Libro del Hara, EL CENTRO DEL SER . OSHO parte 9/9
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El guerrero que lucha en el campo de batalla a veces pasa a través del hara, pero los guérreros modernos no, porque no son guerreros en absoluto. Una persona que lanza una bomba sobre una ciudad que está dormida. No es un guerrero; no es un luchador; no es un kshatriya, no es Arjuna luchando. A veces, cuando uno está a punto de morir, desciende de nuevo al hara. Para un guerrero que lucha con su espada, la muerte está presente en todo momento, en cualquier momento puede dejar de existir. Y cuando luchas con una espada no puedes pensar. Si piensas, dejarás de existir, tienes que actuar sin pensar, porque para pensar necesitas tiempo; si estás luchando con una espada no puedes pensar. Si piensas el otro vencerá, dejarás de existir. No hay tiempo de pensar, la mente necesita tiempo. Puesto que no hay tiempo para pensar y pensar significa la muerte, la consciencia desciende de la cabeza hacia el hara, y el guerrero tiene una experiencia de dicha. Por eso la guerra produce tanta fascinación. El sexo y la guerra son dos atractivos, y el motivo es este: que pasas a través del hara. Siempre que hay: algún peligro pasas a través del hara. Nietzsche dice: vive peligrosamente. ¿Por qué? Porque cuando hay peligro vuelves de nuevo al hara. No puedes pensar; no puedes hacer cálculos con la mente.
Tienes que actuar inmediatamente. Pasa una serpiente. De repente ves a la serpiente y das un salto. No hay un pensamiento deliberado, no piensas: «Hay una serpiente». No hay un silogismo; no argumentas con la mente: «Ahora hay una serpiente y las serpientes son peligrosas, tengo que saltar». No hay un razonamiento lógico como éste. Si razonases de ese modo, ya no estarías con vida. No puedes razonar. Tienes que actuar espontáneamente, inmediatamente. La acción va primero y después va el pensamiento. Cuando ya has saltado, piensas. En la vida ordinaria, cuando no hay ningún peligro, primero piensas y después actúas. Cuando hay un peligro, todo el proceso se invierte; primero actúas y después piensas. Esa acción que ocurre sin pensar te devuelve a tu centro original, el hara. Por eso el peligro produce tanta fascinación. Estás conduciendo un coche cada vez más deprisa y, de repente, llega un instante en el que todos los momentos son peligrosos. En cualquier momento puedes perder la vida. En ese momento de suspenso, cuando la muerte y la vida están lo más próximas posible -dos puntos muy próximos y tú estás en el medio-, la mente se detiene; eres impulsado de nuevo al hara. Por eso producen tanta fascinación los coches y la conducción: conducir rápido, conducir alocadamente. O cuando estás apostando y te juegas todo lo que tienes, la mente se detiene, hay un peligro. En el próximo instante te puedes convertir en un mendigo. La mente no puede funcionar; eres impulsado de nuevo al hara. Los peligros tienen su atracción porque, cuando hay peligro, tu consciencia ordinaria del día a día no puede funcionar. El peligro llega hasta el fondo. No necesitas tu mente, te conviertes en no mente. iERES! Estás consciente, pero no piensas. Ese momento es un momento meditativo. En el juego, los que apuestan realmente están buscando un estado mental meditativo. En el peligro -en una pelea, en un duelo, en las guerras-, el hombre siempre está buscando estados meditativos. De repente, brota la dicha dentro de ti, explota. Te colma por dentro. Pero estos sucesos son repentinos, son accidentales.
Hay algo incuestionable: siempre que te sientes dichoso estás cerca del hara. Sobre esto no hay ninguna duda, sea cual sea la causa; la causa es irrelevante. Siempre que pasas cerca del centro original te colmas de dicha. Estos sutras están relacionados con la creación de unas raíces en el hara, en el centro, de una forma científica, planeada, y no accidental y momentánea, sino permanente. Puedes permanecer en el hara constantemente, puede convertirse en tu raigambre. El interés de estos sutras se centra en cómo hacerlo y cómo conseguirlo. Ahora hablaremos del sutra, que es otra de las formas de referimos a este punto o centro. Imagínate que los círculos de cinco colores de la cola del pavo real fuesen tus cinco sentidos en un espacio ilimitado. Ahora permite que su belleza se disuelva en tu interior. Haz lo mismo en cualquier punto del espacio o en una pared... hasta que el punto se disuelva. Entonces se hace realidad tu deseo por el otro. Todos estos sutras están relacionados con cómo alcanzar el centro interior. El mecanismo básico que se utiliza, la técnica básica que se utiliza, es intentar crear un centro fuera -en cualquier parte: en la mente, en el corazón, o incluso en una pared-, y si te concentras en él totalmente y apartas el resto del mundo, si te olvidas del mundo y sólo queda un punto en tu consciencia, de repente, serás devuelto a tu centro interno. ¿Cómo funciona? Primero debes entender esto... Tu mente sólo es un vagabundo, un errante. Nunca está en un punto. Siempre se está moviendo, desplazando, pero nunca está en un punto concreto. Va de un pensamiento a otro, va de A a B. Pero nunca está en A; nunca está en B. Siempre se está moviendo. Recuérdalo: la mente siempre se está moviendo, esperando alcanzar algo que nunca alcanza. iNo puede alcanzarlo! La propia estructura de la mente es el movimiento. Sólo puede moverse: esa es la naturaleza inherente a la mente.
El proceso en sí es movimiento, de A a B, de B a C... siempre moviéndose. Si te detienes en A o B o en cuaquier punto, la mente luchará contigo. La mente dirá «Continúa», porque si te detienes, la mente se muere autómáticamente. Sólo puede vivir mientras está en movimiento. La mente significa un proceso. Si te detienes y no te mueves, la mente de repente se muere, ya no está ahí; sólo queda la consciencia. La consciencia es tu naturaleza; la mente es tu actividad, lo mismo que caminar. Pensamos que la mente es algo sustancial, por eso es dificil. Creemos que la mente es una sustancia, pero no lo es, solamente es una actividad. Sería mejor llamarlo «actividad mental» antes que mente. Es un proceso, igual que caminar. Caminar es un proceso; si te detienes, el caminar no existe. Tienes piernas, pero no hay caminar. Las piernas pueden caminar; si te detienes, las piernas seguirán estando pero; no habrá caminar. La consciencia es como las piernas, es tu naturaleza. La mente es como andar, es solamente un proceso. Cuando la consciencia va de un sitio a otro, este proceso es la mente. Cuando la consciencia va de A a B y de B a C, este movimiento es la mente. Si detienes el movimiento, ya no hay mente. Eres consciente, pero no hay mente. Tienes piernas, pero no caminas. El caminar es una función, una actividad, la mente también es una función, una actividad. Si te detienes en algún punto, la mente luchará. La mente dirá «iSigue! La mente intentará empujarte hacia delante, hacia atrás o hacia cualquier lado, de todas las formas posibles, pero «iSigue!». Puedes ir a donde quieras, pero no te quedes parado. Si insistes y no obedeces a la mente - esto es difícil porque siempre la has obedecido. Nunca has mandado sobre la mente, nunca has sido su amo. No puedes serlo porque en realidad, nunca te has desidentificado de la mente. Crees que eres la mente. Esta falacia de que eres la mente le da a la mente libertad total, porque no hay nadie que mande sobre ella, nadie que la controle. iNo hay nadie! La mente misma se vuelve el amo. Se vuelve el amo, pero sólo aparentemente. Inténtalo aunque sólo sea una vez y te darás cuenta de que puedes destruir ese dominio; es falso. La mente es solamente un esclavo que pretende ser el amo, pero lo ha hecho desde hace tanto tiempo, desde hace tantas vidas, que incluso el amo se cree que el esclavo es el amo. Pero sólo es una creencia. Intenta hacer lo contrario y verás que esa creencia era absolutamente infundada.
Este sutra dice: Imagínate que los círculos de cinco colores de la cola del pavo real fuesen tus cinco sentidos en un espacio ilimitado. Ahora permite que su belleza se disuelva en tu interior. Piensa que tus cinco sentidos son cinco colores, y esos cinco colores están llenando todo el espacio. Simplemente, imagínate que tus cinco sentidos son cinco colores... bellos colores, vivos, que se extienden en el espacio infinito. Después muévete hacia dentro con esos colores. Muévete hacia dentro y siente que dentro de ti hay un centro donde esos cinco colores confluyen. Simplemente, es imaginar, pero ayuda. Imagina estos cinco colores que te penetran y se unen en un punto. Por supuesto, esos cinco colores confluirán en algún punto, todo el mundo se disolverá. En tu imaginación sólo hay cinco colores -como en la cola del pavo real- que se extienden en el espacio, que te penetran encontrándose en un punto. Puede servir cualquier punto, pero el hara es el mejor. Piensa que están confluyendo en tu ombligo, que todo el mundo se ha convertido en colores y esos colores confluyen en tu ombligo. Fíjate en ese punto, concéntrate en ese punto, y concéntrate hasta que el punto se disuelva. Si te concentras en ese punto, se disolverá, porque sólo es imaginario. Recuerda, todo lo que hagamos es imaginario. Si te concentras en él, se disolverá. Y cuando se disuelva el punto, serás impulsado hacia tu centro. El mundo se ha disuelto. Para ti ya no hay mundo. En esta meditación sólo hay color. Te has olvidado de todo el mundo; te has olvidado de todos los objetos. Sólo has escogido cinco colores. Escoge cinco colores cualesquiera. Este ejercicio es en particular para aquellos que tienen una vista muy sensible, una sensibilidad especial para el color. Esta meditación no le servirá a todo el mundo. Es difícil a menos que tengas la mirada de un pintor, que seas consciente de los colores, a menos que te imagines los colores. ¿Has observado alguna vez que los sueños no tienen color? Únicamente una persona entre cien es capaz de tener sueños en color. Sólo los ves en blanco y negro. ¿Por qué? El mundo es de colores y tus sueños no tienen colores. Si alguien recuerda que sus sueños son de colores, esta meditación es para él. Si alguien recuerda que a veces ve colores en sus sueños, esta meditación será para él. Si a una persona que no tiene sensibilidad para el color le dices: «Imagínate todo el espacio lleno de colores», no será capaz de imaginárselo. Aunque intente imaginárselo, aunque piense «rojo», verá la palabra «rojo», pero no verá el color. Dirá "verde", y verá la palabra verde pero no verá el color verde. Por tanto, si tienes sensibilidad para los colores, intenta usar este método. Hay cinco colores.
El mundo sólo es colores y nada más, y esos cinco colores confluyen dentro de ti. En algún lugar del fondo de tu ser confluyen los cinco colores. Concéntrate en ese punto, y sigue concentrado en él. No te apartes de ahí, sigue ahí. No permitas que aparezca la mente. No intentes pensar en el verde, el rojo, el amarillo, y en los colores... no pienses. Simplemente, observa cómo confluyen dentro de ti. iNo pienses en ellos! Si piensas, la mente se está moviendo. Llénate de los colores que confluyen en tu interior, y después concéntrate en el punto en el que se encuentran. iNo pienses! La concentración no es pensar; no es contemplar. Si realmente estás lleno de colores y te has convertido en un arco iris, en un pavo real, y todo el espacio está lleno de colores, esto te dará una profunda sensación de belleza. Pero no pienses en ello; no digas que es precioso. No te traslades al pensamiento. Concéntrate en ese punto donde confluyen todos los colores y sigue concentrado en él. Desaparecerá, se disolverá, porque sólo es imaginario. Y si fuerzas la concentración, la imaginación no puede seguir estando ahí; se disolverá. El mundo ya se ha disuelto; sólo había colores. Esos colores eran tu imaginación. Esos colores imaginarios confluían en un punto. Ese punto, por supuesto, era imaginario; y ahora, con profunda concentración, ese punto se disolverá. ¿Dónde estás ahora? ¿Dónde estarás? Serás devuelto a tu centro.
Los objetos se han disuelto por medio de la imaginación. Ahora la imaginación se disolverá por medio de la concentración. Sólo quedas tú como subjetividad. El mundo objetivo se ha disuelto; el mundo mental se ha disuelto. Sólo estás ahí como consciencia pura. Por eso este sutra dice: En cualquier punto del espacio o en una pared... Eso es suficiente. Si no puedes imaginarte los colores, entonces será suficiente con un punto en la pared. Puedes tomar como objeto de concentración cualquier cosa. Si es interno, mejor; pero, de nuevo, hay dos tipos de personalidades.
Para los que son introvertidos será más fácil imaginar que todos los colores confluyen dentro de ellos. Pero los que son extrovertidos no podrán imaginar nada en su interior. Pueden imaginar el exterior. Sus mentes sólo se mueven en el exterior; no pueden ir hacia dentro. Para ellos no existe la interioridad. El filósofo inglés David Hume dijo: «Cuando voy hacia dentro, nunca me encuentro con el ser. Lo único que me encuentro es con los reflejos del mundo exterior: un pensamiento, una emoción, una sensación. Nunca encuentro la interioridad, sólo encuentro el reflejo del mundo exterior». Esto es una mente extrovertida por excelencia, y David Hume fue una de las mentes más extrovertidas que ha habido. Si no puedes sentir nada por dentro, y si la mente pregunta: «¿Qué significa interioridad?
¿Cómo se puede entrar en ella?», entonces es mejor que intentes fijarte en un punto en la pared. Hay personas que vienen y me preguntan cómo ir hacia dentro. Es un problema, porque si sólo sabes ir hacia fuera, si sólo conoces los movimientos externos, será dificil imaginarse cómo ir hacia dentro. Si eres un extrovertido, entonces no intentes buscar ese punto en tu interior, sino fuera. El resultado será el mismo. Haz un punto en la pared; concéntrate en él. Entonces tendrás que concentrarte con los ojos abiertos. Si estás creando un centro interno, un punto interior, tendrás que concentrarte con los ojos cerrados. Haz un punto en la pared y concéntrate en él. Lo que realmente importa sucede gracias a la concentración, no gracias al punto. Es irrelevante que esté fuera o esté dentro. Depende de ti. Si estás mirando a una pared exterior, concentrándote en ella, sigue concentrándote hasta que el punto se disuelva. Hay que reparar en esto: iHasta que el punto se disuelva! No parpadees, porque si parpadeas estás dando lugar a que vuelva a entrar la mente. No parpadees, porque la mente empieza a pensar de nuevo. Se convierte en un intervalo: en ese parpadeo se pierde la concentración. Así que no parpadees. Probablemente habrás oído hablar de Bodhidharma, uno de los maestros de meditación más importantes de toda la historia de la humanidad. Se cuenta de él una historia muy bonita. Estaba concentrado en algo, algo exterior. Cuando sus ojos parpadeaban, perdía la concentración, de modo que se arrancó los párpados. Es una historia bonita; se arrancó los párpados, los tiró y se concentró. Al cabo de unas semanas vio que habían salido unas plantas en el sitio donde tiró sus párpados. Esta anécdota sucedió en una montaña de China y el nombre de esa montaña es Tah o Ta. De ahí viene la palabra «té». Las plantas que salieron ahí se convirtieron en té, y por eso el té ayuda a estar despierto. Cuando tus ojos parpadean y te estás quedando dormido tómate una taza de té. Son los párpados de Bodhidharma. Por eso los monjes zen consideran sagrado el té. El té no es una cosa ordinaria, es sagrado... son los párpados de Bodhidharma. En Japón existe la ceremonia del té, Y todas las casas tienen un salón de té donde se sirve con una ceremonia religiosa; es sagrado. El té se debe tomar de una forma muy meditativa. En Japón se han desarrollado unas hermosas ceremonias del té. Entran en la habitación como si entrasen en un templo.
Después se prepara el té y todo el mundo se sienta en silencio escuchando cómo borbotea el samovar. Hay vapor, sonidos, y todo el mundo simplemente escucha. Es algo fuera de lo común... Los párpados de Bodhidharma. Y el té ayuda porque Bodhidharma estaba intentando estar despierto con los ojos abiertos. Se llama té porque esta historia sucedió en la montaña de Tah. Esta anécdota es preciosa, ya sea verdadera o no. Si te estás concentrando hacia fuera tendrás que procurar no parpadear, como si no tuvieses párpados. Este es el significado de tirar los párpados. Sólo tienes ojos, no tienes párpados para poder cerrados. Concéntrate hasta que se disuelva el punto. Si persistes, si insistes y no permites que la mente se mueva, el punto se disolverá. Y cuando el punto se disuelva, -si estabas concentrado y en este mundo sólo existía el punto para ti, si todo el mundo se había disuelto y si sólo quedaba ese punto y el punto se disuelve, entonces la consciencia no podrá desplazarse a ningún sitio. No habrá ningún objeto al que desplazarse; todas las dimensiones se habrán cerrado. La mente es devuelta a sí misma, la consciencia es devuelta hacia sí misma y entras en el centro. Estés dentro o estés fuera, en el interior o el exterior, concéntrate hasta que se disuelva el punto. Este punto se disolverá por dos motivos. Si está dentro, se disolverá porque es imaginario. Si está fuera, no es imaginario, es real. Has hecho un punto en la pared y te has concentrado en él. ¿Por qué se va a disolver este punto? Uno puede comprender la disolución de dentro -no existía desde un principio, sólo era imaginario, pero sigue estando en la pared; ¿para qué habría de disolverse? Se disuelve por una razón determinada. Si te concentras en un punto, en realidad no se va a disolver el punto, sino que se disuelve la mente. Si te estás concentrando en un punto exterior, la mente no se puede desplazar. Sin movimiento no puede vivir, y se detiene. Cuando la mente se detiene ya no te puedes relacionar con lo exterior. De repente, se rompen todos los lazos porque la mente era el lazo. Cuando te estás concentrando en un punto en la pared, tu mente está saltando constantemente de ti al punto, del punto a ti, de ti al punto. Hay un salto constante, hay un proceso. Cuando la mente se disuelve, no puedes ver el punto porque realmente nunca ves el punto con los ojos, lo ves por medio de la mente Y con los ojos. Si la mente no está ahí, los ojos no pueden funcionar. Puedes seguir mirando a la pared, pero no verás el punto. La mente no está ahí; se ha roto el lazo. El punto es real, está ahí. Cuando la mente regresa, vuelves a verlo; está ahí. Pero ahora no puedes verlo. Y cuando no puedes ver, no puedes salirte. De repente, estás en tu centro. Este centramiento te hará descubrir tus raíces existenciales. Sabrás desde dónde estás unido a la existencia. Dentro de ti hay un punto que está relacionado con toda la existencia, que es uno con ella. Una vez que conoces ese centro sabes que estás en casa. El mundo no te es extraño. No eres un intruso. Eres un miembro más, perteneces al mundo. No hay necesidad de luchar, de pelear. No hay una relación de enemistad entre la existencia y tú. La existencia se convierte en tu madre. Es la existencia la que ha entrado en ti y se ha vuelto consciente. Es la existencia la que ha florecido en ti. Esta sensación, esta realización, este suceso... y ya no volverá a haber angustia. Entonces la dicha ya no será un fenómeno, no será algo que sucede pero luego desaparece. La dicha es tu propia naturaleza. Cuando estás arraigado en tu propio centro, la dicha es natural. Eres dichoso y, poco a poco, uno mismo deja de ser consciente de que es dichoso, porque la consciencia necesita que haya contraste. Si eres desgraciado, entonces te darás cuenta de cuándo eres dichoso. Cuando deja de haber infelicidad, poco a poco olvidas completamente la infelicidad. Y también te olvidas de la dicha. Y únicamente eres realmente dichoso cuando te olvidas también de la dicha. Entonces es algo natural. Del mismo modo que brillan las estrellas, del mismo modo que fluyen los ríos, tú eres dichoso. Tu propio ser es dichoso. No es algo que te ha sucedido, ahora ERES Tú.
PARTE DOS. Primera Pregunta
Amado Osho: ¿podrías hablar un poco más sobre el hara? El hara es el centro desde el cual la vida abandona el cuerpo. Es el centro de la muerte. La palabra hara es japonesa; por eso el suicidio en Japón recibe el nombre de hara-kiri. Este centro está cinco centímetros por debajo del ombligo. Es muy importante, y casi todo el mundo lo ha sentido. Pero sólo en Japón han profundízado más en su importancia. Incluso en India, donde la gente ha trabajado tanto sobre los centros, no se ha tenido en cuenta el hara. El motivo de que se haya pasado por alto es que nunca le han dado demasiada importancia a la muerte. Tu espíritu nunca muere, ¿para qué te vas a preocupar de un centro que sólo funciona como una puerta para que pueda salir la energía y pasar a otro cuerpo? Trabajaban desde el sexo, que es el centro de la vida. Han trabajado sobre los siete centros, pero el hara ni siquiera se menciona en las escrituras indías. La gente que más a fondo ha trabajado sobre los centros desde hace miles de años no ha mencionado el hara, y esto no puede ser simplemente una coincidencia. La razón es que nunca se tomaron muy en serio la muerte. Estos siete centros son los centros vitales, y cada centro corresponde a una vida superior. El séptimo centro es el centro más elevado de la vida, cuando eres casi un dios. El hara está muy cerca del centro sexual. Si no intentas subir hacia los centros más elevados, hacia el séptimo centro que está en la cabeza, y si te quedas toda la vida en el centro sexual, entonces el hara, que está al lado del centro sexual, se convertirá en el centro desde el que la vida saldrá del cuerpo cuando ésta se acabe... India nunca se ha preocupado por el hara. El hara no está en la misma línea; está justo al lado del centro sexual. El centro sexual es el centro de la vida, el hara es el centro de la muerte. Si hay demasiada excitación, demasiado descentramiento, si dispersas demasiado la energía a tu alrededor, es peligroso, porque tu energía se desplaza hacia el hara. Y cuando se crea esta ruta se vuelve más difícil subir hacia arriba. El hara está paralelo al centro sexual, y la energía puede desplazarse en esta dírección muy fácilmente. Fue un gran descubrimiento de los japoneses: vieron que para matarse no había necesidad de cortarse la cabeza o dispararse; todo eso produce un dolor innecesario; basta con un pequeño cuchillo que penetre exactamente en el centro del hara, y sin ningún dolor, la vida desaparece. Simplemente con abrir ese centro, la vida desaparece; es como si se abriera la flor y desapareciera la fragancia. El hara debe estar cerrado. Por eso te he dicho que debes estar más centrado, Radhika, mantener tus emociones dentro y llevadas a tu hara. «Desde entonces, este consejo me ha acompañado y mi vientre se ha vuelto mi mejor amigo, y el lugar que está debajo de mi ombligo es un espejo de mis emociones». Si tu hara puede controlar tus energías conscientemente, no les permitirá que salgan. Empezarás a sentir una enorme gravedad, estabilidad, centramiento, que es la necesidad básica para que la energía se desplace hacia arriba.
Estás preguntando: «Siento que detrás de este consejo, tuyo hay más de lo que puedo imaginar», sin duda hay mucho más... Un polaco va andando por la calle y pasa delante de una ferretería donde se anuncia la venta de una motosierra que es capaz de talar setecientos árboles en siete horas. El polaco piensa que es una gran oportunidad y decide comprarla. Al día siguiente vuelve con la sierra y se queja al vendedor: este cacharro ni siquiera ha estado cerca de talar los setecientos árboles que decía el anuncio. -Bueno, dijo el vendedor, vamos a probarlo. El vendedor busca un tronco, arranca el motor y la sierra empieza a rugir con un gran estruendo. -¿Qué es ese ruido? le pregunta el polaco. iHabía estado talando a mano cuando se trataba de una sierra eléctrica! Tu centro del hara tiene tanta energía que si la diriges correctamente, la iluminación no estará muy lejos. Éstos son mis dos consejos: mantente tan centrado como sea posible. No te alteres por las pequeñas cosas; si alguien está enfadado, si alguien te insulta, después le estás dando vueltas durante horas. Tu sueño se altera porque alguien dijo algo... si el hara puede guardar más energía, naturalmente esa energía empezará a subir hacia arr¡ba. El hara sólo tiene una capacidad determinada, y toda la energía que sube hacia arriba pasa por el hara; pero el hara debería estar cerrado. Una de las cosas es que el hara debería estar cerrado. La otra es que siempre deberías esforzarte por subir a centros más elevados. Por ejemplo, si sientes rabia muy a menudo, deberías meditar más sobre la rabia, para que desaparezca y su energía se convierta en compasión. Si eres un hombre que odia todo, deberías concentrarte en el odio; medita sobre el odio, y la misma energía se convertirá en amor. Sigue yendo hacia arriba, piensa siempre en el peldaño superior para que puedas alcanzar el punto más elevado de tu ser. Y no debería haber ninguna fuga en tu hara. India se ha preocupado tanto por el sexo por esta misma razón; el sexo también puede hacer que tu energía salga fuera. La saca... pero, por lo menos, el sexo es el centro de la vida. Aunque saque la energía, la llevará a algún otro sitio, la vida seguirá fluyendo. Pero el hara es el centro de la muerte. La energía no debería ir a través del hara. Se puede detectar muy fácilmente a las personas cuya energía comienza en el hara. Por ejemplo, hay gente con la que enseguida te sientes agobiado, gente que sientes que te chupa la energía. Notarás que cuando se van, te vuelves a sentir cómodo y relajado, aunque no te estuviesen haciendo nada malo. También podrás encontrar gente del tipo contrario, cuyo encuentro te llena de alegría, de salud. Si estabas triste, la tristeza desaparece; si estabas enfadado, la rabia desaparece. Estas son las personas cuya energía se mueve hacia centros más elevados. Su energla afecta a la tuya. Nos estamos afectando mutuamente todo el tiempo. Y la persona que es consciente elige amigos y compañía que eleven su energía. Hay un asunto muy claro. Hay personas que te chupan, ievítalos! Es mejor ser duro, diles adiós. No hay necesidad de sufrir, porque son peligrosos; pueden abrir también tu hara. Su hara está abierto; por eso te producen esa sensación de estarte chupando la energía. La psicología todavía no se ha percatado de esto, aunque es muy importante: las personas psicológicamente enfermas no deberían estar juntas. Ya están psicológicamente enfermas y además las pones en compañía de otras que arrastrarán su energía hacia abajo. Incluso los médicos que trabajan con personas psicológicamente enfermas están dando muestras de ello. Hay más psicoanalistas que cometen suicidio que en el resto de las profesiones. Y, de vez en cuando, todos los psicoanalistas necesitan el tratamiento de otro psicoanalista. ¿Qué les sucede a esas personas? Están rodeados de gente psicológicamente enferma, constantemente les chupan la energía y no saben cómo cerrar sus haras. Hay métodos y técnicas para cerrar el hara, del mismo modo que hay métodos para meditar, para mover la energía hacia arriba. El mejor método y el más sencillo es: intenta permanecer centrado en tu vida en todo lo posible. La gente ni siquiera se puede sentar en silencio, siempre están cambiando de posición. Ni siquiera se pueden tumbar en silencio, están dando vueltas toda la noche. Esto es inquietud, una profunda inquietud en sus almas. Deberíamos aprender a tener tranquilidad. Y en todas esas pequeñas cosas, el hara debería estar cerrado. Habría que educar especialmente a los psicólogos. Además, no habría que poner a la gente que está psicológicamente enferma junta. En Oriente, particularmente en Japón y en los monasterios zen, donde se han dado cuenta de la existencia del centro del hara, no hay psicólogos propiamente dichos. Pero en los monasterios zen hay unas pequeñas cabañas alejadas de la zona principal donde vive el resto de las personas, aunque se encuentran en el mismo bosque o zona montañosa. Ahí llevan a las personas psicológicamente enfermas y les dan una habitación donde le dicen que se relajen, descansen, disfruten y paseen por el bosque... pero no deben hablar. iDe todas formas, no hay nadie con quien hablar! Únicamente va una persona una vez al día para llevarles comida; tampoco le permiten hablar con él, y si hablan con él, el hombre no debe responderles. De este modo controlan completamente su energía. Ni siquiera pueden hablar; no pueden ver a nadie. Es sorprendente que lo que los psicólogos no pueden curar en años aquí se cura en tres semanas. En tres semanas estas personas están tan sanas como el resto de la gente normal. Y no hay que hacer nada, ninguna técnica, nada. Simplemente, les han dejado solos para que no puedan hablar. Le han dejado solos para que puedan descansar y ser ellos mismos. No tienen que satisfacer las expectativas de nadie.
Has hecho bien. Sigue haciendo lo que estés haciendo, acumulando la energía dentro de ti mismo. La acumulación de energía hace que automáticamente vaya para arriba. Y a medida que sube, te sentirás más en paz, más amoroso, más feliz, compartirás más, serás más compasivo, más creativo. No está muy lejos el día en que te sientas lleno de luz y con la sensación de estar volviendo a casa.
PARTE TRES.-
Lao Tzu cree absolutamente en la no existencia. Es el primero que lleva la utilidad de la no existencia hasta su gloria absoluta. Por supuesto, no conocía los agujeros negros; si no, habría hablado de ellos. Era un hombre sencillo, vivía en un pueblo, vivía la vida sencilla de un campesino: vulgar, simple, ni muy educada ni muy civilizada. Estaba contra la civilización, estaba a favor de la naturaleza. Usaba un símil muy sencillo: la rueda. Dice que el centro de la rueda, el eje de la rueda, está vacío, pero toda la rueda depende de él. Se llama el centro de la rueda, pero ¿por qué? Porque es como el centro que hay en el hombre. Los japoneses dícen que hay un punto cerca del ombligo que se llama hara. El hara es el agujero negro de tu cuerpo. Japón, siguiendo la idea de Lao Tzu, ha descubierto que en alguna parte del cuerpo debe tener su casa la muerte. La muerte no viene del exterior, no es un accidente, como la gente piensa. La gente dice que llega la muerte. No, la muerte no llega, la muerte crece dentro de ti; no es que en algun lugar del camino de la vida te encuentres con la muerte. Si fuese así, habrían descubierto métodos para evitarla, para engañarla, o para no ir a ese lugar donde te espera la muerte, para esquivarla o mandársela a otra persona. Si la muerte fuese un fenómeno externo, si te sucediese desde el exterior, tendríamos esa posibilidad. Pero la muerte se lleva dentro como si fuese una semilla. Nace cuando tú naces; de hecho, existía antes de que tú existieses. Has salido de ella. La muerte debe tener un lugar en tu cuerpo. Así que los japoneses examinaron el cuerpo para buscar un agujero negro. Está justo debajo del ombligo. Cinco centímetros por debajo del ombligo está el punto de la muerte. Es un punto muy sutil. Debes haber oído el término hara-kiri; esta palabra proviene de hara. Hara significa el agujero negro que hay dentro del cuerpo, y hara kiri quiere decir suicidio, usar ese agujero negro. Los japoneses son muy hábiles en lo que se refiere a suicidarse; nadie se puede suicidar de un modo tan sencillo como los japoneses, porque han encontrado el punto exacto de la muerte. Penetran en el hara con un pequeño cuchillo; no sale ni una gota de sangre.
El suicidio no es sangriento, y no se siente dolor, no se sufre, la vida simplemente desaparece. Han tocado exactamente el agujero negro del cuerpo, el punto de la muerte. Si te cortas la garganta, morirás, pero habra mucho sufrimiento porque hay mucha distancia desde la garganta hasta el hara; la muerte tendrá que viajar toda esa distancia. Si le cortan la cabeza a alguien, el cuerpo seguirá vivo unos minutos; seguirá temblando y latiendo porque no se a atravesado directamente el hara. Los japoneses se pueden suicidar tan sencilla y tranquilamente que cuando ves a un hombre que se ha hecho el hara-kiri, que se ha suicidado, no encuentras en su rostro ningún signo de la muerte; su rostro sigue estando tan vivo como siempre. Simplemente desaparece, desaparece sin ningún esfuerzo en el agujero negro. En el cuerpo el hara es el no ser. Es la ausencia, es la nada. Y toda la práctica taoista consiste en percibir el hara. Para ello, han creado un tipo de respiración distinto; lo llaman respiración del vientre. No encontrarás a nadie más silencioso que un taoista que ha estado haciendo respiración del vientre y se ha sintonizado con ella. Vosotros respirais en el pecho. En todo el mundo existe la respiración en el pecho, que es una respiración superficial. Quizá no respiras en el vientre por el miedo a la muerte, porque cuando respiras en el vientre la respiración baja hasta el fondo del hara. Entonces tocas la muerte. El miedo a la muerte hace que respires superficialmente. Recuerda, siempre que tienes miedo, tu respiración se vuelve superficial. Siempre que te embarga el miedo a la muerte, no eres capaz de respirar profundamente; inmediatamente, tu respiración se vuelve superficial. Básicamente, todos los miedos son miedo a la muerte; quizá no seas consciente de ello, pero tu cuerpo sabe donde está la muerte: no vayas hacia allí. Tu cuerpo es sabio, más sabio que tu mente; tiene que ser así porque la mente es neófita. El cuerpo ha existido antes que la mente, ha pasado a tavés de millones de vidas, vidas sin mente, y ha acumulado mucha sabiduría. Siempre que tienes miedo, la respiración se detiene y respiras muy superficialmente, con miedo de acercarte a la muerte. La respiración profunda asimila la muerte dentro de la vida, la respiración profunda crea un lazo entre la vida y la muerte; el miedo desaparece. Si puedes respirar profundamente en el vientre, el miedo desaparecerá completamente. Por eso los japoneses se suicidan con más facilidad que el resto del mundo. Para ellos es como un juego. Son capaces de suicidarse por cosas tan tontas que nadie entendería que necesidad había de hacerlo, porque saben que la vida y la muerte no están separadas, sino que son una misma cosa. La muerte también es vida, es la otra cara de la misma moneda. Es el resto. Si respiras profundamente sentirás que descanza todo tu cuerpo, hay una relajación, un estado de no tensión. ¿Alguna vez has observado la respiración de un niño pequeño? El niño respira en el vientre. Obsérvalo y lo verás. Lao Tse quería que todo el mundo respirase así. Eso es el yoga taoista; igual que un niño, el vientre sube y baja y el pecho no se mueve, es como si el pecho no tuviera nada que ver con la respiración y, de hecho, no tiene nada que ver. Pero hay muchos problemas: el miedo a la muerte... no puedes respirar profundamente, el hara está ahí. Y justo al lado del hara está el punto de la vida, que llamáis centro sexual, ahí también hay miedo. Si respiras profundamente aflora el sexo. La gente que tiene miedo al sexo no puede respirar profundamente. Si respiras profundamente, enseguida sentirás que el sexo reprimido vuelve a estar vivo, empieza a fluir por tus venas y por tu sangre. Y, por supuesto, es como debería ser: el centro de la vida debería estar junto al centro de la muerte. El hara, el centro de la muerte, y el sexo, el centro de la vida, están tan cerca, tanto que casi se tocan; son las dos caras de la misma moneda. Por eso la gente también tiene miedo al sexo, porque la muerte empieza a latir con el sexo. La verdadera experiencia sexual es una experiencia de muerte; te mueres. Por eso la gente tiene tanto miedo al sexo, tanto miedo a las mujeres. No he conocido a demasiadas personas que no tengan miedo a las mujeres. Miedo... si la mujer te ha dado la vida también debe acarrear tu muerte.
PARTE Icuarta parte. Primera Pregunta
Te he oído decir que el centro de nuestra budeidad está en el punto del hara dentro de nuestro cuerpo. ¿Existe también una energía de buda dormida en nuestro corazón y en el tercer ojo? ¿Tenemos todos el mismo potencial de recordar, cada uno con su singular expresión de creatividad? Por favor, explícalo. El centro del hara es el origen de toda tu energía. Puede crecer como crece un árbol desde las raíces y se transforma en múltiples ramas. Según otros cálculos distintos de Patanjali, la energía se puede dividir en siete centros, pero la fuente original sigue siendo el hara. Desde el hara puede ir hacia arriba. El séptimo centro es la cabeza, y el sexto centro es lo que llamas el tercer ojo. El quinto centro está en la garganta, y el cuarto centro está exactamente en el medio: es el corazón. Debajo del corazón hay tres centros, encima del corazón hay tres centros. Pero esos siete centros crecen como un árbol desde la fuente original del hara. Por eso, en japonés, suicidio se dice hara-kiri. La gente no se corta la garganta, no se corta la cabeza. Simplemente, se clavan un pequeño cuchillo en el centro del hara -exactamente cinco centímetros por debajo del ombligo-, y se mueren. Y no se nota en absoluto que alguien ha cometído un suicidio. Simplemente, se libera la energía del cuerpo, se abre la fuente. Estoy intentando llevarte a la fuente original. Desde ahí depende de ti que quieras subir la energía a otros centros. Entre el primer centro, el hara, y el séptimo centro, la cabeza, la energía se puede mover igual que se mueve por las ramas de un árbol, desde las raíces hasta la última florescencia. El hara es la fuente. Cuando florece, alcanza de repente el séptimo centro, atravesando tu corazón, tu garganta, y florece en el séptimo centro como una flor de loto. El hombre también es un árbol floreciente. Hay varias formas de ver las cosas. El yoga de Patanjali es una de esas formas; el zen es otra; el zen es un enfoque totalmente distinto. Para mí el zen es más científico, mientras Patanjali parece más intelectual y filosófico. El zen empieza desde la misma fuente. Buda no se encuentra en ningún lugar más que el hara; no se encuentra en el corazón. La energía se puede llevar al corazón, y la expresión será amor. La energía se puede llevar al tercer ojo, y serás capaz de ver cosas que no son visibles de forma ordinaria: al aura de la gente, el aura de las cosas, un cierto tipo de rayos X que profundizan más en las cosas. Si la misma energía se desplaza al séptimo centro, según Patanjali, se alcanza el samadhi, te iluminas. Pero son ejercicios diferentes. En lugar de pensar en el samadhi preferiría animaros a que entraseis en la fuente de la energía donde sucede todo. No me gusta demasiado hablar de las flores, porque el discurso se reduciría a algo conceptual. Mi enfoque es más pragmático. Quiero que experimentes la energía que está dormida. Y cuando llegas ahí, se despierta. Se duerme sólo cuando tú no estás ahí. Si tu discernimiento llega hasta la fuente, ésta se despierta, y en este despertar está la budeidad. En este despertar, por primera vez, te vuelves parte de la existencia; sin ego, sin ser, la pura nada. La gente tiene miedo de la palabra "nada". En la segunda pregunta es obvio este miedo.
Capítulo DIEZ. TÉCNICAS DE MEDITACIÓN
1. La Respiración Natural.
Hay que conocer la respiración natural. Observa a los niños, respiran de una forma natural. Por eso tienen tanta energía. Los padres están cansados, pero ellos no. Un niño le dijo a otro: -Tengo tanta energía que gasto los zapatos en siete días. Otro niño dijo: -Eso no es nada. Yo tengo tanta energía que gasto la ropa en tres días. Otro dijo: -Eso tampoco es nada. Yo tengo tanta energía agoto a mis padres en una hora. En Estados Unidos se hizo un experimento en el que le dijeron a un hombre fuerte, de cuerpo atlético, con una enorme energía, que siguiera a un niño y le imitara. Tenía que hacer lo mismo que hacía el niño, imitarle simplemente durante ocho horas. Al cabo de cuatro horas el atleta estaba exhausto, tirado en el suelo, porque el niño se estaba divirtiendo mucho y empezó a hacer muchas cosas: saltaba, corría, chillaba, gritaba. Y el atleta tenía que imitarle. Al cabo de cuatro horas, el niño estaba lleno de energía. El atleta estaba exhausto y decía: -Me va a matar. iOcho horas! iEstoy muerto! Ya no puedo hacer nada más. Era un gran boxeador, pero boxear es otra cosa. No se puede competir con un niño. ¿De dónde viene la energía? Viene del pranayama kosha. Un niño respira de una forma natural y, por supuesto, inhala más prana, más chi, que se acumula en su vientre. Cuando el niño respira, esto no influye en su pecho. Su vientre sube y baja. Es como si respirara desde el vientre. Todos los niños tienen un poco de barriga; esa barriga se debe a su respiración y su reserva de energía. Esa es la forma correcta de respirar; recuerda, no uses demasiado tu pecho. Se puede usar a veces, en los momentos de emergencia. Puedes usar el pecho si estás corriendo para salvar tu vida. Es un dispositivo de emergencia. Puedes usar la respiración superficial, rápida, y correr. Pero normalmente no se debería usar el pecho. Y otra cosa que hay que recordar: el pecho sólo se utiliza en situaciones de emergencia porque es difícil respirar naturalmente en una situación de emergencia, ya que si respiras naturalmente, estarás tan tranquilo y sosegado que no podrás correr, no podrás luchar. Estás tan tranquilo y tan sereno que pareces un Buda. Y en una emergencia -si se está quemando la casa-, con una respiración natural no podrás rescatar nada. O si un tigre se abalanza sobre ti en la selva y sigues respirando naturalmente, no te inquietará; dirás: «De acuerdo, déjale que haga lo que quiera». No serás capaz de protegerte. Así que la naturaleza te ha dado un dispositivo de emergencia. Cuando te ataca un tigre, tienes que abandonar la respiración natural y tienes que respirar en el pecho. Entonces tienes más capacidad de correr, de luchar, de quemar rápido la energía. Y en una situación de emergencia sólo hay dos alternativas: huir o luchar. Ambas necesitan una energía muy intensa pero superficial, superficial pero un estado muy alterado, tenso. Si respiras siempre en el pecho tendrás tensiones en la mente. Si respiras constantemente en el pecho siempre tendrás miedo. Porque la respiración de pecho sólo se debe usar en las situaciones en las que hay miedo. Y si lo has convertido en un hábito, tendrás miedo constantemente, estarás tenso, siempre estarás huyendo. No hay ningún enemigo, pero tú te imaginas que lo hay. Así surge la paranoia. En Occidente hay varias personas que también se han encontrado con este fenómeno: Alexander Lowen y otros bioenergéticos que han estado trabajando sobre la bioenergía. Eso es el prana. Se han dado cuenta de que la gente que tiene miedo también tiene tensión en el pecho y respira con una respiración muy superficial. Si se puede alargar su respiración y hacer que llegue hasta el vientre, entonces desaparecerá el miedo. Si se puede relajar su musculatura, como se hace con el rolfing... Ida Rolf inventó uno de los métodos más bonitos para cambiar la estructura interna del cuerpo. Si has estado respirando de un modo incorrecto durante muchos años habrás desarrollado una musculatura, y esa musculatura será un obstáculo y no te permitirá respirar correcta o profundamente. Aunque lo recuerdes unos segundos -respires otra vez profundamente-, cuando estés trabajando de nuevo, empezarás a respirar con respiraciones cortas en el pecho. Hay que cambiar la musculatura. Una vez que se ha cambiado, desaparece el miedo y la tensión. El rolfing es enormemente beneficioso, pero opera sobre el pranamaya kosha, el segundo cuerpo, el cuerpo de bioplasma, el cuerpo bioenergético, el cuerpo del chi, o como lo quieras llamar. Observa cómo respira un niño y verás la respiración natural; respira de ese modo. Deja que tu vientre suba cuando inhalas y baje cuando exhalas. Y permite que sea con un ritmo tal que sea casi como una canción dentro de tu energía, un baile -con ritmo, con armonía- y te sentirás tan relajado, tan vivo, con tanta vitalidad, que te parecerá imposible que puedas tener tanta vitalidad.
2. Simplemente, De Pie.
Cuando estás tranquilamente de pie te invade, de repente, un cierto silencio. Inténtalo en una esquina de tu casa; quédate en silencio en una esquina, sin hacer nada; de repente, sentirás que la energía también
se endereza. Cuando estás sentado puedes sentir muchas interferencias en la mente, porque estar sentado es la postura del pensador. Estando de pie la energía fluye como si fuese una columna y se distribuye por igual a lo largo de todo el cuerpo. Es precioso estar de pie. Una técnica es hacer la meditación simplemente de pie; inténtalo, a algunos de vosotros os parecerá muy bonito. Si podéis quedaros de pie una hora será maravilloso. Simplemente estando de pie sin hacer nada, sin moverte, verás que se asienta algo dentro de ti. Te centrarás, y te sentirás como una columna de energía; el cuerpo desaparece. Algunos meditadores se han muerto de pie.
espiritualidad osho libro de hara centro del ser parte 9
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Comentarios
Feliz dia Herman@ espero estes muy bien y bendiciones a tu vida una pregunta ;) la parte 6 del audiolibro el libro del hara De osho la tienes? es que al descargar todas las partes me Di cuenta De ESO y el final de la 5 no coincide con el principio De la 7 quiere decir que falta la 6 :) si la tienes por fa compartela un Fuerte Abrazo, muchisimas gracias por todo lo que compartes y gracias De antemano pot compartir la parte 6