Se ha comprobado que el escaneo corporal es una forma de meditación extremadamente poderosa y
sanadora. Es la base de las prácticas en el entrenamiento de Reducción de estrés basado en mindfulness,
MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction). Conlleva hacer un recorrido sistemático del cuerpo con la
mente, llevando la atención con interés, afecto y apertura a todas sus partes.
Cuando practicamos el escaneo corporal, movemos nuestra atención sistemática e intencionalmente a lo
largo del cuerpo, atendiendo a las diversas sensaciones en las diferentes partes.
Prácticamente, podríamos describir lo que hacemos durante un escaneo corporal como sintonizar con o
abrirnos a esas sensaciones, permitiéndonos ser conscientes de lo que ya está ocurriendo.
Sensaciones físicas que puede que notes cuando practiques el escaneo corporal:
Hormigueo, ardor, apretado/suelto, una punzada o pinchazo, suave/áspero erizado, tenso/flexible,
adormecido, ligero/pesado, tembloroso, martilleo, punzante, tirantez, adormecimiento, picor, palpitación,
ligereza, quemazón, dolor, latido temblor, vibración, desazón, dolor, tenso/relajado, frío/caliente,
húmedo/seco, apagado/ cortante.
Reacciones emocionales que puedes notar:
Alegría, sorpresa, impaciencia/ganas de parar, aburrimiento, placer/ganas de continuar, tristeza, miedo,
duelo, orgullo, enfado, frustración, anticipación, vergüenza, liberación, asco.
Pensamientos que pueden ocurrir:
Examinar el pasado, planificar, evaluar/analizar, desear/esperar/comparar, etiquetar/catalogar, imaginar el
futuro, pensar en otros, pensamiento circular, juzgar tu experiencia.
Qué hacer si te sientes mal durante la práctica:
Si la reacción es tan fuerte que es aterradora, y estás tan temeroso y asustado que no puedes continuar con la práctica; que no te sientes lo suficientemente seguro como para permanecer en ella, quizás necesites cambiar la forma en que practicas. Puedes abrir los ojos, tomar varias respiraciones profundas, mirar alrededor de la habitación para orientarte, y sentir lo que necesites en ese momento para relajar/calmar la mente y el cuerpo antes de volver a la práctica. Si es necesario, puedes detener la práctica por completo, tomar una taza de té, dar un paseo, acariciar a tu gato o perro, o llamar a un amigo.
Si esto sigue sucediendo cada vez que intentas practicar, y no llega un momento en que sientas una "liberación" o disminución de la reacción emocional o física, sino que se acelera o es aterradora, puede que tengas que interrumpir esa práctica en concreto. A veces sucede que estas prácticas conectan con problemas no resueltos importantes, o con traumas pasados. En ese caso, puede ser útil buscar la ayuda de un psicólogo antes de continuar con la práctica.
Comentarios