No te voy a contar nada que no sepas: si estás en las redes sociales te expones a la crítica, a las comparaciones y al rechazo. Te lo digo yo, que llevo cinco años publicando mis intimidades en este blog, fotos en Instagram o en Facebook.
Las redes dan visibilidad a todo el mundo, te exhiben al público y delante de gente que no conoces. Además, desde el anonimato detrás de la pantalla, alimentan el ego y potencian las emociones más extremas. Para comprender qué es la envidia basta con mirar a nuestro alrededor.
No es un secreto que las imágenes muestran quienes queremos ser, no quienes somos de verdad. Mi propia madre cree que vivo en una eternas vacaciones porque me paso el día colgando fotos de playas con palmeras. Estoy pensando seriamente en mandarle fotos mientras hago la colada o cocino. Todos llevamos vidas absolutamente normales.
En los campos ajenos, la cosecha siempre es más abundante, (Ovidio) Lo cierto es que las redes sociales generan un estado de comparación constante alimentando la envidia y la frustración ¿Cómo gestionas las emociones? ¿te crees todo lo que ves?
La envidia, por ejemplo, es una emoción muy humana y necesaria. Porque bien gestionada te invita a pasar a la acción. En mi caso, cuando alguien o algo me provoca envidia me impulsa a mejorar, me motiva a hacer mejor las cosas porque soy muy competitiva. Pero mal gestionada, la envidia es un pozo sin fondo de frustración.
Habrás leído mil veces la frase “todo aquello que nos molesta de los demás es una proyección de lo que no hemos resuelto con nosotros mismos”. Y de verdad así lo creo.
La psicología explica que los sentimientos o pensamientos que atribuimos o proyectamos en los demás es aquello que negamos como propio. Es decir, nos incomoda lo que no hacemos, y a menudo envidiamos lo que no tenemos o criticamos lo que queremos tener o conseguir.
El silencio del envidioso está lleno de ruidos, (Khalil Gibran) De ahí nacen los haters, odiadores profesionales de las redes. Yo también los sufro, de hecho escribí sobre ello ya hace dos años en Di no a los haters. Intento pensar y quiero creer que cuando me critican lo hacen porque no saben gestionar la envidia y hablan desde el desconocimiento, desde el anonimato y desde la frustración.
A modo de muralla defensiva hacia mi propia sensibilidad, me monto la historia de que quien critica o insulta es un cobarde. De ahí nació el post Por puro egoísmo, a raíz del comentario de un hater con quien al final resultó no ser tal y tuvimos una amena conversación sobre nuestros diferentes puntos de vista. Y es que dos no se pelean si uno no quiere.
¿De verdad te vas a dejar arrastrar por los haters? ¿vas a dejar que te amargue el día la crítica de una persona que ni siquiera conoces?
Yo misma he estado tentada muchas veces a abandonar el blog y las redes sociales cuando recibo críticas destructivas, que nada tiene que ver con la crítica constructiva de alguien que quiere ayudarte a mejorar. Pero también te recuerdo una cosa: los haters aportan contenido y te dan mucha visibilidad
Las redes también inciden en las comparaciones. Hay quien se compara constantemente con los triunfadores (o los que dicen que triunfan) mientras uno hace lo que puede para salir decente en la foto, dar su opinión sobre algo o lanzar su propio negocio online.
Hay quien se dedica a gastar las energías comparándose con los demás en lugar de trabajar en conseguir sus objetivos o elaborar una argumentación sólidamente argumentada.
Ocúpate de lo que puedas mejorar en ti y no te preocupes por lo que otros hagan o parezcan ser, (Enrique Barrios) Lo que quiero decir, es que muchas veces dejamos de hacer cosas por el miedo a la crítica o al rechazo. Y lo curioso es que si hablamos de las redes sociales, nos estamos preocupando por lo que opinan personas que no te conocen de nada. Es más ¿conoces a alguien a quien nunca le hayan criticado?
En la vida las cosas no van a salir siempre como las habías planeado. Recuerda que ningún plan sobrevive al primer contacto con el enemigo. Tampoco puedes gustar a todo el mundo.
Cada vez que veo que alguien se da de baja de mi blog me pongo triste durante una milésima de segundo. Automáticamente pienso que es normal, no puedo gustar a todo el mundo ni puedo mantener la atención de mis suscriptores eternamente.
Unos salen y otros nuevos entran, porque ¿así es la vida, no? ¿Acaso debo dejar de escribir porque a alguien no le ha gustado mi post o porque un lector tiene una visión completamente diferente a la mía? Lo importante aquí es preguntarse a uno mismo qué supone una crítica o el rechazo.
Si me envidias es porque no sabes lo que tuve que sufrir para lograr ser quien soy Hay que entender que lo importante es que encuentres un equilibrio en tu vida. En lugar de pensar en las dos personas que te han criticado prueba a poner el foco en las 200 personas que han dicho que les gusta lo que has publicado o has compartido. Otra opción es no alimentar tu autoestima a golpe de “like”.
Por ejemplo, yo no gano nada publicando mis posts semanales. Escribo y comparto porque me compensa el intercambio de opiniones y experiencias, conocer gente. Nada más. Si me lo tomara como una competición estadística ya me habría vuelto majareta. Así que, cuando publiques en las redes sociales, pregúntate cuál es tu intención para poder gestionar las respuestas.
También resulta muy útil hacer limpieza de las personas a las que sigues. Es decir, dejar de seguir a las personas tóxicas o que no te aportan. Bloquear a las personas que no te gustan, que te distraen o que no te ayudan a conseguir tus objetivos.
La envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento, (Jackson Brown) Si estás expuesto en las redes sociales elimina todo aquello que sea motivo de un cabreo o que te puedan hacer sentir que no eres lo suficientemente bueno, lo suficientemente delgado o lo suficientemente exitoso. Si dedicas tiempo en compararte con los demás no estás trabajando en lo importante: tú.
En cambio, utiliza a las personas que admires para inspirarte y pasar a la acción. Yo no me pierdo ni una sola newsletter, ni un solo podcast, ni un blog de líderes de opinión que me gustan. Aprendo de ellas y me dan ideas para seguir creando mis propios contenidos.
Así que delante de las críticas, del rechazo o de las comparaciones, no te lo tomes como algo personal. Cree en ti y haz autocrítica, es posible que de una crítica salga una forma de hacerlo mejor la próxima vez.
Piensa en la cantidad de veces al día que escuchas, lees o ves algo que no te gusta. No sólo te rechazan a ti.
La envidia es el arte de contar las bendiciones del otro en lugar de las propias, (Harold Coffin) Además, en las redes sociales, fíjate en tu entorno: siempre son las mismas personas que se dedican a la crítica gratuita y sin fundamento, y lo hacen con todo el mundo. No se levantan por la mañana pensando exclusivamente en fastidiarte el día.
Piensa que si eres de los que crean contenidos, como es mi caso, eres muy valiente: quien no hace nada no se equivoca. Y por último, acepta que si te expones, tomas riesgos. Ahora dime ¿vas a dejar que alguien te amargue la fiesta?
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