22.-CARTAS DE HELENA ROERICH-Volumen 1-Primera parte- Carta 22-11 junio 1931

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11 de junio, 1931
Ustedes ya han recibido la llamada a la batalla y la orden de atacar como si el fuego estuviera persiguiéndolos. Les pedimos que no se demoren en aplicar esta orden, ya que, verdaderamente, hay fuego detrás de ustedes y podrían incinerarse con cada paso en falso o cada demora. Adelante—adelante sin mirar atrás—ya que es necesario salvar de la destrucción todo aquello que puede ser salvado. "Dejemos que los Estados Unidos de América entienda que la crisis en su país es nada menos que un campo de batalla." ¡No existe mejor posibilidad! La Enseñanza dice que mientras el espíritu humano esté feliz en un puerto confortable nunca se despertará. Por lo tanto, sólo en los días de gran sacudida será posible esperar un ascenso espiritual y la realización de los verdaderos valores. Las horas amenazantes empujarán a muchos a buscar una salida y salvación. ¡Traten de estar en su mejor forma y conéctense sin demora con el gran Foco! Que nadie se engañe por la aparente calma ya que esta puede ser muy engañosa—esa calma puede ser mucho más peligrosa que una tormenta.
Luchen con todas sus fuerzas. ¡Insistan en sus derechos en nombre del Bien Común, en el nombre de la cultura! La labor a medias es siempre perniciosa. Busquen por una victoria completa, por una completa liberación de suerte que todas sus fuerzas estén concentradas en la ampliación de la cultura de su país. En esta hora se necesita acción, la más amplia acción. Por lo tanto, no le teman al crecido número de sus comités y a la intensificación de la labor; el trabajo de ustedes es maravilloso y sus acciones legítimas como en verdad lo son todas sus intenciones. Siembren más amplio que lo más amplio ya que nunca se sabe de dónde provendrá la más grande de las cosechas. "Las campanas de todos los países son necesarias y sus tañidos hacen una sinfonía." En la hora cuando se acerca la ruina y la destrucción, crearemos y construiremos; protejamos todos los logros culturales y afirmemos los fundamentos del Ser.