que sólo estaba trabajando y rezando. Yo le dije: -Decir que está trabajando y rezando es una reiteración. Trabajo y oración significan lo mismo, son sinónimos. El día que el trabajo se convierta en oración y la oración se convierta en trabajo será el día que se alcance el trabajo correcto. Un poco de trabajo físico es absolutamente esencial, pero no le has prestado atención a esto. Ni siquiera los sannyasins tradicionales de la India le han prestado atención al trabajo: se abstuvieron de hacerla, ni siquiera se plantearon hacerla. Simplemente, se movieron en otra dirección.
Los ricos dejaron de hacer trabajo físico porque tenían dinero y podían pagar a alguien para que lo hiciera, y los sannyasins dejaron de hacerla porque ya no tenían que ver con el mundo. No tenían nada que hacer ni tenían que ganar dinero ¿para qué iban a trabajar? El resultado es que dos de las clases sociales respetadas se fueron alejando del trabajo y, poco a poco, las personas sobre las que recayó el trabajo empezaron a dejar de ser respetadas. El trabajo físico tiene una gran importancia y utilidad para el buscador, no porque obtengas algo con él, sino porque cuanto más te implicas en algún tipo de trabajo, tu consciencia empezará a estar más centrada, empezará a bajar de la mente. No es necesario que el trabajo sea productivo. También puede ser no productivo, un mero ejercicio. Pero un poco de trabajo físico es absolutamente esencial para la agilidad del cuerpo, la agudeza de la mente y el completo despertar del ser. Esta es la segunda parte. Pero en esta parte también te puedes equivocar. Del mismo modo que puedes cometer errores con tu dieta -al comer demasiado o demasiado poco-, también puedes cometer errores aquí: o bien puedes no hacer ningún ejercicio físico en absoluto, o bien hacer demasiado. Los luchadores hacen demasiado ejercicio; es un estado patológico. Un luchador no es una persona sana. Los luchadores hacen demasiado esfuerzo con el cuerpo, menosprecian el cuerpo. Si menosprecias el cuerpo, algunas partes del cuerpo, algunos músculos podrán desarrollarse más, pero iningún luchador vive demasiados años! Ningún luchador se muere estando sano. ¿Sabías que todos los luchadores -ya sea Gama, Sandow a cualquier otro con un gran cuerpo, aunque sea el mejor del mundo- están enfermos al morir? Mueren prematuramente y mueren por enfermedades graves. Menospreciar el cuerpo puede hacer que se desarrollen los músculos y que valga la pena admirar su cuerpo, valga la pena exhibirlo, pero entre la vida y la exhibición hay una gran diferencia. Hay una gran diferencia entre vivir, estar sano y ser un exhibicionista. Cada persona debería descubrir la cantidad de trabajo físico que habría de hacer para vivir con más salud y lozanía por su propia cuenta, según su cuerpo. Cuanto más aire fresco hay en el cuerpo, cuanto más dichosa sea cada respiración, más vitalidad tendrá una persona para explorar su interior. Simone Weil, una filósofa francesa, escribió algo maravilloso en su autobiografía.
Dijo: «Hasta los treinta años siempre estaba enferma. No estaba sana y tenía muchos dolores de cabeza. Pero al llegar a los cuarenta años me di cuenta de que hasta los treinta años había sido una materialista. Al volverme más espiritual me convertí en una persona más sana. Sólo me di cuenta más tarde de que el tener poca salud y estar enferma estaba relacionado con mi materialismo. Una persona que no tiene salud y está enferma no puede estar agradecida a la existencia. En ella no puede haber agradecimiento hacia la existencia; sólo hay rabia. Si está llena de rabia, es imposible que esa persona pueda aceptar algo de la existencia. Simplemente, lo rechaza. Si en nuestra vida no hay un cierto equilibrio entre la salud por el trabajo correcto y el ejercicio correcto, es natural que sintamos negatividad, resistencia y rabia hacia la vida. La tercera cuestión es el sueño correcto. Se ha destruido la alimentación, se ha destruido el trabajo físico iY se ha asesinado el sueño! El sueño es lo que más se ha perjudicado con el desarrollo de la civilización humana. Desde que el hombre descubrió la luz eléctrica, el sueño está muy alterado.
Y en cuanto empezó a tener más instrumentos, comenzó a pensar que no era necesario dormir, que perdía demasiado tiempo durmiendo, que el tiempo que invertía en dormir era un tiempo perdido. Cuanto menos duerma, mejor. A nadie se le ocurre pensar que el sueño contribuye a los procesos más profundos de la vida. Algunas personas piensan que el tiempo que se usa para dormir es un tiempo perdido; cuanto menos duermen, mejor; cuanto antes reduzcan el tiempo de sueño, mejor. Éste es un tipo de personas, las que quieren reducir el tiempo de sueño necesario. Otro tipo de personas son los monjes y ermitaños que creen que este sueño, esta forma inconsciente de sueño, es el estado opuesto al estado de autorrealización y despertar del ser. Según estas personas, no es bueno dormir; cuanto menos duermas, mejor. Los monjes tenían otro problema, habían acumulado tantas represiones en su inconsciente que afloraban durante el sueño y formaban parte de sus sueños. Surgió una especie de miedo al sueño, porque todo lo que habían estado ignorando durante el día afloraba en sus sueños por la noche. Las mujeres de las que habían huido y abandonado empezaron a aparecerse en sus sueños. Estos monjes empezaron a verlas en sus sueños. El dinero y el prestigio del que habían huido empezó a perseguirles en sus sueños. Por eso creyeron que el sueño era algo muy peligroso -se escapaba de su control-, y cuanto menos durmieran, mejor. Estos monjes crearon un sentimiento en todo el mundo de que el sueño es algo no espiritual. Este concepto es ridículo. El primer grupo de personas se opone al sueño y cree que es una pérdida de tiempo, que no es
necesario dormir tanto; cuanto más tiempo se esté despierto, mejor. Las personas que hacen cálculos y estadísticas de todo son realmente curiosas. Han calculado que si una percsona duerme ocho horas estará perdiendo un tercio de su día. Si una persona vive sesenta años, habrá perdido veinte años. De una media de vida de sesenta años sólo nos son útiles cuarenta años. Y todavía han calculado más: han calculado cuánto tiempo tarda un hombre en comer, en ponerse la ropa, en afeitarse, en bañarse, etcétera. Después de calculado todo afirman que nuestra vida es una pérdida de tiempo. Cuando empezaron a restar todo ese tiempo se dieron cuenta de que una persona sólo vive sesenta años en teoría; en realidad invierte veinte años en dormir, otros años en comer, otros años en bañarse, otros años en leer el periódico. Todo se pierde y no queda nada de vida.
Estas personas crearon un pánico: si quieres tener algo de tiempo para vivir te aconsejan reducir todas estas cosas. El sueño ocupa la mayor parte de la vida del hombre, de modo que hay que reducido. Mientras este grupo aconsejaba reducir el sueño y creaba un movimiento de oposición al sueño, el segundo grupo, los monjes y los ermitaños, decían que el sueño no era espiritual y le decían a la gente que durmiera lo menos posible. Cuanto menos dormía una persona, más beata era, y si no dormía nada, entonces era un santo. Estos dos grupos con sus ideas han destruido la habilidad del hombre para dormir, y con el asesinato del sueño se han trastocado, alterado y eliminado todos los centros profundos de la vida del hombre. Ni siquiera nos hemos dado cuenta de que la falta de sueño es la causa que subyace a todas las enfermedades y los trastornos que forman parte de la vida del hombre. Las personas que no pueden dormir bien no pueden vivir bien. El sueño no es una pérdida de tiempo. Las ocho horas de sueño no son una pérdida de tiempo; mejor dicho, gracias a esas ocho horas de sueño podemos estar despiertos dieciséis horas. Si no, no serías capaz de estar despierto tanto tiempo. Durante esas ocho horas acumulas energía vital, tu vida se revitaliza, los centros de tu cerebro y de tu corazón se calman, y tu vida funciona desde el centro del ombligo. Durante esas ocho horas de sueño vuelves a ser uno con la naturaleza y la existencia, por eso te revitalizas. Si quieres torturar a alguien, él mejor método que se inventó hace miles de años- es impedirle dormir. Hasta el momento, no se ha logrado superar este método.
Durante la última guerra en Alemania, y actualmente también en Rusia, el método más popular de tortura a los prisioneros era impedirles dormir. Simplemente, tienes que impedirle dormir a una persona. Esta tortura va más allá de cualquier límite para un ser humano. De modo que le pusieron a cada persona un guarda para que le impidiera dormir. Los chinos fueron los primeros en descubrir este método hace unos dos mil años. No permitirle dormir a alguien es un método de tortura muy barato. Le obligan una persona a estar en una celda tan pequeña que no se pudiera mover, no pudiera sentarse ni tumbarse. Después dejaban caer gotas de agua desde arriba para que cayeran sobre su cabeza gota a gota. No podía hacer el menor movimiento, no podía sentarse, ni tumbarse, y al cabo de doce, dieciséis o dieciocho horas como mucho empezaba a gritar y aullar: «!Socorro! Me muero. ¡Sacadme de aquí!». Entonces le preguntaban lo que estaba ocultando. Al cabo de tres días se rendían hasta los más valientes. Hitler en Alemania y Stalin en Rusia hicieron lo mismo con miles de personas: las mantenían despiertas y no les dejaban dormir. No hay una tortura más cruel que ésta. Ni siquiera cuando matas a una persona ésta sufre tanto como cuando no la dejas dormir, porque sólo cuando duerme recupera lo que ha perdido. Si no puede dormir, entonces seguirá perdiendo energía vital, sin ser capaz de regenerarla. Se queda totalmente agotado. Somos una humanidad agotada porque nuestras puertas para recibir algo están cerradas y nuestras ventanas para perderlo todo se han ido abriendo cada vez más. El sueño tiene que volver a la vida del hombre.
Realmente, no hay ninguna alternativa, ningún otro paso para la salud psicológica de la humanidad. iEl sueño debería ser obligatorio por ley en los próximos cien o doscientos años! Es muy importante que un meditador se de cuenta de que duerme bien y duerme lo suficiente. Hay algo más que debéis entender: un buen descanso será distinto para todo el mundo. No será lo mismo, porque el cuerpo de cada persona tiene unas necesidades distintas, de acuerdo con la edad y muchos otros factores. Por ejemplo, cuando un niño está en el vientre de su madre duerme las veinticuatro horas del día porque se están desarrollando todos sus tejidos. Necesita sueño absoluto; su cuerpo sólose desarrollará si duerme veinticuatro horas al día. Es posible que los niños que nacen lisiados, lesionados o ciegos se hayan despertado durante los nueve meses que estaban en el vientre de su madre. Quizá algún día la ciencia descubra que los niños que por algún motivo, se despiertan en el vientre de su madre nacen lisiados o con una parte del cuerpo sin desarrollar. Cuando se está en el vientre es necesario estar dormido las veinticuatro horas del día porque se está formando todo el cuerpo, se está desarrollando todo el cuerpo. Es necesario que haya un sueño profundo; sólo así pueden tener lugar todas las actividades del cuerpo. Cuando un niño nace, duerme las veinticuatro horas del día, su cuerpo todavía se está formando. Después duerme dieciocho horas, después catorce horas... Poco a poco, a medida que su cuerpo va madurando, también va durmiendo menos. Al final se estabiliza entre seis y ocho horas.
Un anciano duerme menos, pasa a dormir cinco horas, cuatro horas, incluso tres horas, porque el crecimiento de su cuerpo ya ha cesado. No necesita dormir demasiado cada día porque ya está cerca de la muerte. Si un anciano durmiese tanto como un niño no se podría morir, sería difícil morirse. La muerte necesita cada vez menos sueño. La vida necesita sueño profundo. Por eso el anciano, poco a poco, va durmiendo cada vez menos, y el niño duerme más. Si los ancianos empiezan a pretender que los niños se comporten del mismo modo que ellos, esto se volverá peligroso. A menudo los ancianos lo hacen: tratan a los niños como si fuesen viejos. Les despiertan demasiado pronto por la mañana: «iSon las tres, son las cuatro! iLevántate!». No se dan cuenta de que está bien que ellos se despierten a las cuatro porque son viejos. Pero los niños no pueden despertarse a las cuatro. Es malo despertarlos. Perjudica las funciones corporales del niño; es muy perjudicial para ellos. Una vez me dijo un niño: «Mi madre es muy rara; cuando no tengo sueño por la noche me obliga a dormir, y cuando me muero de sueño por la mañana, me obliga a despertarme. No entiendo por qué me obligan a dormir cuando no tengo sueño y me obligan a despertarme cuando tengo sueño. Tú le explicas muchas cosas a la gente, ¿le podrías explicar esto a mi madre?». Quería que le ayudara a entender a su madre que lo que estaba haciendo era muy contradictorio. No nos damos cuenta de que a menudo se trata a los niños como si fuesen personas mayores, y después, cuando crecen, tienen que empezar a vivir según las normas estipuladas que se encuentran en los libros.
Probablemente, no sepas que las últimas investigaciones dicen que no se puede estipular la misma hora de despertar para todo el mundo. Siempre se ha dicho que es bueno despertarse a las cinco de la mañana; esto es absolutamente erróneo y no es científico. No vale para todo el mundo; quizá sea bueno para algunas personas, pero podría ser perjudicial para otras. En veinticuatro horas, la temperatura del cuerpo baja durante unas tres horas y esas tres horas son las horas de sueño profundo. Si despiertas a alguien durante esas tres horas estropearás todo su día y alterarás su energía. Generalmente, esas tres horas están entre las dos y las cinco de la mañana. Para casi todo el mundo esas tres horas van de las dos a las cinco de la mañana, pero no sucede lo mismo con todas las personas. La temperatura del cuerpo de algunas personas baja hasta las seis de la mañana, la de otras baja hasta las siete, y para otras la temperatura empieza a ser normal a las cuatro de la mañana. Si alguien se despierta en esas horas de baja temperatura; esto le afectará las veinticuatro horas del día y tendrá efectos perjudiciales. Sólo se puede despertar a una persona cuando la temperatura empieza a subir a nivel normal. Normalmente, todo el mundo coincide en despertarse cuando amanece, porque al salir el sol sube la temperatura. Pero esta no es una norma, hay excepciones. Para algunos puede que sea necesario dormir hasta después del amanecer, porque la temperatura del cuerpo de cada individuo sube a horas diferentes, a un ritmo diferente. Cada persona debería averiguar cuántas horas de sueño necesita y a qué hora le conviene levantarse, y esa debería ser su norma.
Digan lo que digan las escrituras, digan lo que digan los gurús, no hay que hacerles caso en absoluto. Para un buen sueño, cuanto más profundamente y más duermas, mejor. Pero te estoy diciendo que duermas, y no que te quedes tumbado en la cama. Estar tumbado en la cama no es dormir. La regla debería ser despertarte cuando sientes que te conviene despertarte. Normalmente, esto sucede al amanecer, pero es posible que no te suceda así. No hace falta que tengas miedo no te preocupes por esto, ni que pienses que eres un pecador y tengas miedo de ir al infierno. iHay mucha gente que se despierta pronto por la mañana y va al infierno, y mucha gente que se despierta tarde y está en el cielo! Esto no tiene ninguna relación con ser espiritual o no, pero es indudable que el sueño correcto sí tiene relación. De modo que cada persona debe descubrir qué le conviene más. Durante tres meses, cada persona debería experimentar con su trabajo, su sueño y su dieta, y debería descubrir qué reglas son las más sanas, más pacíficas y más dichosas para él. Cada uno debería tener sus reglas. No hay dos personas iguales, de modo que no existe una ley común que se pueda aplicar a todo el mundo. Siempre que alguien intenta aplicar una ley común, el resultado es malo. Cada persona es un individuo. Cada persona es única e incomparable. Únicamente él es el mismo, no hay ninguna otra persona como él en la tierra. Por lo que ninguna ley puede servirle hasta que descubra cuáles son las leyes de sus procesos vitales. Los libros, las escrituras y los gurús son peligrosos porque tienen fórmulas prefijadas. Te dicen que deberías despertarte a una cierta hora, que deberías hacer esto, que no deberías hacer lo otro, que deberías dormir de este modo y que deberías hacer las cosas de aquel modo. Estas fórmulas prefijadas son peligrosas. Está bien que las entiendas, pero cada persona debe encontrar lo que le conviene en su vida. Cada persona tiene que encontrar su propio camino de meditación. Cada persona tiene que andar por sí misma y crear su propio camino para su viaje espiritual. No hay una autopista prefabricada sobre la que puedas caminar; ese tipo de autopista no existe en ninguna parte. El camino del viaje espiritual es como un sendero, ipero un sendero que ni siquiera existe! Lo creas al caminar y dura lo que dura tu camino. Cuanto más andas, más se desarrollará la comprensión del viaje que todavía está por llegar. Hay que tener en cuenta estas tres cuestiones: una dieta correcta, un trabajo correcto y un sueño correcto. Si la vida se desarrolla correctamente en estas tres cuestiones, entonces hay más posibilidades de que se abra lo que yo llamo el centro del ombligo, que es la puerta a la vida espiritual. Si te acercas a esa puerta, ésta se abrirá; entonces sucede algo extraordinario, algo que no has experimentado nunca en tu vida ordinaria. Anoche, cuando me fui de aquí, llegó un amigo y me dijo: -Lo que dices está bien, pero hasta que no nos sintamos satisfechos es muy difícil que estemos convencidos. Yo no le dije nada. Tal vez piensa que llegará a sentirse satisfecho por el hecho de que yo hable de ello, pero está absolutamente equivocado y está perdiendo el tiempo. Yo, por mi parte, hago todo el esfuerzo necesario, pero tú por tu parte debes hacer un esfuerzo aún mayor. Si tú no haces ese esfuerzo, no tiene ningún sentido que yo diga nada. La gente me dice constantemente que quiere paz, que quiere dicha, que quiere un alma. Sí, quieres todo, pero en el mundo no recibes nada simplemente por quererlo.
El deseo nada más es absolutamente impotente, no tiene fuerza. El deseo nada más no es suficiente: la determinación y el esfuerzo también son necesarios. Está bien que desees algo, pero ¿cuánto esfuerzo haces para obtener ese deseo, cuántos pasos tienes que dar hacia ese deseo, cuánto estás haciendo por ese deseo? Según mi criterio, la única prueba de tu deseo es el esfuerzo que haces para satisfacerlo. Si no, no hay ninguna prueba de que tengas un deseo. Cuando una persona desea algo, hace algún esfuerzo para conseguirlo; ese esfuerzo es la prueba de que la persona lo deseaba. Dices que deseas pero no tienes ninguna intención de hacer ningún esfuerzo para conseguirlo. No tienes firmeza para conseguirlo. Para concluir este discurso, volveré a repetir un punto. Os he hablado de tres centros: el centro del intelecto es la mente, el centro de los sentimientos es el corazón. ¿Y de qué es el- centro el ombligo? El ombligo es el centro de la fuerza de voluntad. Cuanto más se activa el ombligo, más intensa se vuelve la fuerza de voluntad y mejor puedes llegar a tener la determinación, el poder y la energía vital para hacer algo. O mirándolo al revés: cuanta más determinación tienes, cuanta más energía reúnes para la acción, más se desarrollará tu centro del ombligo. Son interdependientes, están relacionados entre sí; cuanto más piensas, más se desarrollará tu intelecto; cuanto más amas, más se desarrollará tu corazón. Cuanta más firmeza tienes, más se desarrollará el centro de tu energía interna, la flor de loto central del ombligo. Y para terminar mi discurso, una pequeña historia. Un faquir ciego estaba mendigando en una ciudad y llegó a una mezquita. Extendió las manos en la puerta de la mezquita y preguntó: -¿Me pueden dar algo de comer? Tengo hambre. La gente que pasaba decía: -ildiota! Esto no es una casa donde te puedan dar algo de comer. Esto es una mezquita, un templo; aquí no vive nadie. Estás mendigando en una mezquita; aquí no te van a dar nada. Vete a otra parte. El faquir se rió y dijo: -¿Si no me dan nada en la casa de Dios en qué casa me van a dar algo? Esta es la última casa a la que he venido, y por equivocación esta última casa es un templo. ¿Cómo me voy a ir de aquí? ¿Si me marcho, a dónde iré? Después de esta casa ya no queda nada, ahora me quedaré aquí y sólo me iré cuando me hayan dado algo. La gente empezó a reírse de él: -ildiota! -le decían-. Aquí no vive nadie. ¿Quién te va a dar algo? -Ésa no es la cuestión -contestó él-. Si me tengo que ir de la casa de Dios con las manos vacías, ¿dónde llenaré mis manos? Mis manos no se llenarán en ninguna parte. Ahora que he tropezado con esta puerta sólo me marcharé cuando mis manos estén llenas. Y el faquir se quedó ahí. Durante un año estuvo con las manos extendidas del mismo modo, y su ser seguía anhelando lo mismo. La gente de la ciudad empezó a decir que estaba loco. -iEstás completamente loco! -le decían-. ¿Dónde crees que estás sentado con las manos extendidas? Aquí no vas a sacar nada. Pero el faquir no era una persona cualquiera, era especial, y se quedó ahí sentado tiempo y más tiempo. Cuando había pasado un año, la gente de la ciudad se dio cuenta de que quizá le había sucedido algo porque el aura de su cara había cambiado. Había una especie de brisa pacífica flotando en su entorno; había surgido una especie de luz a su alrededor, una fragancia. El hombre empezó a bailar. Mientras que antes había lágrimas en sus ojos, ahora tenía una sonrisa en la cara. Había estado casi muerto, pero en un año su vida había vuelto a florecer y estaba bailando. La gente le preguntó: -¿Has conseguido algo? Él dijo:
-Habría sido imposible no conseguir nada, porque había decidido conseguirlo o morir. He conseguido más de lo que deseaba. Yo sólo deseaba comida para mi cuerpo y he conseguido comida para mi alma también. Quería satisfacer únicamente el hambre de mi cuerpo, pero ahora también he satisfecho el hambre de mi alma. Le empezaron a preguntar: -¿Cómo lo has logrado? ¿Cómo lo has conseguido? -No he hecho nada más que poner toda la fuerza de mi voluntad para conseguir mi deseo -contestó. »Me dije a mí mismo que si tenía un anhelo, junto con él también debería tener una firmeza absoluta. Mi firmeza absoluta estaba detrás de ese anhelo, y ahora he saciado mi sed. He llegado al lugar donde hay agua, y después de beber se me ha quitado la sed. El significado de la determinación es tener la valentía, la fuerza interior y la fuerza de voluntad para hacer algo sobre cualquier cosa que te interese, actuar de acuerdo con lo que crees que está bien y seguir el camino que te parezca correcto. Si no tienes esta determinación, no te podrá suceder nada a través de mis palabras ni a través de las de nadie. Si fuera posible que te sucediera a través de mis palabras, entonces sería facilísimo. En el mundo ha habido mucha gente que ha dicho cosas muy buenas; si las cosas hubiesen sucedido a través de sus palabras, a estas alturas podía haber pasado de todo en el mundo. Pero ni Mahavira, ni Buda, ni Cristo, ni Krishna ni Mahoma pudieron hacer nada. Nadie puede hacer nada a menos que tú mismo estés preparado para ello. El Ganges sigue fluyendo, los océanos están llenos; tú no tienes un cubo en la mano pero estás gritando que quieres agua. El Ganges dice: -Aquí hay agua, ¿pero dónde está tu recipiente? Tú dices: -No me hables del recipiente. Tú eres el Ganges, tienes tanta agua... dame un poco. Las puertas del Ganges no están cerradas, las puertas del Ganges están abiertas, pero necesitas un recipiente.
En el viaje espiritual, sino tienes un recipiente de determinación no alcanzarás nunca ninguna satisfacción ni contento. Habéis escuchado mis discursos de una forma tan silenciosa... Los tres encuentros de nuestro primer día han llegado a su fin y a partir de mañana empezaremos a hablar sobre los otros dos temas. Ahora, después de este encuentro, nos sentaremos para hacer una meditación vespertina, de unos diez minutos. Debéis comprender dos o tres cosas relativas a la meditación vespertina y después nos podemos sentar a meditar. ¿Os podéis tumbar ahora? ¿Hay suficiente espacio para que los meditadores se tumben?
Primero, comprended, y después haremos la meditación vespertina. La meditación matinal se debe hacer sentado. La vida nace, se despierta por la mañana, por eso es preferible meditar sentado. La meditación vespertina se debe hacer tumbado en la cama, antes de dormir. Después de la meditación puedes dormirte tranquilamente; esto es lo último que debes hacer en el día. La meditadón matinal es lo primero que debes hacer al despertarte, la meditación vespertina es lo último que debes hacer antes de dormir. Si uno entra apropiadamente en un estado de meditación antes de dormir todo su sueño se transformará. Todo nuestro sueño puede convertirse en una meditación porque el sueño tiene unas reglas determinadas. La primera regla es que el último pensamiento por la noche se convertirá en el pensamiento central durante tu sueño, y será tu primer pensamiento al despertar por la mañana. Si te has acostado enfadado, a lo largo de la noche tu mente y tus sueños estarán llenos de rabia. Y cuando te despiertes por la mañana verás que tu primer sentimiento y pensamiento será de rabia. Lo que nos llevamos a la cama con nosotros se queda con nosotros toda la noche. Por eso digo que puesto que tienes que llevarte algo, es mejor que te lleves la meditación, para que todo tu sueño gire en torno a la meditación, en torno a su paz. Poco a poco, al cabo de unos días verás que los sueños desaparecen, que tu sueño es como un río profundo. Y cuando te despiertes por la mañana de un sueño profundo -profundo por esta meditación vespertina-, tu primer pensamiento será de paz, dicha y amor.
De modo que debes comenzar el viaje de la mañana con la meditación matinal y debes comenzar el viaje de la noche con la meditación vespertina. La meditación vespertina se debe hacer cuando estás tumbado, tumbado en la cama. Haremos el experimento aquí tumbados. Después de tumbarte tienes que hacer tres cosas. Lo primero es que el cuerpo tiene que estar completamente relajado, como si no tuviera vida, suelto, relajado, un cuerpo sin vida. Y durante tres minutos tu mente debe sentir que el cuerpo se está relajando, cada vez más, más relajado, porque el cuerpo hará todo lo que sienta la mente. El cuerpo sólo es un esclavo, un discípulo. El cuerpo expresa lo que sentimos a través de la acción. Si sientes rabia, el cuerpo agarra una piedra y la lanza; si sientes amor, el cuerpo abraza a alguien. Cuando surge el pensamiento en la mente el cuerpo convierte en acción todo lo que desea ser, todo lo que deseas hacer. Todos los días, cuando surge un pensamiento, vemos el milagro del cuerpo transformando el pensamiento en acción. Nunca pensamos en relajarnos; si no, el cuerpo también lo haría. El cuerpo se puede relajar tanto que ni siquiera sepas si existe o no, pero eso sólo sucede después de hacer este experimento durante algún tiempo. Tienes que estar relajado durante tres minutos. Ahora mismo os haré unas sugerencias para que podáis experimentar esa sensación. Cuando os sugiero que el cuerpo se está relajando, entonces sentiréis que el cuerpo se relaja cada vez más, cada vez más... El cuerpo se relajará. A medida que se va relajando el cuerpo, la respiración se irá calmando. La calma no significa que se detenga la respiración, sino que se vuelve más lenta, más tranquila, más profunda. Durante tres minutos debes sentir que tu respiración se va calmando cada vez más, la respiración se va relajando...
Después, la mente también se irá relajando y tranquilizando. Cuando el cuerpo se relaja, la respiración se calma; cuando la respiración se calma, la mente automáticamente se queda en silencio; estas tres cosas están relacionadas. Así que primero sentiremos que se relaja el cuerpo y esto hará que se calme la respiración. Después sentiremos que se relaja la respiración; esto hará que la mente se quede en silencio. Y luego os haré una tercera sugerencia: ahora vuestra mente se está quedando vacía y en silencio. De este modo, después de seguir las tres sugerencias durante un período corto de tiempo, os diré que ahora la mente se ha quedado totalmente en silencio. Después, os quedaréis tumbados en silencio durante diez minutos igual que estabais sentados en silencio esta mañana. Oirás el canto de un pájaro, oirás el ladrido de un perro y muchos otros sonidos... sigue escuchando en silencio. Es como si en una habitación vacía entrara el sonido, resonara y se fuera. No debes pensar por qué estás oyendo estos sonidos; ni debes pensar por qué ladra el perro, porque no tienes nada que ver con el perro. No tienes ningún motivo para pensar por qué ladra el perro o por qué te está molestando ese estúpido perro ahora que estás meditando. No, tú no tienes nada que ver con eso. El perro no sabe que estás meditando; no tiene ni idea, es absolutamente inocente, está haciendo lo que tiene que hacer.
No tiene nada que ver contigo. Sólo está ladrando, así que déjale que ladre. No es una molestia, a menos que tú lo conviertas en una molestia. Se convierte en una molestia cuando te resistes, cuando quieres que el perro deje de ladrar; ahí comienza el problema. El perro está ladrando, tiene que ladrar, nosotros estamos meditando, tenemos que meditar. No hay ningún conflicto entre las dos cosas, no se oponen. Estás en silencio, llegará el sonido del perro, se prolongará y se irá; no es una molestia para ti. Una vez me estaba quedando en una residencia de un pequeño pueblo. También se estaba quedando conmigo un líder político. No se lo que sucedió esa noche, pero todos los perros del pueblo se juntaron frente a la residencia y se pusieron a ladrar. El político estaba muy disgustado. Se levantó, entró en mi habitación y me preguntó: ¿Estás dormido?
Tengo un problema enorme. He espantado a los perros dos veces pero siguen volviendo. -Si echas a alguien, siempre volverá -le dije. lntentar alejar a alguien es un error, porque siempre creerá que le necesitas de algún modo. Cree que le estás echando porque es importante. Los perros no son más que pobres perros. Deben creer que los necesitas de algún modo, que son importantes para ti, por eso vuelven. Además, los perros no tienen ni idea de que se está quedando aquí un líder político de que te están ladrando a ti. No son seres humanos; si los seres humanos llegasen a saber que se está quedando aquí un líder político se aglomerarían junto a él. Hasta ahora los perros no se han vuelto tan inteligentes como para aglomerarse cuando llega un líder político. Los perros vienen aquí todos los días.
Olvídate de esa estúpida idea que tienes en la cabeza de que los perros han venido porque eres tan importante. Ellos no saben absolutamente nada de eso. Y en lo que se refiere a tu sueño, no son los perros los que no te dejan dormir, eres tu mismo. Estás pensando innecesariamente que los perros no deberían ladrar. ¿Qué derecho tienes? Los perros tienen el derecho de ladrar y tú tienes el derecho de dormir. Esto no es contradictorio, pueden suceder las dos cosas a la vez. No hay ningún conflicto ni choque entre estas dos cosas. Deja que los perros sigan ladrando y tú sigue durmiendo. Los perros no pueden decir que no deberías dormir porque tu sueño les molesta al ladrar, y tú tampoco puedes decir que ellos te molestan. Y le dije: -Acepta que los perros estén ladrando y escucha atentamente. Deja de resistirte. Acepta sus ladridos. Y en cuanto lo aceptes, el ladrido de los perros también se transformará en un ritmo musical. No sé cuándo se durmió, pero cuando se despertó por la mañana me dijo: -No sé lo que me ha pasado, pero estoy asombrado. Cuando ya no podía hacer nada tuve que aceptado. Al principio tu idea no tenía sentido -mis ideas no tienen sentido para todo el mundo, y para él tampoco-, pero cuando me sentí absolutamente impotente, me di cuenta de que no había ninguna alternativa: o me quedaba sin dormir, o aceptaba lo que estabas diciendo. Sólo había dos alternativas. Entonces pensé que puesto que ya había prestado demasiada atención a los perros, ahora iba a prestar atención a tu consejo para ver lo que sucedía. Me recosté en silencio, escuché y acepté los ladridos. Después no recuerdo cuándo me dormí, no recuerdo cuánto tiempo estuvieron ladrando los perros ni cuándo se callaron. He dormido realmente bien. Por tanto, no te resistas. Escucha atentamente todo lo que tienes alrededor. Esta escucha silenciosa es un fenómeno milagroso. Esta no resistencia, esta no oposición hacia la vida es la clave de la meditación.
Primero debemos relajamos y después escucharemos en silencio en un estado de no resistencia. Apagaremos las luces para que no sintáis la presencia de los demás. Es fácil olvidarse de los perros, pero es mucho más difícil olvidarse de la gente que te rodea.
Comentarios
Feliz dia Herman@ espero estes muy bien y bendiciones a tu vida una pregunta ;) la parte 6 del audiolibro el libro del hara De osho la tienes? es que al descargar todas las partes me Di cuenta De ESO y el final de la 5 no coincide con el principio De la 7 quiere decir que falta la 6 :) si la tienes por fa compartela un Fuerte Abrazo, muchisimas gracias por todo lo que compartes y gracias De antemano pot compartir la parte 6
Gracias por tan buena aportación falta la parte 6/9 namaste