El juego del ángel 50

Veinticinco abandone casa marlaska con el alma en los pies y anduve sin rumbo a través del laberinto de calles solitarias que conducían hacia federal vez el cielo estaba cubierto por una telaraña de nubes grises que apenas permitían el paso del sol buscas de luz perforada en aquel sudario y barrial la ladera de la montaña seguida aquellas líneas de clarín dad con los ojos y pude ver como a lo lejos acariciaba en el tejado esmaltadas de villa aéreos las ventanas brillaba en la distancia desoyendo el sentido común encamina hacia allí a medida que me aproximaba el cielo se fue oscureciendo y un viento cortante levantó espirales de hojarasca mi paso me detuve al llegar al pie de la calle granada el se alzaba al frente no me atrevía a cruzar la calle y acercarme al muro que rodeaba el jardín permanecía sabe dios cuánto tiempo incapaz de huir ni de dirigirme hasta la puerta para llamar fue entonces cuando la vi cruzar frente a uno de los ventanales del segundo piso sentí un frío intenso en las entrañas empezaba retirarme cuando se dio la vuelta y se detuvo se acercó al cristal y pude sentir sus ojos sobre los míos levantó la mano como si quisiera saludar pero no llegó a despegar los negros no tuve el valor de sostener la mirada y me di la vuelta alejando me calle abajo me temblaban las manos y las metí en los bolsillos que no me hubiese antes de hablar la esquina me volví una vez más y comprobé que seguía allí mirándome para cuando quise o la me faltaron fuerzas llegue a casa con el frío o eso quería el pensar en los huesos al cruzar el portal vi que asomaba sobre en el buzón del vestíbulo pergamino y las noticias del patrón lo abrí mientras mi arrastraba escaleras arriba su caligrafía tildada necesitaba al día siguiente al llegar al rellano vi que la puerta estaba entre abierta y que isabella sonriente me esperaba estaba en el estudio y le he visto venir hijo intentes sonreírle pero no vida resultar muy convincente porque tan pronto isabella me miró a los ojos adoptó un semblante de preocupación está bien no es nada creo que he cogido un poco de frío tengo un caldo al fuego que será como mano de santo pase isabella ya me tomo del brazo y me condujo hasta la galería isabella no soy yo no invalida me soltó y bajo los ojos perdone no tenía ánimos para enfrentarme con nadie y menos con mi pertinaz ayudante así que me deje ahora hasta una de las butacas de la galería y me desplome como un saco de huesos isabel se sentó frente a mí y me miró alarmada que ha pasado le sonreí tranquiliza duramente nada no ha pasado nada no me ibas a dar una taza de caldo ahora mismo salió disparada hacia la cocina y pude oír desde allí como trajinado respire donde y cerré los ojos hasta que escuche los pasos de isabella aproximando se me tendría un tazón mediante de dimensiones exageradas parece una original dije vez más el hoy no diga ordinariez olfatear el caldo olía bien pero no quise dar excesivas muestras de facilidad huele raro dije que lleva apoyo porque llegó apoyo salí un chorrito de jerez verbal se lo ve un sorbo y le devolví el tazón isabella negó entero suspiro y otros ahora estaba bueno a mi pesar que tal el día entonces preguntó isabella ha tenido sus momentos y ati cómo te ha ido está usted ante la nueva dependienta estrella desempeño hijos excelente antes de las cinco había vendido ya dos ejemplares del retrato de dorian gray unas obras completas de lampedusa un caballero muy distinguido de madrid que me ha dado propina no ponga esa cara que la propina también he metido en la caja y se pérez hijo que ha dicho decir no ha dicho gran cosa se ha pasado todo el rato como un paz maroto fingiendo que no me miraba pero sin quitarme ojo de encima no me puedo ni sentar de lo mucho que me ha llegado a mirar el trasero cada vez que me subía a la escalera para bajar un libro contento sonreía sentí gracias isabella me miró a los ojos fijamente dígalo otra vez gracias isabella de todo corazón se sonrojó y desvió la mirada permanecimos un rato en un plácido silencio disfrutando de aquella camaradería que a ratos no precisan de palabras apure de todo el caldo aunque ya no me cabía una gota y le mostré el tazón vacío sintió ha ido a verla verdad a esa mujer cristina hijo isabella releyendo mis ojos isabella la lectora de rostros indica en la verdad sólo la he visto de lejos