El primer caso positivo de Covid-19 entre el personal de las centrales nucleares argentinas se produjo en el Complejo Nuclear Atucha. El 3 de junio de 2020 fue informado por la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina a la Autoridad Regulatoria Nuclear. Desde entonces los casos fueron en aumento.
Nucleoeléctrica informó un total de 64 casos al 6 de octubre, distribuidos de la siguiente manera: 21 en el Complejo Nuclear Atucha (de los cuales 2 están activos, 19 recuperados), 32 en la Central Nuclear Embalse (20 activos, 12 recuperados), y 8 en la Sede Central (5 activos, 6 recuperados).
Las pandemias son una amenaza para las centrales nucleares, que requieren para funcionar de numerosos operarios, con conocimientos muy específicos, y difíciles de reemplazar. El ejemplo paradigmático es el turno de operaciones: si hay una infección o la necesidad de cuarentena en el personal de la sala de control, esto puede reducir los operarios disponibles por debajo del mínimo necesario. El mantenimiento es otro desafío, las normas de distanciamiento social, y los imperativos de abordar las reparaciones en espacios con gran densidad de personal, se contradicen entre sí.
Hasta ahora Nucleoeléctrica logró salvar las paradas no programadas ocurridas en sus centrales nucleares después que el 19 de marzo el Gobierno Argentino dispuso la emergencia sanitaria para la Covid-19.
El 25 de junio salió de servicio Atucha II para reparar una bomba del moderador; el 18 de julio salió de servicio Atucha I para reparar una bomba de refrigeración; y el 26 de julio salió de servicio Embalse debido al deterioro y mal funcionamiento de algunos posicionadores de válvulas de control de nivel en los generadores de vapor. El futuro es incierto para Nucleoeléctrica en la medida que la infección prospere entre su personal.
La crisis del coronavirus encontró al lobby nuclear argentino lidiando con dos proyectos en el Centro Nuclear Atucha: las obras del reactor modular pequeño Carem-25, que fueron suspendidas en marzo; y la construcción del almacenamiento en seco de combustibles gastados, el presidente de Nucleoeléctrica, Juan Eduardo Nies, manifestó que “si no tenemos este nuevo almacenamiento seco para finales del año que viene, nos meteremos en problemas (…) tal vez nos veamos obligados a reducir la energía” dijo Nies.
Con la crisis de Covid-19, por primera vez en su historia, la industria nuclear se enfrenta a una gestión de crisis que implica desafíos de seguridad que no tienen como origen una causa técnica vinculada a sus actividades. El 4 de junio de 2020, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, emitió el documento titulado: “Funcionamiento, seguridad tecnológica y seguridad física de las instalaciones y actividades nucleares o radiológicas durante la pandemia de Covid-19”, con información resumida sobre las medidas adoptadas por los operadores y los organismos reguladores durante este período, además de las múltiples alteraciones de los calendarios y procedimientos ordinarios. En el documento se lee que “en la Argentina, los explotadores de centrales nucleoeléctricas están tratando de obtener la aprobación del órgano regulador para reprogramar todas las paradas planificadas”.
Nucleoeléctrica es el único explotador de las 3 centrales nucleares existentes en el país. La empresa dispuso guardias mínimas presenciales y rotativas en los puestos que se requieren. Todos deben tomarse la temperatura una hora antes de entrar y se reforzó esta medida en el personal del turno de operaciones. En las salas de control de las centrales nucleares se redujo el tiempo en el recambio del turno y se evita el contacto directo entre el personal de distintas guardias. Las reuniones presenciales se redujeron al mínimo necesario para garantizar la operación segura de las centrales. La comida sólo se entrega en viandas para evitar el contacto en los comedores. Las áreas de apoyo administrativo realizan sus tareas bajo la modalidad de teletrabajo.
El 2 de octubre la Central Nuclear Embalse finalizó una parada programada, las condiciones de trabajo restringidas por la pandemia le agregaron complejidad a las tareas de mantenimiento.
La de Embalse es la central nuclear con más casos activos de Argentina. ¿Cómo llegó a esta situación? el 7 de agosto se activó el protocolo de bioseguridad, a raíz del contacto de un trabajador con un presunto caso positivo de la localidad de Embalse, donde la situación sanitaria está descontrolada. La localidad de unos 10 mil habitantes, al 6 de octubre sumaba 371 casos de Covid-19 (1 muerto, 182 activos, 188 recuperados).
El 14 de septiembre, Nucleoeléctrica informó a la ARN de 7 casos positivos en la Central Nuclear Embalse. Los trabajadores se encontraban en su domicilio, a excepción de uno de ellos que trabajó en la central hasta el viernes 11 de septiembre, y se determinó el aislamiento preventivo de otros 5 trabajadores con quienes se identificó que tuvo contacto estrecho. Como el personal vive en una amplia región alrededor de la central, ésta se convirtió en un foco de trasmisión de la enfermedad.
El gerente de la central, ingeniero Juan Cantarelli, en declaraciones a la radio Delta Embalse dijo que la central “entró en una parada programada el sábado 26 de septiembre lo que llevó a aumentar el número de operarios dentro de la planta (…) En estos momentos son alrededor de 20 los casos activos, varios se han recuperado, mientras que 60 trabajadores continúan aislados”.
La ARN tiene un plantel de inspectores residentes en las centrales nucleares y difunde regularmente en su página web un reporte con los casos de Covid-19 en las mismas; Nucleoeléctrica también difunde regularmente los casos de Covid-19 entre su personal. La transparencia en la información relacionada con la pandemia distingue a la industria nuclear Argentina del resto del mundo. “Muy pocos operadores y reguladores han publicado y actualizado regularmente datos sobre los casos de Covid-19 detectados y su tratamiento”, sostiene la edición 2020 del Informe sobre el estado mundial de la industria nuclear, que incluye un capítulo enfocado en los desafíos de la industria nuclear en la era de la Covid-19.
Entre los problemas padecidos a nivel global por la industria nuclear están la postergación de las paradas de mantenimiento, o de recarga de combustible en los reactores PWR, el cierre de plantas de reprocesamiento, la cancelación de inspecciones in situ por parte de los organismos reguladores, la extensión de jornadas laborales, la falta de provisión de elementos de protección para subcontratistas. Las empresas operadoras nucleares se han visto muy afectadas económicamente al aumentar los costos operativos, mientras que el consumo de electricidad se desplomó. Las consecuencias de la Covid-19 en la industria nuclear son considerables, el impacto durará varios meses, incluso años.
Comentarios