Hoy recorremos algunos de los miradores más espectaculares de cuantos se asoman a Las Arribes salmantinas. Un viaje de alturas para curarse el vértigo.
PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/un-viaje-de-miradores-por-los-arribes-salmantinos/
Lo que propongo para este próximo fin de semana es una escapada por el oeste de la provincia de Salamanca para recorrer el conjunto de cañones que conforma el río Duero antes de continuar por tierras portuguesas hacia el Atlántico.
La propuesta concreta de esta semana es un viaje a Las Arribes salmantinas pero lo vamos hacer de mirador en mirador. O sea, asomándonos a estos espectaculares tajos tallados por el río Duero desde los diferentes balcones que podemos ir encontrando y que se han instalado todo a lo largo del trayecto que dibuja el río en este tramo.
Estamos hablando de cerca de 125 kilómetros en los que el río Duero hace de frontera entre las provincias de Zamora y Salamanca con Portugal. Un territorio que se caracteriza por su orografía intrincada, plagada de espeluznantes barrancos y pequeños pueblos que, en muchos casos, aún mantienen intactas sus señas de identidad. Las condiciones de aislamiento vividas en otros tiempos por estos territorios han permitido la conservación de un entorno natural de alto valor ecológico, especialmente caracterizado por la gran variedad de aves que encuentran refugio y sustento en los escarpados cañones.
La primera parada la vamos a hacer en un paraje que se llama Teso de San Cristóbal, un saliente rocoso sobre el que campea la ermita del mismo nombre, a 2,5 km de la localidad de Villarino de los Aires. Una pista asfaltada señalizada a la entrada de esta población lleva hasta este balcón natural, en el que se han localizado evidencias de un castro prerromano de la II Edad del Hierro. En este resalte rocoso, una pequeña explanada a 663 metros de altitud, encontramos las ermita y, hacia la izquierda, las evidencias de lo que pudo ser un santuario rupestre. En torno a la ermita, que fue reconstruida a finales del siglo pasado, pueden verse también dos tumbas talladas en el granito, posiblemente de época medieval.
La zona de mayor interés es la que se alcanza hacia la izquierda, a través de unos escalones también tallados en la roca. Es posible que los caprichos de la erosión sobre el granito pudieran ser aprovechados aquí para tejer en torno a estos peñascos un santuario dedicado a honrar divinidades prehistóricas. Pero lo que está claro es que quienes utilizaron y acondicionaron este lugar sentían ya una gran admiración por la grandiosidad del paisaje que tenían ante ellos. En este caso, lo que vamos a ver a lo lejos es todavía el río Tormes algunos kilómetros antes de fundirse con el Duero.
Regresando de nuevo a Villarino vamos a tener la oportunidad de acercarnos hasta el segundo mirador con el que cuenta la localidad, que es el mirador de La Faya, un amplio balcón al que se puede llegar a pie desde la plaza del pueblo y con vistas, ahora sí, sobre el río Duero.
Vamos a ir descendiendo hacia el sur, en el mismo sentido que la corriente del Duero y nuestra siguiente parada la hacemos en el mirador que encontramos junto a la ermita de Nuestra Señora del Castillo, muy cerca de Pereña de la Ribera. De nuevo estamos en un lugar del que hay evidencias de una ocupación prehistórica, de un posible castro, y de una posterior ocupación romana. La propia denominación de la ermita recuerda el carácter defensivo de esta elevación, que presenta un desnivel cercano a los 400 metros entre la ermita y el lecho por el que discurre el río. Como era habitual, las zonas menos protegidas por los precipicios fueron reforzadas con murallas, de las que aún vamos a ver importantes restos en torno al templo. Y en la propia fachada de la casa del ermitaño, junto a la entrada, se puede ver una lápida funeraria de época romana.
A medida que avanzamos hacia el sur, el Duero se va encajonando cada vez más, al tiempo que se hace más y más profundo, y hasta tal punto que, precisamente, ese fue el lugar escogido para construir una de las presas más importantes de España. Además, acercarnos hasta Aldeadávila nos va a proporcionar una experiencia totalmente complementaria a este viaje de miradores por Las arribes y que va a ser la de poder navegar por el interior de los cañones y tener, justamente, la perspectiva contraria. Es, desde luego, una estupenda forma de completar este viaje y lo vamos a poder hacer apuntándonos a los cruceros que parten de la playa del Rostro, un paraje al que se llega por una pista desde la localidad de Corporario, muy cerca de Aldeadávila.
Y, tanto si hemos realizado el viaje en barco como si no, lo que podemos hacer es localizar los varios miradores señalizados que encontramos en el entorno de Aldeadávila. Dos de los más conocidos son los del Picón de Felipe y el de El Fraile, con unas impresionantes vistas sobre la propia presa del embalse.
En esta localidad vamos a buscar el mirador de La Code, un balcón con ermita y Virgen de mucho predicamento en la zona, y, continuando hacia el sur, llegamos hasta Vilvestre, localidad famosa por su rollo jurisdiccional de filigranas góticas. En la parte alta del pueblo encontramos su ermita de la Virgen del Castillo, que se alza, como ya hemos visto que es habitual, en un lugar con buenas vistas y en el que se localizan de nuevo restos de ocupaciones prehistóricas pero que en este caso tiene la particularidad de que lo que vamos a poder ver es una especie de taller de herramientas prehistóricas. El lugar en el que hombres del Neolítico ponían a punto sus herramientas y sus armas. En la subida hacia ese lugar vamos a ver también la señalización que lleva hacia El Reventón de la Barca, un mirador en el que podemos leer en unos paneles acerca de la importancia que tenían las barcas para comunicar, en tiempos ya lejanos, ambas orillas.
Otros tres miradores de este tipo muy interesantes los encontramos, uno my cerca de Saucelle, el mirador de Las Janas; otro cerca de Hinojosa, donde se localiza el mirador del Contrabando, en el que se pueden ver a través de un catalejo las rutas que seguían por entre los cañones quienes en el pasado se dedicaron a transportar mercancías entre las dos orillas.
Y un último mirador sería el de Mafeito. Hasta él que acerca una pista de tierra que arranca de la carretera que enlaza La Fregeneda con Portugal. Este balcón lo encontramos ya poco antes de que el Duero se despida de la frontera, en un lugar apartado y con unas hermosas vistas sobre el mosaico de bancales, ordenados olivares y viñedos que se descuelgan por las abruptas laderas de la parte portuguesa.
De nuevo una interesantísima propuesta llena de curvas, desfiladeros y balcones para la que ya saben que pueden buscar el alojamiento que necesiten o ampliar información en el blog de viajes SIEMPREDEPASO.ES.
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