Un buen día, movidos por el ánimo de complacer a unos amigos, Alberto y Conchita conocieron el negocio y aunque al. Principio no vieron un gran potencial en él, luego les pareció que podría ser una buena alternativa para ayudar a la gente a mejorar su nivel de vida y, al mismo tiempo, intentarlo con la suya propia.
Sin embargo, no todo en sus vidas ha sido color de rosa. Como la mayoría de la gente, han tenido dificultades en la consecución de su meta de llegar a Diamante. Principalmente en su momento, los afectó el hecho de no conocer a nadie en los mercados de Colombia y Venezuela, e incluso ahora, sus contactos continúan siendo en frío.
Alberto y Conchita afirman que para alcanzar la inapreciable meta de Diamante, hay que comprometerse seriamente con el futuro y aceptar retos como: tener, vivir y realizar constantemente sus sueños de dolor y placer; acrecentar el deseo de aprender y dejarse ayudar; comprometerse con las herramientas básicas: consumir y comercializar los productos de la Corporación, hacer redes de empresarios independientes, y aferrarse al sistema de capacitación; hacer lo que sea necesario hasta llegar a la meta; persistir y no darse por vencido nunca; trabajar con su línea de auspicio y su equipo de apoyo.
El objetivo de esta exitosa pareja es seguir ayudando a todos sus grupos a consolidar sus sueños y metas, y como es obvio, a llegar a importantes niveles de éxito, continuando así con el propósito de hacer de su negocio una verdadera familia.
"Estamos muy agradecidos con nuestro equipo de apoyo, especialmente con nuestros Diamantes Mario y Betty Orsini, quienes han sido para nosotros un modelo de lealtad, integridad, servicio, ayuda incondicional, trabajo organizado y persistencia. Gracias por su maravilloso respaldo"
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