Jerusalén. Abril del año 33 d.C. Jesús, un artesano, rabí, sanador y profeta galileo, acusado del cargo de sedición por arrogarse el título mesiánico de «rey de los judíos» frente al poder romano, es azotado, insultado, ridiculizado y escupido. Condenado a morir crucificado como un bandido, es abandonado por sus discípulos en el momento de su detención. En su amarga agonía en la cruz solo un grupo de mujeres lo acompaña desde la lejanía. Otros condenados colocados junto a él le lanzan recriminaciones. Un grito desgarrador pone fin al suplicio. Pero, ¿qué ocurrió tras esta desoladora escena? La muerte de Jesús, más que un fin, fue el comienzo de un movimiento religioso, el cristianismo, de dimensiones universales. Al principio, no obstante, las cosas no fueron sencillas, pues el judeocristianismo se vio envuelto por sombras de luchas, censuras y tergiversaciones que suscitan diversos interrogantes. ¿Existió más de un cristianismo? ¿Lideró un hermano de Jesús, tras su ejecución, la primitiva comunidad judeocristiana que surgió en Jerusalén? ¿Hubo enfrentamientos y purgas entre los primeros grupos de cristianos a cuenta de su diferente interpretación de la vida, magisterio y muerte de Jesús? ¿Hay algún testimonio escrito anterior a los evangelios que pueda considerarse como el «testamento de Jesús»? ¿La Iglesia paulina triunfante manipuló, censuró y destruyó las evidencias de la existencia de un cristianismo distinto al oficial y tergiversó la biografía y enseñanzas de Jesús para mimetizarse con la estructura de poder imperial romana? ¿Qué mensaje nos transmite el único testimonio textual sobreviviente de la corriente religiosa judeocristiana primitiva integrada por los nazarenos? ¿Qué relación hay entre la tradición sapiencial judía, el magisterio de Jesús y las filosofías y religiones orientales? ¿Qué puede aportar a los hombres y mujeres del siglo XXI la sabiduría de Jesús preservada por sus herederos legítimos?
La Guerra Civil Española (1936-1939) fue un conflicto que desangró España durante casi tres crueles e interminables años y que supuso la muerte de 500.000 personas. En ese choque mortal se enfrentaron dos bandos, el favorable al legítimo gobierno de la II República y los militares sublevados dirigidos por el general Francisco Franco quien al final de la contienda instauró una dictadura que se mantuvo hasta su muerte. Estudios, memorias y ensayos han mostrado, de forma generalizada, una visión fatalista y simplista que supone que todos los españoles pusieron sus vidas, con ardor y furia y sin dudarlo un instante, al servicio de uno de los dos bloques en lucha. Así nació y se consolidó un mito que perdura hasta la actualidad: el mito de las dos Españas y, con él, el del cainismo del pueblo español. Desterrar este dañino mito defendido por vencedores y vencidos y por historiadores de distinto signo es lo que afronta Joaquín Riera en esta obra. A partir de las fuentes documentales y orales disponibles, realiza un análisis histórico riguroso y no sesgado de los hechos poniendo de manifiesto que durante ochenta años se ha silenciado, censurado y menoscabado a la Tercera España, a la mayoría de españoles, de extracción social e ideología diversas, que en el verano de 1936 y hasta el final de la Guerra Civil decidieron no alinearse con ninguno de los dos bandos enfrentados a muerte pero fueron
Comentarios
gracias a este tipo de revisión de la Historia y el reparto de responsabilidades hace un flaco favor a la verdad. Sólo escuchen a Quiepo y sus arengas o a Mola y su "Hay que extender el terror" para que con estos ejemplos veamos quién inicio el conflicto, cómo se tomo la idea de exterminio o que grandes amigos apoyaron al fascismo a vencer, exterminar y de postre 36 años de dictadura. La II República trajo demasiado pronto libertades y derechos a una sociedad cuasi estamental. clero, terratenientes y militares no permitieron que el País progresara y lo sumio en un valle de sangre, lagrimas y atraso. Se magnifica la tensión social en los años 30 , tensión muy programada por la reacción y el fascismo que al igual que en Alemania o Italia impidió el normal desarrollo de la vida democrática de la II República y envalentono a los sectores de izquierda ante la amenaza del fascismo a tomar una postura beligerante ante la pérdida de las promesas del nuevo estado democrático, justicia social y derechos civiles. La coclusion fue 3 años de guerra, 36 de dictadura. Y la puesta a punto del ejercito Nazi e Italiano que ensayaron con la población civil Española la futura felonía en Europa. Así qie ni me parece acertado históricamente repartir a partes iguales la responsabilidad de estos hechos. Pero cada cual se regale el oído como quiera y que nadie olvide los desaparecidos en la cumetas o los Españoles y Españolas que sufrieron en Mauthusen el exterminio Nazi gracias a la connivencia de la gestapo y el franquismo. Tampoco olviden "La Desvandá' de Málaga, Badajoz, Guernica, entre otras lindezas de la cruzada.
que bueno conocer la historia a través del misterio saludos desde Medellín Colombia
Y felicito a la dirección de este programa que publiquen mi comentario, Creí que no lo íbais a hacer. Chapó por vuestra parte en este sentido.
Menos mal, ya era hora de que alguien contase la Guerra Civil como la gente que la vivió y como me la contaron a mi. Mis abuelos, dos chicos que se vieron metidos en el fregao , contaban situaciones absurdas en las trincheras, pidiendo a los de enfrente que recogieran sus muertos o que les dieran tabaco. No nos contaron el horror de los tiros, ni nadie evaluó la salud mental de aquellos jóvenes cuando volvieron a casa, que esa es la asignatura pendiente de España con sus combatientes en la Guerra Civil. Esa tercera España, era la que independientemente de sus ideas, no tomó las armas para fusilar al vecino. Ninguno tiró con merengue, como decia mi abuela.
"Legítimo gobierno de la II República" jejejeje... Busquen en Google, el Pucherazo del 36, y verán lo "legítimo" que fueron esos comícios. Saludos.