Has elegido rechazar las cookies basadas en consentimiento que utilizamos principalmente para gestionar la publicidad. En adelante, para acceder a nuestra web tienes que elegir alguna de las siguientes opciones.
Premium
3,99 €/mes o 39,90 €/año
Sin publicidad y mucho más
Plus
Por 9,99 €/mes
Contenido exclusivo y sin publicidad
Si has cambiado de idea, puedes aceptar las cookies y continuar usando iVoox de forma gratuita.
Con tu consentimiento, nosotros y nuestros 813 socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales, como tus visitas a esta página web, las direcciones IP y los identificadores de cookies. Algunos socios no te piden consentimiento para procesar tus datos y se amparan en su legítimo interés comercial. Puedes retirar tu consentimiento u oponerte al procesamiento de datos según el interés legítimo en cualquier momento haciendo clic en ''Obtener más información'' o en la política de privacidad de esta página web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
Almacenamiento y acceso a información de geolocalización con propósitos de publicidad dirigida, Almacenamiento y acceso a información de geolocalización para realizar estudios de mercado, Almacenar la información en un dispositivo y/o acceder a ella , Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos , Publicidad y contenido personalizados, medición de publicidad y contenido, investigación de audiencia y desarrollo de servicios , Uso de cookies técnicas o de preferencias.
Comentarios
Muchas gracias por tu reflexión, Jose Antonio. Un saludo1
Teniendo en cuenta que el "rumor" sobre la Superliga Europea tiene ya treinta años y que ha sido el principal motor de la evolución de la más importante competición de clubes del mundo, resulta curioso ver y escuchar en tantos medios la disyuntiva entre la posibilidad de que este proyecto salga adelante o no. La pregunta no es si es posible... sino cuándo sucederá. La UCL es la competición con más audiencia y prestigio del deporte más seguido del mundo, sin embargo tanto por formato, como por reparto de beneficios, está muy lejos de proporcionar los ingresos que otras ligas, tanto de fútbol como de otros deportes, proporcionan a sus clubes. Las aspiraciones de los grandes equipos europeos están en llegar a los niveles de la NFL o la NBA y para ello hay un camino trazado que los acerca año a año a sus objetivos. Está pasando ante nuestros ojos, lo estamos viendo, aunque no queramos reconocerlo y nos escandalicemos cuando uno de los componentes del invento nos confiesa parte de esa realidad. La reacción de Tebas es más que reveladora. "Ladran, señal que cabalgamos". Pero el plan "A" no es el de articular directamente una nueva competición. Al contrario, es la de modificar y retorcer las ya existentes al servicio de los grandes equipos europeos. Lo ideal es hacerse con el control de la UCL y arrancar este nuevo periodo con la historia y el prestigio de la gran competición continental. Al fin y al cabo es lo que ya ocurre con las grandes ligas europeas, antaño organizadas directamente por las federaciones y que ahora cuentan con entidad jurídica propia y donde el papel federativo cada vez es menos relevante. En ese sentido la UEFA parece encontrarse en un callejón sin salida, cuanto más cede a los clubes, más importantes se hacen estos y a mayor importancia de los mismos mayor presión sobre el organismo futbolístico europeo. Un círculo vicioso que acabará en ruptura o en la capitalización de la UCL por parte de dichos clubes. Lo primero ya ocurrió en el baloncesto de nuestro continente y ahora nadie sabe quién es el campeón de la Champions League de este deporte. En el fondo del todo hay que preguntarse qué aportan UEFA y las federaciones en general al mundo del fútbol y hasta dónde son necesarias para los grandes clubes. Si nos paramos a pensarlo hay ocho entidades (Real Madrid, Barcelona, Manchester United, Liverpool, Milan, Inter, Juventus y Bayern Munich) que cuentan con la capacidad económica y mediática y el prestigio deportivo suficiente para iniciar cualquier aventura en solitario. Sólo tienen que "vender" las plazas restantes de la competición a los socios deportivos/comerciales que les resulten más rentables. Los análisis en torno a la "capacidad" del mercado para asumir una nueva competición son sesgados. La "Superliga" viene a quedarse con los patrocinadores, las audiencias y los operadores que ahora trabajan para otras competiciones. Un futuro dónde esta nueva liga privada ocupe los horarios de mayor audiencia de los fines de semana y sea inmune a las convocatorias de las selecciones nacionales no sólo es posible, sino que parece inevitable. Está pasando... pero nadie nos lo está contando... salvo Bertomeu...