Reconciliación plena

¿Cómo nos podemos reconciliar con el Amor? O lo que es los mismo ¿cómo nos podemos reconciliar con Dios? ¿Cómo volver a reconciliarnos plenamente con la Verdad? Y no hay más que una respuesta a esta búsqueda de reconciliación plena, y es: reconciliándonos totalmente con nuestro prójimo. Porque aquello que te hace sentir enemistado con tu prójimo te mantiene separado del perfecto Amor de Dios, de Su bienaventurada unicidad. Por eso, para alcanzar la paz mental que nos posibilita esa reconciliación plena, hemos de comprender sin duda alguna que, como señala la lección 12 de 'Un Curso de Milagros', únicamente se está disgustado porque -desde la óptica del ego- se ve un mundo que no tiene significado. Y, consecuentemente con lo hasta aquí expuesto, en la charla que adjunto tras esta breve introducción, ahondo en la honesta práctica de esta idea de UCDM ('estoy disgustado porque veo un mundo que no tiene significado'), para que pueda ser corregida cuanto antes la distorsión perceptiva que parece dividirlo todo en partes irreconciliables que muestran un mundo aterrador, desquiciado e iracundo.
La reconciliación plena con Todo Lo Que Es, y que trae un felicidad indescriptible y verdaderamente colmada de Amor, se consuma no significando lo transitorio y divisor, a la vez que se mantiene la consciencia en un presente libre de culpabilidad (el perdón en acción) que trasciende los opuestos no juzgando como bueno o malo, mejor o peor, exitoso o derrotado, etc, a aquello que no es más que una ilusión de la que meramente hay que despertar.
En resumen: quien Ama no tiene enemigos; y, quien no tiene enemigos, se ve completamente libre del sufrimiento que los resentimientos le acarreaban, retornando así a la vivencia plena de ser indiviso a la Divina Unicidad.