Hoy empezamos la semana con un nuevo consejo de esos para probar en cualquier momento del día. Y es que muchas veces nos cuesta dejarnos ayudar por los demás, ¿por qué pensáis que pasa esto? Pues el consejo de hoy va directamente al grano. Déjate ayudar en algo hoy mismo.
Ver en iTunes · Ver en iVoox · Ver en Spotify Enlaces y notas del episodio Página de podcasts
Página del blog
Todos los cursos
Registro en los cursos
Formulario de contacto para feedback
Facebook de Coaching De Músicos
Episodio 116. ¡Ayuda a alguien hoy!
Episodio 118. ¡Yo también fallo! El mundo de las carencias!
Transcripción del episodio completo: ¡Déjate ayudar hoy! Muy buenos días! Bienvenidas y bienvenidos a Coaching De Músicos
… el podcast en el que hablamos sobre conceptos, hábitos, técnicas, estrategias, conductas, habilidades y competencias del coaching pero enfocadas esta vez a la enseñanza musical y la vida del músico en general.
Porque sí, ¡los músicos también tenemos vida! Y aunque a veces se nos olvide, detrás de cada instrumento hay una persona! Así que vamos a dedicar un poco de tiempo cada día a hablar de esa persona, a hablar de ti: de tus necesidades, aspiraciones, deseos, ambiciones, valores, creencias, miedos, frustraciones… y todo lo que esté en nuestra mano. ¡Esto es Coaching De Músicos!
Episodio número 121 de lunes 18 de febrero de 2019. Hoy empezamos la semana con un nuevo consejo de esos para probar en cualquier momento del día. Y es que muchas veces nos cuesta dejarnos ayudar por los demás, ¿por qué pensáis que pasa esto? Pues el consejo de hoy va directamente al grano. Déjate ayudar en algo hoy mismo.
Pero antes, dejadme que os recuerde que toda la información, el podcast, el blog, las sesiones, los cursos online y todo lo que necesitéis, lo podéis encontrar en CoachingDeMúsicos.com.
Qué contento estoy con el planning que tengo para esta semana, en el que muchas de las cosas que tenéis en la web van a completarse. Así que os iré diciendo estos días, pero id echando un vistazo a la web, a los cursos los que estéis suscritos, y valoradlo los que no, porque en cuanto nos pongamos al día… ¡Empezamos con el siguiente curso!
Así es, bueno, esto es fuera de tema, fuera de escaleta y fuera de todo lo que os tengo que contar hoy, pero estoy muy contento porque esta semana que entra pinta muy bien! No es que tenga citas importantes, ni ningún concierto especial, ni va a pasar nada sorprendente. No tengo nada de eso. ¿Sabéis lo que tengo? ¡TIEMPO!
Ayer domingo, cuando organicé mi semana en ese ratito en el que hago Time Blocking semanal, pude distribuir de la manera que más me gusta un montón de tareas que tengo que hacer, tanto importantes como esas urgentes que siempre nos acechan. Así que sí, una semana por delante de las que hacía tiempo que no tenía.
¿Y vosotros qué? y vosotras. ¿Cómo tenéis la semana? Por ejemplo, ¿alguna clase que vayáis a dar o recibir y que va a ser decisiva? ¿Algún proyecto que empezáis o al que vais a dar un buen empujón?
Por cierto, ¿vais a ayudar a alguien estos días? Precisamente preparando el episodio de hoy, he estado repasando el del lunes pasado, que hablaba de ayudar a alguien, era el 116 (os lo dejo enlazado en las notas del episodio). Bueno, e imagino que notáis la relación entre uno y otro, ¿verdad?
El lunes pasado hablábamos de lo importante que es ayudar a otras personas, de los beneficios que tiene para nosotros mismos, más allá del bien que hagamos a otras personas. De mejorar la relación con los demás, de mejorar nuestra autoestima, sentirnos realizados, ser más agradecidos, e incluso vencer el estrés y la depresión, o aprender más y mejor enseñando a otros…
¡Muy bien! Pero ahora vamos parar un poco el subidón este que llevamos hoy y vamos a echar un vistazo a otro episodio, al del miércoles, dos días después, en el que hablábamos de nuestras carencias, de que todo el mundo tiene carencias, incluso nosotros mismos. Era el 118 que también os dejo enlazado en las notas del episodio. Y que por cierto continúa pasado mañana con varias conclusión y varias acciones que podemos tomar una vez detectamos esas carencias que seguro que tenemos.
Así que, por muy bien que nos siente ayudar a los demás, por muy bien que se nos dé incluso, siendo conscientes de que todo el mundo (incluso nosotros) tiene carencias. ¿No tiene bastante sentido que además de aconsejar “ayudar a alguien”, aconsejemos también “dejarse ayudar por alguien”?
Cuesta dejarse ayudar Y ¿por qué nos cuesta tanto dejarnos ayudar? Bueno, no a todos, hay por ahí según quién con un morro tremendo que no tiene ningún problema en sacar toda la ayuda posible de todas partes. Pero en el fondo, sobre todo para personas acostumbradas a ayudar a otros, nos cuesta mucho dejarnos ayudar. ¿Habéis pensado en esto alguna vez?
O directamente nos cuesta pedir ayuda. Pues esto (como todo) también está bastante analizado, así que vamos a ver algunos motivos:
No vemos el problema (o no queremos verlo) Hay una primera causa, la más simple de explicar, es que no vemos el problema. Simplemente no somos capaces de advertir que tenemos esa carencia, esa debilidad o esa necesidad.
Como hemos dicho muchas veces, es muy importante tener una noción lo más ajustada posible de la realidad cuando vamos a empezar un proceso, o durante ese proceso. Imaginad por ejemplo que estamos tocando un concierto, más o menos lo tocamos todo pero no está limpio y realmente bien tocado. Pero no nos damos cuenta. Bueno, en este caso tendríamos dos carencias, la de tocar adecuadamente y la de darnos cuenta de cuándo está o no bien tocado algo.
Pues esto pasa muchas más veces de lo que nos pensamos, y nos pasa a todos, que no llegamos a ver realmente algunas de nuestras carencias.
Nos da vergüenza reconocer un problema o una carencia Otra posibilidad es que sí veamos esa carencia, pero no queramos reconocerla al menos en público, porque nos da vergüenza. O no vergüenza, pero preferimos que no se sepa. En el fondo, cuando mostramos una carencia o una debilidad, como la misma palabra indica, nos estamos mostrando “débiles” (entre comillas). Reconocemos que no podemos hacer todo por nosotros mismos. Y a nadie le gusta sentirse débil, ¿verdad?
¿Y por qué no queremos sentirnos débiles? Pues porque nuestro orgullo nos lo impide. O dicho con un poco más de propiedad, porque nuestro ego nos lo impide, nos intenta mantener en esa imagen de nosotros mismos que queremos ofrecer y con la que nos identificamos. Y cuando mostramos una debilidad ese ego se ve afectado.
Miedo a ser juzgados por nuestras carencias Porque claro, si mostramos esa parte de nosotros, seguramente nos van a juzgar por nuestras carencias, ¿verdad? Eso pensamos muchas veces de manera inconsciente, y es otro de los factores que nos impide inconscientemente pedir ayuda. No queremos que nos juzguen.
Miedo al rechazo, a que no nos presten la ayuda que pedimos Además, está el miedo al rechazo, a que nos rechacen la petición de ayuda. Vamos, a que no nos den esa ayuda que pedimos. Como en todos los rechazos, esto da miedo y nos lleva a no pedir esa ayuda por si acaso no nos la dan.
Pedir ayuda es de débiles Y la última de las causas que os comento hoy es esa creencia de que pedir ayuda es de débiles. Como seguramente estéis pensando es una creencia infundada, pero muy consolidada en muchas personas.
Dejarse ayudar requiere Por tanto, si le damos la vuelta a todo eso, en realidad dejarse ayudar requiere:
Capacidad para ver la realidad, para analizarse, hacer una crítica y darse cuenta de cuáles son y dónde están nuestras carencias.
Autoconfianza, seguridad en nosotros mismo, para hacer frente a ese orgullo que decíamos antes. Las personas fuertes y con una autoestima sana no tienen ningún problema para pedir ayuda cuando lo necesitan.
Humildad, desde luego. Si no somos capaces de ser humildes y reconocer nuestras carencias nunca pediremos ayuda.
Ganas de seguir aprendiendo. Esto es lo que más nos anima a pedir ayuda. Además, si queremos seguir aprendiendo constantemente es porque estamos reconociendo que nos queda mucho por aprender. Pero lo hacemos desde el punto de vista de que aprenderemos y cada vez dominaremos más áreas y tendremos más fortalezas.
Dos posibilidades para no dejarse ayudar Dentro todos los motivos anteriores, hay dos situaciones en las que habitualmente no nos dejamos ayudar.
Una sería cuando somos una persona acostumbrada a ayudar siempre a los demás, o sea, a ser nosotros los que siempre ayudamos. En este caso puede entrar en juego la poca costumbre, pero también ese ego que decíamos, y esa sensación de que si pedimos ayuda somos más débiles y por tanto perdemos el valor que nos otorga ser siempre quienes ayudamos a otros.
Y la otra situación es esa en la que estamos tan hundidos que necesitamos realmente toda la ayuda posible. Aquí suele entrar en juego la autoestima y la autoconfianza, y sobre todo la vergüenza de que nos vean con esas necesidades y nos juzguen por ello.
Pedir ayuda a los mejores Eso sí, como idea, aunque la ayuda siempre es bienvenida, venga de donde venga, puestos a elegir busquemos ayuda de alguien que realmente pueda ayudarnos de la mejor manera posible, un especialista en el campo que necesitemos, por ejemplo. Busquemos la mejor ayuda posible (si es que podemos elegir).
Si no, dejémonos ayudar en cualquier medida que alguien pueda hacerlo.
Conclusión y reflexión Así que ya sabéis, ayudad a alguien hoy, era el consejo de la semana pasada. Dejaros ayudar hoy es el de esta.
Para acabar el episodio de hoy, me gustaría comentar una frase que escribí hace un par de años en un artículo para otro blog. Explicaba que cada vez que mi hijo de 3 o 4 años entonces me decía: “Yo puedo solo, papá, que soy muy fuerte”, me gustaba contestar: “Es verdad, eres muy fuerte, pero veces todos, incluso los más fuertes, necesitamos un poco de ayuda“.
Y me parece una bonita forma de terminar este episodio en el que espero que todos y todas (lo digo sobre todo por mí, no os creáis) nos decidamos a dejarnos ayudar un poquito más.
Por mi parte, ya sabéis, que espero vuestros comentarios, ya sea en Facebook, en las reseñas de iTunes, en los comentarios de iVoox o directamente en coachingdemusicos.com/contactar. Y esto sí que me ayudan cada día, tanto a seguir con energía como a cambiar en lo que sea necesario.
Volveremos mañana martes con un nuevo episodio a partir de las 7:11 de la mañana.
Y hasta entonces, ¡MUY BUENOS DÍAS!
Comentarios