SOLEDAD, APEGOS Y DESAPEGOS
"En el principio creó Dios los cielos y la tierra… Y dijo Dios: Hágase la luz… el Sol y la Luna… e hizo también las estrellas Y creó hierbas y árboles… y seres vivientes para poblar la tierra… Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, lo formó del polvo y así creó a Adán… y viendo Dios que no era bueno que el hombre este solo, lo durmió. Y tomando una de sus costillas, hizo a la mujer a la que llamó Eva…"
Génesis.
La soledad es un estado de ánimo, a veces disfórico y a veces placentero. A diferencia de otros animales de menor grado de evolución, el hombre no puede ni debe estar solo hasta por lo menos los tres años de edad, de lo contrario no podría sobrevivir. Pero a medida que el ser humano va creciendo, sus padres deben ir educándolo con amor para enfrentar situaciones de "desprendimiento" ( por ejemplo concurrir placenteramente al jardin de infantes o a la escuela) de modo que a los 18 años, estipulativamente y si el destino lo decide, pueda adecuadamente vivir solo.
Literariamente el tema de la soledad es un clásico, lo hemos visto en personajes como Robinson Crusoe, Gulliver o Alicia en el País de las Maravillas.
Históricamente sabemos que Jesús se aisló en soledad cuarenta días con sus noches, y que existen desde hace siglos ciertas órdenes religiosas que privilegian el silencio (los trapenses) o el retiro (los ermitaños, algunos grupos religiosos orientales) como los medios más excelsos para conectarse con la divinidad.
Para Jung, la "individuación" es el proceso por el cual una persona logra encontrar el significado, subjetivo e instransferible de sus sueños y pensamientos recurrentes. Soñamos solos, el otro no puede soñar nuestros sueños, por eso la soledad es el estado ideal para contactarnos con nuestros "si-mismo", con la totalidad afectiva y cognitiva de nuestra psiquis.
Algunas personas lamentan y reniegan de sus soledad, pero otras la viven como un camino para evolucionar, para conectarse consigo mismas, con valores trascendentes o con Dios: ésta es la soledad creadora, el silencio inspirador, la cara positiva del estar privados de compañía. Debemos preguntarnos: Estamos solos ? Nos sentimos solos, aunque estemos acompañados ? Por qué, cómo, cuándo, dónde y con quién nos sentimos solos ? Cómo extraer lo positivo de la soledad ?
Una forma patológica de salir de la soledad es a través de los apegos, que son relaciones inmaduras, dependientes, simbióticas, por las cuales sentimos que el otro nos completa y que el hombre puede tener con otras personas pero también con animales, objetos, instituciones o creencias. Ejemplos de apegos son las simbiosis padres-hijos o de pareja, la dependencia patológica hacia una institución o credo religioso (el fanatismo, los "adictos al trabajo"), la dependencia de objetos o substancias (dinero en exceso o lujos, adicción a la T.V., cigarrilos, alcohol o drogas, etc.). Cuando logramos darnos cuenta de cuál de nuestras relaciones entra en la categoría de apego, debemos preguntarnos: A quién o a qué estoy apegado ? Por qué ? Cuánto hace ? Qué beneficio me proporciona este apego ? Qué perjuicio ? Cómo podría cortar este vínculo patológico ? Lo he intentado realmente ?
Se conseguimos superar la tendencia de nuestro ego de "apoderarnos" del otro y nos relacionamos con él de forma no egoista, desde nuestro ser superior comenzamos a transitar en el desapego, en el afecto maduro y desinteresado, en el nivel transpersonal. Sólo se puede amar verdaderamente desde el desapego, desde la aceptación total de la libertad y la independencia del otro. Según los grandes maestros, el desapego y la ausencia progresiva de deseo - sobre todo de objetos materiales- nos pone en condiciones de ser cada vez más felices, porque nos hace depender solo de nosotros mismos.
Podemos encarar estos asuntos cruciales, elaborarlos y superar sus aspectos conflictivos a través de experiencias significativas, individualmente o en grupos. Existen algunos ejercicios vivenciales para trabajar estos temas, y como materiales concretos para facilitar la toma de conciencia se pueden utilizar títeres, máscaras, dibujos, etc.. Cuando los miembros de un grupo logran abrirse y compartir con otros sus secretos, miedos, fantasmas e ilusiones, se puede superar el estado negativo de soledad, crecer interiormente y aprender nuevas formas, más sanas y maduras de vincularse con los demás. En definitiva bregar por una mejor relación con nosotros mismos nos permite mejorar cualitativamente nuestra relación con los demás.
Comentarios
hay que sintonizar y dejar que la esperanza acaricie nuestro dolor
es algo que lo ayuda de verdad a despegar gracias
Muchas gracias.... sané hace ya unos años la pérdida de mi hijo de 21 años, puedo recordar y hablar tranquila y con alegría de el...eso es maravilloso!!! Sé que no hay apego, no hay sufrimiento en el recuerdo...solo una sonrisa por el privilegio de haberle conocido.... Sin saber en aquel tiempo acerca de estos temas, esto fue lo que hice y funciona.... estos tiempos son de paz y tranquilidad... Adelante !!! Bendiciones ;)