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Voces de Antonio Porchia
Lectura de las Voces de Antonio Porchia acompañadas de música clásica.
Antonio Porchia fue un poeta argentino que escribió "Voces", su única obra, un libro de aforismos (koans, haikus, poemas y menos, flechas etéreas que rematan naciendo. letras que desnudan de raiz, ojos en oídos, saltos al vacío sin saltar, dudas afirmadas, manos que escriben y borran a la par, guia de tus labios sin ser tuyos con dientes de letras que muerden y besan... a quién?)
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Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago, para
que el universal equilibrio de que soy parte no pierda el
equilibrio.
Quien ha visto vaciarse todo, casi sabe de qué se llena todo.
Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.
Las pequeñeces son lo eterno, y lo demás, todo lo demás, lo
breve, lo muy breve.
Sin esa tonta vanidad que es el mostrarnos y que es de
todos y de todo, no veríamos nada y no existiría nada.
La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos
que tiene son suicidas.
Trátame como debes tratarme, no como merezco ser
tratado.
El hombre no va a ninguna parte. Todo viene al hombre,
como el mañana.
Quien me tiene de un hilo no es fuerte; lo fuerte es el hilo.
Un poco de ingenuidad nunca se aparta de mí. Y es ella la
que me protege.
Se me abre una puerta, entro y me hallo con cien puertas
cerradas.
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Antonio Porchia nació el 13 de noviembre de 1885 en el pueblo de Conflenti, perteneciente a la provincia de Catanzaro, en la Calabria italiana. Hijo de Francisco Porchia y Rosa Vescio, fue el mayor de siete hermanos (cuatro varones y tres mujeres).
El padre muere hacia 1900 y Antonio de 15 años se hace cargo de la familia, abandona el estudio y comienza a trabajar. En 1906 la madre decide emigrar a la Argentina con seis de sus siete hijos. Viajan desde Génova en el vapor “Bulgaria” y llegan a Buenos Aires el 30 de octubre de 1906. Porchia, trabaja como carpintero, tejedor de cestas y como apuntador en el puerto. Vive con la familia en el barrio de Barracas. Hacia 1918, se muda a San Telmo. En ese año junto con su hermano compran una imprenta en la calle Bolívar en la que trabaja hasta 1935. En 1936 deja la imprenta, compra una casa en la calle San Isidro del barrio de Saavedra. Porchia milita en las filas de la FORA (Federación Obrera Regional Argentina) y llega a colaborar en una publicación de izquierda llamada La Fragua (1938-39), donde aparecen por vez primera los fragmentos o sentencias que caracterizan su conversación cotidiana y que él decide llamar voces. En La Boca hace amistad con un grupo de pintores y escultores anarquistas y en 1940 funda con ellos la “Asociación de Arte y Letras Impulso”. Varios de esos amigos lo instan a reunir en un libro sus reflexiones. Para esta edición elige el título Voces. Es 1943, no sabe qué hacer con esa primera edición de autor y los dona a la “Sociedad Protectora de Bibliotecas Populares”. Se realiza la segunda edición de autor en 1948 con el material que ha ido acumulando. Un ejemplar de la primera edición es leído por Roger Caillois, que durante la segunda guerra mundial se encuentra en la Argentina, le deslumbra el libro y busca a Porchia y cuando al fin lo encuentra de dice que “Por esas líneas yo cambiaría todo lo que he escrito”. Cuando Caillois, traduce Voces e incluye algunas de ellas en un número anual de Dits (edición de Gallimard) y en la revista parisina La Licorne. Luego las publica en un disco de la serie G.L.M. (Voix, París, 1949). Henry Miller la escucha e incluye a Porchia entre los cien libros de una biblioteca ideal. André Breton dice que “El pensamiento más dúctil de expresión española es, para mí, el de Antonio Porchia, argentino” (Entretiens 1913-1952, N.R.F., París, 1952). La Editorial Sudamericana en 1956 le ofrece a Porchia publicar Voces. Porchia hace una selección de todas las voces publicadas en las ediciones anteriores, excluye casi la mitad y agrega Voces nuevas. Esta edición es considerada la “edición oficial” por Porchia en su dedicatoria a Roger Caillois. A principio de los años cincuenta Porchia se muda a la calle Malaver del barrio de Olivos (Provincia de Buenos Aires) donde vive hasta su muerte, en 1968. De visita a la casa de la familia García Orozco resbaló de una escalera mientras podaba un árbol. Un golpe en la cabeza le produjo un coágulo que lo dejó en coma; fue operado y llegó a restablecerse: ya repuesto, viajó unos días a Mar del Plata, invitado por los García Orozco. Porchia tiene una recaída y fallece en Vicente López el sábado 9 de noviembre de 1968.
Ha sido traducido al inglés por W.S. Merwin, al francés y al alemán. Fue un escritor en extremo epigramático, autor de culto para renombradas figuras de la literatura contemporánea como André Breton, Jorge Luis Borges, Roberto Juarroz y Henry Miller.
Algunos críticos marcan una relación de su obra con los haikus japoneses, y han encontrado afinidades con algunas escuelas del pensamiento Zen.
Antonio Porchia fue un poeta argentino que escribió "Voces", su única obra, un libro de aforismos (koans, haikus, poemas y menos, flechas etéreas que rematan naciendo. letras que desnudan de raiz, ojos en oídos, saltos al vacío sin saltar, dudas afirmadas, manos que escriben y borran a la par, guia de tus labios sin ser tuyos con dientes de letras que muerden y besan... a quién?)
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Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago, para
que el universal equilibrio de que soy parte no pierda el
equilibrio.
Quien ha visto vaciarse todo, casi sabe de qué se llena todo.
Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.
Las pequeñeces son lo eterno, y lo demás, todo lo demás, lo
breve, lo muy breve.
Sin esa tonta vanidad que es el mostrarnos y que es de
todos y de todo, no veríamos nada y no existiría nada.
La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos
que tiene son suicidas.
Trátame como debes tratarme, no como merezco ser
tratado.
El hombre no va a ninguna parte. Todo viene al hombre,
como el mañana.
Quien me tiene de un hilo no es fuerte; lo fuerte es el hilo.
Un poco de ingenuidad nunca se aparta de mí. Y es ella la
que me protege.
Se me abre una puerta, entro y me hallo con cien puertas
cerradas.
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Antonio Porchia nació el 13 de noviembre de 1885 en el pueblo de Conflenti, perteneciente a la provincia de Catanzaro, en la Calabria italiana. Hijo de Francisco Porchia y Rosa Vescio, fue el mayor de siete hermanos (cuatro varones y tres mujeres).
El padre muere hacia 1900 y Antonio de 15 años se hace cargo de la familia, abandona el estudio y comienza a trabajar. En 1906 la madre decide emigrar a la Argentina con seis de sus siete hijos. Viajan desde Génova en el vapor “Bulgaria” y llegan a Buenos Aires el 30 de octubre de 1906. Porchia, trabaja como carpintero, tejedor de cestas y como apuntador en el puerto. Vive con la familia en el barrio de Barracas. Hacia 1918, se muda a San Telmo. En ese año junto con su hermano compran una imprenta en la calle Bolívar en la que trabaja hasta 1935. En 1936 deja la imprenta, compra una casa en la calle San Isidro del barrio de Saavedra. Porchia milita en las filas de la FORA (Federación Obrera Regional Argentina) y llega a colaborar en una publicación de izquierda llamada La Fragua (1938-39), donde aparecen por vez primera los fragmentos o sentencias que caracterizan su conversación cotidiana y que él decide llamar voces. En La Boca hace amistad con un grupo de pintores y escultores anarquistas y en 1940 funda con ellos la “Asociación de Arte y Letras Impulso”. Varios de esos amigos lo instan a reunir en un libro sus reflexiones. Para esta edición elige el título Voces. Es 1943, no sabe qué hacer con esa primera edición de autor y los dona a la “Sociedad Protectora de Bibliotecas Populares”. Se realiza la segunda edición de autor en 1948 con el material que ha ido acumulando. Un ejemplar de la primera edición es leído por Roger Caillois, que durante la segunda guerra mundial se encuentra en la Argentina, le deslumbra el libro y busca a Porchia y cuando al fin lo encuentra de dice que “Por esas líneas yo cambiaría todo lo que he escrito”. Cuando Caillois, traduce Voces e incluye algunas de ellas en un número anual de Dits (edición de Gallimard) y en la revista parisina La Licorne. Luego las publica en un disco de la serie G.L.M. (Voix, París, 1949). Henry Miller la escucha e incluye a Porchia entre los cien libros de una biblioteca ideal. André Breton dice que “El pensamiento más dúctil de expresión española es, para mí, el de Antonio Porchia, argentino” (Entretiens 1913-1952, N.R.F., París, 1952). La Editorial Sudamericana en 1956 le ofrece a Porchia publicar Voces. Porchia hace una selección de todas las voces publicadas en las ediciones anteriores, excluye casi la mitad y agrega Voces nuevas. Esta edición es considerada la “edición oficial” por Porchia en su dedicatoria a Roger Caillois. A principio de los años cincuenta Porchia se muda a la calle Malaver del barrio de Olivos (Provincia de Buenos Aires) donde vive hasta su muerte, en 1968. De visita a la casa de la familia García Orozco resbaló de una escalera mientras podaba un árbol. Un golpe en la cabeza le produjo un coágulo que lo dejó en coma; fue operado y llegó a restablecerse: ya repuesto, viajó unos días a Mar del Plata, invitado por los García Orozco. Porchia tiene una recaída y fallece en Vicente López el sábado 9 de noviembre de 1968.
Ha sido traducido al inglés por W.S. Merwin, al francés y al alemán. Fue un escritor en extremo epigramático, autor de culto para renombradas figuras de la literatura contemporánea como André Breton, Jorge Luis Borges, Roberto Juarroz y Henry Miller.
Algunos críticos marcan una relación de su obra con los haikus japoneses, y han encontrado afinidades con algunas escuelas del pensamiento Zen.