En todas las naciones se oyen las voces del antiguo orden y las exigencias de elementos reaccionarios, así como también las demandas de ciertos grupos extremistas. Debido a que los conservadores han imperado durante tanto tiempo ejercen gran influencia, y debido también a que la humanidad está exhausta, emprenderá cualquier acción que demanden los conservadores para asegurar un rápido retorno a la normalidad, a no ser que quienes poseen una nueva visión actúen con prontitud y sabiduría –sobre lo cual hay muy pocos indicios en la actualidad.
Francia
De Francia surge el clamor para que se le reconozca su antigua gloria, se le recuerde su tradicional tarea de representar la principal influencia civilizadora en la vieja Europa y se la resguarde y proteja. Exige que nada se haga sin consultarla. Sin embargo ha presentado durante décadas al mundo un cuadro de gran desunión, corrupción y negociados políticos; ha evidenciado siempre profundo amor y avidez por la compensación material, enorgullecida de su realismo, pero sin idealismo espiritual alguno; y la realidad subjetiva la reemplazó por la brillantez del intelecto y la aguda percepción científica. ¿Habrá aprendido Francia, de su derrumbe en 1940, que los valores del espíritu deben reemplazar a los que hasta ahora fueron sus móviles? ¿ Se habrá dado cuenta que debe recuperar el respeto del mundo –respeto perdido cuando se rindió y buscó colaboración demostrando ser innatamente más débil que las naciones pequeñas que lucharon hasta verse obligadas a aceptar la derrota? ¿ Puede surgir, Francia, purificada de esta prueba y capacitarse para demostrar una nueva facultad de pensar en términos de relaciones internacionales altruistas y no exclusivamente en términos de civilización materialista, que tan maravillosamente ha puesto de manifiesto durante tantos siglos? Puede hacerlo y eventualmente lo hará. Su brillante intelecto (cuando se vuelque al estudio de las cosas del espíritu) podrá superar la búsqueda de las mentes menos capacitadas y aplicar la percepción y habilidad de expresar ideas en términos concisos y claros como el cristal a fin de exponer las verdades eternas.
Cuando Francia descubra su propia alma espiritual, no sólo su alma intelectual, llegará a ser el medio que revelará la naturaleza del alma del hombre. En el pasado ha revelado la naturaleza del alma humana, en su etapa de egoísmo e individualismo más intensos. A través del fuego y el dolor demostrará posteriormente las cualidades del espíritu del hombre. El problema psicológico que Francia debe enfrentar en la actualidad, del cual son conscientes algunos de sus mejores pensadores, se debe a que ha puesto demasiado énfasis sobre los valores materiales, acentuando excesivamente la importancia que ella tiene para el mundo, en vez de hacer resaltar la actitud internacional hacia ella misma, en términos de altruistas relaciones humanas. ¿ Podrá Francia aprender a pensar en términos de, para y por aquellos que viven más allá de sus fronteras, o continuará pensando únicamente en sí misma? A estos interrogantes ella debe responder.
Alemania
No hay mucho que decir de los defectos de Alemania, pues fueron expuestos en forma dolorosamente clara ante todo el mundo. La Alemania de los escritores y poetas místicos de la Edad Media volverá a surgir –la Alemania de los festivales musicales que dio al mundo lo mejor de la música de todos los tiempos; la Alemania de Schiller y Goethe y la Alemania de los filósofos. El principal defecto del pueblo alemán es su extrema negatividad, que hace que sea el pueblo más fácilmente condicionado de todas las épocas, más su capacidad de aceptar la dictadura y propaganda sin revelarse ni protestar, con un profundo sentido de inferioridad. El pueblo alemán es, en consecuencia, fácilmente explotado, convencido y regimentado por quienes gritan y amenazan.
Esta negatividad ha de ser superada; debe prestarse atención al cuidadoso entrenamiento del individuo para que piense y actúe por sí mismo y dé más importancia a sus propias ideas, todo ello con espíritu de buena voluntad, que debería ser la nota clave fundamental de la educación futura del pueblo alemán. Dado esto, más la correcta propaganda idealista, el pueblo alemán podrá adquirir correctos hábitos de pensar, con la misma facilidad con que ha sido conducido por el mal camino y llevado a la separatividad. La regimentación del pueblo alemán tendrá que continuar así por mucho tiempo, pero deberá cambiar totalmente sus móviles. Su principal problema psicológico consiste en reconocer su relación con todos los demás pueblos, en términos de igualdad. La mayor dificultad que enfrentarán las Naciones Unidas será hallar un dirigente fuerte y bueno, capaz de imponer tal regimentación con espíritu de comprensión y buena voluntad, mientras sea necesario, y hasta que los hombres y mujeres alemanes puedan pensar por sí mismos y no respondan a la propaganda de un grupo o de una casta militar. La responsabilidad de los Aliados es grande. ¿ Sabrán aprovechar el hecho de que el pueblo alemán responde con facilidad a la propaganda y tratarán de explotarla en forma espiritual y adecuada? ¿ Procurarán que las instituciones educativas de ese desdichado país sean puestas en manos de quienes posean una clara visión del futuro y tengan la firme determinación de enseñar a la nueva generación a reconocerse como hombres y no como superhombres? ¿ Podrán inculcar en la conciencia de los niños de hoy, y en los del futuro, el significado y la importancia de las correctas relaciones humanas? ¿Podrá continuar este proceso educativo durante el tiempo necesario? Aquí reside la prueba de las verdaderas intenciones de las Naciones Unidas. No debe olvidarse el potencial espiritual del pueblo alemán; hay que mirar adelante y enseñarle lo que puede llegar a ser. Prácticamente hablando, puede cambiar más fácilmente que cualquier otra nación europea, utilizando métodos correctos de enseñanza y condicionamiento. Alemania expresa aún conciencia de rebaño, la cual debe ser transmutada en conciencia grupal –la conciencia del hombre libre que colabora con otros hombres de buena voluntad para bien del todo.
Gran Bretaña
Gran Bretaña ha sido una potencia grande e imperialista. Su espíritu adquisitivo, su tenacidad y la firmeza en las maniobras políticas, durante el pasado, justifican esta acusación. Ha aplicado “el poder político” y ha llegado a ser experta en mantener el equilibrio entre las naciones, a fin de preservar el “status quo” y la integridad de las Islas Británicas. Ha trabajado con persistencia para lograr una estabilidad entre las naciones, lo cual le ha permitido actuar sin rozamientos y alcanzar sus propios fines. Ha sido acusada de llevar a cabo un intenso comercio y le ha sido aplicada por otras naciones la frase: “nación de mercaderes”. Por lo general los británicos son antipáticos para otros pueblos; su altanería y orgullo nacional y su actitud de ser dueños del mundo alejan a muchos. Gran Bretaña aplica el sentido de casta en todas sus relaciones internacionales, así como el sistema de diferencias de clase ha controlado sus relaciones internas durante épocas.
Tales acusaciones se fundan en la verdad, y los enemigos de Gran Bretaña pueden promover una causa ante cualquier tribunal. Los británicos han sido reaccionarios, excesivamente precavidos y conservadores, flemáticos y propensos a sentirse satisfechos por las condiciones existentes, especialmente si esas condiciones son estrictamente británicas, características que causaron la extrema indignación de otros pueblos, especialmente de la nación que surgió de Gran Bretaña, los Estados Unidos.
Éste es un aspecto del problema. Pero los británicos no son antisociales; están a la vanguardia de las reformas sociales, habiendo instituido, antes que otros países, medidas tales como el sistema de pensión a la vejez. Son muy paternales en el trato con las naciones pequeñas y menos desarrolladas, a las cuales realmente han ayudado. Por ser conservadores les es difícil saber cuándo deben retirar la ayuda paternal. El lema de la Casa de Gales es: “Yo sirvo”. La tendencia innata de la casa británica es servir a las naciones y razas reunidas bajo el Pabellón de la Unión.
Debe recordarse que desde principios del siglo XX se han producido grandes cambios en el modo de pensar del pueblo inglés. Las cosas viejas han desaparecido; el sistema de castas con su altivez, separatividad y paternalismo va desapareciendo rápidamente a medida que la guerra y el laborismo acentúan la igualdad esencial. Gran Bretaña no trata ya de conquistar más territorios, pues es hoy una Confederación de Naciones totalmente independientes.
El principal problema psicológico del pueblo británico reside en conquistar la confianza del mundo y hacer que otras naciones reconozcan la justicia existente y las buenas intenciones en su modo de pensar y planear. Esta confianza la ha perdido en los últimos siglos, pero va recuperándola lentamente. Su actitud hacia los asuntos mundiales tiene ahora una base internacional; desea el bien de la totalidad y está dispuesta a hacer sacrificios en bien del todo; sus intenciones son justas y tiene buena disposición para cooperar; los ciudadanos de Gran Bretaña son valientes y sensatos en su modo de pensar, y se sienten molestos por la antipatía que les ha acarreado su historia. Si abandonara su orgullosa y cautelosa reticencia, Gran Bretaña y las demás naciones podrían marchar juntas por el camino de la vida, con pocas desavenencias.
Rusia
Rusia se mantiene hoy como un gran enigma para el resto del mundo. Su potencialidad para el servicio humano y su capacidad para imponer su voluntad en gran escala, sobre el entero mundo, sobrepasan las de cualquier otra nación. Esto en sí genera desconfianza. Su territorio abarca gran parte de Europa y todo el norte de Asia. Ha pasado por una grande y cruel revolución con su consiguiente período de reajuste. Se está preparando para colaborar con el mundo, evidenciando el deseo de que esto sea logrado de acuerdo a sus propias condiciones, lo cual implica un control general de otros países, comenzando por las naciones más pequeñas de su frontera occidental. Está llevando a los pueblos de su país, de la ignorancia y la pobreza, al conocimiento y la suficiencia. El resto del mundo tiene recelos de Rusia, especialmente los elementos conservadores, y esto por dos razones. Primero, por la crueldad con que se iniciaron las primeras etapas de su revolución –el período que denominamos “bolchevismo”— y, segundo, por el consiguiente y premeditado período de determinado aislamiento tras sus herméticas fronteras. Sin embargo, ha sido un silencio creador. La guerra obligó después a Rusia a romper su silencio para colaborar mundialmente, y se vio forzada a participar en la guerra mundial. Rusia es el hogar de una naciente revelación de gran valor espiritual y de significación grupal, lo cual será una revelación para todo el género humano. Esta comprensión un tanto inexacta y tenuemente presentida, la ha conducido a difundir su insidiosa propaganda.
Rusia ha creado fermentos en otros países, antes que se sepa cuál es la revelación que custodia. Por lo tanto su actividad es prematura. El verdadero secreto de la hermandad (hasta ahora desconocido e incomprendido) le pertenece, y lo revelará al mundo, pero aún ignora lo que es. El hecho de que Rusia sea el custodio espiritual de una revelación, es presentido por otras naciones del mundo; la primera reacción ha sido de temor, fundado en ciertos errores iniciales y en su prematura actividad en el plano físico. No obstante todos los pueblos miran expectantes hacia Rusia, y se dan cuenta vagamente de que de ella surgirá algo nuevo, porque Rusia se halla en un rápido proceso de maduración e integración y demostrará que tiene mucho que dar.
El mundo de hoy presencia el surgimiento y la elevación de una nación que ha logrado en un cuarto de siglo lo que otras naciones han tardado muchas generaciones en realizar. Rusia es un gigante que está entrando en su elemento; un gigante joven, consciente de sus grandes posibilidades, animado por un espíritu profundamente religioso, aunque no ortodoxo, entorpecido por una mezcla de tendencias orientales y propósitos occidentales; el mundo desconfía de ella debido a que sus primeros pasos fueron dados en falso, para infiltrarse en otras naciones a fin de minar la estabilidad, debilitarlas y arrastrarlas fácilmente hacia la casa de la humanidad que Rusia trata de construir. Internamente –aunque todavía inconscientemente- se siente impulsada por un deseo de traer a la existencia la hermandad. ¿Será aceptado este diagnóstico de la gran incógnita que encierra Rusia? Sólo el tiempo, más la inteligente actitud y la sensata propaganda de Rusia, probarán la exactitud de esta afirmación. El problema psicológico de la URSS es, en última instancia, atender sus propios asuntos, estabilizar e integrar su inmensa población y conducir a su pueblo aún más hacia la luz. Rusia debe aprender a cooperar con otras potencias sobre una base de igualdad. No debe tratar de atraer a su zona de influencia, por designio o ambición, a las pequeñas potencias contra sus deseos, o valerse de la presión y la fuerza indebidas. Tiene que hacer muchas cosas para sus habitantes en los inmensos territorios que están dentro de su esfera de influencia; las otras naciones deben cumplir su propio destino sin ser forzadamente regidas por ella. El problema de Rusia consiste ante todo en dar a las demás naciones del mundo el ejemplo de un gobierno inteligente, la libre expresión del propósito individual y la implantación de una educación incluyente y sólida, en forma tal, que las demás naciones se rijan por lo que Rusia demostrará, conservando al mismo tiempo sus propios métodos culturales, la forma de gobierno que han elegido y su propia manera de expresar la hermandad. Rusia representa inherentemente una nueva conciencia mundial y, por su intermedio, se forjará paulatinamente en el fuego del experimento y la experiencia una nueva expresión planetaria.
Esa gran nación (síntesis de Oriente y Occidente) tiene que aprender a gobernar sin crueldad y a no infringir el libre albedrío del individuo, puesto que tiene plena confianza en la beneficencia de los ideales que ella ha desarrollado, pero que todavía no son expresados
Polonia
La larga historia del pueblo polaco le impone la responsabilidad de afectar culturalmente a las naciones que lo rodean y de darse espiritualmente, de lo cual parece aún no haberse dado cuenta. Lo ciega el constante énfasis sobre las posesiones territoriales y no ve el verdadero valor de su posible contribución al mundo. Por ser un pueblo fuertemente individualista y emocional, se halla en un estado de constante desunión y fricción dentro de sus fronteras, pues carece de unidad interna. Su problema psicológico consiste en lograr esa integración basada en la eliminación de los odios raciales. Necesita resolver sus problemas nacionales en términos de buena voluntad y no de intereses egoístas. Su verdadero problema es alcanzar correctas relaciones internas.
Aunque los problemas de las fronteras, posesiones, territorios, colonias y empresas de orden material, parecen enormes ante los ojos de las naciones, el hecho de que el énfasis sea tan estrictamente materialista indica su poca y relativa importancia si se lo considera en su verdadera perspectiva. El único factor importante ahora es la humanidad misma. Frente a la angustia, al malestar y a las privaciones de los seres humanos, es una estupidez preocuparse por los problemas fronterizos. Habrá que hacer reajustes y determinar las fronteras, pero la decisión final no se basará en la historia ni en las glorias pasadas, sino en lo que es mejor para los pueblos implicados, los cuales deben decidirlo.
La guerra mundial fue proclamada por las mejores mentes y por los idealistas de las Naciones aliadas, como una lucha emprendida ostensiblemente en favor de la libertad humana; sin embargo, todas las grandes potencias entraron en ella con móviles egoístas y para su propia conservación, lo cual es reconocido universalmente. Todas tienen en mayor o menor medida un subyacente, sólido y altruista idealismo: liberar a la humanidad de las dictaduras. Después de las guerras viene la prueba del Éxito de la victoria. Si las naciones del mundo obtienen los beneficios de la libre elección; si se permite a los pueblos de las zonas disputadas decidir mediante un plebiscito libre, a quien deben su lealtad y adhesión, y si se concede libertad de palabra, de culto y verdadera libertad de prensa, radio y televisión, toda la familia humana habrá dado un gran paso adelante.
Estados Unidos
El problema psicológico que los Estados Unidos de América deben enfrentar, consiste en aprender a cargar con la responsabilidad mundial. Tanto Gran Bretaña como Rusia han aprendido esa lección en alguna forma.
El pueblo estadounidense, a medida que atraviesa el periodo de adolescencia, debe aprender las lecciones de la vida mediante la investigación y la experiencia consiguiente, lección que todos los pueblos jóvenes deben aprender. La raza germana es vieja; la nación alemana es muy joven. El pueblo italiano es de origen muy antiguo; el Estado italiano es históricamente de época muy reciente. La culpa de ser joven –si es una culpa— es también aplicable a los Estados Unidos. Esta nación tiene por delante un gran porvenir, pero no es por su poder material o su capacidad comercial, como creen los que piensan en términos materiales. La razón reside en su innato idealismo, profundamente espiritual, en su enorme potencialidad humanitaria y, sobre todo, en que desciende de una rama virgen y sana, en su mayor parte de origen campesino y de la clase media, lo cual determina la raza. Paulatinamente, en todas las naciones, el poder de gobernar y determinar las ideologías prácticas ha ido pasando rápidamente a manos del “pueblo”, saliendo de las llamadas clases dirigente y aristocrática. Países tales como Gran Bretaña y Francia, que han aceptado las tendencias evolutivas determinantes, pueden avanzar hacia el futuro más fácilmente que esos países como España y Polonia, que durante siglos han estado regidos por una aristocracia dominante y una Iglesia políticamente orientada. Los Estados Unidos de Norte América no tienen tales entorpecimientos, excepto en la medida en que el capital y las finanzas tratan de dominar. Esto también es aplicable en gran parte a Gran Bretaña.
El pueblo de los Estados Unidos tiene sus raíces en otros pueblos de los cuales son oriundos sus antecesores. No tienen población indígena, excepto los pieles rojas, que han sido implacablemente desposeídos por las avalanchas procedentes de otras tierras. Los grupos raciales dentro de los Estados llevan todavía la marca de su herencia y son psicológica y físicamente de origen racial italiano, británico, finlandés, alemán y de otros orígenes. En esto reside parte de la maravilla de esta nación que va integrándose rápidamente.
Simbólicamente hablando, el pueblo de los Estados Unidos, como toda persona joven, presenta también los caracteres de la adolescencia. Hablando nuevamente en términos simbólicos, el pueblo estadounidense tiene la edad de diecisiete a veinticuatro años.
Grita libertad y no es libre; no quiere que se le diga lo que tiene que hacer, porque se le infringen sus derechos; no obstante se deja guiar por políticos partidistas, incapaces e ineptos; es ampliamente tolerante respecto a otras naciones, y está siempre dispuesto a enseñar a otras naciones cómo manejar sus asuntos, pero todavía no ha probado su capacidad para manejar los propios, como lo demuestra el tratamiento que se les da a los negros estadounidenses, a quienes se les niega libertad y oportunidad. Lo experimenta incansablemente en todos los aspectos de la vida, en toda clase de ideas y en toda especie de relaciones. El poder creador de la raza se manifiesta en el maravilloso dominio de la naturaleza y en los grandes proyectos de construcción de represas para control hidráulico o construcciones, que relacionan todas las zonas de este vasto país mediante caminos y canales. Norte América es un gran campo de batalla para los experimentos creadores y está profundamente interesada en comprobar todo tipo de ideologías. La lucha entre el capital y el trabajo alcanzará su culminación en los Estados Unidos, pero también se librará en Gran Bretaña y Francia. Rusia tiene ya su solución propia; pero las naciones menores del mundo serán orientadas y se condicionarán de acuerdo al resultado de esta batalla a librarse en la Confederación Británica de Naciones y en los Estados Unidos.
El orden debe ser establecido en los Estados Unidos, y vendrá cuando la libertad sea interpretada en términos de disciplina autoimpuesta; la libertad, que puede convertirse en libertinaje y ser interpretada por cada individuo para su propio interés, constituye un peligro que debe evitarse. Las mentes más esclarecidas son profundamente conscientes de ese peligro.
Así como ocurre con la gente joven, los estadounidenses se sienten superiores a naciones mas maduras; tienden a creer que poseen un idealismo más elevado, una perspectiva más sana y un mayor amor a la libertad y a otras naciones. Olvidan que aún habiendo algunas naciones atrasadas, también existen muchas en el mundo que poseen un idealismo tan elevado y móviles tan sanos como los suyos, además de un criterio más maduro y experimentado, en lo que respecta a los problemas del mundo. También, como toda persona joven, critican intensamente a otros pueblos, pero cuando se los crítica se ofenden. Sin embargo, Estados Unidos, como cualquier otra nación, tiene muchas cosas censurables y debe hacer una gran limpieza en su propia casa. Actualmente la dificultad reside en que deben hacerla a medida que cumplen estrictamente las obligaciones con sus relaciones internacionales. Ninguna nación puede vivir hoy por sí misma; si alguna intenta hacerlo huella el camino de la muerte, y en ello reside el verdadero horror al aislamiento. De hecho tenemos hoy un solo mundo, y esto resume el problema psicológico de la humanidad. La meta consiste en lograr correctas relaciones humanas; las naciones caerán o se mantendrán, en la medida que alcancen esta visión. La era futura –bajo la ley evolutiva y la voluntad de Dios— verá el establecimiento de correctas relaciones humanas.
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