14. El laberinto azul, 2 de 2, libro 14 de la saga PENDERGAST de Douglas Preston, Lincoln Child

Capítulo treinta y tres tiene visita teniente peter angler levantó la vista del montón de listados que tenía en el escritorio y arqueó una ceja mientras miraba hacia la puerta donde estaba su ayudante el sargento es la de quién es el hijo pródigo dijo es con una vaga sonrisa a la vez que se apartaba poco después apareció en la puerta la silueta enjuta y estética del agente especial pendergast angler logró disimular su sorpresa mientras le señalaba en silencio una silla había percibido un cambio en el aspecto de la gente que atrio uy yo sin estar muy seguro a su mirada más intensa de lo normal en contraste con la palidez general de su rostro se echó hacia atrás apartándose de las listas ya estaba harto de plantear constantemente a aquel personaje esta vez dejaría que fuese la gente del b back quién hablará primero teniente quería felicitarle por su descubrimiento empezó a decir pendergast a mí nunca se me habría ocurrido buscar un anagrama del nombre de mi hijo en las listas de pasajeros procedentes de brasil era típico de albert jugar con esas cosas pues claro que no se te habría ocurrido pensó en el cerebro de gas no funcionaba así el teniente se preguntó entonces si al pendergast había sido más inteligente que su padre haya algo que me pica la curiosidad añadió pendergast qué día llegó albany nueva york el cuatro de junio contestó angler venía de río de janeiro en un vuelo de brasil el cuatro de junio repitió pendergast tal vez para sus adentros una semana antes de que le asesinaran volvió a mirar a angler y una vez descubierto el anagrama consultaría a usted las listas de pasajeros en fechas anteriores claro y por supuesto ha encontrado algo más angler sopesó brevemente la posibilidad de darle a pendergast con evasivas su propia medicina pero no era ese tipo de polis todavía no la investigación sigue en marcha es enorme la cantidad de manifiestos en los que hay que buscar y no todos lo los listados están tan ordenados como uno desearía sobre todo los de las líneas aéreas extranjeras comprendo pareció que pendergast diera vueltas a algo en su mente teniente deseo pedirle disculpas por no haber sido hasta ahora todo lo y cómo decirlo y todo lo franco que quizá ves debería haber sido tenía en aquel momento la impresión de que averiguaría más cosas acerca del asesinato de mi hijo si lo investigaba por mi cuenta vaya que te imaginaste que era un palurdo como presupones que son todos los policías pensó angler en eso es posible que me equivoque cara quería rectificar la situación exponiéndole todos los datos que conozco hasta la fecha angler levantó la palma de la mano e indicó a pendergast con un pequeño gesto que siguiera el sargento es la permanecía de pie en la penumbra al fondo del despacho con su acostumbrado y absolu alto silencio sin perderse ni un detalle pendergast desgranó en términos sucintos la historia de la mina de turquesas la emboscada y la relación de esta última con el asesinato del técnico en el museo de historia natural angler le escuchaba cada vez más sorprendido irritado e incluso furioso por todo lo que le había escondido el agente por otro lado la información podía ser útil abriría nuevas líneas de investigación siempre y cuando fuese fidedigna por supuesto se mantuvo impasible procurando no delatar ninguna reacción al llegar al final del rey el acto pendergast miró a angler el silencio como si esperase una respuesta pero no la hubo al cabo de un buen rato se levantó en fin teniente que así está la investigación en este momento mejor dicho las investigaciones se lo explicó en aras de la colabora ción si puedo serles de ayuda en algo más confío en que me lo harán saber por fin angler salió de su inmovilidad gracias agente pendergast así lo haremos pendergast asintió cortésmente y salió del despacho angler se quedó unos instan antes en la silla apartado de la mesa después se giró hacia aislada y le indicó por señas que se acercase el sargento cerró la puerta y ocupó la silla