendes domésticos tienen su hogar en las llamadas "falsas", espacios situados bajo los tejados de las casas servían para acumular todos aquellos trastos que no se usaban, pero que no se querían tirar. Eran morada de palomas, y de una estación a otra, servían de almacén para determinados utensilios. Pero era también un lugar mágico, donde las ancianas ponían a secar sus plantas medicinales. Entre ellas, no faltaba la ruda que, al moverse, avisaba de la presencia de seres malignos, bruxas, diaples o duendes. Así mismo, la piel de una serpiente colgando de una viga protegía toda la casa que quedaba abajo.
En realidad, la palabra duende suele ser utilizada la mayor parte de las veces para designar a los duendes domésticos. El diccionario dice que procede de una contracción de los términos "Duen de casa", "Dueño de casa". Entre sus bromas se encuentran las de hacer desaparecer cosas o cambiarlas de sitio, los ruidos extraños, el fuego que se apaga o se enciende, risas estentóreas, apedrear muebles...
No coinciden las descripciones de los duendes acerca de un tamaño concreto, pero sí que estamos todos de acuerdo en que no es alto, más bien su tamaño es el de un "niño pequeño". El mismo diccionario de la Real Academia Española de la Lengua señala que el duende "aparece con figura de anciano y de niño en las narraciones tradicionales". En muchos otros casos, se diferencia entre el aspecto de niño y la cara arrugada, como de un viejo, que tiene el duende.
Ahora bien, también se define como un duende el ratón colorado de Murcia, o los duendes con apariencia de frailes, abundantes en la literatura del siglo de oro español, y reconocibles en los grabados de los Caprichos de Francisco de Goya. Durante mucho tiempo, en España se describieron los duendes de manera similar a pequeños diablillos con rabo y cuernos en la frente.
Duendes eran también, los llamados Diablillos Familiares o Espíritus Familiares, unos seres diminutos que servían a grandes magos y brujos, y que solían guardarse en ampollas de vidrio, en la empuñadora de la espada o en canutos. En ocasiones, se les ha descrito bajo la apariencia de moscas o mosquitos voladores. A una orden de su dueño, los diablillos o diaplerons salían zumbando del recipiente para cumplir su cometido en muy poco tiempo, ya fuera éste construir un edificio o segar todo un campo de cereal.
Otro tipo de duende es el llamado Follet en Aragón, Cataluña, Mallorca y algunos lugares de Italia. Tiene que ver con la rapidez, algo huidizo que a veces se sitúa entre las crines de los caballos y los lleva alocados al galope. Otras veces se describe al Follet con la imagen tradicional del gnomo con barba blanca y gorro rojo.
Dos tipos de duendes cántabros tienen también sus características particulares: los tentirujos y los trentis, siendo los primeros descritos como viejecillos con grandes orejas y boinas rojas, y los segundos, de vida silvestre, ojos verdes y piel cubierta de musgo.
Sílfides: Se cree que las sílfides son semihumanas voladoras de gran belleza. Están emparentadas con las dríadas y las ninfas.
Físicamente, una sílfide tiene la apariencia de una elfa o una humana, muy bella y de rasgos delicados. Tiene alas de libélula y son transparentes o con manchas iridiscentes. Sus cabellos son largos y del color típico de una humana, aunque también pueden ser azules, verdes o violetas.
Son seres neutrales, de carácter amigable. Mantienen el aspecto juvenil durante toda su vida. Hablan en un lenguaje musical, propio de los seres mágicos con los que están emparentadas.
Las sílfides habitan en las alturas, ya sea en las montañas o en las copas de altos árboles. Rara vez se las ve en tierra firme, pero quienes las han avistado afirman que construyen sus nidos individuales en las laderas de las montañas, o tallados en los árboles.
Una sílfide tiene capacidad de levitar innatamente. Su ágil vuelo es comparable al de pocos seres. Puede volar y moverse libremente, las alas sólo le sirven para coger impulso. Sin embargo, esta capacidad de levitar es de carácter mágico. Si se les lanza un conjuro anti magia no pueden volar.
Las sílfides tienen otras muchas habilidades mágicas, como la de hacerse visible o invisible a voluntad, y la de invocar elementales del aire.
Se dice que las sílfides pueden tener descendencia con humanos o elfos, obviamente todo eso es leyenda.
Una vez que la sílfide deposita un único huevo perlino, invoca a un elemental del aire para que proteja y dé calor al huevo hasta el momento de su eclosión. Las pequeñas sílfides tienen el aspecto de una niña humana, pero con dos pequeñas alitas. Estas pequeñas sílfides pueden alcanzar el ágil vuelo a partir de los 10 años de estar materializadas.
Salamandras: Llamadas hadas del fuego, pues dirigen a este elemento. Son conocidas también como Farisilles o Shallones.
Hay diversas categorías de Salamandras: Farrallis, que son los que elaboran los planes de trabajo. Aspiretes, que ejecutan los proyectos de los Farrallis. Hiarrus, que supervisan las tareas de los dos primeros, y Ra-Arus, que gobiernan el mundo del fuego.
Ondinas: Se las considera las hadas de los ríos y junto con los Wallanos, habitan en los diversos cursos de agua.
Nereidas: También llamadas Nerenes o Ensines, son las hadas de los mares.
Silfos: Son las hadas del aire, llamadas también Wallotes o Arienes. Se dice que controlan los vientos y frenan las tempestades que producen otros elementales de muy baja frecuencia.
Otros Silfos son los llamados Céfiros y, al igual que las Wallotes, también son los elementales del aire. Son espíritus que tienen su reino en los vientos, brisas, ráfagas, remolinos, etc. Cada uno es distinto según su manifestación. Adoptan formas muy extrañas y están presentes constantemente, aún en los días en que parece que no se mueve ni una sola gota de aire.
El carácter de ellos, por lo general es muy amigable, salvo en determinadas horas en que los jefes de los aires toman el mando y pueden provocar grandes catástrofes. Son muy cambiantes y la amistad con ellos evitaría muchos problemas. Estos elementales están presentes en todo el globo y en los últimos años es posible que se encuentren enojados, pues las acciones humanas han perjudicado bastante el clima del planeta, transfiriendo problemas a otras dimensiones o liberando fuerzas que ellos mismos no sabían que podían utilizar. Esto es igual en los otros reinos, tanto en las aguas, como en el fuego y la tierra.
Los silfos son elementales bastante difíciles de captar a simple vista, pues se mueven a grandes velocidades por la inmensidad del aura planetaria. Su vibración es muy sutil y la facultad de percibírseles reside no solamente en la rapidez de sus movimientos, sino también en el frecuente cambio de forma que adoptan en el aire.
No nos olvidemos que los elementales son "trazos de energía supra lumínica" y se presentan ante nosotros adoptando una forma ilusoria.
Los Céfiros son la forma más sutil de la familia de los silfos y siempre ha sido la inspiración de infinidad de poesías. También son parte de la mitología y están relacionados con el nacimiento de Afrodita, pues cuando la llamada diosa del amor es engendrada por Hera y Zeus, los Céfiros envuelven a Afrodita con brisas marinas y la transportan primero a Citera y luego a Chipre, donde las Horas la vistieron y la guiaron a la morada de los Inmortales.
Se comenta también que cuando los Céfiros crean los vientos que llevan su nombre, lo hacen en función de envolver con su aire el corazón de los enamorados y así fortificar su amor.
Hadas: Las Hadas son los Elementales más evolucionados. Cuando se materializan en el mundo físico no lo hacen por mucho tiempo, pues las frecuencias densas del mismo las incomoda.
Se dice que su labor es una de las más importantes en el plano físico, pues trabajan en la composición cromática, que es darle color a los elementos del plano físico. Ya hemos dicho en varios artículos que la materia es energía condensada y esa energía tiene color, sonido y vibración, que se diferencian en cada elemento.
El aura que rodea a nuestro cuerpo físico también posee un color y una vibración determinada.
Cada color áurico representa un estado de ánimo y cada sonido puede alterar a favor o en contra ese estado.
Las hadas colaboran con el hombre trabajando sobre sus proyecciones mentales, tratando de elevar en forma sutil el pensamiento de cada ser humano.
Se presentan a los ojos de cada persona como pequeños seres alados con forma humana femenina.
La frecuencia vibratoria de las hadas es altísima, solo comparable a la de los ángeles.
Tipos de Hadas:
No se podrían enumerar todas las clases de hadas que viajan y pululan por todos los bosques de todo el mundo, ni siquiera, por nuestro entorno. Aunque lo que sí se puede es diferenciar algunos tipos fácilmente reconocibles. Entre ellos:
Damas Blancas: Suelen localizarse en Europa, y más concretamente en Alemania y países de alrededor. Con todo ello, se dice que revolotean por los castillos o en arbustos que consideran sagrados.
Las Damas Blancas se podrían considerar como las más selectas de todas, representando los ideales y las virtudes. Esta tipología es reconocible porque suelen vestir con atuendos blancos que denotan la pureza de sus espíritus y sus intenciones que suelen ser tremendamente bondadosas.
Se dice que esta familia de hadas suele ayudar a toda persona que se pierda en un camino.
Damas Verdes: Personifican las fuerzas de la naturaleza y se dice que debido al viento, se han ido convirtiendo cada vez en más etéreas; su residencia se localiza en bosques especialmente frondosos, prados o incluso terrenos desérticos dentro de castillos de cristal, hielo o coral. Las damas verdes recibieron ese nombre debido al color del que iban ataviadas sus vestimentas.
Algunas tradiciones comentan que anteriormente fueron dañinas para el hombre, pero que con el tiempo y la convivencia aprendieron a adaptarse llegando a convivir con él y facilitándole la vida.
Dríadas: Son las hadas que se localizan en los bosques y se predispone que su vida gira en torno al tiempo de vida del árbol en el que residen. Siendo hermosas, frágiles y considerándose como las Ninfas de los bosques, en innumerables ocasiones se ha dicho de ellas que reflejan rayos de color dorado en sus ojos, cuando se aparecen a los seres humanos.
Las Dríadas suelen cantar, aunque sus cantos se suelen confundir con el ruido que provoca el viento al agitar las hojas.
Mano Blanca: Son las hadas más peligrosas que se conocen pues su relación con el hombre puede resultar mortal para este último. Las historias dicen que suelen presentarse por la noche a los viajeros, intentando seducirlos y sólo con el roce de su cuerpo, que suele ser de un blanco espectacular, el ser humano caerá en muerte o por lo menos, en ataque de locura. La mayoría de los estudiosos de las hadas toman esto último solo como relato de viajeros con mucha imaginación.
Las Fatas: Son hadas de muy antaño y se consideran como una estirpe aristócrata.
Se dice que son las que ponían a prueba a los hombres, por medio de disfraces. Así que si un viajero caminaba por el bosque y encontraba a una anciana cargada de leña que le pedía ayuda, él debía hacerlo porque seguramente se trataba de una Fata que quería ponerlo a prueba.
Sirenas: Innumerables son los habitantes de las aguas, especies animales y vegetales aún desconocidas, y lo mismo ocurre con seres feéricos y legendarios. Las sirenas son, entre ellos, los más conocidos. Les siguen en popularidad las ondinas y las ninfas.
Quizás algunos hayan oído hablar de las mujeres-foca, de las hadas lavanderas o de las náyades.
Las sirenas eran el equivalente a las ninfas pero en el mar pues residían en la zona de Sicilia cerca del cabo Pelore. Sus padres fueron Calíope y el río Aquelao, según unas versiones y Forcis o Gea, según otras. El número exacto de ellas no está totalmente claro, hay quien afirma que eran tres, pero también se dice que fueron cinco e, incluso ocho.
El cuerpo de las sirenas, a pesar de que vivían en los océanos y de lo que tradicionalmente se ha representado, estaba formado por un cuerpo de ave y un rostro de mujer, por lo tanto, no tenían aletas, sino alas. Las sirenas detentaban una voz de inmensa dulzura y musicalidad y se prodigaban en cantos cada vez que un barco se les acercaba, por lo que los marineros, encantados por sus sonidos, cuando no podían huir de ellas se arrojaban al mar para oírlas mejor pereciendo irremediablemente. Sin embargo, si un hombre era capaz de oírlas sin sentirse atraído por ellas una de las sirenas debería morir. Fue esto lo que propició el héroe Odiseo, más conocido como Ulises. Cuando Odiseo estaba viajando en barco en una de sus muchas hazañas halló a las sirenas y para evitar su influjo ordenó a sus tripulantes, según consejo de Circe, que se taparan los oídos con cera para no poder escucharlas mientras que él se ató al mástil del barco con los oídos descubiertos. De esta forma, ninguno de sus marineros sufrió daño porque no oyeron música alguna mientras que Odiseo, a pesar de que había implorado una y otra vez que lo soltaran se mantuvo junto al poste y pudo deleitarse con su música sin peligro alguno. En consecuencia, una de las sirenas tuvo que perecer y esta suerte le sobrevino a la sirena llamada Parténope. Una vez muerta las olas la lanzaron hasta la playa y allí fue enterrada con múltiples honores. En su sepulcro se instaló después un templo. El templo se convirtió en pueblo, y finalmente el lugar donde fue enterrada esta sirena se transformó en la próspera Nápoles, llamada antiguamente Parténope. También existe otra leyenda acerca de las sirenas que afirma que los Argonautas también sobrevivieron a su influjo porque Orfeo, que les acompañaba, cantó tan maravillosamente que anuló completamente su seductora voz.
EL ORIGEN DE LAS SIRENAS
Difícil es dilucidar el verdadero origen de las sirenas. Dejando a un lado a las antiguas sirenas con forma de mujeres-ave, se dice que la primera mujer-pez conocida fue Atargatis, la diosa de la luna, protectora de la fecundidad y el amor. Atargatis, perseguida por Mopsos, se sumergió en el lago Ascalón con su hijo, y se salvó gracias a su cola de pez. Esta leyenda se confunde con la de la diosa siria Derceto, que también se arrojó a las aguas del mismo lago, después de matar a uno de sus sacerdotes y abandonar a la hija de ambos en el desierto. Derceto recibió la cola de pez como símbolo de su pecado, y su hija, criada por las palomas, se convirtió en Semíramis, reina de Babilonia.
También puede encontrarse una semejanza con las sirenas en la diosa Afrodita, hija del semen de Zeus convertido en espuma de mar, que fue diosa del amor y protectora de los marinos. Su espejo ha sido heredado por toda la estirpe de sirenas.
Para buena parte de los sabios griegos, sin embargo, las sirenas tienen por padre a Aqueloo, un río personificado en figura de hombre con cola de pez. En cuanto a la madre, la confusión crece: puede ser la diosa de la memoria, o alguna de sus hijas, las musas. Quizá las sirenas sean hijas de la Elocuencia, de la Danza, de laTragedia o de la Música. Hasta podrían ser hijas de Ceto, la ballena.
OCEANIDAS Y NEREIDAS
El dios Océano y su hermana Tetis tuvieron trescientas hijas, las Oceánidas, que luego se extendieron por todos los mares y los abismos marinos. Una de ellas, Dóride, fué madre de otras cincuenta ninfas de agua, las Nereidas, llamadas así en honor a su padre Nereo, de la raza de los Viejos del Mar, creada también por Océano y Tetis.
Las Nereidas habitan en el Mar Mediterráneo, y cada una de ellas representa una de las formas de este mar. Por ejemplo, Talía es la sirena verde, y Glaucea, la azul. Dinamenea simboliza el vaivén de las olas, y Cimodaré, la calma. Una de las Nereidas, Anfitrite, fue amante de Poseidón y madre de los Tritones. Las Nereidas protegían a los barcos, y no cantaban para atraer a los marinos, sino para complacer a su padre. Los antiguos describieron a las Nereidas con el cuerpo cubierto de escamas y formas de pez. A partir de aquí, el mito de la Sirena fue creciendo por todo el mundo como las ondas en la superficie calma del agua...
SIRENAS HISTÓRICAS
Hasta en los mapas del Renacimiento podía leerse la frase “Hic sunt sirenae” (Aquí están las sirenas) escrita en medio de las áreas destinadas a los océanos. El hombre que surcó el Atlántico, Cristóbal Colón, también asegura que él y sus hombres las vieron, aunque no tan bellas como cuentan las historias. Muchas crónicas de reyes refieren la existencia de sirenas capturadas, y aún cercanos nuestros días navegantes y exploradores relatan encuentros con mujeres marinas, como una que apareció en la Antártida en 1823 u otra en las Bahamas en 1869. La primera tenía los cabellos verdes, la segunda, azules. Sin ir más lejos, en Liérganes, municipio español, existió un hombre-pez, y circulan rumores de otro ser de estas características en el río Ebro.
SIRENAS, CANCIONES Y LEYENDAS
"Encantan a los mortales que se les acercan. ¡Pero es bien loco el que se detiene para escuchar sus cantos! Nunca volverá a ver a su mujer ni a sus hijos, pues con sus voces de lirio las sirenas lo encantan, mientras que la ribera vecina está llena de osamentas blanqueadas y de restos humanos de carnes corrompidas..." Este texto escrito hace 2.800 años es probablemente el origen de la más antigua y conocida de las leyendas: las sirenas que atraen a los marinos con sus voces mágicas, y hacen encallar los barcos y ahogarse los tripulantes. Homero lo imaginó así, y así nos lo contó en La Odisea.
Las páginas de muchos otros libros se han nutrido de los seres de las aguas, y las leyendas, como ríos de la memoria de la Humanidad, han permanecido hasta nuestros días.
Ulises y las Sirenas
Las sirenas son personajes mitológicos cuyo canto embrujador llevaba a los marinos a la perdición. Sus métodos de seducción variaban de un relato a otro, pero todas ejercían una atracción sin parangón sobre los navegantes.
El primer testimonio acerca de la aparición de sirenas se remonta a La Odisea de Hornero, que relata las aventuras tumultuosas del héroe griego Ulises, durante su largo viaje de regreso a Itaca, después de la guerra de Troya. Las sirenas de la época no son esos seres mitad mujer, mitad pez, que las leyendas más modernas retuvieron, sino unas aves con cabeza y pecho de mujer.
Un canto melodioso e irresistible
En la mitología griega, las sirenas viven en una isla del Mediterráneo. Su canto es tan bello que los marinos que las escuchan no pueden resistírseles y dirigen sus naves contra los arrecifes. Los supervivientes son asesinados sin piedad. Cuando Ulises abandona la morada de la hechicera Circe, sabe que debe pasar cerca de la isla de las sirenas. Siguiendo los consejos de la hechicera, el astuto héroe recurre a una estratagema que le permitirá oír y no obstante salvar la nave y a sus compañeros. Tapa los oídos de sus hombres con cera después de haberles pedido ser fuertemente atado al mástil. Así podrá saciar su curiosidad escuchando el canto de las sirenas, sin ceder a su encantamiento.
Este canto se revela melodioso y desgarrador, y está colmado de bellas promesas. Ulises les grita a sus compañeros que lo desaten, pero por supuesto éstos permanecen sordos a sus gritos. Finalmente, el barco pasa y los héroes escapan al funesto destino de tantos otros marinos.
Sin embargo, Ulises no es el único en enfrentarse a las sirenas. El poeta mítico Orfeo, que acompaña a Jasón en búsqueda del vellocino de oro, logra también resistir a su fatal encanto. En el instante en que Jasón y sus hombres, los argonautas, atraídos por las melodiosas voces, cambian de rumbo y se dirigen peligrosamente hacia los arrecifes de la isla, Orfeo toma su lira y entona un canto tan sublime que cubre las melopeas de las sirenas y salva a los marinos, arrancándolos de su mortal contemplación.
¿Quiénes son las sirenas?
Las sirenas de la época homérica son tres hermanas, hijas del dios río Aquelloo y de la musa de la poesía Calíope. Lidia toca la flauta, Fartenopea la lira y Leucosea lee los textos y los cantos. Antiguas compañeras de Perséfo-ne, hija de Zeus y de Deméter, raptada por Hades, el dios de los Infiernos, pidieron a los dioses que les otorgaran alas para poder salvar a la joven y traerla de vuelta sobre la tierra. Según otra versión, deben su apariencia a Deméter, que quiso castigarlas por haber sido negligentes en el cuidado de su hija. Su nombre proviene del término latino siren, que a su vez proviene del griego seirén, de la palabra seim, lazo, cuerda, recordando sin duda el poder cautivador de las sirenas.
Mujeres-pájaro, luego mujeres-pez
La apariencia física de las sirenas evolucionó. En época griega, eran representadas como seres alados, con cara humana y cuerpo de ave como lo prueban diferentes vasijas griegas antiguas. Su transformación en criaturas mitad mujer, mitad pez, con la parte inferior recubierta de escamas, se remonta al parecer a la Edad Media y a las leyendas celtas y germánicas.
Pero, ya bajo el Imperio romano, se les confunde con las Nereidas, las cincuenta hijas de Nereo, dios marino, y de Doris, descendiente del titán Océano.
Las bellas Nereidas son las ninfas del mar y por lo tanto no es sorprendente que hayan sido tomadas por sirenas, también figuras marinas...
Sea como sea, esta leyenda, nacida de la mitología griega y transmitida a través de los siglos, permanece durante mucho tiempo vivaz y continúa asediando la imaginación de los navegantes del mundo entero.
Las sirenas a través de los tiempos
Aunque las sirenas nacieron de la imaginación de los poetas griegos antiguos, la tradición que éstas inspiraron se transformó y se desarrolló con el paso del tiempo, particularmente bajo la influencia del folklore nórdico.
La mitología nórdica. Las leyendas irlandesas e inglesas hacen todas referencia a la presencia de sirenas a lo largo de sus costas, mientras que la mitología germánica las ve surgir de la espuma de las olas. La tradición bretona relata que Ahez, hija del rey Grallon, habría sido sumergida en las aguas por haber entregado la ciudad de Ys al diablo y a las olas, y se habría convertido en sirena. Saxo Grammaticus, un cronista de los siglos XII y XIII, describe por su parte el combate del rey danés Hadding, hijo de Gram, contra un monstruo acuático, mitad hombre, mitad pez.
Donde se pesca a un hombre-sirena. Las representaciones de sirenas se multiplican durante la Edad Media y se transforman en uno de los temas favoritos de decoración de los manuscritos. Hacia el año 1200, el cronista inglés Ralph de Coggeshall escribe: "Durante el siglo pasado, bajo el reinado del rey Enrique II, unos pescadores de Oxford capturaron en el Canal de la Mancha a un hombre desnudo, que nadaba con soltura bajo el agua. Encerrado durante varios días, éste se alimentó principalmente de pescado.
No pronunciaba la más mínima palabra, aun bajo las peores torturas. Devuelto al agua, rasgó la red que lo retenía y consiguió hacerse mar adentro. Después de un tiempo, volvió a la orilla y vivió durante dos meses entre la gente de Oxford antes de volver definitivamente a su elemento natural".
Las sirenas de Cristóbal Colón. Mientras se encuentra frente a las Antillas, el navegante genovés cree divisar tres de estas criaturas que bailan en el agua. Son feas y mudas, pero él descubre en su mirada una cierta "nostalgia de Grecia".
Un encuentro moderno. En 1869, en las Bahamas, seis hombres que se dirigen en canoa hacia una bahía divisan una sirena de deslumbrante belleza, con los cabellos azules flotando sobre sus hombros y las manos hendidas. Ésta emite unos grititos de sorpresa al ver a los marinos y desaparece poco después, sin dejar que se acerquen.
La apariencia física de las sirenas evolucionó. En la época griega, eran representadas como seres alados, con cara humana y cuerpo de ave como lo prueban las diferentes vasijas griegas antiguas. Su transformación en criaturas mitad mujer, mitad pez, con la parte inferior recubierta de escamas, se remonta aparentemente a la Edad Media y a las leyendas celtas y germánicas. Pero, ya bajo el Imperio Romano, se las confunde con las Nereidas, las cincuenta hijas de Nereo, dios marino, y de Doris, descendiente del Titán Océano. Las bellas Nereidas, de las que hablaremos más adelante, son las ninfas del mar y por lo tanto no es sorprendente que se las haya asemejado a las sirenas, también figuras marinas...
A las sirenas se las describe con frecuencia asomándose a la superficie del agua, o sentadas en una roca, peinándose su largo y rubio cabello con una mano y un espejo en la otra. Posteriormente, las sirenas pasaron a ser consideradas divinidades del más allá, y se suponía que cantaban para los bienaventurados en las Islas Afortunadas. Fue así como pasaron a representar las armonías celestiales y es así como las dibujan en los ataúdes y sarcófagos.
Aunque las sirenas nacieron de la imaginación de poetas griegos antiguos, la tradición que éstas inspiraron se transformó y se desarrolló con el paso del tiempo, particularmente bajo la influencia del folclor nórdico. La leyenda de las sirenas se popularizó rápidamente; se extendió por toda Europa y llegó incluso a territorios muy alejados, como la India, Rusia y Japón, pasando después a América. Algunas de las historias las representaban crueles, como la de Ulises, y otras las describían dulces y amorosas, como en el caso de Ondina, que según el relato apareció en la costa de Francia.
La mitología nórdica.- Las leyendas irlandesas e inglesas hacen todas referencia a la presencia de sirenas a lo largo de sus costas, mientras que la mitología germánica las ve surgir de la espuma de las olas. La tradición bretona relata que Ahez, hija del rey Grallon, habría sido sumergida en las aguas por haber entregado la ciudad de Ys al diablo y a las olas, y se habría convertido en sirena. Saxo Grammaticus, un cronista de los siglos XII y XIII, describe por su parte el combate del rey danés Hadding, hijo de Gram, contra un monstruo acuático, mitad hombre, mitad pez.
(Hay un artículo completo en varios links sobre las sirenas en la parte de Enigmas)
Ninfas: Son divinidades menores femeninas que habitan el campo, los bosques y las aguas. Personifican la fecundidad de la naturaleza. Habitan en grutas y frecuentemente forman parte del cortejo de alguna diosa como Artemis. Existen ninfas de diversas categorías, según habiten en los bosques, fuentes o el mar. Intervienen en numerosas leyendas y tienen amores con dioses y mortales aunque sus amantes ordinarios son los espíritus masculinos de la naturaleza como los sátiros o el dios Pan.
Para los antiguos griegos, las ninfas eran los espíritus elementales del agua. Ellos dieron nombre a todas las razas de ninfas:
-Oceánidas y Nereidas, para las ninfas marinas, verdaderas antepasadas de las sirenas;
-Náyades, Creneas y Pegeas, las ninfas de las fuentes;
-Potamides, las ninfas de los ríos;
-Limnades, las de los lagos.
Pero claro, el agua está presente en todo lo que nos rodea, y los sabios pronto se dieron cuenta de que habitaban ninfas del agua en muchos otros lugares. Y también hubo que buscar nombres para ellas. Al grupo de las ninfas de las aguas las llamaron Efidríades, y luego nombraron Uranias a las ninfas del cielo y Epigeas las de la tierra. Estas últimas se dividían en:
-Oréades, ninfas de las montañas;
-Napeas y Auloníades, ninfas de los valles;
-Melíades, ninfas de los prados;
-Dríades y Hamadríades, ninfas de los bosques;
-Corícides, ninfas de las cuevas.
Las Náyades son las ninfas que habitan en ríos y fuentes, es decir, las hadas de agua dulce. En algunos países de Europa se conoce a estos elementales como Náyades, aunque se utiliza con mayor frecuencia el de ninfas, que en realidad es una denominación más amplia que engloba a todos los seres legendarios relacionados con las aguas.
Homero habló de las Náyades, y dijo que eran hijas de Zeus y madres de los seres conocidos como Silenos y los Sátiros.
Entre las descripciones que reciben se encuentran las que las dibujan vestidas con ropajes azules y refulgentes, y coronadas sus cabezas de largos cabellos de color verde o negros, con flores y nenúfares. Los dientes son pequeños, puntiagudos, transparentes o verdosos. Pueden aparecerse también totalmente desnudas, sus miradas y sus sonrisas son enigmáticas, y cargadas de magnetismo y seducción.
Son amantes de la música, de la misma manera que las corrientes de los ríos y los saltos de las cascadas tienen su propio ritmo. De sus sensuales labios se desprenden dulces canciones, con palabras o sin ellas, y su aparición suele ir precedida de melodías excepcionales, que encantan los oídos de los mortales que las escuchan. No andaba errado el poeta que habló de las "aguas cantarinas".
Pero no sólo los ríos y lagos son morada de bellas hadas acuáticas, las leyendas nos hablan también de atractivos elfos y genios, de Hombres del Río, que comparten con los seres femeninos su pasión por la música y la belleza. Los Hombres del Río suelen tañer instrumentos de cuerda, como salterios o mandolinas, y es posible que su misión sea la de custodiar los caminos fluviales que conducen en muchos mitos a los olvidados reinos y países élficos.
Y a pesar de que en este cambiante mundo de los seres legendarios, la racional clasificación del estudioso es poco menos que un intento baldío, las más de las veces ocasión para risas ocultas de hadas y duendes, en ELFOS aportaremos un breve guión de nombres de hadas y personajes, por si fuera de interés para los buscadores de leyendas.
BREVE LISTADO DE NINFAS, HADAS Y ELFOS DE AGUA DULCE
ASRAI
Son pequeñas de estatura. Habitan en lagos y ríos profundos del norte de Europa. Se diluyen en el agua si les alcanza un rayo de sol, sólo salen en noches de luna llena, las Noches de Asrai. Son viejas, pero con apariencia de doncella joven, cabellos largos y verdes, desnudas. Habitan en los huecos de las rocas.
COTALUNA
Ondina que habita en el río Gramame de Brasil. Durante el verano se aparece con forma totalmente de mujer, atractiva y seductora. En invierno le crece una cola de pez y largos cabellos negros.
DONAS D'AIGUA
Habitan en aguas de ríos, barrancos y fuentes de los Pirineos aragoneses y catalanes y del Languedoc. También en las Islas Baleares. Peinan sus cabellos con peines de oro y sienten una gran atracción por los hombres. Alguna Dona d'Aigua ha llegado a contraer matrimonio con un humano, como se cuenta en una leyenda del Montseny.
FADAS D'OS IBONS
Ondinas que viven en los profundos ibones o lagos de origen glaciar de los Pirineos aragoneses. Atraen a los pastores y a los montañeros con canciones, especialmente en la Nochebuena. También se las llama moras, y bailan sobre las aguas en las madrugadas del día de San Juan, con serpientes que se enroscan en sus brazos.
FOSSEGRIM
Espíritu de las cascadas de Noruega. Apenas mide treinta centímetros, tiene unos espléndidos cabellos dorados. Canta canciones mágicas que hacen bailar a los árboles y atrae a los niños para ahogarlos.
GLAISTIG
Tiene patas de cabra ocultas bajo su largo vestido verde. Es una mujer seductora que, a veces, cuida el ganado que baja a beber a la orilla. Le gustan los niños y protege a los ancianos. Las lamiñak, lumias o lainas del norte de España también pueden tener patas caprinas.
GWRAGEDD ANNWN (o annwfn)
En Gales llaman así a las hadas de los lagos. Son mujeres muy parecidas a las humanas, muy bellas y sensuales. Suelen casarse con hombres, a los que imponen la condición de que no les peguen más de tres veces. Lloran y ríen sin motivo, y son grandes conocedoras de plantas medicinales. En una roca junto a un lago de Gales existe una puerta que sólo puede verse en las mañanas del Año Nuevo. Conduce a una isla mágica donde habitan. Una derivación son las GRUAGACHS, las velludas, entran chorreando agua en las casas y piden que se les deje calentarse al fuego. Son seres femeninos y también masculinos. Pueden ser idénticos a las GLAISTIG.
KELPIE
Relacionado con los Hombres del Río, adopt
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