Has elegido rechazar las cookies basadas en consentimiento que utilizamos principalmente para gestionar la publicidad. En adelante, para acceder a nuestra web tienes que elegir alguna de las siguientes opciones.
Premium
3,99 €/mes o 39,90 €/año
Sin publicidad y mucho más
Plus
Por 9,99 €/mes
Contenido exclusivo y sin publicidad
Si has cambiado de idea, puedes aceptar las cookies y continuar usando iVoox de forma gratuita.
Con tu consentimiento, nosotros y nuestros 813 socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales, como tus visitas a esta página web, las direcciones IP y los identificadores de cookies. Algunos socios no te piden consentimiento para procesar tus datos y se amparan en su legítimo interés comercial. Puedes retirar tu consentimiento u oponerte al procesamiento de datos según el interés legítimo en cualquier momento haciendo clic en ''Obtener más información'' o en la política de privacidad de esta página web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
Almacenamiento y acceso a información de geolocalización con propósitos de publicidad dirigida, Almacenamiento y acceso a información de geolocalización para realizar estudios de mercado, Almacenar la información en un dispositivo y/o acceder a ella , Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos , Publicidad y contenido personalizados, medición de publicidad y contenido, investigación de audiencia y desarrollo de servicios , Uso de cookies técnicas o de preferencias.
Comentarios
este relato es el reflejo de muchos...
Que maravilla!!!...Me he emocionado... Me he sentido tan identificado que lo he escuchado varias veces....es increíble. Enhorabuena David. Enhorabuena Jota por otra magnífica narración. Muchísimas gracias por compartir vuestro trabajo... Saludos.
Qué barbaridad. Hacía tiempo que oí este cuento en «El club del relato», pero hoy me ha gustado mucho más aún si cabe. Tu prosa es de gran calidad, David. Siempre apelando a las emociones. De hecho, sentí lo mismo que narras cuando visité mi antiguo colegio en varias ocasiones. Muchas gracias, Jota, por recuperar esta hermosa historia, y encima, con la fantástica música de «Lo imposible». Enhorabuena a los dos.
Yo podría ser este tipo... perfectamente.
Un relato en el cual más de uno puede sentirse reflejado.La carga del pasado,la que llevamos en el presente,y ese tren que representa el cambio que no sabemos si queremos cogerlo o si alguna vez saldrá.Gracias Jota por tu gran trabajo.
La necesidad de reinventarse... Qué poso tan melancólico, y que bien narrado. Gracias por compartir estas historias. Un saludo.
Nuestro amigo David, como ya sabemos los que damos vueltas por esta casa de Jota, tiene esa especial habilidad para convertir en estupendos textos las emociones. ¡Quien no ha pensado alguna vez, con los años, en ese tren que podría cambiar nuestras vidas!.
Bonito relato. Me pareció muy emotivo, el fondo musical es muy agradable. Este va a ser uno de esos relatos que escucho, escucho y vuelvo a escuchar con mucho gusto. Saludos!
Me encanta este relato.
Gracias de nuevo por tu arte, maestro.