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Comentarios
Sois el puto binomio definitivo.
cuando habláis de en el c camino en vez de, en la carretera no puedo evitar por un momento que mi mente piense en la novela de Delibes 😅
Hola. Habéis hablado del road trip como el género genuinamente americano pero, ¿qué ocurre entonces con el western? ¿Por qué creéis que debería, o no, estar junto al road trip? ¿Os gusta este género? Un saludo. Sois los mejores, los más guapos y los más listos.
Buenos días. Tengo dos anécdotas de viajes en coche y una pregunta. Os dejo en el siguiente comentario la pregunta y por aquí lo demás vuestro disfrute. Primera anécdota. Hace tres años, volvíamos de vacaciones desde Cádiz por la autovía con destino Madrid. Yo conducía, era media tarde de un domingo y estábamos cerca de entrar en la Comunidad de Madrid. Vi que saltaba la reserva del coche y unos pocos kilómetros más adelante pasamos por una gasolinera pero pensé: "No hace falta que paremos en esta, la siguiente nos vendrá mejor". Error. Pasan los minutos y no hay ninguna gasolinera junto a la autovía. El pronóstico en kilómetros con el combustible actual baja cada vez más deprisa. Desesperados, empezamos a mirar en Maps cuál es la gasolinera más cercana. Nos indica que hay una en un pueblecito y que para llegar hay que desviarse bastantes kilómetros de la autovía, alrededor de 15 minutos. No queda otra que coger la salida sin estar seguros de que dicha gasolinera exista o esté abierta ni de que podamos llegar hasta ella con lo que queda en el depósito. La suerte quiso que la carretera que llevaba al pueblo fuese cuesta abajo y pudiese llevar el coche en punto muerto hasta la gasolinera. No sé cuánto quedaba de combustible cuando llegamos, lo que sí sé es que el coche marcaba 0 km disponibles de gasolina. Segunda anécdota. El verano pasado, yendo un viernes por la tarde a la casa del pueblo de una amiga a unas vacaciones todo lo covid free posibles, paramos en un supermercado de camino para coger provisiones. Esta vez conducía un amigo. Cargamos todo en el coche, nos montamos, arrancamos y cuando salimos suena un "¡pum!". Notábamos que algo no iba bien y que había que volver a parar. Avanzamos unos cuantos metros y estacionamos en un sitio que no molestaba. Temiendo lo peor, nos bajamos y vemos que, efectivamente, hemos pinchado. Habíamos golpeado el bordillo y reventado la rueda. Ahí estábamos, agachados ante la rueda pinchada, viendo el percal, mientras nos preguntábamos quién sabía cambiar una rueda y usar el gato, si deberíamos pedir ayuda, etc. De pronto, alguien dijo: "Chicos, mirad". Alzamos la vista por encima del techo del coche y acto seguido nos entra un ataque de risa. ¿La razón? En ese lado de la calle, justo a la altura a la que estábamos, había un taller de neumáticos Michelin y el mecánico nos estaba mirando con incredulidad. Por si no fuera suficiente suerte, quedaban 20 minutos para que el taller cerrase durante el fin de semana. Ese día el pobre hombre tuvo que irse a casa un poco más tarde.