TÍTULO DE HOY: LA SALVACIÓN QUE VIENE DE DIOS.
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TEXTO DE HOY: Juan 3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.- Marco y Diana.
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Esta sección es uno de los capítulos más importantes en los Evangelios y es un diálogo entre el Señor Jesús y otro judío, líder religioso de la época llamado Nicodemo.
Este líder se acerca al maestro de noche y sin poder desarrollar más sus argumentos, Jesús le dice en el versículo tres:
Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo:
De cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios.
Y es que el hombre fue creado por Dios mismo para vivir gobernando en la tierra bajo la dulce armonía y dirección directa de Dios.
Se le fue otorgado poder y dominio sobre la naturaleza, se le otorgó inteligencia, dones y talentos para trabajar en la tierra… pero el libro de Génesis nos relata la historia que este hombre decidió escuchar las voces de las tinieblas y rebelándose le dio la espalda a Dios y se arrodilló ante el enemigo de nuestras almas y le entregó todo ese poderío.
A partir de ese momento la oscuridad y maldad se apoderó de la sangre y la vida del ser humano y Dios quien es Santo y Perfecto no puede contaminarse con el pecado y aleja al hombre de su reino terrenal perfecto eterno y a este sólo le queda vagar en la soledad de su alma durante el tiempo de su vida física hasta que tenga darle cuentas al que vive por siempre y morar en el ardiente fuego que consume por siempre y que fue preparado para el diablo y para sus ángeles. Y como el hombre decidió seguirle en su locura del mal, mentira, adulterio, borracheras, iras y cosas semejantes a estas y ser parte de su ejército, entonces le esperará el mismo destino final y eterno que no acabará nunca.
Sin embargo, Dios estableció que la única forma de limpiar esa rebelión y pecado en el hombre es a través de la sangre y por medio de su pueblo Israel nos dio el ejemplo de redención y purificación a través del sacrificio de un pequeño cordero inocente y sin culpa que ocuparía el lugar del pecador y de todo el pueblo que creería.
Luego, de esta nación hebrea nació Jesús, el Hijo de Dios, Dios hecho carne que nació sin pecado, nació inocente y sin culpa como lo dice ÉL mismo y en sus propias palabras en el versículo trece:
Jua 3:13 Nadie subió al cielo,
sino el que descendió del cielo;
el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
Y así Jesús ocuparía el lugar del cordero, pero no para salvar solamente a un pueblo sino a todo aquel que quiera creer en que ÉL, como Jesús, el hijo de Hombre, el Hijo de Dios, y que vino para derramar sus sangre por el hombre ¿Tú crees estas palabras…?
Y es por esto que en el diálogo con Nicodemo, Jesús pone como ejemplo a la serpiente levantada en el desierto cuando los hebreos en sus mentiras y chismes murmuraban contra Moisés y contra Dios y morían al ser mordidos por serpientes ardientes que salían del desierto.
Después que se arrepintieron ante Dios, el Señor mandó a Moisés fundir una serpiente de bronce y ponerla y LEVANTARLA en lo más alto del centro del campamento para que todo el que fuere mordido por la serpiente y quiera vivir sólo tendría que creer que al poner sus ojos en esa serpiente en lo alto, Dios le sanaría de la muerte…
Juan 3:14 Y como Moisés
levantó la serpiente en el desierto,
así es necesario que el Hijo del Hombre
sea levantado,
Juan 3:15 para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna.
Todos nosotros hemos sido mordidos por la serpiente eterna de la maldad y el pecado que disfrutamos y que nos es tan natural. Sin embargo, solo nos matará eternamente…
¿Podrás poner tus ojos en el que se hizo pecado por ti y ocupó tu lugar y llevó tu vergüenza sobre sí mismo en la cruz?
Jesús fue levantado en una cruz y así fue público en medio de Jerusalén, para que todos puedan verlo.
¿sabías que sólo podrás ser salvos de la muerte eterna, que te produjo la serpiente Satanás, si pones tu fe Jesucristo crucificado, si sólo eres capaz de reconocer tu pecado ante Dios y humilladamente confiar en la obra de amor de Jesús por tu alma, entones tendrás VIDA ETERNA nuevamente con Dios.
Por todo esto es que cobra sentido nuestra cita de hoy en el versículo 17:
Juan 3:17 Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo sea salvo por él.
O dicho en otras palabras…
Porque no envió Dios a Jesús, su único Hijo a este mundo para condenarte a ti y al resto del mundo, sino para que tú y yo tengamos una oportunidad de darnos cuenta de esta verdad espiritual eterna, que todos los seres humanos hemos nacido bajo condenación por el pecado que reina en nosotros y que no es necesario ir al infierno sino que podemos ser salvos de la muerte infinita por medio del sacrificio de Jesús en la cruz y así regresar a Dios y sus planes de Reino terrenal junto a millones de millones de seres humanos que ya hemos creído.
Entonces ¿crees esto?
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