En este disco Mike Oldfield tomó una de las novelas de Arthur C. Clarke como inspiración .El argumento del libro es el siguiente; los cieníficos han descubierto que nuestro sol va a estallar hacia el año 3600 y con la intención de evitar la destrucción de la raza humana comienzan a enviar naves sembradores en busca de nuevos planetas habitables con el objetivo de reestablecer una civilización. Magallanes es el nombre de la última nave sembradora, su objetivo es Sagan-Dos, aunque antes ésta se detendrá en Thalassa, planeta en el que construirán un escudo a base de placas de hielo para proteger la nave, antes de continuar su largo viaje hasta Sagan-Dos.
Beginning: a pesar de su nula relación con el libro nos encontramos ante una introducción original que nos presenta de una forma musical ese aire semi-orgánico de las naves sembradoras mediante los sonidos de ballenas, además se citan las primeras palabras del génesis que por contra en la novela indica que no se transportaron Biblias para no corromper la mentalidad de futuras generaciones.
Let There Be Light: aunque tampoco tiene relación directa con la historia este es un tema de sonido 100% Oldfield, es una canción con un toque de guitarra puramente cristalino, presenta un ritmo bastante dinámico y expresa de manera sobrecogedora lo que podría ser un viaje en una de esas naves, es la melodía de un viaje espacial de ensueño.
Magellan: el comienzo de este tema es una "explosión sónica", es el despegue de la última nave sembradora, la "Magellan", melodía principal interpretada con unas gaitas, instrumento poco usual en este tipo de música, pero que Mike Oldfield se encarga de encajarlo perfectamente dándole así más fuerza y un toque más terrenal, es el despegue de la nave, es el momento en el que todavía no ha salido de la atmósfera, es el espectáculo...el estar viéndo la última nave que despega de la Tierra para colonizar otros lugares.
Oceania: otro de mis grandes y esperados momentos, después de finalizar "First Landing" aterrizamos en Thalassa un planeta formado por un 90% de agua, así que Oceania y Thalassa viene a ser lo mismo. Es un tema muy tranquilo, tiene un sonido pacífico y relajante durante la canción se pueden escuchar gaviotas y el sonido de las olas al deshacerse en la arena de las playas. Es la continuación melódica de "Let There Be Light" pero con otro desarrollo.
Only Time Will Tell: precisosa frase que viene a decir que todo puede cambiar en el momento menos esperado (Sólo el tiempo lo dirá). Mike Oldfield va pronunciando dicha frase a lo largo del tema sobre un fondo puntual (creo que de guitarra) y que se va repitiendo hasta la saciedad...(lo bueno es que no se hace repetitivo) y va creando una atmósfera de esperanza, hasta desembocar en unos coros que vienen a representar a toda la raza humana, se pueden escuchar registros femeninos, masculinos (el de Mike Oldfield) e incluso neutros (como si de niños se tratase) en un tono suplicante...como si todos esperaran que algo ocurriera.
Hibernaculum: otro gran tema, nos encontramos ante un canto gregoriano un poco más peculiar, con un toque electrónico y todo ello aderezado con el mejor sonido Oldfield a cargo de su guitarra, este tema representa la sala de hibernación en la que "descansan" en torno a un millón de personas:.
Tubular World: nos encontramos ante un tema que no tiene nada que ver con la novela pero que va acorde con el disco, en este Mike Oldfield crea su propio mundo inspirado en un videojuego, retoma su popular "estribillo tubular" y lo modifica para la ocasión haciéndo uso de todo su arsenal de grabación y edición. Uno de los temas más currados en cuanto a sonido y efectos.
Crystal Clear: último gran tema de esta gran obra, sobre un fondo muy relajante podemos oir la voz de Mike Oldfield y otras voces sampleadas a ritmo "relax", una preciosa melodía a la guitarra nos va introduciéndo una cuenta atrás citada por el propio Oldfield, esto viene a representar el último despegue de la "Magellan" desde "Thalassa" a "Sagan-Dos", desembocando en otra explosión con un sonido muchísimo más Oldfiled que en "Magellan", es el momento cumbre del "final" del disco.
Después de un comienzo inmejorable como músico en solitario en los 70 y de una década de altibajos culminada con una obra maestra, "Amarok", los 90 eran una incertidumbre para un Mike Oldfield ya maduro. Una nueva generación de seguidores iban a descubrir al británico con la segunda y tercera entregas de "Tubular bells" y un nuevo acercamiento, éste más facilón, a la cultura celta, pero entre medio este multiinstrumentista iba a soprendernos con un disco futurista y tecnológico, un anticipo de sus futuros devaneos con la realidad virtual y los juegos para ordenador, bien acogido por la crítica aunque controvertido entre sus seguidores más recalcitrantes, "The songs of distant Earth".
Bajo ese sugerente título se enmascaraba la musicación de una novela del recientemente fallecido escritor de ciencia ficción Arthur C.Clark, el padre de "2001: Una odisea del espacio", una de las películas favoritas de Mike Oldfield. Oldfield se planteó este trabajo como una banda sonora (de hecho se habló de un proyecto para llevar la novela al cine), e incluso mantuvo largas conversaciones con el escritor en su retiro en Sri Lanka, para lograr la composición y grabación de una música sugerente y evocadora, a pesar del arrinconamiento de los instrumentos tradicionales en favor de una tecnología (samplers, ordenadores y sintetizadores) de la que recelaba sólo unos años atrás, aunque bien es cierto que las guitarras suenan de cuando en cuando en todo su esplendor. Moviéndose entre la genialidad y la arrogancia, "The songs of distant Earth" pretende ser una obra adelantada por la inclusión de un corte interactivo en exclusiva para Mac (si bien hace mucho que Oldfield se une a carros que ya están en marcha, esta situación sí que fue realmente 'anticipada', sin embargo la elección resultó algo errónea para sus intereses, ya que la batalla estaba siendo ganada, al menos en cantidad, por el PC). Publicado por Warner Music en 1994, este disco presentaba las nuevas ideas del de Reading, que no eran más que las mismas de antaño (aunque sin la rebeldía y esa chispa de inspiración y originalidad que generaron obras maestras) pero con otra envoltura adaptada al final de siglo. La situación, aparte de extraña era un tanto rudimentaria, pues había que saltarse la primera pista del CD en esta primera edición para no escuchar un incómodo pitido. La solución llegó enseguida en forma de nueva edición con diferente portada (extraída del avanzado video-clip de "Let there be light") y CD-Rom track escondido. "The songs of distant Earth" demuestra la capacidad de Oldfield para conducir una obra conceptual veinte años después de "Tubular bells", controlando cada aspecto de la misma, los momentos clave, las pausas, los ambientes, las conexiones... todo con la ayuda (por última vez) de un Tom Newman cuya bajada del carro supuso unos años de posterior desconcierto, musical y emocionalmente.
Refinado, en cierto modo místico ("con mi música busco escapar a otro mundo"), Oldfield intenta aunar su natural grandilocuencia con una efectista espiritualidad en este trabajo en el que las voces, dado su musical título, iban a tener gran importancia, pero más que en base a vocalistas conocidos, por medio de una 'caja negra' que recogía voces de todo el mundo, las cuales, en una intensa labor de estudio, iban a ser remezcladas para que Oldfield consiguiera de paso esa idea de globalización, de conjunción de la sabiduría de un planeta Tierra que, víctima de la muerte de nuestro sol, desaparece sin remedio. Como anticipo de la obra, un recuerdo del mismo a través de cantos de ballenas, del fragmento del Génesis recitado por el astronauta Bill Anders desde el Apollo 8 y el sorprendente y poético primer single, "Let there be light". El británico pasa sin complejos del lirismo y la sorprendente carga emotiva de "Supernova" a la pomposidad de "Magellan", mezclando emoción con espectacularidad sin entrar, como sucederá en discos posteriores, en experimentaciones por caminos ajenos y sinuosos. Muy al contrario, parece que su sonido se acople perfectamente a la novela (o quizás al revés), y la búsqueda le hace descubrir situaciones tan atrevidas y notables como la prodigiosa simpleza del hilo conductor de "Only time will tell" o el efecto sedante que con guitarra y voz pretende (y logra) provocar "Crystal clear". No tan novedoso pero sí bien resuelto es el uso del latín junto a voces tribales y un fondo tecnológico en "Hibernaculum" (buscando ese sonido que tan buen resultado ha dado a Enigma o Deep Forest) y más permisible aún es el autoplagio de "Tubular world", idea manida pero relativamente aceptable por lo bien construída, tanto como la vaporosa ambientalidad de "The sunken forest" o el resumen de la obra (recurso tipico en los discos de Oldfield de la época) de título "Ascension", donde la guitarra parece recuperar viejas sensaciones.
Aun tomándose sus licencias respecto a la novela (la creación del mundo, el lamento por Atlantis, el mundo tubular), hay que reconocer que Oldfield consiguió realizar un trabajo luminoso e ilusionante, con determinados momentos no sólo con la calidad acostumbrada en él sino de cierta emoción ("Supernova", "Lament for Atlantis"). No es una obra acomodaticia sino una trabajada (de una labor de estudio impresionante), majestuosa, fastuosa incluso, recreación de un posible futuro de la vida lejos de la Tierra, un momento que ahora imaginamos con más facilidad y sin tanto temor gracias a Arthur C.Clark y a Mike Oldfield.
Temas:
01. In the Beginning 0:00
02. Let There Be Light 1:25
03. Supernova 06:23
04. Magellan 09:46
05. First Landing 14:27
06. Oceania 15:43
07. Only Time Will Tell 19:03
08. Prayer for the Earth 23:29
09. Lament for Atlantis 25:39
10. The Chamber 28:23
11. Hibernaculum 30:11
12. Tubular World 33:44
13. The Shining Ones 37:08
14. Crystal Clear 40:06
15. The Sunken Forest 45:48
16. Ascension 48:26
17. A New Beginning 54:16
Comentarios
Precioso