Cuando los Estados unidos entraron en la Segunda Guerra Mundial, Hitler ordenó al servicio de espionaje alemán (Abwehr) que creara el caos en dicho país. En junio de 1942 se reclutaron ocho agentes, que fueron divididos en dos equipos: el primero, formado por George John Dasch (también conocido con el nombre de George Davis), al mando del mismo, Ernest Burger, Heinrich Heinck y Richard Quirin. El segundo, al mando de Edward Kerling, con Hermann Neubauer, Werner Thiel y Herbert Haupt.
El 12 de junio de 1942 el submarino U-202 desembarcó al equipo de Dasch, equipado con planos y explosivos en East Hampton, Long Island, Nueva York. Su misión era destruir las centrales eléctricas de Niágara Falls y tres fábricas de la Aluminum Company of America (ALCOA) en Illinois, Tennessee y Nueva York. Sin embargo, su desembarco fue avistado por un miembro de los guardacostas que, de inmediato, dio la voz de alarma. Tras ser capturados, fueron interrogados por el FBI y Dasch y Burger confesaron para obtener una pena más suave.
El equipo de Kerling desembarcó del U-584 en la playa de Ponte Vedra, a 40 km al sudeste de Jacksonville, Florida el 17 de junio. Su misión era colocar minas en cuatro zonas: el ferrocarril de Pennsylvania en Newark, Nueva Jersey, en las compuertas de canales en San Luis y Cincinnati y las conducciones de agua potable de la ciudad de Nueva York. El equipo fue a Cincinnati, donde se dividió: dos se dirigieron a Chicago y los otros a Nueva York. No obstante no cumplieron ninguna de sus misiones, pues la confesión de Dasch condujo al arresto de todos ellos el 10 de julio.
Los ocho fueron juzgados por una comisión militar, y seis fueron condenados a muerte. El presidente Roosevelt ratificó las sentencias. La comisión militar fue confirmada por el Tribunal Supremo en Ex parte Quirin y los seis condenados fueron electrocutados el 8 de agosto. Dasch y Burger fueron condenados a treinta años de prisión. Ambos fueron liberados en 1948 y deportados a Alemania. Dasch, que había vivido muchos años en Estados Unidos antes de la guerra tuvo una vida difícil en Alemania tras su expulsión, por haber cooperado con las autoridades estadounidenses. Su condición de deportado le impedía regresar a los EE.UU., y aunque pasó muchos años escribiendo a destacadas autoridades estadounidenses (Johnn Edgar Hoover y el presidente Eisenhower entre otros) solicitando permiso para volver, no tuvo éxito. Finalmente huyó a Suiza, donde escribió un libro titulado "Ocho espías contra América".:
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