Las derrotas ocurren en el mismo lugar donde ocurren las victorias. Un lugar oscuro para quien lo desconoce, un verdadero laberinto donde casi todos se pierden: el cerebro y la mente del elector.
Todo pasa por el cerebro del votante: es el cerebro quien procesa los discursos, la publicidad, la información de los medios, los mítines, actos y manifestaciones, las propuestas, los proyectos, los jingles, los logos... las influencias de su círculo personal, sus amistades y redes sociales.
¿Cómo llega a hacerse consciente la elección del voto más allá de nuestras preferencias políticas? Para hablar de ello nos acompaña Manuel Moreno, el psicólogo amigo de La Buena Tarde.
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