Roberto Ampuero: Escritor, ex ministro de Cultura de Chile y ex embajador de Chile en México, explica la teoría de cambio social de Antonio Gramsci.
Gramsci comparte la idea de infraestructura y superestructura de Marx, pero la concibe a la inversa. En Marx, la infraestructura es la que produce la superestructura, (como epifenomeno de las relaciones de los medios de producción en una sociedad).; Desde el epifenómeno no es posible cambiar lo que lo causa, esto es: desde la superestructura no se puede transformar la infraestructura (aunque sabemos que Marx y Engels realmente no pensaban que esto fuera un absoluto...)
Sin embargo para Gramsci (también para la Esc de Frankfurt) sí, el cambio desde la superestructura es posible. La influencia de Benedetto Croce se pantetiza en esta concepción idealista de Gramsci que difiere de la interpretción materialista de la historia.
Pero lo que importa en realidad es la utilidad que tiene la idea de Gramsi hoy; si coincide o no con Marx es un problema teórico, no práctico.
Si es posible cambiar la sociedad desde la superestructura sólo se puede saber si es verdad en lo empírico, o sea, intentándolo.
Tal y como están dadas las condiciones en la sociedad capitalista occidental, pocas otras alternativa hay que la estrategia que propone Gramsci. Si bien no es algo novedoso sino que desde fines de la década del 60 se ha puesto en práctica en muchas sociedades occidentales, lo cierto es que la masa dominada acepta los valores, la cultura y el modelo que propone la clase hegemónica; no quiere cambiar el sistema sino tener más acceso a sus fetiches, integrarse más a la alienación en que está sumergida. La cosificación le es intrascendente, la costumbre ha institucionalizado la reificación del hombre que se ha habituado a concebirse como una mercancía sin que esto lo perturbe. Pero la cosificación no es sólo un fenómeno de la clase dominada sino también se verifica en la clase hegemónica. La hegemonía cultural no es impuesta concientemente por la clase dominante; no hay una imposición cultural planificada por la burguesía, ni la burguesía impone la cultura hegemónica. El fenómeno tiene su propio funcionamiento independiente de la voluntad de dominantes y dominados; y se impone a ambos del mismo modo desplegando sus efectos de manera autónoma a la voluntad de los individuos, sea de la clase que sea (o desclasados, inclusive).
No se ha profundizado en el estudio del fenómeno del fetichismo de la mercancía ni en la alienación que provoca, que no es la misma que la alienación causada por la división del trabajo. El fetichismo de la mercancía se ha desarrollado y perfeccionado junto con el progreso del sistema: la marca del producto de consumo potencia la personificación de la mercancía que a través de su grifa cobra una realidad con la que el sujeto quiere identificarse. El valor de uso de un Rolex, no es el que tuvo originalmente, no es "marcar las horas" como fue cuando se empezaron a fabricar esos y todos los relojes; sino en la actualidad, el reloj tiene el valor de uso que la grifa "Rolex" le da.
Rolex es el valor de uso, no marcar las horas. El interés del sujeto es exhibir el fetiche que lleva en la muñeca para que la sociedad lo asocie a esa mercancía, algo así como un intento de salir de la cosificación a través de identificarse con una mercancía que lo individualice, un bien más exclusivo que le de una identidad menos seriada... (Aporte de un oyente)
Mark Knopfler pone la música...
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