Queridos amigos, desde hace algún tiempo los medios de comunicación se vienen haciendo eco periódicamente de noticias relacionadas con avistamientos o fenómenos extraños, en un número indeterminado. Ciertamente, el mundo del deporte no se encuentra ajeno a la presunta presencia entre nosotros, aparte de los extracomunitarios, de seres venidos de más allá. Yo que soy bastante escéptico en estos temas, confieso que en los últimos días he sido testigo de ciertas actitudes deportivas en forma de sucesos anómalos, que pese a no estar muy habituado a ello, me han dado que pensar. De esta manera, me quedé perplejo viendo en Roland Garros, como el joven de 19 años Diego Schwartzman estuvo a punto de vencer a Djokovic. Lo insólito del partido fue que cuando el tenista argentino estaba al servicio, el porteño cogía únicamente las dos primeras bolas que le entregaban los recogepelotas, no las miraba, no les daba un sinfín de vueltas e, incluso, cuando Nole le devolvía algún primer saque defectuoso, Schwartzman cogía la susodicha pelota y la volvía a poner en juego otra vez, sin devolverla. Confuso presencié como el Cádiz C.F. marcaba un gol al Elche que certificaba matemáticamente la presencia del equipo gaditano en el play-off de ascenso a Primera División, y el autor del tanto, el central canario Aridane, lo celebraba sin levantar los pulgares al cielo, sin besarse ninguna parte de su cuerpo y ni tan siquiera formando con sus dedos un corazón. Durante el transcurso de los diversos encuentros de la final de la ACB entre el Valencia Basket y el Real Madrid, contemplé absolutamente atónito como Bojan Dubljevic, el excelente pivot del equipo taronja, realizaba varios espectaculares mates, sin que ni una sola vez tras la jugada, el jugador montenegrino se golpeara repetida y estruendosamente el pecho. Ahora bien, el fenómeno más extraordinario lo divisé en la tenística pista central Philippe Chatrier de la capital francesa. Se trata de la simple confirmación de que Rafael Nadal no nació en Manacor. Es literalmente imposible que semejante exhibición la pudiera realizar un especímen de este mundo. Lo que ya no tengo tan claro es si Rafa procede de Ganímedes, de Raticulín o si ha caído de alguna otra lejana estrella. Buenas tardes, y saludos cordiales.
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