Reflexión:
Comenzamos la reflexión de La Liturgia del día de hoy, poniéndonos en El Nombre del Padre, etc…
Queridos hermanos y hermanas:
La pobreza, aquella virtud en el espíritu que Dios bendito nos da y nos quiere seguir dando, porque aun teniendo, puede darnos más, y más aun, si no lo tenemos, porque el que tiene puede tener más, ese es el espíritu de superación que tiene el hombre para no caer en la mediocridad.
La pobreza terrenal ejerce en el hombre la humildad, porque el hombre que no tiene propiedades comúnmente, es decir, la mayoría de hombres pobres, están acostumbrados a no tener, porque saben vivir en la pobreza; es decir, que reconocen sus limitaciones versus otros que si tienen y otros que tienen en sobreabundancia, entonces, el pobre sabe que no tiene de que gloriarse y si lo hace se vanagloria, y éste entra en soberbia, un orgullo estúpido y vergonzoso, porque sin tener manifiesta soberbia caminando como si tuviera harto.
El hombre rico en propiedades está más propenso al apego de lo terrenal, porque, efectivamente, está llenándose de todo lo que el mundo le da, y si no sabe discernir, puede mantenerse en el mundo para ser del mundo, arrastrarse por el mundo, y ¿qué más puede querer el diablo?: un hombre rico y soberbio; es decir, que éste hombre tiene los instrumentos materiales y espirituales degradantes para que gane rápidamente su condena. Más en cambio si el hombre rico que sabe discernir en el espíritu actúa con prudencia, alejándose del mundo, la carne y el demonio, y sumergiéndose en la pobreza del espíritu que lo anima a vivir en sobriedad y aunque tiene holgura, no desparrama, por eso dice El Divino Maestro: «El que no está Conmigo, está contra Mí; y el que no recoge Conmigo, desparrama.» Mat. 12, 30.
Así el hombre debe alimentarse de Dios para estar con Él, porque «El que no está Conmigo, está contra Mí» dice El Señor. Y cuando añade: «y el que no recoge Conmigo, desparrama», nos dice: que el que no recoge los alimentos del Espíritu Santo, desparrama su tiempo, porque no está siendo eficiente para la misión que Dios le puso en la tierra. Por lo tanto, si no nos alimentamos del Espíritu Santo, es porque no estamos con Dios, y si no estamos con Dios, estamos contra Él, porque el que no está con Él está con el Diablo, porque ¿dónde más puede estar el que no se alimenta de Dios?
Debemos, pues, alimentados de Dios, tener la solidaridad para imitar al Señor que "siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza" 2 Cor 8, 9. Y no siendo interesados y oportunistas, dando el favoritismo a los magnates o ricos, o gente de sociedad, o gente de altos cargos y menospreciando al hermano pobre. Por eso dice hoy el Apóstol Santiago: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman?... es decir, que Dios elige a los pobres para hacerlos ricos, pero que se entienda bien, a los pobres pobres y a los ricos pobres:
1. Los pobres pobres: Son los pobres en riquezas materiales y que tienen pobreza en el corazón, es decir, humildad en el corazón, porque son pobres en la soberbia, carecen de ella. Pobreza en el corazón es sinónimo de humildad.
2. Los ricos pobres: Son los que tienen riquezas materiales y pobre el corazón: humildad en el corazón. Que teniendo la posibilidad de arraigarse y consolidarse en los placeres del mundo, lo han dejado con humildad para vivir en la riqueza del Reino de Dios. Éste sí que es un buen discípulo de Cristo.
Por ello queridos hermanos y hermanas, así nos dice El Divino Maestro: «Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! Lc. 6, 20.
Caigamos, pues, en la cuenta que los ricos están también llamados al Reino de Dios, es más, si ellos optan por vivir en la pobreza, porque ése es el llamado de Dios, que así lo haga, no obstante éste debe llevar una asesoría espiritual de mucho discernimiento para saber si es Voluntad Divina.
También cuando nos sentamos en los juegos de azar, estamos invitando al poderoso egoísmo cuando usamos este juego en demasía, pues, así nos exhorta Cat 2413: Los juegos de azar (de cartas, etc.) o las apuestas no son en sí mismos contrarios a la justicia… Porque hermanos, se puede desarrollar una actividad como esta, si ello nos relaja porque nos despeja y rompemos la rutina, contribuyendo a nuestro bien para derruir el estrés, y Dios que nos creó como un ser: bio-psico-espiritual (bio: vida, psico: psicología y espiritual porque somos espíritu) en lo que es psicológico, el hombre, en efecto, necesita el reposo y todo tipo de alcance que sea sano y santo para contrarrestar el estrés, enfermedad mayor del siglo XX y XXI.
…No obstante, resultan moralmente inaceptables cuando privan a la persona de lo que le es necesario para atender a sus necesidades o las de los demás. La pasión del juego corre peligro de convertirse en una grave servidumbre. Apostar injustamente o hacer trampas en los juegos constituye una materia grave, a no ser que el daño infligido sea tan leve que quien lo padece no pueda «razonablemente» considerarlo significativo… «Razonablemente»; es decir, que en la conciencia del hombre, está impreso que la manera en que apostó no lo considera significativo. Pero que esto no sirva de excusa para que el hombre diga o bien para sus adentros, o bien para quienes lo escuchen: No estoy haciendo nada malo… cuando en realidad lo está haciendo y contamina su alma con el pecado de la mentira y la codicia, donde la codicia alimentó a la mentira, un pecado llama a otro pecado, y por ello la necesidad de vivir en penitencia constante y viviendo una religiosidad alejada de los placeres contaminantes del mundo.
Llamando bien a la penitencia (Del lat. paenitent?a). Dolor y arrepentimiento que se tiene de una mala acción, o sentimiento de haber ejecutado algo que no se quisiera haber hecho, pero se hizo. También nos referimos a la penitencia como la tarea o el propósito de reparar nuestras faltas y las faltas de los demás, y esta penitencia puede ser espiritual y/o física: oración y/o ayuno respectivamente, etc.
Y el Apóstol sigue diciendo: «sin embargo, ¿no son los ricos los que os tratan con despotismo y los que os arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que denigran ese nombre tan hermoso que lleváis como apellido?»… El hombre, efectivamente, por mantener las apariencias, el oportunismo, el favoritismo por el codicioso interés, es capaz de arruinarse la vida y la vida de los demás por el simple afán de figuración o alimentarse de los bienes que le pueda dar aquél magnate, cuando éstos, de los que nos habla el Apóstol, son los que encierran al hombre en el cautiverio, cual fariseísmo e imperio romano de aquellos tiempos ¿Qué acaso los poderosos no siguen esclavizando al hombre con duras faenas y excesos de horas, malos pagos y malos tratos? Y aún así, el hombre ¿“no le pela el diente” cuando pasan por delante de él? Denigrando el nombre de Cristiano y de apellido Católico que tenemos; es decir, el nombre de hijos de Dios; son pues, los poderosos y malos magnates los que denigran el estado del hombre convirtiéndolos en un vejamen, cuando Dios quiere que seamos tratados con justicia y dignidad.
Hermanos y hermanas: Dios nos da el consuelo que necesitamos y todo aquello que nos es indispensable para lograr nuestra verdadera felicidad, Dios nos libra de todo tipo de ataduras y malas costumbres, porque nos tiene como hijos bien amados; pues, así dice el salmo de hoy: «"Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha."/ Proclamad conmigo la grandeza del Señor, / ensalcemos juntos Su Nombre. / Yo consulté al Señor, y me respondió, / me libró de todas mis ansias.»…
Es El Señor el que nos da la grandeza, es decir, la elevación del espíritu, y así el hombre por Dios, puede ensalzar Su Santo Nombre, por ello es la confesión de Pedro, que movido por El Espíritu Santo dice: "Tú eres el Mesías." Respondiendo a lo que El Señor había preguntado: ¿Quién dice la gente que Soy Yo? Donde Soy Yo, viene a relación de «Yo Soy El que Soy: Yahvé», cuando Dios le responde a Moisés; es decir, lo que ya está respondido por El Mismo Dios, Él Mismo Dios, Quien Jesucristo, lo pregunta: ¿Quién Soy Yo? Y por ello Pedro responde: "Tú eres el Mesías." A lo que muchos decían creer que era Elías, porque Elías que fue llevado al cielo sin morir, en un carro de fuego. Por lo que se pensaba que vendría un día a restaurar la gloria de Israel (II Reyes 2:11). Es por eso que muchos pensaban que Jesús era Elías (Mt 16:14).
Con la Confesión mesiánica de Pedro, queda consolidada la realidad de Dios y la atribución de que Jesucristo, El Mesías, El Hijo de Dios Vivo, El Mismo Dios, Dios Hijo, La Segunda Persona de La Santísima Trinidad. Pues, primero Dios Mismo manifiesta: Yo Soy El que Soy AT, y luego el hombre le responde Al Mismo Dios: Tú Eres El Mesías; es decir, Tú Eres Dios.
Jesús cumplió la esperanza mesiánica; es decir, la Del Mesías Prometido por El Padre, El Mesías de Israel en su triple función de sacerdote, profeta y rey. Donde El Mesías Es El Ungido por Dios, el que libraría al hombre, en Quien serían benditas todas las naciones (Gen. 3, 15; 12, 3; 22, 18)
Cristo. CIC: 436 Cristo viene de la traducción griega del término hebreo "Mesías" que quiere decir "Ungido". Pasa a ser nombre propio de Jesús porque Él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. En efecto, en Israel eran ungidos en el nombre de Dios los que le eran consagrados para una misión que habían recibido de Él.
Este era el caso de los «reyes» (cf. 1 Sam. 9, 16; 10, 1; 16, 1. 12-13; 1 Rey. 1, 39), de los sacerdotes (cf. Ex 29, 7; Lv 8, 12)
Y, excepcionalmente, de los «profetas» (cf. 1 Rey. 19, 16). Este debía ser por excelencia el caso del Mesías que Dios enviaría para instaurar definitivamente su Reino (cf. Sal 2, 2; Hch 4, 26-27).
El Mesías debía ser ungido por el Espíritu del Señor (cf. Is 11, 2) a la vez como rey y «sacerdote» (cf. Za 4, 14; 6, 13) pero también como profeta (cf. Is 61, 1; Lc 4, 16-21).
Por lo tanto, Jesús cumplió la esperanza mesiánica de Israel en su triple función de sacerdote, profeta y rey.
En cuanto a Hijo del Hombre: es el título usado con más frecuencia en el NT para referirse a Jesucristo (82 veces). Todas menos una (Hechos 7, 56) en los Evangelios. Se trata de un título mesiánico que aparece en el Antiguo Testamento en Daniel 7, 2-14. A la luz del Nuevo Testamento comprendemos que este título identifica la trascendencia celestial del Salvador y al mismo tiempo enfatiza su humanidad. Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. Jesús usó frecuentemente este título para referirse a Sí Mismo. Los Santos Padres comentan que al Jesús usar este título manifiesta su humildad y también es una referencia a Si Mismo como el Hombre Nuevo, el Nuevo Adán.
En cuanto a Hijo de Dios y Dios Hijo: El es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, que se hizo hombre para entregar su vida por nuestra salvación. Jesucristo, Quien es el verdadero Hijo de Dios por Su naturaleza Divina. Así lo testifica El Padre en el bautismo de Jesús (Cf. Lc 3,22) y lo dice San Pablo (Cf. Hebreos 1,1-2: ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de Su Hijo, a Quien constituyó heredero de todas las cosas y por Quien hizo el mundo.). Este título enfatiza la divinidad de Jesús. Es cierto que todos los bautizados somos hijos de Dios pero solo Jesús es Hijo de Dios por naturaleza divina. Nosotros lo somos por adopción. Por eso Jesús también Es Dios, Dios Hijo, porque goza de la misma naturaleza divina del Padre.
El Mismo Jesús nos invita: "Escudriñad las Escrituras ya que en ellas esperáis tener la vida eterna; ellas testifican de Mí" (Jn. 5, 39).
Él que ha sido ungido y la Unción misma con la que ha sido ungido: El que ha ungido, es el Padre. Él que ha Sido ungido, es el Hijo; y lo ha sido en el Espíritu que es la Unción" (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 18, 3). "Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder" (cf. Hch 10, 38).
Una misión redentora: "el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos" (Mt 20, 28; cf. Is 53, 10-12).
Anuncio de La Pasión: El Señor Jesús proclama profetizando su pasión y muerte, y esto está ya profetizado en el AT:
Traicionado y Vendido por treinta monedas (Sal 41, 10 ; Zac. 11, 12-13 // Mt. 26, 14-15)).
Flagelado y escupido en el rostro (Is. 50, 6);
Taladradas las manos y el costado (Sal. 22, 17-18);
Le darán hiel como bebida (Sal. 69, 22);
Burlado: "todos los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza" Salmo 22,8
repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica. Salmo 22,19
Lo crucificarán (Zac. 12, 10);
Pero Pedro arraigado por El Amor de Dios, por El Amor a Cristo no quiere que ello suceda, pero esa motivación tiene una connotación de «amor y tentación.»
En cuanto al amor, es el mismo Pedro que siente ello, y por lo cual Pedro se puso a increparlo.
En cuanto a la tentación, el Demonio es quien quiere tentar al Señor Jesús aprovechando las palabras y el sentir de Pedro, por ello es que Él increpa a Pedro, pero realmente increpa al Demonio, pues, dice: "¡Quítate de mi vista, Satanás!"
Observamos las dos partes: La parte humana La del Pedro, la parte del Demonio, que a escondidas invita al Señor Jesús a que no tome esa decisión, pues, no le conviene a sus intereses, ya que La Pasión y Muerte de Cristo lo vencerían, por ello dice: «Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.» Pedro hablándole enérgicamente al Señor Jesús, y lo lleva aparte, es decir, el Demonio invitaba al Señor a que decline su misión, y lo hace apartándolo de los discípulos, a escondidas, pues, así obra el Demonio, como un rastrero y a medias tintas, como diciendo: “Dilo que nadie lo sabrá, solo nosotros: yo el Demonio y Tú”, ya que si Cristo declinaba Su manifestación de Su Pasión y Muerte, ello tendría que cumplirse, pues, Dios no miente, y con ello se hubiera terminado en ese mismo instante la historia: victoria del Demonio. Por ello él es el padre de la mentira y de la confusión. Pero la respuesta divina inversa la da El Señor Jesús, pues, Dios habla sin tapujos, ya que dice: «Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: "¡Quítate de mi vista, Satanás!"»
¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!" Esto si se lo dice a Pedro, para que deje el sentimentalismo y aflore el verdadero sentimiento de Dios: El Amor: Dar a Su Hijo Único amándonos hasta el extremo, una muerte y una muerte de Cruz.
Que Dios nos bendiga queridos hermanos y hermanas, y que fructifique sobreabundantemente la liturgia de hoy en nuestras vidas.
Los dejo con el mensaje de la importancia de comulgar todos los días o cuanto menos los domingos y fiestas de guardar:
El que come Mi Carne y bebe Mi Sangre,
tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré el último día.
Dice el Señor (Jn. 6,54)
En el nombre del Padre, etc…
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