Utilizando los consejos que tanto a los psicoterapeutas jóvenes como a posibles pacientes da Irvin D. Yalom en su excelente libro “El don de la terapia”, este audio se propone desmitificar cinco lugares comunes que se suelen escuchar no sólo en la calle, sino en ambientes donde debería primar un mayor rigor académico o profesional. Son los siguientes:
1°) El legado de Freud está hoy perimido, superado; no conviene ni leerlo como ocurre en muchas de nuestras Facultades que, cuando lo recomiendan, y a trozos, es como precedente de la nueva psicología de influencia anglosajona principalmente. Freud pertenecería a otro tiempo, a otra cultura por más que su obra hubiera servido para superarla, por ejemplo, en lo que hace a la represión sexual clasista decimonónica.
2°) El terapeuta puede, y debe, diagnosticar al paciente desde un principio. Esto supondrá el encuadre de la relación y la aprovechará más eficazmente, dando a la vez seguridad al paciente sobre la clase de trastorno, malestar o inquietudes al que se halla sometido.
3°) La consulta o gabinete del psicoterapeuta es como un confesionario pero para cuestiones “civiles”. Y es que no hay gran diferencia entre la paz que deja el perdón de los pecados y la liberación de uno, si le es posible, si todo marcha bien, por medio del ambiente de desahogo que le propone la terapia.
4°) Entre terapeuta y paciente existe una suerte de pantalla por la que se debe evitar todo tipo de confianzas. En este sentido, y como otro factor que expone la vigencia del legado freudiano, la regla de la abstinencia conservaría su plenitud, de modo que, si se encontraran por la calle paciente y terapeuta, a lo sumo procedería un tímido saludo, mientras que encontrarse en una reunión social sería una contingencia de orden superior que iría más allá de la mera incomodidad: una interferencia, por más que no intencional, respecto del normal curso de la terapia.
y 5°) El tratamiento, la terapia no termina nunca; es un censo, un “momio” para el terapeuta que no soltará al paciente que tiene como presa asociado a su haber fijo de ingresos. Sin embargo, ello choca, lo más habitualmente, con la necesidad que siente desde un principio el paciente quien quiere saber cuándo terminarán las sesiones para calcular de esta manera el coste total del tratamiento, preocupación muy actual para muchas personas en tiempos justamente de crisis, que es cuando más se necesita explayarse con un verdadero profesional.
Música de Patrick Cassidy.
Comentarios