La guía telefónica de una ciudad es un ejemplo sencillo de una base de datos tan común como entendible. En varias páginas se encuentran agrupados los nombres de los abonados, su dirección física, y un número de teléfono. Se podría ingresar esos datos en una hoja electrónica para facilitar búsquedas o actualizaciones, o extender esa base de datos a otras ciudades hasta completar un país entero. Hasta aquí no hay nada nuevo, se viene tabulando digitalmente esta información desde años atrás, aunque el concepto de “base de datos” y “conjunto de datos” se ha mantenido presente. Por otro lado, los costos de almacenar estas mismas bases de datos a decrecido notablemente en las últimas décadas, incrementando las posibilidades de expandir los datos almacenados tanto en su volumen como en su relación con otras bases. “Big data” viene a representar aquellos sistemas de tecnología que: a) manipulan grandes (o gigantes) conjuntos de datos, debido a su gran tamaño requieren de un tratamiento especial para adquirir, procesar, buscar, analizar o presentar esos datos; b) cuentan con grandes velocidades de procesamiento de toda esa información, y c) tienen mucha variedad tanto en sus características (texto, audio, fotografía, video, etc.) como en la forma de organizarlos y estructurarlos. Big data empieza a encontrar aplicaciones concretas[1] como en la gestión del clima: almacenando muchas más variables que las evidentes a través de sensores y telemetría, analizando sus históricos en un rango de tiempo mayor, y visualizando en entornos más fáciles de entender; en la medicina: llevando un histórico de todos los signos vitales que arroja el cuerpo humano, combinando esa información con los datos de otras personas para encontrar correlaciones, etc.; o en la misma web, recolectando toda la información y la vida digital de las personas, contrastando con cientos o miles de variables como la nacionalidad, los hábitos de consumo, las costumbres, etc. ¿Qué implica big data para el ciudadano común? Aquellas instituciones que empiecen a incorporar este concepto podrán disponer de mayor información procesada para tomar decisiones más acertadas, u ofrecer mejoras en la atención de sus clientes, quienes percibirán poco a poco una atención más personalizada. Pero los aportes sobrepasan las mejoras en una relación cliente/proveedor, si antes las bases de datos convencionales nos permitían tener una especia de fotografía sobre un panorama concreto, siguiendo la analogía big data vendría a ser un conjunto de colecciones de varias fotografías que llegan a conformar un video completo. Con el paso del tiempo, cuando big data esté incorporado en nuestra vida con naturalidad, posiblemente estaremos hablando de very big data, y entonces tendremos que pensar que un nueva frase, porque los “grandes y gigantes conjuntos de datos” se nos quedaron cortos. Referencias: [1] http://x.calu.me/Lfov9z
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