Cuando un político como Onofre Miralles se convierte en irrelevante
El pasado lunes se cumplía un año de la elección de Luis Salvador como alcalde de Granada, una elección que sorprendió a la mayoría de los granadinos que esperaban a un alcalde del PP al frente de la alcaldía, y que solo algunos dudábamos que se llegara a ello viendo el papel que en esas fechas estaba jugando el portavoz y candidato de Vox, Onofre Miralles. Un Onofre Miralles que desde el primer momento se valió de mentiras y engaños para ir preparando el terreno para cobrarse a su pieza más deseada en política que no era otra que la cabeza del que fueran su presidente y compañero de partido en el PP, Sebastián Pérez. Una venganza y un odio que venía de lejos desde los tiempos en que Onofre Miralles venía desempeñando su trabajo como jefe de prensa y asesor del PP en el Ayuntamiento de Ogíjares. Allí conoció Onofre Miralles a su actual mujer que ejercía como interventora municipal, y cuyos desencuentros con el entonces hombre fuerte del ayuntamiento José Luis del Ojo al anunciar una querella contra esta en octubre del 2006, iniciativa al parecer apoyada por el PP a nivel provincial fueron los desencadenantes de malestar de Miralles con un Sebastián Pérez al que juro odio eterno. A partir de ahí Miralles empezó a sumarse a cualquier iniciativa que tuviera como fin acabar con el entonces presidente provincial del PP. Con esas pretensiones en su cabeza, Onofre Miralles, aun militante del PP, no tuvo en menor recato en aprovechar la ocasión que se le brindo
desde Vox, gracias a la amistad que mantenía con uno de los hijos del Fiscal Portero, para aceptar hacerse con un puesto en las listas de las pasadas elecciones municipales encabezando las lista de Vox y aprovechando el vacío de liderazgo de Vox, en Granada tras la marcha de Julio Vao, como presidente y el nombramiento de Manolo Martin como presidente de la Gestora. A partir de ahí solo quedaba esperar unos resultados aceptables para convertirse en árbitro de la situación, tal y como ocurriera a nivel andaluz y con ello cobrarse la pieza deseada. Y así tras varios días de zozobra y de dejarse querer por unos y otros, Miralles esperó hasta el último momento para lanzarle el ultimátum a Luis Salvados a anunciarle que su partido estaría dispuesto a aceptarle a él como alcalde con tal de impedir el acceso de Pérez Ortiz a la alcaldía. Antes las amenazas veladas de Miralles de abrir incluso, las puertas al Psoe, partido con el que mantuvo más de una conversación para ver las contrapartidas que este le ofrecía a cambio de su apoyo o abstención para que Cuenca hubiera resultado elegido alcalde. Una maniobra que de haber seguido adelante hubiera contado con el rechazo pleno de Madrid. Ante la nueva situación planteada a escasas horas de tener que formarse el nuevo ayuntamiento, Luis Salvador no dudo en utilizar la figura de Fran Hervías para que este cerrara la última noche el pacto de Granada con el secretario general del PP, García Egea y a cambio de los apoyos de Cs en Málaga o Murcia, propiciar un gobierno de Cs con el apoyo del PP durante los próximos 4 años. Y es que por mucho que se empeñara Sebastián Pérez en un gobierno del dos más dos, desde el PP de Madrid se cerraba las puertas a tal opción. Con la seguridad que el paso del tiempo haría el resto y dejaría a Sebastián Pérez completamente aislado. De ahí que en Madrid se festejara la decisión de Pérez Ortiz de presentar su renuncia a la presidencia del PP y con ello dar por cerrada la etapa de Sebastián Pérez en el PP de Granada. Aunque conociendo a Pérez Ortiz quien sabe si terminara utilizando la última bala que le queda en la recamara, aunque para ello habrá que esperar aún un año.
En cuanto a las últimas, manifestaciones del portavoz de Vox repasando el último año del gobierno del ayuntamiento, estas no tienen desperdicio alguno. Lo primero que llama, la, atención es lo poco que ha aprendido Onofre Miralles en este año. Un año que debería haber servido para que un grupo como Vox hubiera asumido el papel de protagonista que le correspondía desde que se dieron los resultados de las últimas elecciones municipales en donde de haber contado Vox con otro portavoz menos visceral su protagonismo en esta legislatura, de la que aún quedan tres años le podría servir para afianzar las expectativas electorales de un partido a nivel nacional en alza pero que aquí en Granada a pesar de contar con tres concejales y convertirse en necesario para el equipo de gobierno, se ha convertido gracias a Miralles en un partido totalmente irrelevante y con escaso margen de maniobra. Lo hemos visto en los últimos días con el pacto a tres bandas entre Pp, Cs Y PSOE para aprobar los próximos presupuestos y lo volveremos a ver en el futuro cuando se tengan que debatir cualquier propuesta para mitigar la situación por la que estamos atravesando tras la grave crisis del coronavirus. Digo todo esto porque si de algo ha servido este largo periodo de confinamiento es para darnos cuenta que entre los dos partidos que hoy forman el equipo de gobierno se ha logrado una plena sintonía entre la mayoría de sus miembros con dos portavoces que se han ganado el respeto de los granadinos al saber anteponer los intereses de la ciudad a sus propios intereses de partido. Teniendo incluso la habilidad de dejar al margen de la foto de la firma de los presupuestos tanto al alcalde como al que fuera candidato del PP, Pérez Ortiz, algo que a este último no le gustó y que a buen seguro tendrá la respuesta adecuada llegado el momento.
Pasada la resaca de hace un año con aquel espectáculo para la formación del gobierno y que algunos ponían en duda que pudieran llegar a buen término, si algo bueno ha traído este periodos es para descubrirnos a un serie de concejales que han ido superando los primeros recelos y mostrar gracias al talante de sus dos portavoces y hombres fuerte que el gobierno municipal está en buenas manos, hoy por hoy con Manolo Olivares Y Cesar Díaz por encima de otros perfiles han sido capaces de cerrar una de las asignaturas más complicadas que tenía que abordar este ayuntamiento como era la aprobación de los presupuestos del ayuntamiento, un hecho este que ha merecido el aplauso y reconocimiento de alguien como Antonio Jara, alabando el papel de consenso del PP CS Y PSOE para lograr este objetivo, una probación que volvió a dejar a Vox con sus vergüenzas al aire y con unas manifestaciones de sus portavoz “ La ciudad tiene un gobierno de derechas pero con alcalde socialista y políticas económicas socialistas” unas manifestaciones que solo hacen que dejarle a él y a su grupo con sus vergüenzas al aire , al fin y al cabo en sus manos estaba evitar que eso sea así, si es que lo es, y que vienen a ponen de manifiesto la soledad en la que a partir de ahora se podría encontrar Vox sin tener un papel relevante en el ayuntamiento. Su renuncia a presidir la comisión de grandes contratos, tras el rifirrafe montado al respecto, sus continuas muestras de cabreo contra Sebastián Pérez y ahora esas manifestaciones atacando al propio alcalde de Granada, viene a poner en la picota a un político inestable donde los haya. Un político al que incluso en su propio partido empiezan a poner en la picota tras su abandono de la comisión gestora, y sus enfrentamientos y críticas veladas a otros compañeros de partido que a estas horas ya habrían decidido dar un paso al frente para presentarse para liderar Vox en el próximo congreso provincial que tendrá que celebrase pasado el verano. Un congreso que a día de hoy cuenta al menos con cuatro candidatos Ignacio Pozo, Francisco Arroyo, Manuel Martin y Cristina Jiménez, aunque estos dos últimos según me llegan noticias podrían unir sus fuerzas de cara a una candidatura de consenso.
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