Siempre resulta interesante rastrear las raíces desde donde se fue elaborando lo que somos hoy día, hacerlo, implica entrar en una perspectiva nueva descubriendo que esas raíces son tan antiguas como inquebrantables y en muchos casos sórdidas como ellas solas. La mayoría de los expertos funda al rock entre los años 50 y 60. Bien, pues si la intelectualidad francesa de aquella época, fundamentalmente los llamados estructuralistas retornaron a los pensamientos de algunos sabios herejes como Freud, Marx o Nietzsche, para construir un nuevo sedimento teórico, fueron en el mismo tiempo los músicos británicos de rock, principalmente, quienes rastrearon en la música estadounidense de la primera mitad del siglo veinte, no solamente algo asociado a un estilo musical sino también a un tipo de cultura marginada y despreciada como era la de los negros afroamericanos. Retornar a algunas fuentes no era una simple operación de revival sino una sistemática actualización acorde al desarrollo que la tecnología le adjudicaba a la música. Fue así que fueron rescatados del olvido algunos emblemas como Robert Johnson, "Blind" Lemon Jefferson o Son House entre muchos más, que no sólo fueron pioneros musicales sino también arquetipos culturales. El viejo Folk, el Blues, el Gospel, el Rock fueron algunos de esos fermentos, y con precisión hay que decir que todo ello es el resultado de un choque de culturas, más precisamente de las culturas africana y americana, en una integración conflictiva, que tal vez hoy aún siga sin ser resuelta. Entre todos esos pobres y brillantes desgraciados que destacaron o más bien sobrevivieron a las duras condiciones en las que se encontraban cabe destacar la FIGURA que hoy nos ocupa.
Huddie William Ledbetter, conocido como "Leadbelly", aunque él mismo se denominaba "Lead Belly", y así aparece escrito en su lápida. (Morringsport, Luisiana, algún día de enero o febrero de 1888 – Nueva York, 6 de diciembre de 1949), Destacó por sus claras y poderosas interpretaciones, por el virtuosismo con que tocaba la guitarra de 12 cuerdas (en su lápida está escrito “el rey de la guitarra de 12 cuerdas”) y por haber compuesto una serie de canciones que han devenido clásicas. Fue influido musicalmente, como él mismo declaró y homenajeó en un gran blues, por Blind Lemon Jefferson. A pesar de su azarosa vida fue un prolífico intérprete registrando casi 300 grabaciones.
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