El Tercer Planeta Nº 302 - Corriendo para vivir. (18/08/2017).

Bienvenidos al 302º programa de EL TERCER PLANETA y gracias por estar.
Por Julio A. Guerrieri y Sergio O. Rubinetti.
Todos trataban de tomar agua del arroyo. Algo tan simple era muy peligroso. Pero era algo imprescindible y los depredadores lo sabían. Más tarde o más temprano debían arriesgarse sobre la orilla de aquel arroyo que se desbordaba cada estación e inundaba parte de la pradera. Los bosquecillos cercanos eran la única alternativa de salvación. Al menor indicio de peligro, todo el grupo corría como el viento para trepar a la parte más alta de los árboles. Era todo un estampido donde no había entonces mucho despliegue de cordialidad; sólo los más rápidos y fuertes podían salvarse de las garras de los tigres, de los hocicos de los jabalíes o de las fauces de las jaurías de lobos. Siempre volvían a dormir con algún integrante menos. Se notaría su ausencia dentro del grupo familiar por algunos días para luego seguir adelante con sus vidas. Durante las primaveras los árboles brindaban muchas frutas ricas en agua y casi no era necesario bajar a la pradera. Todas las familias de simios del Mioceno habían desarrollado estrategias de defensas para el grupo. Algunos adultos permanecían en lo alto de los árboles como vigías para avisar inmediatamente si se acercaba algún peligro. Unos gritos de anuncio bien definidos daban la voz de alarma para que el grupo se pusiera a resguardo. Este mecanismo, fundamental para sobrevivir, se iba perfeccionando generación tras generación para dar origen en el futuro a un lenguaje bien elaborado. Aquella tarde, varias familias bebían agua en un meandro del arroyo. Un fuerte grito de alarma bajó del bosque y los simios saltaron del agua a refugiarse en las copas de los árboles, Una hembra que amantaba a su cría comenzó a correr y el pequeño simio cayó al suelo. Un lavocatavis* hambriento cortó al pequeño en dos y su cabeza rodó por la orilla del arroyo. En la siguiente inundación fue cubierta por el lodo. Trece millones de años después, sus descendientes lo encontrarán y reconstruirían toda esta historia.