“Blanca Varela, esa gran poeta del Perú, lo dijo en un verso: “La vida es una noticia conmovedora”. Quizás esa sea la razón íntima de la existencia de la literatura. Por allí anda, contándonos el mundo, esa raza extraña, tenaz y solitaria que son los escritores. Y ya que dijimos Perú, pronunciemos el nombre de Mario Vargas Llosa para elegir a uno de esos escritores que ha conquistado los ojos de otra raza, más numerosa, pero a la vez más esquiva: la de los lectores. No hay rendija para la duda. Vargas Llosa es, aunque suene pomposo decirlo, uno de los grandes contadores de historias de nuestro continente. Hay quien lo ha llamado el Balzac latinoamericano. Todos los años su nombre se lanza como un dardo insistente a la hora de elegir el próximo Premio Nobel de Literatura. Ya tiene en su costal el premio Príncipe de Asturias, el Cervantes, el Rómulo Gallegos y el de la Academia de la Lengua. Pero, sobre todo, el más alto premio al que pueda aspirar un narrador: millones de lectores derramados por el mundo. Fue uno de los más luminosos representantes del Boom latinoamericano. Figura entre los cien intelectuales más destacados e influyentes del planeta, según las revistas Foreign Policy, de Estados Unidos, y Prospect, de Gran Bretaña. Ha contado la condición humana desde muy distintos ángulos. Ha contado el poder, la pasión y la miseria de la especie. Se ha detenido en lo nimio y lo excesivo. Le ha visto, en definitiva, la cara profunda a la vida. Si, como decía Kafka, “la literatura es siempre una expedición a la verdad”, hoy estamos ante alguien que ha hecho de ese ritual un sendero de obras maestras.
Alguien imposible de no leer con la mirada convertida en aplauso y fiesta”.
Leonardo Padrón
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twitter : @Leonardo_Padron
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