Hoy en Tiempos Modernos nos ha acompañado un día más junto a José Javier Esparza, Fernando Paz para hablar sobre Las atrocidades del Jemer Rojo
El mayor genocidio de todos los tiempos, en términos proporcionales, no fue el soviético o el chino, sino el de otro régimen comunista: el del jemer rojo en Camboya, el Partido Comunista de Kampuchea, que en menos de cuatro años exterminó a más del 25% de la población. Un auténtico baño de sangre.
Pongámonos en contexto. En 1975 los norteamericanos abandonan Indochina, cae Vietnam en manos de los comunistas y cae también Camboya, donde se instala una dictadura: la del jemer rojo (jemer quiere decir “camboyano”), una organización maoísta radical. El Jemer Rojo tiene un plan: una revolución social de carácter total. Convertir Camboya en la utopía demencial de una república comunista de campesinos. Ejecutar de un solo golpe los terroríficos cambios ejecutados en China por Mao Tse Tung durante veinticinco años. Todo lo que perteneciera al pasado tenía que ser destruido. Había que reconstruir psicológicamente a los individuos para cambiar completamente a la sociedad. La receta: utilizar el terror para desintegrar las bases, las estructuras y las fuerzas tradicionales que organizaban la vida social y reconstruirlas después de acuerdo con las doctrinas del partido. Quienes concibieron la operación fueron burgueses e intelectuales muy alejados de la vida agraria. Su masa de maniobra serán campesinos fanatizados en una atmósfera vengativa de guerra civil. Y fue el caos.
La capital, Phnom Penh, fue literalmente vaciada: tres millones de personas empujadas a la campiña suburbana. A tiros. Saqueos y asesinatos. Los hospitales, evacuados a punta de pistola; miles de enfermos murieron a la intemperie. Después llegó el turno de las bibliotecas, los museos, los archivos, los bancos, finalmente los domicilios particulares. Todo ardió a golpe de granadas… frecuentemente, con la gente dentro. Luego la violencia se extendió a otras ciudades. Grupos sociales enteros fueron seleccionados para ser asesinados: enfermos de hospitales, oficiales militares, mendigos callejeros, prostitutas, funcionarios públicos, profesores, estudiantes… y las familias de las víctimas. Ninguno de ellos cabía en el paraíso comunista campesino del Jemer Rojo. Hubo cerca de cuatro millones de desplazados, culpables de vivir en ciudades “burguesas”, y condenados a trabajar los campos en condiciones atroces. Las ejecuciones sumarias con torturas públicas se hicieron cosa común. Un infierno.
El jemer rojo y su líder, Pol Pot, terminaron siendo desbancados del poder por una invasión vietnamita después de cuatro años de horror. Dejaban detrás alrededor de dos millones y medio de muertos. Una cuarta parte de la población de Camboya, asesinada por el delirio comunista.
** Podéis ver el vídeo en el canal original de Youtube: https://www.youtube.com/playlist?list=PLk8twIygnCMjJKIMuRbVZ-gnncrgGjpqx
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