La niña de Villaverde
El 14 de agosto de 1991 la joven Estefanía Gutiérrez Lázaro falleció en el interior de su domicilio tras practicar la ouija en el colegio. Los médicos dictaminaron que su muerte había sido "súbita e inexplicable". A partir de ese momento, los miembros de la familia vivieron una auténtica pesadilla en su hogar: figuras oscuras que parecían reptar por los dormitorios, una foto que se prende fuego o la voz de Estefanía que parecía surgir del cuarto de baño al fondo del pasillo. La historia culminó con una llamada a la Policía Nacional en la noche del 27 de noviembre de 1992. Allí, el inspector jefe José Pedro Negri y sus hombres fueron testigos de fenómenos paranormales que fueron recogidos en un documento oficial de la Policía.
El cortijo de Los Galindos
Ocurrió en un apartado cortijo sevillano conocido como Los Galindos. Cuentan que aquel 22 de julio de 1975 los termómetros marcaban 49 ºC. Mientras el pueblo de Paradas sesteaba bajo la calima estival, entre las dos y las cuatro de la tarde, alguién entró en el cortijo, propiedad de los Marqueses de Grañina. Dos miembros de la Guardia Civil y cinco trabajadores que estaban acuchillando olivos a unos dos kilómetros de la casa vieron dos columnas de humo, muy densas. A medida que se acercaron para descubrir a qué se debían, comprobaron que el humo olía mal y que el campo se impregnaba de aquel hedor nauseabundo...
El pastor que vio al diablo
Las gentes de la comarca de La Vera, en Garganta la Olla (Cáceres) se vieron asediadas en los últimos días de 1947 por una serie de fenómenos inexplicables que les llenaron de inquietud y temor. Las visiones de luces surcando los cielos venían repitiéndose desde hacía meses, pero fue la experiencia de un pastor, José Pancho Campo, la más sorprendente. Nuestro protagonista se topó con un extraño ser en la entrada de un cobertizo existente en los montes que circundan el pueblo. Tras observar durante unos instantes a la enigmática figura, comprobó que ésta tenía unas extremidades parecidas a las patas de un chivo. El cabrero comenzó a chillar hasta que la extraña aparición huyó del lugar con gran rapidez. El testigo enfermó tras el encuentro; perdió la vitalidad y falleció quince años después de haber padecido durante todo ese tiempo dolencias crónicas.
Miedo en la serranía
Maximiliano Iglesias trabajaba de transportista en la localidad salmantina de Lagunilla. Esa noche, tras realizar un reparto, pasó unas horas con su novia en el pueblo cercano de Pinedas y, ya de madrugada, se dispuso a volver a casa en su furgoneta Avia. Transcurridos unos kilómetros por los serpenteantes caminos de la sierra de Béjar, el vehículo de Maxi se detenía ante la presencia de dos poderosos focos de luz que surgían del centro de la calzada. Extrañado, el conductor notó cómo el motor de la furgoneta se paraba en seco. Fue al descender a tierra cuando comprobó que las luces eran en realidad dos objetos de forma discoidal que ocupaban todo el ancho de la calzada. Súbitamente, un par de figuras muy altas hicieron acto de presencia entre los dos ovnis. Era solo el principio de una auténtica pesadilla...
La Portuguesa
Muchas personas denunciaron a lo largo de los años la presencia de una «mujer» que algunas noches cruzaba lentamente el asfalto de la Base Aérea de Talavera la Real portando un vestido largo. Algunos testimonios civiles afirmaban sin vacilación que al pasar por un punto exacto de la antigua Nacional V los faros del coche habían sorprendido a una figura que parecía ir vestida con retales o harapos portando un bulto en sus brazos. Por lo menos tres juraban, con pánico, haber visto a un bebé en ese bulto. La mayoría de las ocasiones, los conductores frenaban a tiempo de observar cómo La portuguesa —que así la bautizó la voz popular— giraba su mirada hacia el auto y poco a poco, sin que en ningún momento se observase contacto de sus pies con el suelo, iba penetrando en el margen derecho, desapareciendo junto a la tapia blanca de la base militar...
Los niños verdes de Banjos
Desde antaño se han tenido referencias de humanoides o humanos de tez verde, que formaron parte del folclore desde antes que se les atribuyera un origen extraterrestre. Entre los casos más remarcables se encuentra el de los "niños verdes" de Banjos. En agosto de 1887, dos niños desconocidos fueron encontrados cerca de Banjos, una supuesta localidad catalana. Unos campesinos que estaban recogiendo sus cultivos oyeron unos gritos procedentes de una montaña cercana. Los campesinos fueron a investigar y descubrieron dos niños, un niño y una niña que estaban aterrorizados y acurrucados cerca de una cueva. Gritaban en un idioma desconocido, sus ropas estaban hechas de una misteriosa tela metálica, pero lo más extraño era que la piel de los niños era de color verde...
Comentarios
Muy buenas! Se echan de menos las dramatizaciones radiofónicas. Felicidades!
Muy bueno, sobre todo me gustó "el pastor que vio al diablo", en Garganta la Olla.
tremendo
Maravilloso programa