ROMA
Período republicano (del 509 al 27 antes de Cristo
o del 244 al 726 ab urbe condita).
Galia Cisalpina.
Dirigió su ejército, compuesto por dos legiones más los refuerzos de los aliados (socii), contra los galos boyos, que se levantaron contra Roma y se declararon aliados de Aníbal.
Italia.
Apulia.
Con la derrota romana en Cannas, Roma quedó expedita para conquistarla, pues solo contó con dos legiones urbanas para su defensa.
Maharbal, hijo de Himilcón, uno de los generales preferidos de Amílcar Barca y amigo y compañero de armas de Aníbal, desde las guerras hispanas, y el mejor jefe de su caballería, quedó consternado, después de conocer la negativa del general cartaginés a trasladarse a las puertas de Roma para subyugarla.
Italia.
Campania.
La otra parte del ejército cartaginés la dirigió hacia la ciudad de Nápoles por ser una ciudad con acceso al mar, pero las grandes murallas napolitanas desalentaron a los púnicos iniciar el asedio.
Capua, entregada a Aníbal, no solo fue la principal ciudad de la Campania, sino que, ahora, que el poder de Roma quedó destrozado en Cannas, fue también la capital de Italia. Italia.
Magón Barca, al mando de una parte del ejército púnico, vencedor de Cannas, avanzó desde Apulia hasta el Brucio (Bruttium), donde moró durante algunos días para recibir en alianza a los pueblos brucios que se rebelaron con éxito contra Roma.
África.
Cartago.
Magón Barca le respondió negativamente.
También se destinó a Bóstar junto a Magón Barca a Hispania para alistar 20.000 hombres de infantería y 4.000 de caballería para compensar las pérdidas de los ejércitos de Italia e Hispania.
Hispania.
En Hispania, la guerra favorecía a los procónsules romanos Publio Cornelio Escipión, que operó por mar, y Cneo Cornelio Escipión Calvo, por tierra.
Justo después de esta batalla Asdrúbal Barca recibió una orden de Cartago para que llevase su ejército, tan pronto como pudiera, a Italia.
Italia.
Sur de Italia.
Enterados de que el cónsul, Cayo Terencio Varrón, vivía, enviaron un mensajero para ponerse bajo sus órdenes.
Italia.
Apulia.
Unos 4.500 soldados de infantería y caballería acudieron a Venusia (Venosa) para reunirse con el cónsul.
Después de aquella batalla, la célebre batalla de Cannas, gran parte del Samnio y muchas ciudades de Apulia y algunos centros de Campania, entre ellos Capua, ciudad que arrastró a Atella y a Calatia, sus vecinas, se ofrecieron a Aníbal, quien desplegó una intensa labor diplomática en el sur de Italia aprovechando el efecto de su victoria. Los adversarios de Aníbal en Cartago no dejaron de hacer ver en pleno Senado cartaginés que no se pasaron a su bando ningún ciudadano romano y ninguna ciudad latina. Roma.
Apulia, el Samnio y casi toda Italia sucumbieron al prestigio de Aníbal.
Publio Furio Filo, pretor urbano, y Manio Pomponio Matón, pretor peregrino, convocaron una reunión del Senado en la curia Hostilia para tomar medidas respecto a la defensa de Roma.
Llegó finalmente un despacho del cónsul, Cayo Terencio Varrón, informando a groso modo todo lo ocurrido desde la batalla de Cannas hasta ahora.
El pretor, Marco Claudio Marcelo, destinado en Ostia para preparar una flota, por orden senatorial, envió desde Ostia a 1.500 hombres pertenecientes a dicha flota y, por adelantado, la 3ª legión, al mando de tribunos militares a Teanum Sidicinum (Teano).
Por la autoridad de los patres (padres), se nombró dictador a Marco Junio Pera y jefe de la caballería a Tiberio Sempronio Graco.
Llegó a Roma Cartalón, un noble cartaginés, que fue enviado por Aníbal para sondear el sentir de los senadores y, si se inclinaban por la paz, proponer los términos.
No obstante, el dictador, Marco Junio Pera, admitió a los delegados de los prisioneros a una audiencia del Senado.
Pero el Senado insistió en oponerse al rescate porque no deseaba enriquecer a Aníbal que, según los rumores, estaba particularmente necesitado de dinero.
El dictador Marco Junio Pera partió así de Roma con 25.000 hombres.
Italia.
Aníbal, después de hacerse cargo de Capua y de fracasar en sus intentos contra Nápoles, ocupado por un prefecto romano, Marco Junio Silano, invitado por los napolitanos para que los auxiliase, marchó hacia el territorio de Nola, donde parte del Senado y sus líderes continuaban siendo fieles aliados de Roma, mientras que la plebe ansiaba abrazar la alianza con Aníbal.
El pretor, Marco Claudio Marcelo, al mando del destruido ejército consular ubicado en Casilinum (Casilino), la Campania, marchó hacia Suessula (Arienzo) dirección a Nola.
Aníbal abandonó Nola y marchó a Nuceria (Nocera Superior), ciudad que arrasó y, para mantener su fama, ofertó a los rendidos formar parte de sus filas.
El pretor, Marco Claudio Marcelo mantuvo su posición en Nola y Aníbal apareció antes sus puertas.
Ambos ejércitos empezaron a formar para la batalla, la primera batalla de Nola.
Aníbal marchó después a Casilinum (Casilino) como consecuencia de la información que recibió sobre la marcha del dictador, Marco Junio Pera, hacia Capua con sus legiones.
Tiberio Sempronio Graco, el jefe de la caballería, ejerció el mando en el campamento romano, cerca de Canusium (Canosa di Plegia), pues el dictador, Marco Junio Pera, tuvo que partir hacia Roma para tomar nuevos auspicios.
La ciudad de Casilinum (Casilino) fue devuelta a los campanos, y se estableció en la misma una guarnición de setecientos hombres del ejército de Aníbal, por si los romanos la atacaban tras la partida del cartaginés, y marchó con su ejército a su cuartel de invierno en Capua.
Roma.
Se leyó en el Senado que Publio Furio Filo llegó a Lilibeo (Marsala), enviado por Tito Otacilio Craso, el propretor al mando en Sicilia que estaba gravemente herido y que su vida corría gran peligro.
Los hombres designados fueron triumviri mensarii: Lucio Emilio Papo, que había sido cónsul y censor, Marco Atilio Régulo, que había sido dos veces cónsul, y Lucio Escribonio Libón, uno de los tribunos de la plebe, Marco y Cayo Atilio Régulo, dos hermanos, fueron designados para dedicar el templo de la Concordia que Lucio Manlio Torcuato había prometido durante su pretura.
Se eligieron también tres nuevos pontífices: Quinto Cecilio Metelo, Quinto Fabio Máximo Verrucoso Cunctator y Quinto Fulvio Flaco, en sustitución de Publio Escantinio, que había muerto y de Lucio Emilio Paulo, el cónsul, y de Quinto Elio Peto, ambos caídos en Cannas. Dando cumplimiento al deseo unánime, el asunto fue presentado por el pretor, Marco Emilio Lépido, en ausencia del dictador, Marco Junio Pera, que marchó a reunirse con el ejército tras la pérdida de Casilinum (Casilino).
Quinto Fabio Máximo Verrucoso Cunctator se opuso a llenar con latinos las vacantes que la guerra había dejado en el Senado.
El cónsul, Cayo Terencio Varrón, que dejó una guarnición en Apulia, regresó a Roma a marchas forzadas.
Quinto Fabio Máximo Verrucoso Cunctator dio gracias al cónsul por su regreso y le aconsejó las medidas defensivas que el Senado aprobó para afrontar los ataques de Aníbal. Fue propuesto para el cargo por el cónsul, Cayo Terencio Varrón, y, junto con Marco Junio Pera, el otro dictador.
Marco Fabio Buteón fue nombrado dictador, legendo senatui, sin un jefe de la caballería, magister equitum, con el propósito específico de cubrir las vacantes que se produjeron en el Senado tras la batalla de Cannas.
Acompañado por sus lictores, Marco Fabio Buteón pronunció un discurso:
Después de haber leído los nombres del antiguo Senado, Marco Fabio Buteón empezó su selección. Nombró 177 nuevos miembros para el Senado.
La noche siguiente, el cónsul, Cayo Terencio Varrón, regresó de nuevo junto al ejército, sin permitir que el Senado lo supiera, ya que no quería ser detenido en la Ciudad por las elecciones.
Sicilia.
Siracusa.
Cartago.
Las arcas del general cartaginés empezaron a vaciarse.
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