Ernesto Adler Terapia Neurofocal Dental
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Ernesto Adler Terapia Neurofocal Dental
Recomendamos abrir el pdf una vez oído el texto y ver las imágenes..
http://www.terapia-neural-dental-adler.com/Arxius_PDF/Adler_Libro.pdf
Traducción al castellano del libro del Dr. Ernest Adler
Revisión 08/09/2004
Información destinada a: Odontólogos, Estomatólogos y Médicos, además de todas aquellas personas que estén interesadas en la Fenomenología Neuro-Focal Dental y Amigdalar, por su definitiva influencia sobre el organismo y en consecuencia la salud.
También a los enfermos que puedan identificar su patología con casos que se relatan en el libro y puedan, posiblemente, de esta forma emprender el camino de su curación.
Esta traducción se difunde de forma completamente gratuita y sin ánimo de lucro.
ENUNCIADO DEL LIBRO DE
ERNEST ADLER
-- ESTOMATÓLOGO --
ENFERMEDADES GENERALES CAUSADAS
POR CAMPOS DE IRRITACIÓN DEL
SISTEMA NEURO-VEGETATIVO
PRODUCIDAS POR PROBLEMAS DENTALES Y AMIGDALARES.
(ÁMBITO DEL TRIGÉMINO)
DIAGNÓSTICO Y TERAPIA
3ª EDICION (1983)
NOTA: Como esta información puede interesar también a personas legas en la terminología médica, en el texto se han añadido datos aclaratorios a términos técnicos y académicos. Se han escrito entre paréntesis, y para diferenciarlos del texto original se les ha añadido un asterisco y utilizado un tipo de letra más pequeño. Ej.: (*... y a continuación se añade la aclaración). También se ha añadido un asterisco a determinados conceptos que el autor da por hecho que el lector conoce por sus publicaciones anteriores, las cuales pueden no ser asequibles actualmente. En estos casos, existe un paréntesis al final del párrafo en el que se describe su significado, además de otras aclaraciones que puedan resultar necesarias.
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PRÓLOGO DEL AUTOR A LA SEGUNDA EDICION
La cantidad de charlas, comunicaciones, cartas, etc., sobre la primera edición me producen la necesidad de decir algunas palabras al respecto. Primero, quiero dar las gracias a todos aquellos que se han tomado la molestia de comentar mi publicación. Solamente un diálogo constructivo puede acercarnos a la meta de la perfección.
Principalmente me satisfacen las muchas comunicaciones provenientes de círculos médicos que expresan que de mi libro han extraído iniciativas mediante las cuales pudieron ayudar a muchos enfermos. Por otra parte, la gran cantidad de escritos recibidos de pacientes, me permitieron percatarme de lo mal que todavía están las cosas en cuanto a la aplicación de esta imprescindible modalidad terapéutica, por su abandono en la práctica médica.
Los motivos son diversos. Empieza con el miedo de muchos pacientes, que les impide llegar a tiempo al tratamiento. O posponen, por falta de tiempo, una y otra vez, su visita al estomatólogo.
Falta de tiempo. Este logro de nuestra era técnica es también lo que sólo permite a los sufridos médicos poder aplicar, en muchas ocasiones, un tratamiento sintomático.
Pero uno de los motivos más importantes para este estado de cosas, tan poco satisfactorio, es la postura negativa de algunos científicos que niegan, y negarán, que, dientes en un estado anómalo puedan producir patologías a distancia, no estimando el hecho de que puede tratarse de un foco interferente en el Sistema Neuro-Vegetativo (SNV), y que en realidad sí están produciendo y manteniendo verdaderas distorsiones funcionales en el organismo, convirtiendo a personas sanas en enfermos.
Paralelamente, estos científicos y profesionales de la medicina, añaden que las curaciones logradas mediante el saneamiento del foco son consecuencia únicamente de procesos puramente psicógenos, que responden a la autosugestión del paciente.
Tales manifestaciones, según mi opinión y mi experiencia, son científicamente insostenibles, dado que, si bien estas relaciones causa-efecto han sido en un principio empíricamente comprobadas ya con anterioridad mediante la observación de miles y miles de casos, hoy se ha añadido un estudio estrictamente científico con bases convincentes. No se puede esperar, sin embargo, que los resultados sean aceptados de inmediato por los críticos.
Como mínimo, se debería renunciar a ver los problemas unilateralmente, desde el punto de vista de la patología. Aunque cada órgano tenga sus peculiaridades, y el organismo pueda ser desmenuzado en muchas piezas, no debe perderse la visión sobre su unidad y su constitución como un entero. Aunque en el diagnóstico patológico de un estado final no existan dudas, el mecanismo de su aparición o generación debe ir precedida de una alteración del equilibrio fisiológico por otras causas, que han allanado el camino hacia la aparición de las síntomo-patologías y su estado final visible.
Esta parte no contemplada de la patogénesis, de la que predominantemente trata este libro, se ha convertido en una "crux medicorum" a causa de la poca consideración prestada. Por
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este motivo va dirigido, además de a estomatólogos y dentistas, deferentemente también al médico de medicina general, y se aparta un poco de la “formalidad” encorsetada del estilo clásico.
Un reproche con el que quizá se me acuse es la afirmación de que yo sea monómano y que lo vea todo a través del suceso neuro-focal dental y amigdalar. A todo aquél que tenga ese temor, puedo tranquilizarlo fácilmente; soy muy consciente de los sucesos pluricausales en las enfermedades crónicas, resultado de mis estudios sobre alimentación, que aquí solamente se mencionan brevemente.
Pero un error aún mayor que la sobrevaloración de los factores foco-distorsionadores del SNV, es su completa ignorancia. Lamentablemente, esta postura está aún a la orden del día.
(* El libro fue escrito a primeros de los años ochenta –1983-. Antes había publicado otros. Ni la comunidad médico-académica ni la científica, todavía hoy le han hecho caso, en grave detrimento de la sociedad enferma. La sociedad misma también tiene su propia responsabilidad en el hecho, dado que, desprovista de conceptos mucho más a tono con la lógica de la naturaleza y que en muchas ocasiones rechaza, no reacciona como debería frente a la dificultad en encontrar solución a los problemas de su propia salud, que le proporcionaría nuevas vías de solución al margen de las tradicionales oficializadas).
El "hallazgo" del, o de los campos de distorsión y de sus relaciones bioenergéticas es, sin embargo, frecuentemente muy difícil. Recuerdo, por ejemplo, aquel diente desvitalizado* sin diagnóstico negativo mediante radiografía; o un diente vitalizado con oclusión situada más abajo en la pulpa; o las muchas radiografías en las que, en sus imágenes, se pueden encontrar campos de distorsión del SNV que son frecuentemente invisibles. Pero, en ocasiones, debido al mal estado de la pieza o de la misma estructura dental, podemos aconsejar o llevar a cabo su saneamiento sin tener la seguridad de que, efectivamente, de ahí parte un suceso patológico, que luego puede confirmarse que sí lo era. También, diagnósticos del campo HNO, tal como en una ocasión los recibimos de un gran centro clínico de diagnósticos alemán, y que indicaban "amígdalas insensibles", o "cavidad maxilar sin importancia relevante", no eran diagnósticos que correspondieran a la realidad, ya que una exploración e intervención posterior demostraron lo contrario.
(* “Desvitalizado”: que se trata de un diente muerto, que no tiene vida, y también puede referirse al diente, o muela, al/a la que se le ha efectuado la clásica operación de “matar el nervio”, técnicamente denominada “endodoncia”.)
Precisamente, estos dos campos que sugieren posibles alteraciones a distancia del SNV, requieren ciertas mediciones para poder establecer una patogeneidad. Ya hay a la venta aparatos útiles, pero algunos son complicados en su manejo y otros inexactos en según que circunstancias. Además, tienen el inconveniente que no anotan los diagnósticos automáticamente, para que, al ser reproducibles, puedan ser examinados por cualquier médico, como en el caso de los aparatos denominados con las siglas ECG o EEG.
Un valioso método, al que me refiero repetidamente en este libro, es el Test Neural de Huneke. Con él, en muchos casos, podemos reconocer la relación entre causa y efecto. Este tipo de test permite, aunque desgraciadamente no en todos los casos, la comprobación de la
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causa aun antes de la intervención. Muy a menudo, este es el método empleado en condiciones de dolor, del cual incluyo una serie de ejemplos en el libro.
De todos modos, por parte de una mayoría de profesionales dentro de la salud, se está evitando tomar posición sobre las muchas teorías que se generan dentro de este contexto, hecho que ocurre ya con demasiada frecuencia. Por todo ello, creo que es importante el presentar un pequeño extracto de una gran casuística. Pero ello debe contemplarse críticamente e incluirse en la patología y terapia general.
Hay profesionales que pueden reprocharme que fomento en mis pacientes un "miedo al foco". Quien piense así debería preocuparse primero de que la opinión pública, por ejemplo, fuese ampliamente informada sobre los síntomas de la enfermedad del cáncer, ya que así el miedo al cáncer, ya existente en general, se vería aumentado, y muchos podrían detectar su problema con una mayor antelación. En lo que aún existe la diferencia es en el hecho de que cuando se halla un malignoma mediante el diagnóstico tradicional, las perspectivas de curación son en promedio de un 50%, mientras que un diagnóstico focal positivo dentro del mismo problema, puede llevar al enfermo a un resultado de solución completa o más satisfactorio que de la otra forma.
Es muy extenso el número de pacientes en los que no se produjo un miedo al foco, sino, al contrario, se les redujo su miedo vital.
La ciencia de la odonto-estomatología tiene que salir definitivamente del callejón sin salida o del ostracismo en el que se encuentra, que le ha conducido a una sobrevaloración unilateral del acontecer bacteriológico en los problemas focales y que no definen o solucionan la situación global del enfermo. Deben prestar más atención al sistema básico neuro-vegetativo, ya que éste se encuentra en primera línea, antes que al mencionado bacteriológico, y es el único que permite llegar a discernir la génesis de las síntomo-patologías en los pacientes. Los múltiples casos citados en este libro, sobre todo con relación a la región de la espina dorsal, apoyan esta constatación. Ya en la primera edición se publicaron estas observaciones al respecto de la frecuencia de todo ello.
Terminando esta introducción, sólo me resta el deseo de que críticas bien in-tencionada no me dejen la fama de predicador solitario en el desierto. A este fin deberían contribuir todos y cada uno de mis lectores.
PREÁMBULO A LA 3ª EDICION
Un gran maestro español en el arte de sanar, el Profesor P.F.V. de la Clínica de la Facultad de Medicina de Barcelona, me dijo en una ocasión: "Cuando hayas escrito un trabajo sobre tema médico, deposítalo en un cajón durante algunos meses o años, reléelo y tacharás mucho, quizás hasta la mitad".
Precisamente no puedo decir lo mismo, y desde la aparición de la primera edición de mi libro han transcurrido años. ¿Por qué? Bueno, lo que yo no intento es curar una enfermedad, sino buscar y tratar su etiología, eliminando del sistema dental y amigdalar ya sean focos neurales, “espinas irritativas” o interferencias y campos de distorsión e irritación del SNV que
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se encuentren en esta zona en conexión con el trigémino; en otras palabras, los factores patológicos, más los posibles co-factores, que son otros campos de distorsión de menor entidad que acompañan al foco principal; y observar durante muchos años los resultados.
De todos modos, lo que se debería llevar a cabo en el transcurso del tiempo son nuevas observaciones, experiencias y resultados, y esto es lo que quiero hacer aquí.
Visto desde una perspectiva general, la exploración de bases ha aclarado muchas cosas en los últimos años, pero, lamentablemente, los resultados son escasamente conocidos en las diferentes especialidades profesionales, o simplemente se las minimiza; causa y efecto son poco contemplados, especialmente al comienzo de una síntomo-patología.
De esta forma, los diferentes tests y mediciones precisamente en el ámbito de la dentadura, han contribuido a reconocer muchas causas patogénicas, aun cuando éstas todavía no son visibles o manifiestas en el organismo. De otra parte, la radiografía panorámica* nos transmite una rápida visión general de la situación global, lo que sobre todo es importante para la situación de los dientes con relación al seno, canal mandibular, espacio retromolar, a las osteítis y a los restos de raíces.
(* ”Radiografía Panorámica”, denominada “Ortopantomografía”: radiografía que permite ver toda la estructura máxilo-mandibular entera).
Sólo tenemos que separarnos un poco del antiguo concepto del foco, ya que no todo está en conexión con bacterias y toxinas, sino que precisamente el camino neural* juega un papel definitivamente importante.
(* ”Camino neural”: se trata del sistema nervioso, que es a modo de una red de cables eléctricos que une, relacionándolos, la multiplicidad de elementos que componen el organismo. Un ejemplo de ello son los órganos y su funcionamiento).
Debo hacer hincapié aquí en que en los campos de distorsión o interferencia odontógenos, existe una muy estrecha relación -aparte de otras, por supuesto- con la neurología.
¿Cómo puede comprenderse, por ejemplo, que tras la eliminación de campos de distorsión en la dentadura se curaran en un día algunas formas concretas de epilepsia incurables por los métodos clásicos? De esto hablaré más adelante en el libro.
Lo que, sin embargo, es casi insoluble es la situación del ser humano como paciente. Sea la civilización, la ignorancia o el ajetreo de la vida actual. El ser humano salió de su vía normal como ser de la naturaleza para entrar en un círculo vicioso.
Para poseer una información guía entre las ciencias de la materia muerta y las de la vida, existe una extraña polarización. La astronomía, la mecánica y la física, se basan en conceptos que pueden ser expresados con precisión y matemática elegante. Estas ciencias han permitido que se crease un universo tan armónico como los templos de la Grecia clásica. Alrededor han tejido una preciosa tela de cálculos y de hipótesis. Persiguen la realidad mucho más allá del ámbito del pensamiento general, hasta abstracciones no perceptibles que sólo constan de
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reglas y de símbolos. En las ciencias biológicas no es este el caso.
Aquellos que estudian los fenómenos de la vida, se encuentran perdidos como en una maleza infranqueable, como en un bosque mágico, cuyos arboles mudan incansablemente de forma y de lugar. Se sienten aplastados por una cantidad de hechos que si bien pueden describir, son incapaces de definir con reglas algebraicas. De las cosas encontradas en el mundo material -sean átomos o estrellas, rocas o nubes, acero o agua- se dedujeron ciertas particularidades como peso o dimensión del espacio y su estructura molecular.
Estas abstracciones, y no los hechos concretos, son la materia de las definiciones científicas. La observación de las cosas sólo representa una escala más baja de la ciencia: la descriptiva. La ciencia descriptiva clasifica los fenómenos, pero las relaciones constantes entre las cantidades variables, es decir, las leyes de la naturaleza, sólo aparecen cuando la ciencia se vuelve más abstracta. La física y la química son abstractas y cuantitativas, por esto tuvieron un éxito tan grande y tan rápido. Aunque no persigan el descubrimiento de la naturaleza esencial de las cosas, nos permiten predecir acontecimientos futuros y frecuentemente inducir su suceso. Haciéndonos con el secreto de la constitución y características de la materia, nos hemos erigido en los amos de casi todo lo que existe en este mundo, menos de nosotros mismos.
La ciencia sobre las criaturas vivientes en general, y sobre todo el individuo humano en particular, no ha logrado tan grandes progresos. Todavía se encuentra en el estado descriptivo. El ser humano es un todo indivisible de muy elevada complejidad. No se puede dar de él una descripción sencilla. No hay ningún método capaz para comprenderlo simultáneamente en su unidad, sus componentes y sus relaciones con el mundo exterior. Para analizarnos nos vemos obligados a ayudarnos con diversas técnicas y consecuentemente a servirnos de diferentes ciencias.
Estas palabras, extraídas de "L'homme inconnu”, del Premio Nobel Alexis Carrell, un gran hombre en la historia de la medicina, las cito porque en ellas se recoge toda la problemática de la medicina como una ciencia.
A pesar de todos los progresos de la medicina en cuanto a aparatos, todavía no se detectan las causas de las enfermedades. Cuán frecuentemente sucede que únicamente se ha programado mal su búsqueda. Todavía no se tiene en cuenta lo mucho que nuestros impulsos mentales pueden desbaratar la armónica conjunción fisiológica, e igualmente ocurre con los efectos a distancia de un campo de distorsión que, situado en la dentadura o en las amígdalas, se infravaloran totalmente por tratarse de un área casi siempre indolora, de reducidas dimensiones, pero su influencia alcanza a todo el organismo.
La dificultad de escribir un libro como éste radica en que casi es imposible satisfacer al mismo tiempo las exigencias de los teóricos y de los prácticos. La ciencia requiere los resultados de la investigación de base y estadísticas, mientras que el médico general quiere o puede creer necesitar un "libro de cocina", cuyas simples recetas le permitan asimilar asequiblemente, tras una fatigosa jornada de trabajo, la posible problemática por la que sufren sus pacientes, y podérsela solucionar.
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Si me decidí a tomar la pluma fue únicamente para corresponder a las demandas de muchos colegas de las más diversas ramas profesionales, que constantemente me han insistido en dejar constancia escrita de mis cuantiosas experiencias en este campo. Escribo brevemente, y únicamente para ofrecer una visión general de todo lo que los campos de distorsión pueden provocar, y de la cantidad de diferentes síntomas que pueden producirse desde una misma causa o situación dental o amigdalar. Y naturalmente, tal como esperan de mis indicaciones, sobre cómo detectar estos focos perturbadores.
Casi siempre, la observación de un problema se cree que puede ser efectuado solamente examinando una radiografía¡ o escudriñando en la cavidad bucal del enfermo; pero con el sólo hecho de mirar no es suficiente.
Por esto, siempre recomiendo el método simple, económico y rápido consistente en la exploración táctil, presionando en determinados puntos en la nuca. He tratado esta diagnosis ampliamente en uno de los capítulos de este libro.
Insisto en que me mantengo favorable, al igual que lo manifesté en otras obras mías, por los desarrollos y nuevas técnicas de aparatos que permitan la medición del acontecer bioenergético y sus distorsiones. Espero que los relatos de casos hagan comprensible el por qué doy tanta importancia a este punto.
Los campos de distorsión* son fuentes de intoxicación energética y química de nuestro organismo, y de un amenazante ensuciamiento de nuestro mundo interior, y hay que entender los términos de toxina y suciedad en toda la dimensión de la palabra. Quien conoce los análisis de las sustancias segregadas por un foco maxilar, sabe de lo que estoy hablando. Seguramente no es una exigencia irracional si abogo por el saneamiento de un campo de distorsión en lugar de convertir nuestro cuerpo en un extraño laboratorio bioquímico. A mi juicio, no podemos creer en la formalidad del progreso actual en medicina, cuando se soslayan las leyes biológicas, a las cuales estamos irremisiblemente sometidos.
(* ”Campos de distorsión”: son llamados así porque provocan variaciones en los niveles bioeléctricos del sistema nervioso, que inevitablemente alteran el buen funcionamiento del sistema orgánico y del psiquismo.)
(* NOTA: El libro contiene 242 imágenes, la imagen Nº 1 corresponde a la portada, ésta ha sido informaticamente dimensionada para que se pueda convertir en un póster. Se trata de la imagen que representa el territorio del trigémino con su inervación dental.)
CAPÍTULO I – UNA EXPLICACION NECESARIA
A principios de este siglo, vivía en Barcelona el Dr. Badía, que era conocido por doquier por sus “extraños” diagnósticos y métodos de tratamiento. Un caso fue especialmente comentado. Cuando el enfermo, que se visitaba por dolencias en el estómago, le hubo descrito con detalle todos sus síntomas, el Dr. Badía le dijo: "Por favor, repítame todo esto". Malhumorado, como sólo pueden serlo los enfermos de estómago, comenzó a relatar de nuevo su historia. Aún no hubo terminado, cuando el médico le pidió que lo explicara otra vez. Aquí terminó la paciencia
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del enfermo, y éste exclamó enojado al Dr. Badía: "¡He venido a verle para que me cure Vd., pero no para que me tome por tonto!". El médico, tranquilamente, le afirmó: "Sí, Vd. puede ser realmente curado. No tiene que hacer nada más que afeitarse el bigote".
Con esto concluyó la visita. El paciente abandonó la consulta malhumorado y con malos modos. El hermano del paciente, que estaba presente, y a quien debemos esta historia, lo convenció para que se afeitase su hermoso bigote. "Vete a saber si esto servirá", le dijo, "otras cosas no te han servido hasta ahora". Finalmente, estuvo dispuesto para el sacrificio, y el bigote desapareció. Al cabo de unos días al enfermo le habían desaparecido todos los incómodos síntomas.
Pensarán que esto huele a sugestión, pero no. Diagnóstico y terapéutica fueron puramente causales. El resto de la historia lo explicó más tarde el mismo Dr. Badía. Únicamente había hecho repetir al paciente tantas veces el relato de sus dolencias porque observaba que éste, al hablar, pasaba frecuentemente la lengua por los labios, humedeciendo también el bigote. El perspicaz médico había reconocido inmediatamente que ese bello adorno estaba teñido. El tinte tóxico era el causante de las molestias.
Este ejemplo no debería mostrar más que el hecho de cuán difícil puede ser encontrar la causa de una dolencia. Es especialmente original, pero desde luego no es un caso aislado. Hace comprensible el por qué ningún tratamiento sintomático puede conducir a una curación.
Algo parecido ocurre con los campos de distorsión en el ámbito del trigémino*. También ellos pueden ser la causa de las más diversas enfermedades y nadie tendría la ocurrencia, por ser aparentemente increíble, de que podrían estar relacionadas con los dientes, o con anomalías presentes en la anatomía de esta zona. No obstante, tampoco una terapia sintomática nos llevará aquí a una genuina curación mientras que esté activo un campo de distorsión generando un efecto "a distancia" a través del sistema nervioso.
(* ”Trigémino”: nervio que, formando tres ramas, se extiende por los costados de la cabeza. Principal nervio sensitivo de la cara y motor de los músculos de la masticación. En él se encuentran las inervaciones de la zona de la boca y dentadura junto con las de la zona del tejido circundante amigdalar y las de las mismas amígdalas).
Para una mejor comprensión, reflejamos gráficamente esta relación, de modo que el interesado pueda reconocerlas rápidamente, sin someterse a un largo estudio de literatura. (La lectura del libro "El sistema de regulación de base", 4ª edición ampliada, del Prof. A. Pischinger (Karl F. Hang Verlag, Heildelberg 1983), puede ser imprescindible para el profesional de la medicina para la aclaración de relaciones neurales desconocidas hasta ahora. En él veremos que muchos conocimientos empíricos ahora han sido demostrados y ampliados por una exacta investigación científica.
La investigación de base de los últimos años ha aportado mucho a la hora de esclarecer estos problemas de la medicina, al poner al descubierto opiniones personales o puntos de vista científicos unilaterales. Pero el médico de medicina general, que debe luchar día a día contra la enfermedad y frecuentemente también contra la ignorancia, se enfrenta a veces al dilema: ¿y ahora quien tiene razón? ¿el uno o el otro?. Finalmente, escribe una receta o
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recomienda una terapia, que a veces no perjudica, pero que en la mayoría de las ocasiones tampoco ayuda.
Una actividad de hace aproximadamente 40 años (desde los años treinta) en el campo del diagnóstico de focos y campos de distorsión, amparada por miles y miles de historiales clínicos, nos hizo conocer hasta qué punto pueden llegar los efectos de un campo de distorsión, pero, por otra parte, también debemos considerar y definir lo que se entiende como un campo de distorsión, y qué es lo que se puede esperar de su eliminación.
Quizás, con los casos descritos en mi obra, consiga hacer reflexionar a todos los profesionales que hasta ahora no se han entretenido en averiguar o discernir toda esta fenomenología, para entenderla como modo terapéutico fundamental.
No me mueve en absoluto el dar lecciones a alguien o el querer dar una relevancia que no corresponde a mis humildes logros. La ventaja de una publicación como ésta será, en última instancia, para el paciente, como beneficiario, y esto seguramente será el afán de todos y cada uno de nosotros.
NOTA DE LA TRADUCCIÓN: En el libro, el Dr. E. Adler se referirá constantemente a la denominada “prueba del segundo”, consistente en inocular una pequeña cantidad de anestésico, o dejar caer unas gotas de éste, en puntos concretos de la dentadura o de la boca, y en la zona del entorno amigdalar. Estas áreas pueden resultar patológicas debido a una alteración del tejido, sea éste carnoso u óseo, pudiendo generar un disturbio o alteración en la bioelectricidad del sistema nervioso.
El autor de esta prueba es el Dr. Huneke, amigo de Adler. Huneke fue uno de los pioneros en la aplicación y desarrollo de la denominada “Terapia Neural” o “Neuro-Focal” en Alemania, consistente en tratar clínicamente estas zonas enfermas a base de la inoculación de anestésicos en la zona dental y amigdalar, o la extracción y extirpación de estos elementos. Pero, fundamentalmente, fue Huneke el que realizó los primeros ejemplos en terapia neural con la aplicación de anestésicos, aplicación que extendió también a las cicatrices dérmicas causadas por un acto quirúrgico, o bien ocasionadas por traumatismos o accidentes, ya que éstas son frecuentemente causa de importantes alteraciones del SNV y que ocasionan efectos a distancia, al igual que las zonas dentales y amigdalares.
La “prueba del segundo”, en sí misma, deberá manifestar si el “foco primario” ha sido correctamente localizado, o bien si se deberá proceder a una nueva detección.
En el caso de que el foco intervenido sea el primario, los síntomas del/la paciente deberán desaparecer en unos instantes, o casi al instante; de no ser así, es que no se trata del foco primario.
TEORIA Y PRACTICA
Nuestro trabajo en España, ya desde un principio, fue más sencillo que en otros países que podríamos llamar "supercivilizados", porque, hace años, a través del tipo y ritmo de vida de la población autóctona, pudimos observar especialmente el llamado "foco solitario", mientras que en el caso de los campos de distorsión múltiples, sobre todo en aquellos creados artificialmente, es a veces muy difícil descubrir el nexo entre enfermedad y causa en su forma "pura"*.
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(* ”Forma pura”: Se refiere a los pacientes procedentes del que acaba de denominar “mundo supercivilizado”, por llevar mucha remodelación en su dentadura bajo el pretexto de la conservación de piezas dentales obsoletas, con la finalidad de que los elementos dentales permanezcan en su lugar. “Filosofía” que, vulgarmente, y en detrimento de la salud del paciente, se expresa como “salvar el diente” en base a amalgamas, empastes, puentes, endodoncias –matar el nervio-, y, ¿por qué no?, actualmente lo podrían ser la profusa utilización y colocación de ortodoncias, implantes, etc.)
Por esto se crean las discusiones hueras, tan cansadas a veces. Motivo de ello fue también el "exodontismo", importado de América hace años, como pudimos comprobar personalmente (parecido a lo que ocurrió y aún ocurre con los antibióticos): utilización exenta de críticas, a veces obligadas, a extracciones -para oír justo lo contrario de los mismos "exodontistas" al cabo de los años-.
Ya que las relaciones entre el foco y la síntomo-patología son tan difíciles de mostrar, la llamada "doctrina del foco" o “terapia del foco" se convirtió en un "problema focal"*, además, la expresión de los pioneros en este campo, es decir; el concepto "infección del foco", en sí mismo conduce frecuentemente a error. Las causas de los efectos de distorsión pueden ser muchos; la infección, en todo caso, es solamente una de tantas posibilidades.
(* “Problema focal”: se refiere al problema o discusión de toda este fenomenología focal entre los profesionales).
FINALIDAD Y MOTIVO DE NUESTRAS EXPLICACIONES, ESTIMULOS PARA EL MÉDICO.
Les mostramos ahora en breves trazos, con ayuda de radiografías o fotografías, así como de esquemas y de los historiales médicos correspondientes, casi siempre sin todas las exploraciones, síntomas, diagnósticos, pronósticos y tratamientos previos, en los cuales únicamente uno o varios campos de distorsión fueron la causa de la enfermedad, crearon el terreno, el campo de cultivo u obraron como irritación desencadenante.
Tenemos la opinión de que es principalmente el médico el que debe conocer estas cosas, sea de medicina general o especialista.
Nuestras experiencias y observaciones nos han demostrado -no solo en pacientes nativos, sino también en aquellos procedentes de otros países- que los campos de distorsión precisamente en el área del trigémino se ignoran aún hoy, a mitad del siglo XX*, y que, en una proporción mínima increíble, sólo se procede a su eliminación cuando la momentánea distorsión funcional se ha convertido ya en una enfermedad orgánica irreversible.
(* La primera edición del libro es del año 1977, y esta tercera lo es de 1982)
Un propósito más de este trabajo es el describir lo que puede definirse como un campo de distorsión, porque también aquí reina la oscuridad.
Así, se lee o se oye, procedente de círculos altamente científicos, lo que, según nuestra opinión, ya hemos calificado como "antidiagnóstico", y que reza: “Ningún granuloma” (hasta la
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misma definición, técnicamente, está equivocada). No dice ni más ni menos que lo que, comparativamente, podría decir una Jefatura de Policía publicando que: “Carteristas no había, y, por lo tanto, la asamblea no contó con elementos criminales, por lo que no existían indicios de la presencia social de delincuentes". Nos deberíamos preguntar: ¿y los otros?, los asaltantes, estafadores, falsificadores y demás ladrones y asesinos ¿dónde están?. Pues en materia de odontología neuro-focal les presentaré una gran cantidad de estos "gángsters" en el área del trigémino, que minan la salud de nuestros pacientes.
¿Cuántas veces hemos visto a pacientes "ya saneados en su dentadura" en la que una ligera o aceptable mejoría, persistiendo los síntomas, se ha entendido como una solución médica, mientras los campos de distorsión más peligrosos permanecen allí?.
A primera vista, esta constatación puede parecer exagerada, pero la demostración gráfica a lo largo de este trabajo dará fe de lo que es un "campo de distorsión", y demostrará que su ob-servación, sobre todo al principio de la enfermedad, es de enorme importancia para cualquier tipo de terapia, sea cual sea esta o cómo se llame.
Tengan por tanto comprensión los otros autores si no los cito continuamente, sino que me limito casi exclusivamente al relato de mis propias experiencias. Sólo deseo manifestar muy expresamente que, sin embargo, debo el mayor respeto a las publicaciones de mis colegas.
Se dice, y ello es cierto, que “El ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”.
Una ocasión especial de observar la relación entre el campo de distorsión y la enfermedad la ofrecían las particularidades climáticas de esta región española, la Costa Brava, donde he residido desde los primeros años cuarenta, huyendo de la guerra europea desde Alemania, y buscando poder disfrutar de una de mis aficiones preferidas, como es el submarinismo.
Por una parte, tiene el clima irritante del mar, aunque en forma más suavizada comparado con el Mar del Norte, por ejemplo, pero, en contrapartida a ello, tiene la cercanía de los Pirineos, con sus frentes fríos. El constante cambio entre frente frío y frente cálido, provoca el desequilibrio del neuro-vegetativo. Este "estrés climático", como provocación, muestra muchas relaciones que los pacientes en casa no pueden observar a pesar de que los campos de distorsión latentes ya existan. Solamente por una observación casual podría el paciente detectarse uno de estos problemas.
Además, al principio de mis actividades como estomatólogo, tuve la suerte de conocer a un médico que, a pesar de no tener nociones sobre las opiniones reinantes en aquel tiempo, referidas a las "infecciones focales", instintivamente, rehusaba tratar a ningún paciente que previamente no se hubiera hecho extraer sus dientes "malos". De este modo pude comprobar cuantas molestias de los pacientes desaparecían únicamente por esta causa.
Así fueron especialmente los dos casos siguientes, que resultaron muy aleccionadores para mí, y que me demostraron que hay que prestar atención hasta a los más pequeños detalles.
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Un paciente (J.N.), previsto para una resección* de estómago, nos fue enviado para que le extrajéramos restos de raíces dentales, con el fin de evitar que el pus y el detritus "infectaran" las cicatrices de la operación. Pero cuando las heridas de la boca se curaron, se normalizó también la preocupante situación del estómago, sin que se produjeran reincidencias en un periodo de observación de más de quince años. ¡¡E iba a ser operado!!.
(* ”Resección”: una intervención quirúrgica que consiste en quitar una parte de un órgano, o también de una porción de un hueso).
También el otro paciente, que padecía una pertinaz afonía desde hacía medio año, examinada y tratada en múltiples ocasiones, me fue enviado por ese colega a quien entonces consideraba demasiado precavido. Lo único que pude observar fue un minúsculo resto de raíz de un diente extraído. Para hacer honor a la verdad, quiero constatar que en aquella ocasión le dije a mi colega: “Seguramente, ni Vd. mismo pensará que este mínimo residuo de raíz pueda ser el causante de tan grave enfermedad". Pero tuve que convencerme yo mismo de lo contrario, ya que un día después de haber eliminado esa “nada”, el paciente pudo hablar por primera vez en meses, y sin problemas.
¿Qué he aprendido de todo esto?. Sabido es que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Por lo tanto, en el futuro, intenté ser más cuidadoso en este sentido.
A raíz de nuestros éxitos, se amplió nuestra buena colaboración con el médico urbano Dr. Blanch y también con médicos de otras ciudades, por ejemplo con los Dres. Buguñá, Bernat, Benito, Bataller, Brunet, Borrás Bataller hijo, -parece como si la B al principio de sus apellidos tuviera un significado especial- así como, sobre todo, con el eminente especialista del aparato respiratorio Dr. Jacinto Reventós, del Hospital de San Pablo y de la Clínica Platón, a quienes desde aquí expreso mi más sincero agradecimiento.
Asimismo, quiero dar las gracias a mi ex-paciente, la Srta. Elisabeth Riede, que me prestó una inestimable ayuda en la confección de este libro, y también a un colega... "que no quiere ser nombrado”.
RADIOGRAFÍAS
Desde los más diversos círculos nacionales y extranjeros, se expresó el deseo de permitir el acceso al público en general a nuestra colección privada, con muchas radiografías, que hemos confeccionado con fines de demostración. Queremos ampliar ahora este deseo.
No deberá ser, de ninguna manera, un atlas de radiografías. Por una parte, porque las imágenes solamente darán explicación al historial médico, y, por otra, porque en un periodo de aproximadamente 30 años muchas radiografías pasaron por varias manos, otras tuvieron que ser puestas a disposición de médicos y pacientes en veloz intercambio, lo que seguramente no ha contribuido a mejorar su calidad. Pero el propósito es mostrar a los médicos las increíbles conexiones, así como las "genuinas curaciones", comprobables por un periodo de 25 años, conseguidas en cada uno de los casos mediante la eliminación de uno o más campos de distorsión, sean de naturaleza bacteriológica, tóxica, mecánica o creados por
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compresión, ya que se puede tratar de una diversidad de causas, o, frecuentemente, de una misma causa para las más diversas síntomo-patologías. En la respuesta al tratamiento, lo más importante ya no es el mismo foco o el campo de distorsión en sí mismos, sino la capacidad de reacción del organismo, deteriorado por una larga enfermedad.
El presente trabajo nació de las experiencias extraídas de la práctica diaria. Se podrían escoger dos caminos para relatar precisamente estas experiencias: uno, como sobria estadística -como acostumbran a serlo las estadísticas- (la estadística en este campo no posee mucha fuerza de expresión, además de que aún no existe un método normativo para la detección de campos de distorsión, y todavía no es completamente fiable en cada caso la detección negativa).
El otro camino es mostrar y relatar las cosas tal y como se produjeron dentro de la realidad y la práctica diaria, con ciertas anécdotas cotidianas. En cualquier caso, el ser humano no es un número -se compone de cuerpo y alma-. La medicina psicosomática nos lo da a entender así cada día. A menudo, uno desearía que existiera el concepto de medicina somato-psíquica. Pero esto podremos comprenderlo mejor a lo largo de las explicaciones.
Ante todo, debe resaltarse que no se trata de casos incontrolables. Vemos a la mayoría de nuestros ex-pacientes años y años, porque todos se convierten en amigos -también los muchos extranjeros -. Por otra parte, la mayoría de los "casos", sobre todo en los últimos años, no son casos "frescos", en otras palabras, durante mucho tiempo, antes de acudir a nuestra consulta, en ellos se pusieron en práctica todas las reglas del saber médico, y, en bastantes casos, parcialmente, les fue "saneada" el área del trigémino; sin embargo, no resolvieron su problema de salud. Pero todo esto no vamos a discutirlo "teóricamente", sino que relataremos detalladamente caso por caso. Por tanto, estamos interesados en dar a nuestras explicaciones una forma "neutral", que corresponda a la realidad -sin teorías-, exceptuando pequeños llamémosles comentarios, para mejor comprensión de los colegas.
Pero antes de que demos comienzo al tema en sí, convendría contestar algunas preguntas que se nos hacen reiteradamente.
“¿Existen muchos pacientes con focos sin molestias de ningún tipo?”. Pues sí, esto existe. Los focos pueden permanecer silenciosos o dormidos durante años, porque el paciente no nota nada. El foco despierta como respuesta del organismo a irritaciones, estímulos, estrés –da igual el nombre*-. Pero cada incidencia -accidente, enfermedad, por ejemplo, gripe o cualquier otra carga, sobre todo la edad, pero especialmente intervenciones quirúrgicas serias- da vida al llamado "foco mudo"* y a veces, sin exagerar, pueden quitar la vida a su propietario. El campo de distorsión se convierte en la aguja de la balanza, hacia un lado o hacia el otro; con otras palabras, mediante la disminución de la capacidad de resistencia -ya que todo en nuestro organismo es equilibrio- se produce un desarrollo negativo.
(* “Da igual el nombre”: podrían incluirse los cambios atmosféricos y climatológicos –estacionales-, además de los estados emocionales debidos a la problemática existencial –entorno social-).
(* “Foco mudo”: puede estar refiriéndose a los shocks anafilácticos, denominados también colapsos, que generalmente pueden producir un paro cardio-respiratorio. Un ejemplo de ello podría ser el que un determinado paciente debiera -por sentirse enfermo o por accidente- de ingresar en el área de urgencias
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de un determinado hospital y en la inevitable intervención del equipo que lo asistiera, su organismo respondiera de esta forma, sin que directamente los que le asistieran tuviesen alguna responsabilidad directa con un fatal desenlace; en muchísimas ocasiones; en aquellos instantes, no da tiempo para averiguar la situación “focal” del ingresado. No obstante, bueno sería que esta práctica fuese puesta en los protocolos que en aquellas circunstancias se aplican, ya que, muy probablemente, bastantes de los síntomas que podían haber obligado al paciente a ingresar en urgencias podrían ser causados únicamente por los famosos “focos”).
En los diferentes capítulos se especifican solamente algunos ejemplos "visibles", ya que también en el campo de los portadores de focos sin molestias, que hemos experimentado, los hay, o los ha habido, “sin síntomas".
No obstante, tenemos experiencias muy interesantes, de las que, desafortunadamente, no se ha podido conseguir la autorización del paciente para su publicación.
“Se eliminaron dientes, amígdalas y apéndice, y las molestias continúan.” Sí, algo así también existe, hemos podido constatarlo. También esto requiere una explicación: Cuando, a consideración del estomatólogo, se extraen dientes, amígdalas o el apéndice, entre otros, seguramente éstas mostrarían alguna alteración patológica.
En ocasiones, al examinar por primera vez a un paciente en nuestra consulta, hemos podido observar que, con anterioridad, se extrajeron dientes, amígdalas o apéndices, sin que pudiésemos constatar signos residuales de que hubiesen habido anteriormente alteraciones patológicas.
Esto, sobre todo, puede ser debido al proceder rutinario por falta de tiempo, ya que la búsqueda de campos de distorsión usualmente va ligada a una larga serie de análisis. Sin embargo frecuentemente la causa del fracaso puede ser atribuida a que la enfermedad ya ha progresado tanto que la distorsión funcional se ha convertido en una afección orgánica que necesitaría de un tratamiento idóneo añadido, con el fin de corregir la disfunción orgánica, bien establecida por la cronicidad del proceso originado por un campo interferente.
También existen otros motivos del reino de la psicosomática. A un paciente del Dr. Reventós, abogado, con un fuerte asma, se le practicó una resección de amígdalas, sin resultado, pero tras la muerte de su suegra se liberó del asma.
Una paciente del Dr. B que nos fue enviada para un "saneamiento" odontológico a causa de sus afecciones paravertebrales en el sector hepático -sin diagnóstico en cuanto a campos de distorsión- nos dijo al responder a la pregunta de si tenía quizá problemas psíquicos: “Sí, engaño a mi marido”. Huelga el profundizar en este asunto, ya que si a la paciente se le hubiera extraído un diente hubiera sido un fracaso.
Bueno, en el caso de otra paciente de 19 años, que nos fue traída desde la Clínica Platón, de Barcelona, a causa de sus dolores paravertebrales y una sedimentación de glóbulos rojos de 90 durante la primera hora, basándonos en los resultados de la radiografía dental, seguramente podríamos eliminar con seguridad los dolores paravertebrales practicando una extracción de las muelas del juicio medio retenidas, pero nunca la alta sedimentación de los
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glóbulos rojos. Pero veamos qué era lo que realmente provocaba el problema.
PROVOCACION DEL FOCO PRIMARIO: El resultado final de este caso fue el siguiente: como anticipamos, los dolores paravertebrales desaparecieron tras la extracción de las muelas del juicio. Pero la operación actuó simultáneamente como provocación -justamente sobre el foco primario- que tenía sus orígenes en una inyección glútea* no reabsorbida practicada en la infancia. Conocer esta circunstancia es muy importante. Mediante la primera intervención se reactivó, aumentó su dimensión y tras una intervención quirúrgica se pudieron extraer aproximadamente 20 ml. de pus, sin que anteriormente se hubieran percibido las menores molestias en esta área. Ya transcurrida una semana, la sedimentación de los glóbulos rojos bajó a 5.
De esto podemos deducir que un campo de distorsión, a menudo, es muy difícil de encontrar, pero existe.
(*Al respecto de la inyección glútea –la nalga como elemento interferente-, ésta se encuentra dentro del mismo modelo interferencial en el que se sitúan las cicatrices, cuales éstas sean, que, situadas en cualquier lugar del cuerpo, sean internas, o bien externas, motivadas tanto por una intervención quirúrgica como por un traumatismo o accidente, igualmente, ejecutan una importante función patógena, interferente del SNV).
El Profesor Dr. Diego Ferrer me confirmaba idénticos resultados en un niño afectado de endocarditis, cuyo origen pudo encontrar durante la autopsia, al igual que en el caso citado anteriormente.
(*Adler, en este caso, no especifica qué clase de foco interferente fue el que el Dr. Ferrer halló durante la autopsia del joven paciente fallecido. Cabe pensar que pudo tratarse de otra inyección no bien absorbida, que además podía presentar una bolsa de pus).
Nuestro único deseo es demostrar a médicos y pacientes un método viable con respecto a la etiología en el acontecer pluricausal.
DIFERENTES REACCIONES DE CADA INDIVIDUO
Aquí no se trata de ninguna manera, o únicamente, de la presentación de una casuística, sino que las radiografías publicadas aquí tienen una doble función. Por una parte, deben mostrar las múltiples posibilidades de campos de distorsión en el ámbito del Trigémino y, por otra, aclarar, mediante explicaciones, dibujos sobrepuestos, comentarios, etc., la patogeneidad hallada, hasta donde sea posible.
Además, ello posibilita que el profesional interesado pueda adquirir un conocimiento más rápido de las conexiones, y sobre todo observar, increíblemente a menudo, las diferentes reacciones de cada individuo frente a una misma causa.
Si se intenta atribuir algunas enfermedades a la existencia de focos o campos de distorsión, como venimos conociendo, ello es relativamente correcto a partir de las radiografías comentadas.
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Por este motivo, es muy importante para el médico, no importa cuál sea su especialidad, conocer al menos algunas de las relaciones enumeradas aquí, e, igualmente, para el estomatólogo con exceso de trabajo, que debe luchar contras estos campos de distorsión y eliminarlos de una manera u otra, siempre y cuando inconscientemente, o de una forma no intencionada, no sea él el causante de los mismos.
Estos conocimientos derivan de la práctica diaria. Naturalmente, las conexiones entre campos de distorsión y una síntomo-patología a distancia sólo pudieron hacerse evidentes en los casos en los que un "foco solitario", es decir, un único foco causante (campo de distorsión), era el responsable de las molestias.
Únicamente son estos ejemplos los que nos permiten ver en forma pura la evolución de cambios efímeros por efectos a distancia, creando la base para posteriores investigaciones. Esta circunstancia permite poder ver todo claramente y de forma natural. No es tan sencillo realizar esto en los países supercivilizados, con los pacientes portadores de múltiples campos de distorsión y con la permanente falta de tiempo imperante en la medicina oficial estatal. Es en este tiempo y en esta sociedad “avanzada” donde se producen con mayor incidencia enfermedades debidas a campos de distorsión.
Deseo con la mejor de las intenciones que mediante estas indicaciones simples y breves, el médico adquiera de manera sencilla una pequeña visión sobre esta área tan complicada del nervio trigémino y el neuro-vegetativo, con su patología y sus efectos a distancia.
Este es el sentido de la casuística descrita, que únicamente quiere servir de muestra y de ejemplo, facilitando de esta forma un rápido y claro conocimiento en este terreno con relación a su importancia dentro del acontecer de la salud en general.
Nomenclatura de foco y campo de distorsión: a fin de impedir que surjan errores, se hace precisamente la siguiente explicación sobre la diferencia entre foco y campo de distorsión. En el idioma español se utiliza, aparte de la palabra "foco", la de "espina irritativa", principalmente por parte médica. Esto ocurre tanto si la causa o el efecto es bacteriológico, tóxico, químico, mecánico o puramente neural.
En alemán, al término "espina irritativa" le es más próxima la denominación "campo de distorsión", que procede de la terapia neural. Asimismo, el término foco (fokus) no manifiesta nada sobre el substrato del efecto de la distorsión, ya que una denominación exacta sólo sería posible sobre una base analítica, histológica y bacteriológica, lo que, en vistas a la enfermedad secundaria provocada de esta forma, sería únicamente de menor importancia.
Por tanto, en este libro utilizamos la terminología "foco" y "campo de distorsión" con el mismo significado que nuestra "espina irritativa". Con ello, eliminamos la diferenciación tal como foco bacteriológico, tóxico o químico, ya que un campo de distorsión puede ser todo aquello que desencadene un efecto patológico a distancia, sea bacteriológico o puramente neural (como un cuerpo extraño, una cicatriz o una muela del juicio impactada, sin comunicación con la cavidad bucal).
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Esto no debe ser en ningún caso una nueva nomenclatura, sino una explicación para evitar malentendidos con relación a este trabajo.
En países sudamericanos se interpreta actualmente la palabra foco, o campo de distorsión, como "interferencia".
II - LA DENTADURA DE LECHE
Aunque los dientes de leche (debido a que se suplantan o cambian por las otras piezas) no alcanzan la importancia de otros factores en la dentadura permanente, necesitan, sin embargo, de atenciones en cuanto se refiere a campos de distorsión. Muy a menudo, de ahí se derivan distorsiones a distancia que, como consecuencia, originan enfermedades secundarias resistentes a cualquier terapia.
Aquí no es el lugar de hablarles de los riesgos que conlleva la negligencia de la practica clínica en estomato-odontología, del hecho foco-neural respecto de los centros de irritación, no solamente para la dentadura permanente sino para la salud en general.
Así, no solamente las caries revisten importancia, sino que también las anomalías posicionales, estrecheces, etc., deben ser tenidas en cuenta, cuya posible corrección influirá en el desarrollo general del cuerpo.
Lamentablemente, aún está muy extendida la creencia de que un diente está enfermo únicamente cuando duele. Resultado, los padres sólo van al estomatólogo con los niños para que les alivie el dolor, lo que casi siempre se solventa abriendo el diente ya podrido y entonces se espera al cambio de "dientes". En este tiempo carente de dolor, sin embargo, se establecen los primeros efectos a distancia; en esta época comienza el protagonismo del diente de leche como campo de distorsión.
Frecuentemente, se trata de ligeros e intermitentes ascensos de la temperatura, falta de apetito, distracción, nerviosismo, desobediencia y también agresividad, creados por los efectos de estas intoxicaciones crónicas en un cuerpo inestable. Muchos pediatras se quejan de que no se eliminen estos dientes gangrenosos, pero, por una parte, los padres argumentan que no duelen, mientras que algunos estomatólogos aseveran que "debe esperarse hasta que cambien” para que la hilera de dientes no se desplace. Aquí aún falta una gran labor de información. Un diente gangrenoso (moribundo) no debe permanecer nunca en su lugar por el mero hecho de que se trate de una "reserva de lugar", además de que la resección de la raíz no puede realizarse con normalidad como en el diente de leche vivo, por lo que no debe demorarse su extracción. (Imagen nº 2).
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TEXTO DE LA IMAGEN Nº 002: En esta imagen vemos una amalgama demasiado próxima a la pulpa, sin replesión de base. En A un diente de leche desvitalizado con absorción incompleta de la raíz, mientras que en B es normal.
En casos excepcionales, un diente sin infección, o sea, puramente neural, y perfectamente absorbido, puede convertirse también en un campo de distorsión. Se trata de dientes pinzados por presión lateral por la estrechez de la hilera de dientes, que, por este motivo, no pueden caerse a tiempo. (Imagen nº 3).
TEXTO DE LA IMAGEN Nº 3: Paciente de 11 años. Enfermedad: caída de cabello en círculos (alopecia areata) a causa de la estrechez de la posición de los dientes. A pesar de una perfecta absorción de la raíz, no se expulsó el premolar; ello fue debido a la presión de los dientes vecinos. El diente no podía colocarse, por tanto, en su posición normal, ejerciendo así una presión patológica sobre la superficie del seno maxilar, abundantemente inervado como es bien visible. La caída del cabello en forma circular se encontraba justamente en el foco neural de este diente. Curación mediante eliminación del diente fuertemente presionado.
No es necesario profundizar en casos diferentes, sino que queremos dirigir la atención hacia el diente de leche como campo de distorsión.
En nuestros pequeños pacientes centroeuropeos, frecuentemente vemos dientes con empastes de amalgama excesivamente grandes, parcialmente desvitalizados por la proximidad del empaste a la pulpa. Que a menudo es consecuencia de la aparición de una linfadenitis, y, simultáneamente, la causa de interminables exploraciones. Se trata en este caso de una "hiperemia" de la pulpa dental, ya que el cemento no es un elemento aislante neutral en una caries profunda (pero estas circunstancias ya empiezan a ser contempladas por la odonto-estomatología).
Si los niños sufren frecuentes anginas, hay que prestar especial atención a todos estos diagnósticos patológicos en el ámbito de la dentadura de leche.
Un factor poco o nada contemplado en los niños son las reacciones inespecíficas tras las vacunaciones. Aunque éstas se manifiestan en primera línea a través de las amígdalas, no deben ignorarse de ningún modo los peligrosos campos de distorsión que representan los dientes de leche gangrenosos, a los que, muy frecuentemente, se les atribuye la fuerte reacción a la vacunación misma, e, igualmente, una molestia secundaria por el mismo motivo, a pesar de que en el fondo el fenómeno se presenta por la presencia de focos y campos de distorsión activados por la inoculación de la vacuna.
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LA ALIMENTACION EN LA INFANCIA
Desde la fecha de la última edición del libro, se observa un incremento importante de las anomalías en la dentadura. Ello está relacionado con la ortopedia* maxilar que se aplica para corregir anomalías en la alineación dental; entonces, los colegios, la prensa, los padres y sobre todo la televisión, deberían hacer hincapié constantemente sobre los perjuicios que conlleva esta práctica, en la que prevalece el factor estético y no tiene en cuenta la realidad que significa, dado que los daños pueden influir también, generalmente, sobre el Sistema Nervioso Vegetativo y, sobre todo, en el desarrollo psicosomático del individuo. (En el capítulo IX se profundizará más sobre este tema). El motivo es la compresión, por falta de espacio, y las irritaciones mensurables que provoca. El mal general es, entre otros, cada vez más la alimentación blanda, que conduce a la pereza en la masticación.
(* “Ortopedia maxilar”: se refiere a las ortodoncias, hoy en día tan en boga, y que conllevan tantos problemas para el sistema nervioso y, en consecuencia, para la salud.
Se está constatando que los portadores de tal “tratamiento” ortodóncico, jóvenes pubertos y en edad escolar, en muchísmos casos pueden sufrir una regresión en su intelecto que se manifiesta en forma de desinterés en sus estudios, o, si no, igualmente en un descenso de las evaluaciones escolares, a pesar del esfuerzo que pueda aplicarse en sus estudios. Sus notas escolares descienden alarmantemente. Además, esta patogénia se manifiesta en el comportamiento, que al alterar el sentido de la percepción, en ocasiones se producen cambios de conducta nada encomiables en esta clase de pacientes).
En animales jóvenes, podemos observar este fenómeno correctamente desarrollado. Monos, perros y gatos mordisquean desde muy pequeños todo lo que encuentran, y así logran un desarrollo normal de los maxilares. Nunca he observado esta clase de anomalías en las dentaduras de monos, perros y gatos.
Experimentos llevados a cabo con animales (pobres animales), a los que se les efectúa una intervención consistente en separar un determinado nervio que les produce una incapacidad de masticación en el mandibular, se ha conseguido reproducir anomalías dentales semejantes a las que son "normales" en los niños a causa de su subdesarrollo dental (pobres niños).
Pero la tragedia del ser humano ya comienza cuando, tras el parto, se separa al niño de la madre, provocando consecuentemente un shock psíquico, a lo que se añade un periodo de lactancia demasiado corto (cuando no se da un sustitutivo de la leche materna ya desde el comienzo).
Lo grave de todas estas circunstancias es que, inmediatamente después del nacimiento, se desarrolla un ser humano "defectuoso".
La pereza de masticación precoz es también una de las causas del aumento de paradontalgias e implica en primera línea a todo el sistema digestivo.
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III - LA MUELA DEL JUICIO SUPERIOR E INFERIOR
Aunque en la literatura odontológica se haya escrito mucho sobre ello, especialmente sobre síntomas locales y terapia (entre otros HARNISCH, respecto a las perturbaciones en la erupción de las muelas del juicio), existen pocos trabajos que traten sobre sus efectos a distancia.
Sobre todo, el conocimiento sobre este peligroso campo de distorsión es aún demasiado reducido como para ser un "bien común" de todos los médicos.
A través de estas experiencias vividas ya en una época temprana, nos ocupamos de este tema, y, en un congreso en el año 1951 sobre "Patología focal dentaria", en la facultad de Medicina de Barcelona, hablamos sobre ello, mostrando una serie de diapositivas (publicadas en la monografía "Patología focal dentaria", Ediciones Teide, Barcelona).
Hasta ahora, se hablaba sobre todo de la muela del juicio retenida o impactada*, o de la bolsa retromolar* o de pericoronitis*, con o sin trismo*; sin embargo, este campo se amplía todavía más, como en un principio lo demostraron las observaciones casuales y, más tarde, lo corroboraron estudios exactos.
(* “Retenida o impactada”: se refiere a la muela dentro del hueso que no eclosiona).
(* “Bolsa retromolar”: existe un vacío entre la parte posterior de la muela y el hueso).
(* “Pericoronitis”: inflamación de la encía en relación con la corona de un diente o muela del juicio inferior, que puede impedir la movilidad por contractura e inflamación de la mandíbula y mejilla).
(* “Trismo”: contractura del músculo mandibular denominado masetero, que bloquea la articulación témporo-mandibular -ATM-).
UNA "PEQUEÑEZ" HISTORICA:
En la historia de la medicina, de la química, de la física y de muchas otras ciencias, o de la técnica, el detonante fue primero una observación casual sobre la cual se formulaba una hipótesis, que más tarde se transformaba en una teoría y después se convertía sencillamente en un hecho.
Un conocido profesor dijo en una ocasión con relación a estas afirmaciones: "Primero uno se ríe, luego se calla y después se dice: “Esto ya lo hemos dicho siempre.”
Ya muchos estomatólogos anteriores a Huneke, en sus prácticas diarias dentro del contexto odonto-estomatológico, observaron fenómenos de remisión de molestias en segundos, lo que, al igual que yo, interpretaron como procesos de reflejo inconexos, sin profundizar en su origen. Y precisamente aquí se demuestra el valor que tiene la simple pala-bra "¿por qué?".
Por lo que se refiere al campo de la muela del juicio superior e inferior fue precisamente un caso el que nos permitió abrir algo más los ojos; con otras palabras: un factor más en la patogénesis de la enfermedad bivalente.
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El caso en concreto que dio pié a realizar exploraciones u observaciones más precisas fue el siguiente: en una paciente (M.S.B.) que, además de las molestias reumáticas, padecía de un síndrome cervical, tras recetarle todos los medicamentos disponibles, se extrajeron también todos los focos dentales visibles, sin lograr una especial mejoría. Una muela del juicio inferior; recta y normal quedo intacta, como ocurre tan a menudo, y se deja como soporte para prótesis dentales. La paciente mencionó más tarde que este diente le causaba una molestia en la mejilla, por estar situado muy atrás y, a su petición, se extrajo. Ya que ni ella ni nosotros relacionábamos esta muela con el síndrome cervical, fue grande la sorpresa por ambas partes al comprobar, que ya al día siguiente, habían desaparecido las molestias.
En el transcurso de estas explicaciones podremos ver las más diversas enfermedades y su correspondiente terapia, que también tuvieron su origen en una de las muelas del juicio.
Por tanto, debemos manifestar que es un gran error el mutilar una dentadura mediante la extracción del segundo molar para crear espacio. La muela del juicio inferior desploma su eje y queda en el canal mandibular y, salvo raras excepciones (como en el caso de la primera extracción del molar de los seis años en la infancia), no discurre paralelamente a los otros dientes, ocasionando anomalías de oclusión. Lo propio ocurre con todos los otros dientes que son sacrificados para crear espacio para la muela del juicio. Así lo constatamos recientemente en el caso de un turista alemán a quien tratamos una grave pericoronitis, al que le habían sido extraídos los primeros premolares para que la muela del juicio tuviera sitio.
Igualmente errónea es la opinión de que la muela del juicio sirve de soporte lateral a otras muelas. Cuanto antes se realice la extracción mejor y más dura será la osificación detrás de los segundos molares.
Veamos mediante las radiografías cómo en esta zona existe una gran proximidad de las raíces, de manera que entre los dos últimos molares no existe una capa ósea mesial interdental; por el contrario, en casi todos los casos, existe una bolsa retromolar, hasta en el caso de adolescentes.
Por tanto, se debe desechar esta terapia de "comodidad" que consiste en extraer el segundo molar, exceptuando algunos casos muy infrecuentes tales como muelas del juicio totalmente impactadas, con raíz corroída del segundo molar.
Para comprender mejor este mecanismo, debemos retroceder algunos milenios.
Es conocido que nuestros hábitos de vida y alimentación se han visto sometidos a grandes cambios en el transcurso de estos milenios, que los alimentos eran cada vez más blandos y la función de masticación empeoraba, sin referirnos a los diversos factores de la alimentación en sí. La "función crea el órgano" se dice. En nuestro caso la reducción de la labor de masticación conlleva una reducción en el crecimiento de los maxilares. Esta circunstancia trajo consigo que, el espacio entre la muela del juicio y la rama mandibular ascendente fuese cada vez menor.
Comparemos ahora unas radiografías, cedidas gentilmente por el Dr. A. Sollmann, del
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Instituto Antropológico de Munich. Se trata de unos maxilares de hace solamente 3000 años a. C. (Imágenes nºs 4, 5, 6, 7 y 8), y veremos que entre la muela del juicio y la rama ascendente existe un espacio que aún podría dar cabida a otra muela, mientras que hoy en día, en casi todos los maxilares, la muela del juicio, aún la de desarrollo normal, se encuentran ya casi cerca o en la rama ascendente (Imágenes nºs 9 y 10).
TEXTO DE LA IMAGEN Nº 4: Mandíbula 3000 a 2000 años a.C. Detrás de la muela del juicio aún quedaría suficiente espacio para otro molar.
TEXTO DE LA IMAGEN Nº 5: También aquí quedaría espacio para otra muela; sin embargo, la muela del juicio en crecimiento se encuentra en posición falsa. El motivo de esta mala posición, por tanto, no es la falta de espacio.
TEXTO DE LA IMAGEN Nº 6: 0 – 500 a.C. También aquí tenemos todavía un espacio ancho, libre, detrás de la muela del juicio. Esta radiografía nos muestra, asimismo, la expulsión de un molar "de los seis años", roto, con formación ósea nueva y ya únicamente una ligera claridad en la zona de reabsorción.
TEXTO DE LA IMAGEN Nº 7: Siglos XII-VIII. Aquí ya podemos observar una reducción del espacio retromolar.
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TEXTO DE LA IMAGEN Nº 8: Siglos XIII-XIV. L
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