Aquí os traemos el monográfico "Madrid Resiste (parte 1)", un repaso histórico-musical a la resistencia popular madrileña.
Un día 2 de mayo cualquiera recordamos lo que ocurrió tal día como hoy, en 1808. En Madrid, el pueblo desobedece las recomendaciones de la Junta de Gobierno ordenada por Fernando VII y se subleva contra las tropas francesas. Manuela Malasaña ajusticia soldados franceses con unas tijeras de costura, en las calles del barrio que posteriormente llevará su nombre. Pocos años más tarde se derrocará al rey impuesto por Napoleón, José Bonaparte, conocido entre los madrileños como Pepe Botella. De Botella a Botella y tiro porque me toca.
Dos siglos más tarde, en 2007, volvemos a ver Malasaña envuelta en noches de fuego y cristal, precisamente por el hostigamiento de la Policía a quienes celebran las fiestas del 2 de Mayo bebiendo en la calle. El cuartel de Daoiz y Velarde se sublevó contra las tropas del faraón Gallardón Bonaparte, por aquel entonces alcalde de la ciudad.
En Madrid sabemos mucho de disturbios, como los que se produjeron en las huelgas estudiantiles de 1986 contra la política educativa del PSOE, y que lanzaron a la fama al Cojo Manteca, llegando incluso a la portada del Herald Tribune, con aquellas imágenes destrozando el metro Banco de España con la muleta y huyendo de la Policía solo con una pierna, pero a gran velocidad. No era el Cid Campeador de las luchas estudiantiles. Tan solo era un punk de Arrasate tirado en la calle que mendigaba para subsistir, y que se encontró una manifestación en la que la Policía disparaba contra la gente. Pum bacalao!.
Más pacífica, y también más imaginativa, fue la lucha de los vecinos de Cerro Belmonte en 1990 contra el Ayuntamiento de Madrid, entonces en manos de Rodriguez Sahagún, para conseguir un precio justo en las expropiación de sus viviendas, aunque para ello tuviera que mediar la embajada cubana y el mismísimo Fidel Castro. Menos suerte tuvo años más tarde la familia Gracia Gonzalez en la defensa de su vivienda en la calle Ofelia Nieto 29, que a pesar de contar con el apoyo de las redes de colectivos de vivienda de los movimientos sociales madrileños vieron como su casa era derribada por una excavadora tras dos años de resistencia.
Todo por una acera de 6m2...
Nos hierve la sangre e invocamos el espíritu levantisco de las cigarreras de Lavapies. Las 4000 mujeres que trabajaban en 1860 en la fábrica de tabacos de Embajadores (hoy conocida como CSA Tabacalera) y que en una de sus huelgas se llegó a declarar el estado de guerra en Madrid. Nos encontramos a las cigarreras subiendo por la calle Embajadores con el puño en alto gritando ¡Dignidad!. Mientras tanto la alcaldesa Ana Botella anuncia la retirada de los parquímetros en los cascos históricos de los barrios periféricos. La lucha vecinal contra el pago por aparcar en Carabanchel, Hortaleza y Fuencarral ha dado sus frutos. Como también los dieron las movilizaciones ciudadanas contra la Ley del Aborto, que derrocaron al entonces Ministro de Justicia, Gallardón.
Lo de las cigarreras de Lavapies fue una premonición. Años más tarde, la guerra llegó a la ciudad, pero de verdad. Durante la Guerra Civil Española, en 1936 y 37 todos los barrios de Madrid fueron bombardeados, salvo uno: el barrio de Salamanca. Mientras tanto, la resistencia popular se organizaba como podía, haciendo frente al fascismo, a las bombas y al hambre en uno de los peores episodios que han conocido las gentes de esta ciudad.
A pesar de todo las gentes de esta ciudad se mantienen en lucha por su dignidad.
(Continuará....)
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Orgullo castizo