Uno de los primeros pasos que el Señor quiere que entendamos en estos tiempos es por qué muchas palabras proféticas se quedan sin ser cumplidas. Una palabra profética es como un GPS en el mundo espiritual; de hecho, toda la palabra de Dios escrita también es profética.
Esa profecía particular que el Señor nos da, se refiere a una dirección precisa que va en dirección a nuestro propósito de vida individual. El Señor envía a los profetas a darnos una visión más clara de hacia dónde vamos y para que fuimos creados; individualmente tenemos distintos roles y direcciones, pero el fin es el mismo: hacer que su creación lo reconozca.
Para que nosotros podamos ver culminada esa obra en nuestra vida, debemos comenzar nuestro proceso de tallado y moldeado en las manos del Señor. Tenemos que dejar a un lado nuestro mal carácter, pesimismo, desanimo, desilusión, confusión, negligencia, falta de compromiso, entre muchas otras cosas que serán el precio a pagar para alcanzar la palabra que nos ha dado.
1 Reyes 17:1-7 “Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra.”
Hay sequias en nuestra vida las cuales nosotros mismos nos las buscamos, ya sea por noviazgos que no nos convenían pero de igual manera seguimos adelante; por amistades que no son las que el Señor quiere para nosotros; trabajos que van en contra de Sus principios, entre muchos otros factores. Nos podemos a veces creativos comprando una casa, cuando aún no era el momento indicado, solo por el hecho de seguir nuestras maneras de hacer las cosas en esa área de nuestra vida, la cual no le hemos entregado al Señor todavía. Allí llega la sequía.
Mientras no nos adecuemos a los principios del Señor, la sequía seguirá arraigándose en nuestras vidas; ¿Hasta cuándo vamos a permitir que no llueva sobre la tierra que ya Él nos ha dado?
Visítanos en sonidodelagloria.org
Bendiciones
Comentarios