La Alquimia es tan antigua como el hombre mismo. La encontramos plasma¬da en los Templos sagrados del viejo Egipto y siempre aparecen en las ense¬ñanzas de los Iniciados que a lo largo de la Historia han existido.
En la edad Media, los alquimistas, siempre celosos de develar los Sagrados Misterios de la Naturaleza y de la Divini¬dad, ocultaban la esencia de la Alquimia, expresando un lenguaje alquímico confu¬so e incomprensible para aquellos que no estaban preparados para recibir los mis¬terios iniciático. Eran otras épocas, esta¬ba absolutamente prohibido revelar la Clave de todos los enigmas. Clave que, transmitida a través de un juego oscuro de palabras y conceptos, ni los más brillan¬tes intelectuales alcanzaban a compren¬derla.
Mas ahora, en estos tiempos de mo¬dernismo, de la bomba atómica y de la confusión total de la Humanidad, el Maestro Samael Aun Weor consciente de los destinos que aguardan a esta "civilización" rasgando el velo del Misterio, entre¬ga sin ningún reparo la Llave Secreta de la verdad, de la Gran Realidad: el Gran Arca¬no.
El Gran Arcano, el Arcano A.Z.F., es la mágica puerta que conduce hacia la re¬dención del ser humano. Puerta que se ha abierto para los valientes, para aquellos, revolucionarios del espíritu que, anhe¬lantes de la más pura espiritualidad, sien¬ten que sus corazones los impulsan a trascender los dogmas, la mecanicidad de este mundo, para remontar el vuelo, convertidos en áureos pájaros Fénix, ha¬cia el inalterable infinito. La meta: la mis¬ma Divinidad.
Ha llegado la hora de que compren¬damos que la Alquimia es una ciencia ciento por ciento esotérica, que el alqui¬mista no es un hombre encerrado entre tubos de ensayo, probetas y matraces. El alquimista es un iniciado, que, trabajan¬do en su propio laboratorio interior, tiene un solo objetivo: realizar el Magnus Opus, la Gran obra. Debemos entender que la Gran Obra es un proceso iniciático, que lo podemos vivir en nuestro interior psico¬lógico y espiritual, y cuya culminación es el Niño de oro de la Alquimia, la resurrec¬ción del Cristo interior profundo dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.
Con la castidad, se ha confundido su significado, pues siendo una castidad cien¬tífica, por estos tiempos de modernismo lo confunden con el celibato que es muy diferente y perjudicial para la salud hu¬mana, causando al ser humano grandes desarreglos y enfermedades de todo tipo, La castidad científica es muy diferente, es conocida también como transmutación o ciencia de la transmutación.
La verdadera alquimia no exige labor mecánica, consiste en la purificación del alma y la transmutación del hombre ani¬mal en un ser divino. Una de las transmutaciones que debemos hacer den¬tro de nosotros, es la transmutación del plomo de la personalidad, en el oro puro del Espíritu.
Comentarios
Los Alquimistas, los sabios de la antiguedad fundaron las bases de nuestra ciencia quimica actual.